"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

viernes, 31 de diciembre de 2021

ZAPATILLAS O SOFÁ; TÚ Y SOLO TÚ ELIGES

"Considero más valiente al que conquista sus deseos 

que al que conquista a sus enemigos, 

ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo"


Aristóteles (384 AC-322 AC) 

Filósofo griego



Es 31 de diciembre, otro año ha sido escrito y tras las uvas, quedará atrás para dar paso a uno nuevo.

Toca marcarse algunos retos para este nuevo ejercicio y me siento en el estudio de casa a escribir; me gusta hacerlo con boli y papel, porque parece como más personal y el compromiso se me antoja más si cabe al escribirlo de mi puño y letra.

Termino la tarea y salgo a dar un paseo cuando me cruzo con un viejo conocido por la zona del parque municipal y nos sentamos un rato a charlar. Hacía tiempo que no nos veíamos. 

Le comento lo de los propósitos de nuevo año y me hace recapacitar, y sin faltarle razón me dice que normalmente los deseos de cambio a primeros de año suelen quedarse pronto en agua de borrajas.

Vuelvo a casa, y releo mi lista contrastándola con la del año anterior. Y la del anterior. Y la anterior de la anterior. La lista no es igual, pero se repiten casi todos los deberes. Y como mi amigo me dijo al despedirse: "primero tienes que conocer al enemigo, que tira de nosotros para no hacer lo que nos proponemos. Entre zapatillas o sofá, siempre nos hace elegir la comodidad cortoplacista del sofá".

Me propongo investigar a ese enemigo que se opone a cualquier crecimiento a largo plazo, instigándonos a recoger los placeres inmediatos, aunque sepamos que no nos vendrá bien en nuestros trabajos, en nuestras relaciones, e incluso en nuestra salud.

Descubro que el enemigo es invisible, puede sentirse su presencia, pero esto solo ocurre si estás muy atento. Nos aleja de nuestra meta, tentándonos a hacer cosas cómodas que no suponen esfuerzo alguno. El sofá, la serie, las palomitas, la manta y el café...

Descubro que no tiene ética alguna. Miente, falsea, seduce, e incluso te hace parecer que lo cómodo, la vía rápida es lo que más te conviene.

Descubro que no cesa nunca de desmotivarte, y no la toma contigo, sino con todo o casi todo el mundo a tu alrededor; incluso se alía con ellos para que te llamen para cambiar tu plan de salir a entrenar para tomarte unas cervecitas con ellos.

El enemigo solo apunta a lo cómodo, y hace todo lo que puede para mantenernos bajo control en nuestra zona de confort. Nos da continuamente razones para no salir del territorio conocido. Y lo que es peor, recogemos el guante rápido y de una manera voluntaria, incluso diría que nos creemos que los que decidimos somos nosotros.

Descubro que lo que había logrado años atrás, había sido porque no había hecho caso al enemigo. Y cuando desoí sus mentiras, no me acompañó y me dejó solo, y crecí solo, y fui mejor solo, y me sentí mejor con los míos, pero lejos del enemigo. Es un cobarde, pero solo cuando le plantas cara. Normalmente no luchamos, sino que cedemos a su encanto.

Puedo decir que en ese caso, hoy estoy mejor y veo claro que ese es el camino correcto para conseguir más retos de los que normalmente consigo. Pero es la excepción. 

Descubro que la fuerza del enemigo no minora con el tiempo, sino que cuanto más cerca tienes la meta, con más fuerza actúa para convencerte que ceses en el empeño. Y repito, recluta aliados para que en forma de tentaciones te lleven a la comodidad del sofá, olvidando las zapatillas que te llevan al circuito.

Mensajes, whatsapps, lluvia, frío, tertulias, series; cualquier forma de la que se disfraza es buena para intentar frenar nuestras necesidades a largo: salud, amigos, creaciones, conocimiento...

Y descubro cual es una de las formas con las que el enemigo decide atacar de manera más común: la procrastinación.

Quiero aprender inglés; "empiezo mañana".

El gimnasio; "me inscribo el mes que viene".

La dieta: "empiezo cuando pasen las fiestas".

El programa de perfeccionamiento: "el año que viene".

Llamar a esa persona: "el finde".

Pedir perdón: "otro día será".

Luego, luego, luego... Nuestro enemigo está encantado cuando ve que todo lo dejamos para luego.


Y sabiendo que los hábitos hacen al monje, nuestra postergación continua se convierte en nuestro principal hábito, y con ello, nosotros no cambiamos nada de lo que año tras año nos proponemos. Ni nosotros ni nuestro enemigo necesitan cambiar nada; zona de confort y gratificación inmediata. Disfrutar en el momento es una distracción barata pero que nos borra rápido de la mente lo que de verdad importa en una larga vida; o corta, según se mire.

Drogas, series, compras, alcohol, críticas a otros, azúcar, chocolate, sal, etc, etc... Cualquier premio instantáneo en lugar de esfuerzo para ganar a largo; o no.   

El enemigo nos fuerza a quedarnos en el sofá; nada de zapatillas, nada de sufrir para ganar. El premio es más sencillo y nos lo ponen fácil; wifi, redes sociales y series.


Me doy cuenta que el enemigo está en casa. Está dentro de mí. El enemigo soy yo.

Y decido que este año sería distinto. 

Elegiré zapatillas más veces. 

Menos sofá. 

Seré paciente, 

plantaré cara a mis miedos, 

no aceptaré mis propias excusas, 

jugaré con las cartas que me salgan, 

entrenaré para dominar la técnica, 

me prepararé, 

pediré ayuda, 

no me tomaré el fracaso de manera personal, 

ni los éxitos, 

y seguiré reinventándome, 

validándome 

y sabiendo que lo difícil no es hacer las cosas, sino elegir ponerse a hacerlas. 

Y hacerlo aun sabiendo que no es el camino fácil, no es el que nos lleva a vivir sin esfuerzo, sin dolor, con la comodidad que la zona de confort nos proporciona. Calentitos, con el mando al alcance de la mano, viviendo la vida de otros, de los superhéroes, de la ficción.

Me preparo para salir a la plaza, con la familia. Mi hija toca con la charanga. Las uvas de la amistad, dicen, seguro que lo experimentamos y nos gusta. Distinto al sofá de siempre. Miro hacia abajo. Llevo las zapatillas nuevas.

Damos una vuelta por la zona peatonal. Saludamos a gente. Nos paramos con amigos y comentamos como está todo. Miramos escaparates. Escuchamos algún villancico tardío.

Tomamos un vino. Brindamos por la vida. Y por nosotros. Y por el año.

viernes, 24 de diciembre de 2021

CUENTO DE NAVIDAD 2021

"Pienso que la Navidad es una fiesta necesaria; 

necesitamos un aniversario durante el cual podamos lamentar 

todas las imperfecciones de nuestras relaciones humanas. 

Es la fiesta del fracaso, triste pero consoladora"


Graham Greene (1904-1991)

Novelista británico


No hablaron nada en el viaje. El coche lo conducía Juan Carlos y Maribel se había puesto unos vaqueros y una sudadera gris, y desde que él recordaba era la primera vez que la veía salir de casa sin nada de maquillaje. "Hoy toca llorar, y ella lo sabe".- Pensó él mientras ponía el intermitente y cogía la salida de la autovía de circunvalación hacia el hospital comarcal, donde les esperaba Cristina, la doctora que le trataba desde que el mal, así lo llamaban, apareció en ese órgano tan complejo.

Aparcó en el parking interior, como siempre, y el silencio se volvió incómodo desde que entraron en el ascensor hasta la pequeña recepción que justo se encontraba a la izquierda, a la salida del mismo, en la planta 2.

Carla se dirigió hacia ellos y tras indicarle que la doctora le esperaba en la consulta nº 4 envolvió con dulzura a Maribel y le acompañó hacia una sala de espera justo al final del pasillo; por desgracia, desde que la Covid-19 había llegado a sus vidas, no se permitían acompañantes.

No las tenía todas consigo, ya que la llamada de urgencia no le había gustado nada, pero tras la discusión que habían tenido la noche anterior, al sacar el tema y opinar que algo no iba bien, ella había decidido no comentar nada más hasta que la cita terminara. Era un tema delicado, y la doctora siempre había sabido conducir cualquier alteración, por lo que en estos casos siempre es mejor dejar hacer a los profesionales.

Pasaron 30 minutos, pero para Maribel fueron como si hubieran pasado 30 horas, o más. Se abrió la puerta, ella saltó como un resorte de la silla, derramando el café del vaso de plástico que se había sacado de la máquina de vending, ni se preocupó por cómo se había puesto, solo quería estar cerca de el. 

No se cruzaron palabra, pero los ojos de Juan Carlos estaban brillosos, por lo que Maribel decidió abrazarle, simplemente para mandarle el mensaje de que fuera lo que fuese, ella estaría con él, a su lado, acompañándole todos los días del resto de su vida. 

"Aunque no fueran muchos".- frase cruel que se le cruzó como un tren que no para en el andén.

Le cogió de la mano y salieron por las escaleras, como siempre, les gustaba bajar de esta manera y recoger el coche y dirigirse hacia el bar donde siempre tomaban una tostada con aceite, cuando les citaban por la mañana. Porque eran una pareja que le gustaban los bares de siempre, y siempre contaban con orgullo que se conocieron en el bar del tío de Maribel, al lado de la oficina de Juan Carlos donde siempre tomaba el café de media mañana con sus compañeros, hasta que se encaprichó de la morena, como la conocían los chicos del despacho de abogados donde trabajaba y trabaja Juan Carlos.

"Parece ser que esto no va nada bien, y hay que intervenir".- le dijo mientras sentados en la mesa le cogía las dos manos y se miraban frente a frente. "Y no te lo vas a creer, pero esta vez ni estará ella ni es aquí, en el hospital. Mira, me ha dado esta dirección y me ha dicho que vaya urgente, que si arreglo lo que solo yo puedo arreglar, todo acabará. Creo que ha llegado la hora y nadie puede hacerlo por mí".

Ella lo entendió a la primera, por lo que sin mediar palabra, pagó el desayuno, como siempre, y se dirigieron a casa a preparar una poca maleta. Tenía que salir lo antes posible. Y era un viaje que no podía hacer con él, esta vez tenía que hacerlo él solo.


Condujo toda la tarde y durmió a 300 kilómetros de su destino, en un hotel que le recomendó su amigo José María, agente de ventas que siempre tenia un buen alojamiento que sugerir, en cualquier provincia del país.

A la mañana siguiente, sábado, sobre las 9 de la mañana se encontraba en el portal de la dirección indicada por Cristina la mañana anterior. 4º C, segunda planta, C/ de la Paz, 22.

Pensó que nada es casualidad, y lo de la calle, la Paz, tampoco lo era.

Y tocó el timbre.

Y abrió una niña preciosa, de aproximadamente 4 años (es tan guapa como su madre, pensó Juan Carlos).

Y le preguntó por Carmen, muy nervioso, casi tartamudeando; si estaba, si podía salir, a lo que la niña, que dijo que se llamaba Lola, salió corriendo para dentro gritando a su madre que un señor que se parecía a ella la estaba buscando. Eran mellizos, y sí, se parecían mucho.

No se lo podía creer, no era posible que él estuviera allí, tras casi 5 años, después de todo lo que pasó y cómo la había tratado cuando ella se había quedado embarazada, sí, posiblemente cometiendo un error, pero conscientemente de lo que hacía y con su novio de toda la vida.

Fue un día fatídico que terminó con Carmen cambiando de ciudad, y evitando cualquier contacto con su único hermano, y  su única familia ya que sus padres habían partido cuando eran muy pequeños en ese fatídico accidente, habían sido todo el uno para el otro, desde que tenían uso de razón, desde bien pequeños.

Se abrazaron, le dio mil o diez mil besos, le invitó a entrar, y mientras que le hacía cientos de preguntas, lloraron, lloraron mucho...

Pasaron todo el día poniéndose al día, y buena parte de la noche. Al día siguiente llevaron a Lola al parque donde los domingos quedaba con sus amigos y mientras jugaba en unos columpios, ellos siguieron contándose lo que habían vivido separados, enseñándose fotos, intentando reparar todo lo que la distancia y la rabia de Juan Carlos había destruido.

Faltaban dos días para Noche Buena, y convenció a Carmen para que pasaran en su casa esas navidades, y por supuesto, dijo que sí.

Pero lo que extraordinariamente pasó es que Juan Carlos comenzó a notar como su problema estaba desapareciendo. El tratamiento estaba haciendo efecto. Cada historia, cada frase, cada abrazo le iba cerrando heridas. Eso es lo que la doctora Cristina había planeado, y la intervención a la que se refería era esa reparación del mal que Juan Carlos sufría, el mal de su alma. Y todo se había gestado en la calle de la Paz. Y solo podía remediarse con el perdón de su hermana, y por supuesto, su arrepentimiento sincero.

Y lloró durante la vuelta a casa, con su hermana y su sobrina. Y lloró al llegar a casa y reunirse con Maribel y sus hijos, Angelines y Javi. Y lloró cuando el reloj tocó las 12 de la noche, no cualquier noche, era Noche Buena, y no con cualquiera, estaba con su mujer, sus hijos, su hermana y su sobrina. Y con el mal fuera de su organismo, su Alma volvía a estar en Paz.

sábado, 18 de diciembre de 2021

CRECIMIENTO, TECNOLOGÍA Y LIDERAZGO

"Al poder le ocurre como al nogal, 

no deja crecer nada bajo su sombra"


Antonio Gala (1930-?) 

Dramaturgo, poeta y novelista español



En una época en la que parece que el ganador será el que mejor maneje el big data, el business inteligent y la tecnología en general Xavier comentaba que necesitamos parar y mirar todo lo que depara a una empresa desde la visión que genera el carácter humanista del asunto, con más perspectiva.

Esto no significa que el humanismo pueda prescindir de la tecnología, pero tampoco la tecnología se entendería sin el humanismo.

Incertidumbre, sí, pero la tecnología no eliminará a las personas, sino que debe de ponerse a su servicio para hacerlas crecer. Y así ve este gran maestro el futuro de las empresas; entes capaces de crecer haciendo crecer a los demás.

Cuando me hablaba de crecimiento quiso aclararme que se refería a cuatro ámbitos para que fuera un equilibrio estable. Clientes, empleados, accionistas y sociedad.

En primer lugar, me hablaba de hacer consistente el proyecto evolucionando con los clientes, haciendo crecer a los mismos.

El segundo ámbito no era otro que fortalecer como factor de crecimiento, el desarrollo de la gente que forma la empresa. Mal lo tendrán de cara a un futuro las empresas que pongan techos de cristal a las personas que conforman su proyecto.

Tampoco olvidaba el ámbito que conforman los accionistas. Sin hacer crecer de manera sostenible a los accionistas todo se acabará tarde o temprano. Atención con caer en el cortoplacismo. 

Y por último, resaltar que sin hacer crecer a la sociedad, es poco probable hacer crecer un proyecto. Como decía Drucker, "no hay empresas sanas en sociedades insanas".


Y en este punto estábamos cuando volvió a salir el asunto de la importancia de un buen líder, con sus características, para generar crecimiento. Me habló de humildad combinada con ambición. A veces se confunde ambición con codicia, pero no tiene nada que ver y el ser humilde es vital para no creerse estar por encima del resto y comenzar a realizar tonterías que te saquen del mercado.

La empresa está por encima del negocio, es un conjunto de personas con un propósito común que crean valor social, y si el talento no está aderezado con "buena gente", apaga y vámonos; es necesario no actuar con malicia para construir desarrollo estable y un proyecto sano y sostenible.

Y teniendo claro que crecer es a base de liderazgo y talento, fue no menos interesante como definía la manera de medir el talento. Según Xavier, la tecnología será diferencial según cómo la consiga aprovechar el talento. Y el talento se mide a través de tres características observables:

- Primero, el conocimiento y las competencias que permiten obtener resultados. 

- Después, la capacidad de adaptación, vital en este entorno convulso e incierto. 

- Por último, algo que no se suele remarcar cuando se habla de talento, y me llamó la atención por ser cierto, que no es otra cosa que la capacidad de compartir. 



Me hizo pensar, porque compartir no es una característica diríamos de "mala gente", ni de personas tóxicas, y mal hacemos en nuestras organizaciones si permitimos que personas de este tipo se acomoden entre la "buena gente", porque más fácil será que estos últimos acaben quemados, en algunos casos, o buscando otros retos fuera de la empresa que la conversión de personas codiciosas, abusonas y amargados que lo último que piensan es en dejar el sitio, a sabiendas que no lo tendrán fácil en cuadrar en cualquier otro lugar.

lunes, 13 de diciembre de 2021

INTELIGENCIA ARTIFICIAL. DUDAS Y RETOS.

"Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes. 

Pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario"


Elbert Hubbard (1856-1915) 

Ensayista estadounidense


Carla sabía que la inteligencia artificial aportaría a la empresa creada por su padre un gran valor, incrementando la eficiencia y la calidad de sus procesos internos y externos. Además, había implicado numerosos cambios en departamentos como los de finanzas, ventas, marketing y operaciones, sobre todo en su primera etapa en logística (donde fue pionera en la implantación).

Pero también era consciente de los retos que debería recorrer para que nada diera al traste con tan complejo negocio, hoy en manos de innumerable cerebro de obra y sin duda, mañana llevado en una combinación de humanos y procesadores de inteligencia artificial.

Por un lado, para que el resultado sea correcto en cuanto a calidad es necesario que los datos sean eso, de calidad. Por lo tanto, decidir lo que es muda y lo que no, debería ser fundamental en una primera aproximación a lo que sería la arquitectura de información requerida para montar un buen sistema que tenga como raíces una base de inteligencia artificial.

Es muy probable que el funcionamiento no sea perfecto en las primeras etapas. Eso era algo que pilló a esta familia de susto, pero es importante no confundir artificial con perfección. En una artículo, Carla leyó que el potencial de la inteligencia artificial no se conoce hasta que no se prueban muchos melones. Se abren y se prueban. Buenos y malos. Malos y buenos. Toca probar muchos palos para saber los que están buenos antes de abrirlos. 

Y estando claro que se busca un incremento de productividad, no está tanto cual es la tecnología a aplicar según cada caso, cada empresa, cada sector. Podríamos decir que es necesario pero no suficiente. Carla pensaba mientras subía de tomar su café de media mañana cuantas veces su padre había tomado decisiones no basadas en datos ordenados y procesados sino tras una negociación entre personas, o incluso había sido simplemente cuestión de olfato o intuición. Prioridades, entorno, tolerancia al riesgo; circunstancias subjetivas difícilmente de sustituir por algoritmos...

En otra ocasión, tras concluir un proceso gracias a un sistema automatizado, nadie sabía explicar el por qué tras varios fracasos, en esa ocasión funcionó. Estaba claro que la inteligencia artificial no había venido a la compañía para sustituir al humano, sino para apoyarlo, mejorarlo y siempre dejando claro que las personas deberían continuar teniendo un sitio central a la hora de tomar decisiones, ejecutarlas y seguir los resultados continuando con el plan o pivotando cuando fuera necesario.

Quedaba claro que es conveniente ir paso a paso en la implementación de estas tecnologías, y aspirar a que nos ayuden a aumentar nuestras capacidades, no intentando que sirvan como sustitutas del talento humano, tan valioso y escaso en nuestras organizaciones.

Ni que decir tiene cómo Carla tuvo y tiene que luchar con el rechazo y la preocupación de las personas que temen por su puesto de trabajo. Siempre, en cualquier revolución tecnológica, el ser humano ha tenido la sensación que los puestos de trabajo corrían peligro. Y aun siendo cierto que esos puestos de trabajo, tal como los conocemos, están en peligro de extinción, lo que abre seguro la puerta es a otros de diferente naturaleza, de mayor eficiencia, y también de mayor valor añadido a la sociedad que se forja de cara al futuro.

No dejan de tener razón aquellas personas que sin preparación para lo nuevo que se avecina, requerirán unos conocimientos técnicos que ni tienen ni podrán prepararse a tiempo para cuando mañana mismo los necesiten. Esas personas, esas zonas, esos sectores sí que pasarán etapas de dolor y restructuración difíciles de paliar. 

Por todo, desde cualquier tecnología basada en la inteligencia artificial, es necesario que se ofrezca el máximo nivel de confianza que se pueda diseñar. Es necesario que los sistemas sean justos, útiles y despejen cualquier duda que el humano pudiera intuir.


Carla lo tenía claro, e independientemente que por un rato de ocio, una aplicación que nos regale el poder de comunicarnos con amigos (o enemigos), o cedamos toda nuestra vida en forma de datos para que los algoritmos trabajen y nos devuelvan información para nuestro (su) beneficio, las empresas que usen aplicaciones de inteligencia artificial deberían ser capaces de demostrarnos una total trazabilidad, un tratamiento de los datos totalmente privados, unas auditorías periódicas para evitar sesgos en la información de salida y calidad de los datos de entrada, y por último, un enfoque ético que cambie el "nuestra única misión es ganar dinero" por unas actuaciones en función de valores como son la justicia social y la ética.

martes, 7 de diciembre de 2021

CUESTIÓN DE CONFIANZA

"Ningún grupo puede actuar con eficacia si falta el concierto; 

ningún grupo puede actuar en concierto si falta la confianza; 

ningún grupo puede actuar con confianza si no se halla ligado por 

opiniones comunes, afectos comunes, intereses comunes"


Edmund Burke (1729-1797) 

Político y escritor irlandés



Jairo recordó a Lencioni cuando Marcelo le preguntó qué le había parecido su equipo.


Había visto un equipo sin cohesión alguna, que no funcionaba y que sacar adelante la situación era una cuestión poco probable; al menos en el corto plazo. Y todo era cuestión de confianza.

No entendía la confianza como la capacidad de predecir la conducta de una persona a través de experiencias previas vividas con la misma, sino entendida como la seguridad que tienen los miembros del equipo sobre las intenciones de sus compañeros ante sus éxitos y fracasos, no necesitando ser cuidadosos, cautelosos o protegerse en el seno del grupo.

Era el pilar para cimentar un gran equipo que sacara adelante la situación en la que estaban. Necesitaban mostrarse vulnerables, apostar desnudos sin corazas al cien por cien por el proyecto y tener la total seguridad que sus vulnerabilidades no serían utilizadas contra ellos. Tenían que ayudar al débil, gestionar y entre todos eliminar deficiencias de capacidad, minimizar los defectos de unos con virtudes de otros, enseñar y aprender de los errores y sobre todo, sentirse seguros para pedir ayuda.

Marcelo se sintió mal al no poder contestar a Jairo cuando le preguntó por la última vez que había interaccionado con alguien de su equipo porque le había pedido ayuda abiertamente. No tenía respuesta. Solo recordaba broncas, peticiones agresivas de datos rápidos y rectificaciones de decisiones tomadas, según él, malamente. Además, tampoco recordaba ninguna ocasión en la que alguien de su equipo le había rebatido algo o indicado que lo que decía no era correcto.

No era bueno que hubiera intentado aparecer como un super-jefe, sin fisuras, eliminando con una coraza su parte humana. Empezaba a entender que parte de su no equipo era su forma de liderarlo.

Está claro que no es fácil lograr que un equipo desarrolle confianza vía vulnerabilidad. Nuestro sistema educativo y el desarrollo de carrera profesional se forja mediante la competición, y las notas y las promociones son personales, y no de equipo. Es necesario proteger la reputación de cada uno, y normalmente se sube al pódium dejando a otro atrás, compitiendo en lugar de colaborando. Y en una sociedad donde el coste de fracasar es alto, se consume mucho tiempo y energía controlando la conducta, las interacciones y la toma de decisiones arriesgadas. 

"El que se mueva no sale en la foto". "Tú, hermoso, de los de en medio, que no sobresalgas ni por arriba, ni por abajo". Frases típicas que no empujan a despojarse del miedo a fracasar, y que dejan a las personas sin la confianza que se necesita para que el equipo nos ayude a mejorar y crecer.

Y la falta de confianza hace que se empiecen a temer las reuniones, se sea reticente a asumir riesgos, se deje de pedir ayuda, y lo que es peor, se deje de ofrecer ayuda a quién lo necesita, pero no se atreve a pedirla...

"¿Entonces? ¿Cómo llegamos a conseguir responsabilidad conjunta y los resultados que necesitamos?".- preguntó Marcelo.

No resulta sencillo, ni rápido, desgraciadamente la confianza basada en la vulnerabilidad necesita mucho tiempo. Primero, compartir experiencias, generar trabajos a realizar en los que se necesitan personas con diferentes conocimientos, experiencia y aptitudes, además de una actitud que motive el trabajo en equipo de verdad, desnudo de pieles artificiales que tapen lo humano de cada componente del grupo. Y sobre todo, tiempo para comprender la que a cada integrante del equipo le hace necesario; los atributos únicos que dan valor a cada miembro. Su valor añadido que genera fortaleza para conseguir llegar a la meta. 

Jairo sabía que podía acelerar el proceso de generación de confianza mediante herramientas, ejercicios de eficacia de equipo, perfiles de personalidad y preferencias de conducta, un 360 bien enfocado sin vincularlo a la evaluación de desempeño ni a la compensación, pero necesitaba que Marcelo creyera, y liderara este importante paso mostrándose al grupo vulnerable. 

Por último, le instó a crear un ambiente donde no se castigara la vulnerabilidad, sino que se promocionara la transparencia y la ayuda para creer y demostrar con acciones que un equipo no crece ni alcanza objetivos si no crecen sus componentes y alcanzan sus objetivos cada uno de los que componen el grupo.



Terminó la jornada y Marcelo se despidió de Jairo, pensativo, pero con un puente largo por delante para poner sus pensamientos en orden y plantear un plan de cara ya al ejercicio entrante, que por las fechas que andaban, estaba a la vuelta de la esquina.

domingo, 28 de noviembre de 2021

TIEMPO DE PODAR

" La tarea del educador moderno no es podar las selvas, 

sino regar los desiertos"


Clive Staples Lewis (1898-1963) 

Escritor británico


Margarita cogió la copa y le indicó que saliera con ella al jardín. La verdad es que en un principio Román no fue capaz de entender los motivos por los que se paró ante el grupo de cerezos y madroños, alineados en el fondo, donde habían dispuesto un pequeño columpio y dos bancos con mesas a modo de zona para merendar los días de primavera y verano.

Era una mañana fría, de otoño tirando para el invierno, raso el cielo y con poco incentivo para paseos, pero cuando la jefa te daba una orden tocaba obedecer; como decían en la oficina, "no da puntá sin hilo", esta señora.

Había unas tijeras, un pequeño potro de 6 escalones, un rastrillo, una pala y una carretilla. La miró extrañado, pero le dejó tranquilo cuando le indicó que no le había citado para trabajar en el jardín, y además aprovechó para indicarle que nunca le mandaría nada que necesitara una mínima habilidad manual.

Le explicó que no existían reglas generales para la poda, ya que cada árbol tiene sus propias características y necesidades. Es además necesario reconocer el estado de las diferentes ramas y brotes, conocer cuales de ellos son productivos y realizar un trabajo limpio, con herramientas bien afiladas y desinfectadas que eviten dañar la planta.

Podar es una de las etapas más importantes para mantener un árbol sano, además que un árbol sin esta valiosa intervención puede perder su capacidad productiva.

Le recordó que el otoño es un buen momento para la poda, por lo que no se puede perder el tiempo cuando llega esta época del año. 

Le indicó, mientras caminaban en el pasillo que bordeaba la finca, acompañados de unos hermosos manzanos, que es muy importante esta operación generando grandes ventajas: 

- Permitirá generar una disciplina en la estructura.

- Dará forma y tamaño adecuado.

- Mejorará la cosecha de años venideros, tanto en calidad como en cantidad.

En estas estaba, hablando como si estuviera sola, mirando a los árboles de vez en cuando, como cantando mientras paseaba con Román cuando se volvió, le miró muy seria, y le advirtió: "pero la poda no es fácil y una mano inexperta puede hacer mucho daño a la planta, por lo que se necesita experiencia que al final con el tiempo se va cogiendo".

Es un proceso que depende de lo que quieras obtener; mayor cosecha, madera más sana...

Como todo en la vida, depende de resultados a corto o a medio/largo plazo. Hay que decidir, después planificar, y por supuesto, ejecutar.

Ya iba dándose cuenta de que todo iba relacionado con la reunión que el otro día habían celebrado en la sede central, sobre el plan 2022. Le siguió hablando, ya camino del pabellón donde estaban el resto de invitados y donde tomarían el almuerzo; que los cortes deben de ser limpios para facilitar la cicatrización, que había que desarrollar nuevos tejidos, cortar por encima de una yema o un nudo, ramas orientadas con el resto del árbol, ramas que van a su aire, ramas superfluas...


Como podéis imaginar, en cuanto Román entendió el objetivo de su charla intentó desconectar, sus palabras sonaban como en sueños, perdiéndose en la distancia, y como ya había recogido el guante de lo que Margarita quería para que su jardín creciera fuerte, frondoso y sobre todo, con futuro, decidió sentarse lejos de la mesa presidencial y disfrutar de un buen día de campo, entre compañeros, y sin embargo amigos.

domingo, 21 de noviembre de 2021

COP26 Y LA EMPRESA: DOS MUNDOS PARALELOS

"Probablemente se ha hecho más daño a la Tierra en el siglo XX 

que en toda la historia anterior de la humanidad"


Jacques Yves Cousteau (1910-1997) 

Marino e investigador francés



El mercado les había avisado durante un tiempo, varias veces habían estado al borde del precipicio, pero ahora todos lo veían venir. 

Era un Consejo de Dirección con numerosos directivos variopintos, diferente background y distintos niveles de desgaste ante vivencias anteriores, varias crisis y alguna que otra larga etapa de crecimiento sostenido.

De sobra sabían que tenían que cumplir con sus compromisos, pero para ello deberían actuar con determinación y arriesgarlo todo. 

Durante varias jornadas se fueron proponiendo medidas en cada una de las áreas, pero en el ambiente siempre quedaban dudas de si la magnitud de las mismas y el no definir al detalle lo necesario para actuar pudiera generar un problema mayor que el que verdaderamente hoy tienen, en lugar de solucionar todo lo que se les viene encima.

Y las medidas, las cuales se iban poniendo en marcha poco a poco, comenzaban a desnudar una realidad nueva para los directivos y mandos; la mayoría de las medidas tienen un coste a corto plazo que empieza a dudarse que se pueda asumir por parte del negocio principal.

Los bandos iban separándose y cada vez estaban más claras las posiciones de los dos equipos, los cuales, aun sabiendo que remaban en el mismo barco, día a día iban defendiendo posiciones más alejadas. Se comenzaba a discutir sobre la dicotomía de las medidas necesarias vs. el alto desembolso a corto; esa esa era la cuestión a resolver sin dilación. Y esos costes retratan en cualquier compañía si el gobierno corporativo está dispuesto a pasar por el quirófano aun sin ver de manera tangible que pudieran existir órganos vitales dañados o en peligro de empezar a contaminarse.

En verdad, algo se vislumbraba en el horizonte en cuanto a compromisos de áreas antes muy conservadoras. Disposición a cambiar tarifas, disminuir porfolio, distribuir de manera diferente turnos y promover unos incentivos más razonables a la par de dinámicos según la situación coyuntural de empresa, sector o economía en general. 

Todo lo anterior empezaba a escucharse en diferentes departamentos, reuniones, e incluso en los pasillos. Pero las acciones no se tocaban en el nivel de lo que reconocemos como día a día. 

Decidir y actuar. Eso es la verdadera estrategia, y no el papel que todo lo aguanta. Pero antes de la toma de decisiones que duelen, todos miran de reojo a sus colegas para conocer hasta donde están dispuestos a arriesgar el resto por el bien común. El que cede mucho es criticado porque posiblemente había guardado un colchón y siempre trabajaba cómodo, sin elevar mucho el listón; mientras que otros no pueden más y llevan varios años con la lengua fuera y ahora no saben de donde sacar para apoyar a la causa.

De todas maneras, tras observar las propuestas en perspectiva, a vista de dron, destaca algo poco habitual, ya que algún directivo se ofrece a apoyar a otro más débil o dañado.

Por otro lado, si miramos hacia atrás, en perspectiva,  las reuniones terminan con compromisos que por falta de tiempo, cambio de planes sin previo aviso o presupuesto limitado entre otras cosas, al salir de la sala de reuniones si te he visto no me acuerdo. Los recelos aparecen ante las propuestas de ayuda, sobre todo para los que perdonan pero no olvidan. Y créanme, de este perfil no faltan en todas las organizaciones.



En definitiva, cuando el apoyo cuesta tiempo, dinero, o ambas cosas, las personas, los departamentos y las empresas flaquean y se escapan. Y aquí es donde se hace necesario un plan de incentivos y reglas de juego más claras que motiven a los diferentes actores a realmente impactar en los cambios que su proyecto necesita, ya sea en casa, en el barrio, en la empresa, en la ciudad o incluso en el planeta.

domingo, 14 de noviembre de 2021

FUTURO, INCERTIDUMBRE Y EL EFECTO CONCORDE

"El futuro está abierto […] 

todos somos responsables de lo que el futuro nos depare. 

Por tanto, nuestro deber no es profetizar el mal, 

sino más bien luchar por un mundo mejor"


Karl Popper (1902-1994) 

Filósofo inglés


Es cierto que suena bien eso del "carpe diem", pero lo que Carla me criticaba siempre era todo lo contrario, mi obsesión por el futuro, el largo plazo.

Sé que a todas luces el pasado nos trajo en brazos, o a golpes hasta aquí, según los casos, pero hoy, ahora, vivimos el presente y con nuestras decisiones, modelamos el futuro.


¿Qué somos hoy? y, ¿qué decisiones nos han traído hasta aquí? 

Decía Woody Allen que le interesaba mucho el futuro porque era donde iba a vivir el resto de su vida. ¡Cuánta razón y sabiduría! Y ahora, dejad el teléfono, portátil o tablet y decidle a vuestros hijos que no se preocupen por nada, que vivan el momento, que son jóvenes y se pasa volando (la vida, me refiero).

Pues lo mismo, si no piensan en el futuro, su futuro, la vida se les puede hacer larga, muy larga...

Arthur C. Clark, el de "2001, Odisea en el espacio" sentenciaba que todos viajamos hacia el futuro a la velocidad de 60 segundos por minuto. Cierto; nos pasamos la vida haciendo este viaje, constante, a ese ritmo. Por ello, la incertidumbre y el cambio vertiginoso que nos ha tocado vivir nos presiona y nos estresa a la hora de abordar lo que nos deparará el futuro. Lo que no acabamos de comprender es que somos los dueños de la mayoría de lo que nos ocurre en el mismo.

Queremos certeza, pero eso significaría que no deberíamos preocuparnos por decidir, todo estaría escrito. Lo bueno de la incertidumbre, injustamente denostada, es que nada es fijo y depende de cómo lo modelemos.

Ahora me dio la razón, un poco, la amiga Carla. Recordaba como una amiga y su socio, separaron en su día los caminos que les habían unido durante 10 años en la misma empresa. Desde ese momento, las crisis, el mercado, el sector, el capital inicial que repartieron, todo era igual para ellos. Las cartas no eran diferentes a la hora de empezar la partida. Hoy, tras decidir diferente, jugar distinto la partida, su amiga tenía un verdadero imperio y el socio, ni estaba ni se le esperaba. 

Parece ser que lo que decidimos también nos lleva hacia la meta, o hacia el precipicio...- me decía entornando los ojos.

Otro compañero entendiendo más a fondo eso del cambio, del futuro comentó que si no sabemos lo que va a pasar, eso significa que lo podemos cambiar. La incertidumbre nos permite elegir. Lo externo es incierto, pero lo que somos solo depende de nosotros.

A veces nos dicen que somos inmovilistas, que no hacemos cosas nuevas, pero tan importante es decidir qué hacer nuevo como qué dejar de hacer, y no es sencillo dejar de hacer algo que decidiste en el pasado y que te ha robado mucho tiempo, y recursos. En el caso de la empresa, mucho dinero.

En esto estábamos cuando Carla nos dijo que eso le sonaba, y se conocía como el efecto Concorde. Todos recordamos este famoso avión. El ultrasónico. Negocio ruinoso donde los hubiere, pero que debido al montante de inversión necesario para su arranque, aun sabiendo que el futuro no sería nunca bueno, los socios seguían y seguían invirtiendo. Cualquier equivocación debería ser todo un aprendizaje, más que una pérdida. Pero nos cuesta mucho bajarnos de ese viaje que nos está arruinando, pero que precisamente las pérdidas que provoca es lo que nos retiene, continuando derrochando esos recursos económicos que por escasos, se agotan.

Se trata de que en nuestra vida personal, y en la cuestión laboral, siempre debemos de tomar decisiones respecto al potencial de futuro del asunto, y nunca en función del pasado. 

¡Ya que llevo tantas hojas de este pestiño de libro!

¡Ahora que sólo te queda un par de años de carrera!

¡Después de tantos años invertidos en el producto "x", la línea "y", la delegación "z"!

Cierra el libro y comienza otro que te guste más, cambia tus estudios por otros que te motiven, te apasionen, sean verdaderamente tu vocación, y en tu empresa, deja de lado la melancolía y el sentimiento retro de culpa que te generan las decisiones de los tiempos pasados y mide/decide con el potencial que el proyecto genera.

Acordándonos de Pinker, acordamos que trabajaríamos por escribir nuestro futuro, sin dejarnos llevar por lo que atrás estábamos dejando (a sesenta segundos por minuto, eso sí) y menos por sensaciones. Lo nuestro serían decisiones vía datos comprobables y sabiendo que no todo iba o iría mejor, salvo problemas puntuales, haciendo una valoración global y midiendo los avances, debíamos estar contentos con lo que somos, pero sobre todo, con lo que potencialmente podríamos ser.

domingo, 7 de noviembre de 2021

LO LÓGICO, LO REPETITIVO, QUE LO HAGAN LAS MÁQUINAS

"Se mide la inteligencia del individuo 

por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar"


Immanuel Kant (1724-1804) 

Filosofo alemán



Sandra es una experta en esto de la Inteligencia Artificial y nos dejó claro que no todo lo que viene es tan terrorífico como lo pintaban en Terminator, o al menos no de momento. Eso sí, tendríamos que tener cuidado de hacia dónde y qué límites tendríamos que disponer las personas que, al final, son las que deciden dónde situar la raya que no se debe traspasar.

Internet fue una auténtica revolución, pero hoy, el auténtico protagonista de la nueva era no es sino la IA, con beneficios en todos los sectores, que ya vamos disfrutando, y con un exponencial crecimiento que supera con creces lo que nuestro intelecto individual es capaz de digerir.

A nuestro alrededor vemos cómo las máquinas realizan tareas que hasta no hace mucho, ayer, lo hacían siempre humanos: parte de la conducción de nuestros vehículos, búsquedas en la red, y por ejemplo, el trabajo que cedemos a nuestras asistentes favoritas Alexa y Siri no dejan de ser tareas que de manera natural trasladamos, a la vez que les donamos nuestros valiosos datos personales, dicho sea de paso.

Y me puedo imaginar que esto no irá a menos, y en nuestra vida cotidiana las máquinas irán dejándonos las tareas que por suerte, son eminentemente humanas.

Repasamos con Sandra que la inteligencia artificial puede ser de cuatro tipos: reactiva, con memoria limitada, con capacidad de aprender y por último, la inteligencia artificial autoconsciente. Esta última, con conciencia de sí misma y capaz de tomar decisiones, verdaderamente a mí me da respeto.

Dicen que se trata de mejorar nuestro cerebro humano mediante un aumento de rendimiento y una liberación de tareas repetitivas, memorísticas y multiplicar por 10 un coeficiente intelectual, elevándolo por encima de mil, pero, ¿Cuál sería el uso que esta humanidad, con una historia de crecimiento entre guerras y conflictos, y sobre todo, siendo la especie que con mayor ahínco amenaza su propio hogar, el planeta que lo acoge?

En un mundo conectado y creciendo exponencialmente el control de nuestros datos, el principal objetivo debería ser que lo humano esté siempre por encima del data, la IA, la realidad aumentada y el famoso Cloud.

Y en un mundo todavía de humanos, debemos asegurar que la ética en general, y la ética digital en particular nos proteja, haciendo que la tecnología permanezca fuera del alcance del lado "oscuro". Le llamó la tecnología buena (Sandra, me refiero). Factores como la privacidad, la autonomía, la delegación, la diversidad, la democracia práctica y la visión de lo bueno debería ser parte de la programación de una inteligencia artificial con el humanismo por bandera. Y esta parte, sin normativa, políticas oficiales que aseguren un buen diseño y marcos normativos internacionales derivaría en un caos con tendencia al mal. Los malos ganarían.

La inteligencia artificial genera mucho bueno, pero debe ser confiable, con riesgos acotados y centrarse en el ser humano, para mejorarlo como especie, incidiendo en la sostenibilidad, seguridad, inclusión y fiabilidad de la tecnología en sí misma.

Me fui pensando en qué debería aportar la gente, el Capital Humano, ese capital que marca la diferencia en tantas y tantas empresas. Nada de lo que hacen bien las máquinas me valdría para lo que sería necesario buscar en las personas de la organización, eso lo tenía claro. ¿Entonces? 

Mi cabeza aterrizaba en la búsqueda de características eminentemente humanas. Esa era la clave, buscar personas que hicieran excelentemente lo que de verdad hacemos mejor; y todo recaía en la inteligencia emocional, en lugar de la artificial. Debemos buscar y hacer crecer en nuestras organizaciones la habilidad de comprender, usar y gestionar nuestras propias emociones. Atrapar y resistir el envite del estrés, comunicar de manera efectiva, empatizar con socios, compañeros, proveedores, clientes y competidores, abrazar los grandes retos que la vida nos depara y sobreponerse al conflicto. 

Y todo esto, por cierto, las máquinas no lo tienen ni lo tendrán dentro de sus tareas. La inteligencia emocional construye relaciones duraderas, el éxito en la vida y en el trabajo, así como la consecución de las metas personales y de carrera que nos marcamos. La calculadora no hace de nosotros una mejor persona o un mejor profesional, sino que es una herramienta más que nos libera de tiempo para pensar, decidir, delegar y actuar.

Sentir, intuir, decidir tomando decisiones éticas y actuar en consecuencia es y será parte de la humanidad, y nunca habrá Terminator que nos quite este privilegio, avance lo que avance la IA. 

El resto, digitalízalo, automatízalo, robotízalo. Lo repetitivo, lo lógico, que lo hagan las máquinas.

domingo, 31 de octubre de 2021

¿RESISTIMOS EN LA TRINCHERA O CONTINUAMOS ATACANDO?

"Abandonarse al dolor sin resistir,

 suicidarse para sustraerse de él, 

es abandonar el campo de batalla sin haber luchado"


Napoleón I (1769-1821) 

Napoleón Bonaparte. Emperador francés



Mientras Jose nos hablaba de resistir, yo pensaba como ya habían pasado casi dos años desde que todo nuestro universo cambió. La crisis del 2008 quedaba lejana, y esto no tenía nada parecido, ni en las causas, ni por supuesto, en las soluciones.

Nos animaba a resistir, entendiendo este mandato a que se debe seguir viviendo a pesar del tiempo o de las dificultades. 

Y es que se trata de eso.

Es tiempo de saber medir las fuerzas. Qué recursos tienes, qué capacidades son las necesarias o qué circunstancias rodean tu empresa que puedan ayudar a esa resistencia que a veces, debilitada, grita llantos de rendición.

Replegarse es una opción; pero puede que no la única. ¿Cómo se aprovecha el que ve cómo se recoge la competencia? ¿Quién está preparado para atacar ante la oportunidad de que poca gente se atreve a salir a cazar?

Siempre, en La Escuela, nos han dicho que las empresas acaban muriendo por la caja. Y esta parte nos lleva, por otro lado, a preguntarnos si tenemos una estructura financiera adecuada a la situación o necesitamos retocarla para avanzar hacia el nuevo estadio que estamos dibujando a través de la estrategia que el tiempo requiere.

También está claro que el mantenimiento de la posición competitiva puede que, sin quererlo, nos empuje a competir por precios, bajando tarifas, eliminando valor. Es una opción, pero no deja de ser una estrategia muy peligrosa si no tienes controlados los costes y márgenes de tu negocio. Control al céntimo, ya que de lo contrario estarás jugando con la posibilidad de incorporarte al estado de pérdidas que indudablemente te empuja a una concienzuda revisión de tu estructura de costes.

Ese es, sin remedio, tu siguiente paso. La revisión de tu estructura de costes puede hacer que el equipo se separe. ¿Resistimos en la trinchera o continuamos atacando?

Dicen que los grandes empresarios saben reducir estructura sin perder fortaleza para cuando toque vivir en el medio de la recuperación. Aun recuerdo, allá por el 2009, al Presidente de Renault España conversando con una serie de directivos e indicándonos que había que eliminar la grasa sin tocar nada de músculo. Eso tiene mucho arte; por lo que vuelve a ser tiempo de artistas. Pero no es nada fácil.

Y lo que cierra el círculo, completando las decisiones de financiación y de estructura, es lo que concierne a la inversión. ¿Qué inversiones no haces? ¿Qué inversiones retiras de tu plan, aunque estén en camino? ¿Desinversión en oportunidades que veías venir de forma clara? Las fundamentales tienen que seguir siendo tu apuesta para asegurar que estarás en el nivel de competitividad que tu mercado requerirá una vez termine la crisis. Vuelve a ser tiempo de líderes valientes, sí, pero no menos de directivos que sepan dónde acelerar y frenar, según el caso.

Para finalizar, y pareciendo que se pide hacer malabares o magia, donde no hay mucho margen de actuación, si que toca poner en evidencia que el mantenimiento de la inversión es la parte crítica y que también es la primera que se congela, sin más. Por ello, Jose nos empujaba a pensar retorciéndonos aun más el brazo (figuradamente hablando), incluso nos llevaba a plantearnos si nuestra estructura financiera básica, nuestra deuda a largo, e incluso nuestra estructura de propiedad era la adecuada a la situación que vivíamos todas las empresas en esta etapa post-covid. Sobre todo, si lo que estaba en juego era nuestra sostenibilidad.


"Soy plenamente consciente de que son temas que cuesta abordar, pero nos va en ello nuestro futuro".- terminaba su charla Jose, dejándonos el resto, que no es poco, a cada uno de los que siempre, atentos, escuchábamos sus sabias palabras.

domingo, 24 de octubre de 2021

DEJAR DE GANAR, EN LUGAR DE PERDER

"Los golpes no nos paran la vida, 

sino que nos marcan otro camino para viajar por ella"


Teresa Perales.- 

Premio Princesa de Asturias de los Deportes. 2021


La conocí a través de un webinar, en una presentación de un libro del maestro Santi, "Las conversaciones que no tenemos". Y me impactó positivamente.

Me di cuenta que Teresa no era solo una buena, que digo, la mejor nadadora de la historia de la natación mundial, sino que era una gran maestra de la vida.

Dar Cera, pulir cera. Karate Kid, es su película favorita; y por ello, le dio hasta que pudo a eso del karate.

Luego, el nuevo camino que la vida le dibujó la llevó al mundo de la natación. Si su padre la viera, con lo que le costó enseñarle a nadar en esa piscina natural que le proveía al lado del río que les correspondía como dueños del molino.

6  juegos olímpicos, 27 medallas olímpicas, pero una vida como hija, hermana, madre, esposa y amiga que supera todo por el ejemplo que supone para jovenes y mayores.


Sirena Aragonesa

Sirena sonriente. Ese apodo lo lleva tiempo, pero ni ella recuerda quién le puso el mismo. Qué naturalidad y cómo explica lo de prefiero sonreir, y no solo porque cuesta menos energéticamente que mantener un semblante serio.

Prefiere quedarse con las cosas positivas de la vida. Siempre lo dice, y cuando habla de lo que no es posible cambiar, termina hablando de la muerte.

Solo con la muerte, se puede perder la sonrisa. En nuestra tierra se dice que la esperanza es lo último que se pierde...

¿Por qué el karate? Disciplina, protocolo. Y conocer gente; Deporte, esfuerzo, horarios, equilibrio. Bonito mensaje del motivo para elegir lo que hacer. Buena gente y pico y pala, como diría una amiga.

Fluir

Disfruta del agua, por sentirse libre, le ha devuelto la sensación de libertad. Sentirse fluyendo en el medio es algo que todos tendríamos que obligarnos en nuestro día a día. Sentirse como pez en el agua durante nuestro trabajo, con nuestra familia, con los amigos y en cada excursión que la vida nos depare.

Cuando le preguntan cómo se tomó la noticia de que iba a recibir el Premio Princesa de Asturias, llega y suelta que el triunfo es divertido, sobre todo cuando no sabes que estás nominada, y te llaman por teléfono y te indican que el premio es tuyo. 

Humildad, naturalidad y saber celebrar cada momento de la vida la delatan. Cuenta que no ha dejado de celebrar los títulos (las medallas) con una hamburguesa, en familia, aunque sea dieta poco de deportista. Unos largos extras el próximo entreno y todo solucionado. Su hijo se lo merece, y por supuesto, ella también.

Éxito

No quiere responder a lo que es el ÉXITO. Se niega a responder a esta pregunta. Depende del momento, dice que el fracaso y el éxito son los mayores impostores de nuestras vidas.

Tiene un consejo que le ha ido bien: "Si el fracaso te lo quitas de en medio, evitas la frustración." 

Ha dejado de ganar medallas, pero no ha perdido ninguna. Esta máxima es el mejor consejo que le ha dado a su hijo y cree que es bueno tenerlo siempre en cuenta, en cualquier propuesta de objetivo que nos marquemos.

Rendirse

Lo que no debe hacerse nunca es dejar de intentarlo. Nunca rendirse es una opción de vida.

El resultado no lo controlamos, por lo que se deja de ganar, pero nunca se deja de intentarlo de otra manera, nuevamente, siempre...

Queja

Nos quejamos más tiempo del necesario. Hay que quejarse, pero puntualmente, y luego tomar una foto panorámica y buscar soluciones a los problemas que nos ocupan.

Equipo

Tener apoyos, también es muy necesario en nuestro camino. Mantener al equipo unido es fundamental para salir de situaciones que a veces no son las mejores. Y hoy muchas personas, familias, departamentos y empresas están mal, por lo que une a tu equipo y trabaja con todos para salir de donde se está y seguir construyendo el plan, aunque éste sea ya otro.

Mamá generosa y agradecida

La constancia de intentar conseguir lo que te propones; da igual que sea ir a por una medalla de los juegos olímpicos o conseguirle un sobre de cromos a un niño (y más si este niño es tu hijo).

Remontar en la memoria, saber lo que se ha conseguido y recordar como empezó todo. Valorar el camino recorrido.

Y aquí entran personas (familia, amigos, compañeros) que han colaborado para construir lo que somos.

Crisis (Oportunidad para cambiar)

Normalizar una crisis, y darse cuenta que es una oportunidad, planear el nuevo futuro y ponerse a trabajar.

Todo cambia, y se debe de aprender a hacer las cosas de manera diferente. Porque es la única forma de conseguir resultados distintos.

Cuando caes y vuelves a levantarte, tienes la oportunidad de nuevo de sentir lo bueno que es conseguir objetivos y metas; y sobre todo cuando has perdido mucho de lo que habías conseguido.

La vida sigue, aunque nosotros nos escondamos, tras hundirnos. Por lo tanto, hay que intentar por todos los medios ser los que escribamos el guion de nuestra vida, de nuestra historia.

El apoyo que necesitamos no debe dejarnos caer, pero sí debe dejarnos que nos caigamos.

Evitar al que resta

Una mirada de desprecio es peor que palabras necias. No es cuestión de valer o no valer, poder o no poder, sino asegurarse que lo hará, aunque sea de otra manera.

La gente luchadora, planifica hasta sorpresas, riéndose de si mismos, y de circunstancias que no son las mejores, pero que hay que afrontar para salir de ellas. Y no es fácil, pero el que remata siempre con el "yo no puedo", no va por buen camino, no...

Yo no puedo: para Teresa es una carta comodín. Escusas. Hay que probar a hacerlo al revés; no sé como hacerlo ahora mismo; qué aliados necesito en el camino para lograrlo; que nunca quede aquello de no lo intentè.

Y al final, resumir como has llegado hasta hoy

Meter la pata hasta el fondo; Cuantas veces hemos tenido este tesoro de equivocarnos; es maravilloso; lo has intentado, no te has rendido y has tenido al menos la oportunidad de vivirlo. Lo peor es llegar al final de la vida y repasar todo lo que te hubiera gustado intentar y no lo abordaste.

Una buena semana, y una gran alegría ver a Teresa recibir un Premio de lo mejor, porque todo lo que consiga es poco. Ejemplo de vida, ejemplo de lucha, ejemplo para que pase lo que pase, sigamos intentándolo, escribamos nuestra propia historia, y nunca nos dejemos llevar por los golpes, porque no nos quitan la vida, sino que simplementen nos dibujan un nuevo camino a recorrer.

domingo, 17 de octubre de 2021

QUE TUS DECISIONES DE HOY NO ENCADENEN TU MAÑANA

"Podemos saber poco del futuro, 

pero lo suficiente para darnos cuenta 

de que hay mucho que hacer"


Alan Turing (1912-1954) 

Lógico y matemático británico



No tuve más remedio que preguntarle. 

Fernando estaba algo nervioso durante toda la cena. 

Nos veíamos una vez al año desde que terminamos la carrera, allá por el 95 del siglo pasado.

 Ayer mañana.

Y hacía tiempo que no lo veía ausente, como sin disfrutar de esa noche que toca volver a charlar de lo que hacíamos al final de nuestra etapa de estudiantes, un minuto antes de adentrarnos en esa vida real de adultos, con los problemas reales en el trabajo, en casa con nuestra pareja, algunos con varios hijos, y todo lo que se lleva la vida cuando nos deja años en la mochila y capítulos escritos, al igual que páginas en blanco para escribir...

Se acercó a la hora del café y la primera copa, y me indicó que todo apuntaba a que el próximo año iba a ser muy, pero que muy largo.

Había preparado, según él lo que el Consejo le había pedido, una plantilla con un gran talento, muy preparada, pero que había exigido unos aumentos de la parte fija retributiva, aprovechando una etapa expansiva tanto del sector como de su propia empresa. Tampoco fue fácil llevarse dos o tres primeros espadas de la competencia. Eso sí, eran puestos que le llevarían al estrellato, o eso era lo previsible.

El inicio del aumento de la rotación en piezas clave no hizo otra cosa que empeorar la situación, y tuvo que implementar unas condiciones de retribución extras, incluso a veces no indexadas a la marcha de la compañía.

Y ahora todo parecía venirse abajo. El viento cambió, vaya si cambió. La Covid les dio un golpe no letal, pero les dejó un tiempo en la UCI. Ahora, la recuperación no tenía fin, y la velocidad de la misma siempre buscaba nuevas fechas en el horizonte, pero se alejaba cada vez que se entendía que todo había pasado. Le recordaba a un mal sueño, pero esta vez le tocaba vivirlo despierto.

Primero, el final del confinamiento. Luego, las ansiadas vacunas. Después, los semiconductores y los precios de materias primas vitales para el negocio. Ahora, China y los contenedores para esa bien parida y cosida cadena de suministro...

No veía el final.

Además, parte de la plantilla que había luchado para que la empresa tocara en primera división durante años, los históricos, se veían relegados a unos puestos y sobre todo, a una retribución, que nada tenía que ver, comparativamente hablando, con lo que le ofrecían a los nuevos y jóvenes talentos contratados mediante un talonario que no era reconocible con la cultura y valores que desde su nacimiento, les habían vendido.

Era el momento de resumir dónde se estaba, dónde se quería estar y sobre todo, cómo se tendría que planificar el futuro próximo, ya que como me dijo Fernando al despedirse, se acabó el tiempo de planear a tres o más años, sino gestionar el presente y a lo sumo un año, el siguiente, que llega, cada vez más, cargado de un pleno de incertidumbre.

Una cosa me quedó clara cuando días después recordaba el encuentro con los compañeros de promoción de universidad, y es que las decisiones estratégicas, y entre ellas están las políticas de recursos humanos en primera línea (selección, promoción y retribución), siempre deben tomarse evaluando las consecuencias a corto y por supuesto, las consecuencias a las que nos derivan a largo; porque lo que hoy parece que es bueno y lo mejor para una situación coyuntural puede que a la larga, sea nuestra perdición.

Os dejo un vídeo que se hizo viral, allá por la crisis del 2008, pero que puede hacernos recapacitar por nuestras decisiones en las diferentes etapas de nuestra vida personal y laboral.