"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

sábado, 31 de diciembre de 2022

PASEANDO EL 22, PLANEANDO EL 23

"La incertidumbre es una margarita 

cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar"


Mario Vargas Llosa (1936-?) 

Escritor peruano




Poco más de un día para rematar un año complejo y duro que ya se va haciendo largo desde que todo cambió allá por marzo del 2020.

Decidió salir a andar por aquellos caminos que recorría con su grupo de Andarines, cada domingo, desde hace más de seis años.

Era un día laboral, por lo que no se cruzó con casi nadie, salvo dos corredoras jóvenes en la zona del camino que rodea los molinos de viento. Se fijó en el viñedo y se le ocurrió que el ciclo anual de las personas se repite también para la vid, ahora recién podada, tras dar el fruto en el mes de septiembre y preparándose para afrontar un nuevo año, ahora en reposo, preparándose para cuando pase el invierno.

Y así se sentía él, como las cepas, sin energía alguna, tras haber intentando dar todo el fruto del que disponía cuando tocaba, y esperando seguir aportando lo máximo el año 23, el cual se presentaba incierto, como los últimos...

Y es que la incertidumbre está con nosotros desde que nacemos. Necesitamos repuestas para saciar nuestras incertidumbres. Y el futuro nunca se muestra estático. Como el paisaje, todo cambia, se reinventa. ¿Qué nos deparará el futuro?.- Pensaba mientras seguía caminando, solo, inmerso en sus pensamientos. 

Repasó intentando vislumbrar cómo sería el trabajo, las relaciones que le tocaría lidiar, qué aportaría para mejorar a los suyos, a su entorno, al planeta...

Nos movemos entre la certeza y la incertidumbre; y la gente que nos rodea, pues depende, unos tienden al pasado, otros al futuro, y alguno que otro vive en un eterno presente.

Tras subir al cerro del Sagrado Corazón pensó en quién estará con ellos durante el año a comenzar. Y también cómo serían las criaturas nuevas que estaban en camino de entrar en su vida. Y pensó en la nueva gente que llegaría a su entorno, unos para quedarse, y seguramente otros para irse. 

Lo que tenía claro es que todo cambia y todo cambiará a un ritmo acelerado, y que el valor de la adaptación y una mente flexible será cada vez más necesario. La indecisión no tiene por qué ser mala, al contrario, pero se debe aprender a vivir cómodo en la incertidumbre. Lo contrario es un auténtico sinvivir.

Siguió su paseo y decidió que invertiría tiempo y energía conociendo su mente, conociéndose a sí mismo. Cada cual tiene que decidir si lo hace vía deporte, meditando, paseando y disfrutando de la naturaleza o en alguna terapia, por qué no.

Decidió profundizar en eso que llamaban autoconocimiento. Dedicaría tiempo a conocerse. Escribiría lo que sentía y escucharía lo que opinan los que le conocían. Cada uno tiene que descubrir lo que denominan "canalizadores" para que la emoción, la angustia, el estrés salga de dentro a fuera. No es malo apoyarse en alguien que ya haya pasado por ello; vital sacarlo, no dejarlo dentro.

Subió a los molinos, seguía sin encontrarse a nadie, se puso los airpods y observando Campo de Criptana desde lo más alto, escuchó a todo gas El Bolero de Ravel. Y lloró, como hacía muchas noches, para descargar, porque si no, el estrés y el miedo se queda concentrado en el abdomen. Se acordó que hace tiempo le habían hablado del tema de la psicosomatización de las emociones. No, no pueden quedarse dentro; porque de lo contrario aparece el insomnio, las jaquecas, el dolor de estómago, colon irritable, diarreas, etc...

Y a veces solo se trata de hablar; con la pareja, los amigos, padres, o compañeros de confianza.

Y giró de nuevo para subir al Sagrado Corazón, ya de vuelta. Y buscó al burro, pero estaba guardado en su cercado y no se acercó. Y pensó que buscaría la felicidad mediante la serenidad que le provocaba el sentir que estaba en el camino correcto. Porque aunque camine donde camine, el ser humano lo hará rodeado de incertidumbre, pero lo hará preparando planes alternativos. 

Miró al cielo y vio un milano negro, planeando, volando y avanzando según se encontraba los vientos. Y decidió no planificar nunca más, sino vivir planeando. Estaba convencido que las dificultades destrozan los planes cerrados, pero si sabes planear, seguro que se es capaz de sortear los retos que la vida te irá deparando. La incertidumbre no se eliminará nunca, al contrario, cada vez será mayor, pero es obligatorio aprender a gestionarla. Gestionar el miedo, ese que nos provoca parálisis, ese que anticipa elementos negativos, ese que nunca nos anima a hacer las cosas. Si le escuchas, al miedo, siempre te recomendará no moverte, no cambiar, y siempre acaba anticipándote dudas, "y si tal...", "y si cual...", "y si pascual..."

Y se aseguró a si mismo que, con prudencia y sensatez, decidiría siempre atravesar el miedo, y salir a caminar, avanzar, cambiar, intentar... Porque al avanzar, al tener un objetivo, las amenazas y los problemas nos forzarán a cambiar el rumbo, no pocas veces, pero también el camino nos abre nuevos horizontes que ni podíamos imaginar. Sin reto no hay éxito, y el éxito no es otra cosa que sentir Paz y silencio con uno mismo. 

Fracasar para avanzar, o ganas o aprendes. Eso sí, es difícil aceptar el fracaso. La frustración llega al instante, hay que comerse el marrón, pero si analizas la experiencia y eres capaz de aprender de la misma, esa será la forma de seguir creciendo. Incluso a veces el éxito es abandonar, cambiar de vida, de colegio, de empresa, de negocio. Y otras veces necesitamos que alguien nos empuje al cambio. Que alguien nos tire la vaca que nos da cada vez menos leche. Expulsarnos fuera de la zona de control y tras pasar el duelo de por qué nos ha pasado a nosotros, digerirlo todo y reconocer qué fue lo que nos hizo dirigirnos hacia un mejor objetivo o meta.

Eligió el fracaso como herramienta; se dio cuenta que miramos al futuro con los ojos del presente. El mundo lo cambiamos nosotros. Nuestro papel en la construcción del futuro es activo; no son otros los que tienen que elegir los capítulos de nuestra vida. El que elige los pasos a dar debe ser cada uno. Y él, dejando atrás las instalaciones de Precon, ya estaba soñando el suyo.

Llegó a las primeras casas del pueblo, pasó por el nuevo ambulatorio, y decidió que era hora de preguntarse qué quería ser, qué quería construir y hacia dónde quería ir. Sabía que le tocaba vivir en época incierta, caminar por un terreno delicado y que era fácil caerse. Pero ser inconformista era la única manera de mejorar, de reconocer lo que va mal, de luchar por cambiar lo que no nos gusta.



El mundo es interesante, emocionante, pero peligroso. Eso sí, cultivando la inteligencia, es muy difícil que no florezca algo bello. Por favor, tú, amigo, aprovecha tu descanso, tu finde, tus vacaciones y resume tu 22, siéntete orgulloso de lo conseguido y sobre todo, no dejes de planear tu 23, como el milano negro que surca los cielos, disfrutando del camino.


sábado, 24 de diciembre de 2022

CUENTO DE NAVIDAD 2022

"Honraré la Navidad en mi corazón 

y procuraré conservarla durante todo el año"


Charles Dickens (1812-1870) 

Escritor y novelista inglés



Raúl había convencido a su papá. Este año el regalo a su hermano mellizo Javier sería un perrito. A Pedro, el papá, no le gustaban mucho los animales domésticos, pero la ilusión de Rául por el regalo para su hermano, por Navidad, pudo esta vez con la idea de no tener mascotas en casa.

Eran las 8 de la mañana del día de NocheBuena, y como todos los años, sacó la hucha mágica con la forma de la cabeza de Yoda, le abrió la pequeña compuerta de la parte inferior, contó el dinero y salió saltando hacia la tienda de animales de la placeta de Santa Ana con sus 57 euros y medio. "Récord papá, este año hemos conseguido el récord".- Le gritó a su padre antes de tirarse de la puerta, casi sin ponerse el abrigo y por supuesto, ni acordarse de abrochárselo para protegerse del frío que hacía en esas fechas.

Se paró un momento ante el escaparate y sin dudarlo, decidió al instante que el elegido sería un bichón maltés, aunque le daba igual que le vendieran cualquiera de los cuatro peques que se veían desde fuera. A Javier le vendría bien este tipo de compañero: paciente, tranquilo y juguetón. Además había leído que la paciencia de este tipo de perrito era infinita, y eso le vendría de perlas con su hermano, pensó también para sus adentros Raúl.

Todo cambió cuando el vendedor le pidió 115 € y él le dijo que solo tenía algo más de 57, por lo que tendría que hablarlo con su padre y, antes de irse, le preguntó si lo podría pagar a plazos. Sin responder a su pregunta, el vendedor le indicó que incluso por 30 € se podía llevar uno que estaba solo, al final de la tienda, en una pequeña caja de metacrilato abierta en la parte superior. Por lo visto este bichón tenía un porblema en la cadera y cojeaba, además la pata la tenía como deformada y algo más pequeña.

Raúl no entendía nada, y sin mediar palabra y enfurecido salió de la tienda sin despedirse, por lo que el vendedor, que tampoco entendía la actitud del muchacho le siguió hacia la calle a ver qué ocurría. Raúl hablaba muy alterado con su padre, éste le consoló con un tierno abrazo, le dio la mano y se alejaron juntos andando en dirección a su casa.

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Solo había pasado una hora cuando el niño volvio a la tienda. Le dejó en el mostrador 115 € (que le había prestado su padre), y también un sobre cerrado con una frase escrita que rezaba "abrir cuando me vaya. Firmado: Raúl". Cogió el perrito y se marchó indicándole al señor que ojalá algún día se convirtiera en una mejor persona.

El vendedor dejó el sobre en la caja registradora para seguir atendiendo a clientes, por lo que no se acordó más de lo ocurrido hasta el cierre de la jornada. Tras echar la llave por dentro y bajar la persiana, como todos los días, hizo la caja y vio el sobre; se sentó en la silla que tenía tras el mostrador y lo abrió, cogiendo la nota doblada que había dentro del mismo.

"Estimado señor vendedor, quiero que sepa que lo diferente, lo distinto, vale al menos lo mismo que aquellos que ustedes creen que son iguales, o según dicen también, normales. Lo diferente vale más incluso, diría yo. Cuando se es diferente, el resto del mundo suele hacer que nos sintamos abatidos, menospreciados y menos importantes que otras personas. Esto no va de tener mejores habilidades, más conocimientos o ninguna minusvalía física o psíquica. Esto va de aceptar la diferencia como un don, ya que todos podríamos encontrar en nosotros mismos factores que nos hacen únicos, y no por ello inferiores. El valor no es lo que la sociedad quiera cuantificar, según la cultura disponga, etiquetando de una manera arbitraria, a criterio del humano de turno. Nadie vale más o menos que otro, y menos con las reglas de la tierra. Le pido a Dios que le recuerde que debemos ser humildes, y ponernos en el sitio de nuestros semejantes. También le pido que aprenda a tratar a todo el mundo, a las personas y a todos los animales que pasen por su tienda por igual, con mucho amor y comprensión. Y nunca valore a nada ni a nadie por debajo de su verdadero valor, el cual no es usted el que debería medirlo. Cuidese mucho, y gracias por haberme vendido este gran perro. ¡Feliz Navidad!

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Ya en casita Pedro le dio permiso a Raúl para subir a despertar a su hermano y darle el regalo de Navidad. Abrió la caja y cogió al perrito, se emocionó mucho y los ojos se le rasaron de lágrimas, lagrimas de amor; como todos los años, rezó por su mamá, que desde el cielo seguía siendo la luz de guía de su familia,  y volvió a meter la mascota dentro con delicadeza. Subió como un rayo las escaleras, dejó la caja con el perrito debajo de la cama, subió la persiana, retiró la manta con brío y se abalanzó sobre Javier para abrazarlo y hacerle cosquillas como todas las mañanas que no tenía colegio.

Javier estaba sonriente, sabía que hoy tendría el regalo de su hermano, y antes de incluso sentarse en la cama, ya le había Raúl puesto una caja encima de su tripita. La abrió, y un precioso perrito se asomó, haciendo de Javier el niño más feliz del universo. 

¿Podemos ir al patio con él?.- le preguntó a su hermano. 

Claro.- le respondió Raúl. Pero primero te subiré un buen desayuno y te colocaré la prótesis mágica en tu pierna, piratilla pata palo, ¿o es que quieres jugar todo el día a la pata coja?



Por un mundo que no valore a las personas ni por su inteligencia, ni por sus talentos, ni por sus habilidades, ni por su físico, sino por la capacidad de situarse en el sitio del prójimo, olvidándose del yo y sustituyéndolo por el tú. Que logremos aparcar nuestro ego y lo convirtamos en bondad prestando ayuda a los demás de manera desinteresada. 

Escuchemos a los nuestros de manera más activa, desde nuestro corazón y seguro que apreciaremos de verdad tanto sus sentimientos como sus necesidades.

Qué cada vez seamos más humildes y empáticos, y que aprendamos a tratar a todos por igual, con amor y comprensión.

¡FELIZ NAVIDAD!

domingo, 18 de diciembre de 2022

DESACELERANDO ANTES DEL PARÓN

"Cuando no se encuentra descanso en uno mismo, 

es inútil buscarlo en otra parte"


François de La Rochefoucauld (1613-1680) 

Escritor francés



Manu había tenido un trimestre fin de año muy complicado. Le habían recomendado descansar, pero todavía le quedaban diez días para poder retirarse un par de semanas y volver con la energía completa para afrontar un 2023 que también se presumía fino en cuanto a incertidumbre y retos en su sector.

Hablando con un buen amigo le comentó que el domingo irían a visitar una zona en las afueras de su localidad con un gran conocedor de la misma, el cual seguro que les proponía mucha información durante el paseo y les serviría tanto para seguir ampliando conocimientos de sus raíces como conocer lo que pasaba años atrás en su tierra y, sobre todo, descansar de ese reciente periodo cargado diríamos de alto estrés.

Realmente no era el parón completo que necesitaba y seguro que éste llegaría para Navidad, pero decidió apuntarse a la salida del domingo por la mañana a ver qué pasaba. Y la verdad, todo se dio genial, ya que no conocía la zona aun estando muy cerca de donde vivía y le impresionó cuánta historia y arte había detrás de lo que hasta la fecha, para él eran simplemente rocas.

Dejaron el coche a unos cuatro kilómetros del complejo a visitar, y pronto se adentraron en una de las 21 canteras que se habían descubierto en la zona denominada Piédrola (piedra pequeña), era la cantera C5. Luis, el profesor les indicó que en la cantera hacían entre otras cosas, piedras de molino, y hoy todavía se pueden ver en distintas fases de producción unas cuantas ruedas en toda la extensión del espacio musealizado. Desde aquí daban cobertura a la zona de Extremadura, La Mancha y Madrid, entre otras zonas. Como todo en la vida, tras su esplendor en la época de Cervantes, cuando escribe El Quijote, cae en picado al florecer las canteras en la zona de Toledo, de origen granítico, con bloques enormes llamados "los grandes bolos".

Manu se sentía como desacelerando, viajando al pasado y olvidándose por un rato de todos sus problemas laborales de estos últimos días.

- El cantero aprovechaba la veta normal de la roca para incluirles cuñas metálicas, de esta manera separaban el bloque que querían usar para las ruedas de molino. Se aprecia un trabajo con una técnica evolucionada mediante la mejora continua... - iba explicando el maestro.

Aprendieron sobre molinos, de viento, de agua, de aceite, y cómo tenían que generar pasillos para sacar las piedras a través de carros y sistemas de arrastre de animales. 

Por otro lado, escuchar que en el centro de la península una vez hubo agua de mar, y la arena comprimida y el paso de los años generaron roca arenisca era un regalo para sus oídos.

El trabajo se pagaba cuando la rueda se montaba en modo llave en mano, en el molino funcionando. Y se podían ver piezas a medio hacer, con defectos.- les decía Luis.

Encontraron negativos y fósiles vegetales durante la charla. La desaceleración continuaba haciendo su efecto en la cabeza de Manu mientras Fernando, otro de los amigos, le llamaba para señalarle lo que según él era una huella de animal a modo de marca en el imaginario paseo de la fama de Piédrola.

- En el 1545 la labor de cantero era una de las más distinguidas - Manu se imaginaba los carros, los animales, las cuñas y los canteros, cada uno haciendo su trabajo encomendado.

En su ruta encontraron también cuantiosas "ripple-marks", marcas procedentes de un pasado lejano, formadas por corrientes de agua en la época en la que el océano cubría nuestra zona.

Siguieron recorriendo la zona, y encontraron hojas fosilizadas en una roca datada en millones de años atrás...

Cambiaron de zona, recorriendo caminos de la mancha, y tras una nueva parada, Luis les descubrió una zona donde se puede observar un asentamiento árabe, de la época de Abderramán III, que lo habían formado unos migrantes de la época, parte de la civilización árabe que fue expulsada del sur de la península y se quedaron en esta localidad al encontrar agua de muy buena calidad. Les contó que son los que llevaron a la zona por primera vez los molinos de agua, siendo el diezmo su fuente de riqueza principal al ofrecer la molienda del cereal a los agricultores locales.

Por último, para rematar la visita, les explicó y enseñó una zona donde han encontrado una necrópolis árabe. Durante la excavación encontraron siete tumbas alineadas, en dirección noreste-sureste, las piernas extendidas y la cabeza inclinada mirando hacia La Meca. De momento, todo está nuevamente tapado, a esperas de poder continuar las excavaciones e investigaciones.


Ya en casa, tras una ducha reconfortante y necesaria, Manu se sentó en el sillón de lectura de su habitación. Esta vez no cogió ningún libro, no se puso los auriculares para escuchar música, simplemente repasó lo que había vivido durante la mañana con un excelente grupo de amigos, un gran profesor que desprendía pasión por todo lo que explicaba y en definitiva, se dispuso a soñar y disfrutar de nuevo de una mañana mágica entre canteras, cementerios y villas árabes en su propio término municipal, desacelerando antes del parón.

domingo, 11 de diciembre de 2022

UN BUEN NEGOCIADOR

"No podemos negociar con aquéllos que dicen, 

«lo que es mío es mío y lo que es tuyo es negociable»"


John Fitzgerald Kennedy (1917-1963) 

Político estadounidense


Hacía tiempo que no coincidían en la cafetería de la planta baja del edificio de la central y aprovechó para saber como le había ido durante el último proyecto en la nueva delegación.


Siempre había sido un buen negociador, por lo que la empresa lo utilizaba en esas cuestiones críticas cuando necesitaban generar acuerdos, y en este caso, cuando decidieron afrontar esa zona mediante la adquisición de la competencia, nadie dudó de los jefes en que la persona correcta para inicial el proyecto era él.

El tampoco dudó, y Alex decidió irse a vivir allí durante dos años, pero aseguró su vuelta a la central, como siempre, sin dejar ningún fleco suelto antes de firmar su nueva posición.

Para él estaba claro, y como siempre decía, la vida en sí es un acto de negociación. Siempre estamos negociando, y no pocas veces este proceso es con nosotros mismos.

Siempre aprendíamos mucho durante cualquier tiempo que nos regalaba en su apretada agenda, por lo que nunca le faltaba alguien alrededor, en el trabajo y fuera de él; y daba la sensación que mientras estaba reunido, además de enseñar, te estaba analizando y por supuesto, aprendiendo.

Definía el proceso de negociación, a diferencia de un acto de competencia, como un lugar espacio-tiempo en el que siempre se puede encontrar un mejor trato para ambas partes. Se trataba de coopetir, o colaborar compitiendo.

En su larga experiencia siempre le decía a su equipo que individualmente y como grupo, siempre se tiene más poder del que se cree, por lo que se trata de probar y buscar los límites del poder de tu oponente. 

No entendía decidir en ningún punto, por pequeño que fuera, sin haber pasado por un proceso de preparación previo sobre el mismo. Escribía un plan, y no dejaba salidas de emergencia sin analizar, diferentes caminos que explorar y posiciones de pausa, en caso de que la negociación no fuera por el camino que había diseñado.

Nos animó a eliminar el miedo a la hora de negociar. Evaluar las diferencias entre las partes, pero no amilanarse por muy grandes que estas fueran.

Siempre, aunque sabía que en el proceso negociador a veces se partía desde la parte dominante, evitaba hablar más que escuchar. Cuando algún colega hablaba de más, en cuanto podía, le recomendaba callar. 

"Escucha el doble, y cuando te toque hablar, nunca critiques." 

Durante el proceso negociador no se trata de ganar; el que pierde queda herido, y aunque la herida cicatrice, es un mal recuerdo a la hora de volver a negociar cuando toca en el futuro. Y si no es fácil perdonar, menos lo es olvidar cuando algo en el pasado nos ha dañado.

También tenía claro que en el proceso negociador no es normalmente entre iguales. Le había tocado hacerlo muchas veces en posiciones de autoridad asimétricas, pero siempre afrontaba el trabajo con determinación, olvidando su posición inicial de desventaja. Una vez zambullido en la tarea, el camino y la meta estaban por encima de las jerarquías. 

Nunca arrancaba una negociación con un sentimiento limitante; ni por los hechos, ni por los promedios, ni por las estadísticas. Al contrario, lo que espera tras un buen trabajo es en lugar de límites, abundancia.

Y ojo con aquella persona que tiene una necesidad imperiosa de caer bien. En una negociación siempre habrá conflictos y podría ceder demasiado, por lo que no podrá nunca generar acuerdos que beneficien a la parte que defiende.




Quedaron en verse otro día, tranquilamente, antes de fin de año, pero mientras que se despedía con un buen apretón de manos, Alex le recomendó que para crecer en la empresa y en la vida no parara de ponerse cada vez metas más altas. Le indicó que no había visto a nadie ir descubriendo capítulos exitosos sin arriesgar, y sobre todo, sin estar preparado para trabajar muy duro y de manera paciente. No existen los atajos, amigo.

domingo, 4 de diciembre de 2022

EL SISTEMA DE INCENTIVOS DENTRO DEL PLAN DE MEJORA DE LA PRODUCTIVIDAD

"Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema 

que ha legitimado la muerte silenciosa"


Ernesto Sábato (1911-2011) 

Escritor argentino



Se quedó un rato más en la oficina, solo, con apenas la luz de ese aplique al lado del monitor, pensando que deberían mejorar la productividad de manera urgente si no querían caer en la trampa que muchas veces le había indicado su jefe en los últimos años; "morir de éxito".


Sabía que debían cambiar los indicadores para medir objetivos, replantear los mismos y alinear los esfuerzos, pero también conocía los peligros de un mal diseño del sistema de incentivos.

Recordó cómo acabó el tema de las cobras en Delhi. El objetivo era acabar desde el gobierno británico con las cobras (masivas en número, por cierto), pero lograron incentivar la cría ilegal de las mismas que acababan comprando, y cuando desincentivaron la entrega de cobras muertas, los criadores clandestinos soltaron sus crías de cobra (ahora sin valor alguno) con lo que Delhi acabó teniendo más que al inicio de la ocupación británica.

Le gustaba recordar esta historia, al igual que la de las ratas sin cola de Vietnam tras la métrica propuesta por el gobierno francés una vez ocupado este país, ya que si se simplifica y no se tiene el suficiente cuidado, un sistema de incentivos basado en una métrica que acaba siendo resultadista puede volverse en nuestra contra, y tanto que sí.

Recordó cómo termina en términos de productividad cuando se enfoca una organización a trabajar e incentivar el cobro por horas. Más horas, más salario, sin importar la eficiencia de la tarea y menos la calidad del producto resultante de salida...

Se trata de irse a casa una vez que se termine el trabajo en tiempo y forma, y no sacar más y más de algo que a veces, ni hace falta en cantidad, ni es lo que se requiere. Pagar por un trabajo bien hecho, por proyectos. Calidad vs cantidad.

Un colega le dijo una vez: "enséñame el incentivo y te enseñaré el resultado". 

Tenía muchas dudas pero también alguna cosa clara. Por un lado, el nuevo sistema de incentivos podría volverse en su contra, y por otro, necesitaba motivar a su equipo para llegar al frente de batalla (el año que viene sería un periodo lo más parecido a una verdadera guerra, en el sentido empresarial) con una firme convicción de que todo lo que ocurriera merecería la pena, y nadie saldría no recompensado por el esfuerzo, la lucha y las ganas que le habían puesto en los dos últimos años y sobre todo, la energía y actitud que necesitaban disponer de cara al futuro.

Había repasado varias veces los sistemas de incentivos que ya habían desarrollado en su empresa. Cómo lo habían montado, el desarrollo del sistema y, por supuesto, el declive y la derogación de los mismos. Y recordó la Ley de Goodhart, cuya formulación original era:


"Cualquier regularidad estadística observada tenderá a desplomarse una vez se presione para utilizarla con propósitos de control".


Esta ley tiene implícita la idea de las expectativas racionales, mediante la cual, las personas son conscientes de las implicaciones de sus acciones y actúan de acuerdo a ellas.

Bien está; si me pagas por horas, ya me encargo de estar el máximo tiempo posible. Si te interesa el número de clavos, pues con la cantidad de hierro que me entregues, minimizaré el tamaño de los mismos y tendrás el máximo que pueda. Si quieres ratas, pues las crio y las mato, y te las llevo. Si quieres solo colas, pues hago que tu ciudad en lugar de tener ratas tengan ratas sin cola. Las cobras y los criadores furtivos, etc..., etc...

En fin, Javier decidió cerrar el ordenador, recoger el maletín y volver a casa tras una nueva jornada larga y un poco gris, como últimamente estaban siendo las semanas que encaminaban al cierre del año.

Ya en el coche, condujo pensando cómo los sistemas en la empresa eran complejos, y los problemas que podrían venir con una simplificación de los mismos y una orientación a un solo objetivo, o peor, a una métrica, por lo que si no se afinaba era posible conducir el negocio a un resultado horroroso.

Visionó el frente de batalla. Pensó en sus soldados, y en sus mandos. Repasó cómo decide, en general, cualquier persona ante un problema general si se le orienta a una métrica en particular. No veía a nadie dirigiéndose sino al camino de la máxima ventaja individual, el de su propia conveniencia y nunca veía a nadie recorriendo la ruta que favorecía al bien común.

El poder de los incentivos, la alteración de nuestro comportamiento y la dificultad a adelantarnos a sus efectos. El ser humano cambia según el incentivo, aprende, se adapta y acaba usándolo en su propio beneficio. Eso sí, siempre y cuando no se consiga generar un propósito común mediante un equilibrio entre el corto y el largo plazo, así como un proyecto ganador para todas las partes.

Cuidado solo con decidir mediante métricas y no teniendo en cuenta a las personas, y su comportamiento. Cuidado con las decisiones basadas en datos.



¿Qué pasa con la intuición?, ¿la experiencia? Eran preguntas que le iban calando en su cabeza, ya en el garaje, a punto de abrir la puerta que le conduciría a encontrarse con su familia, por fin.

Aprovechó mientras subía las escaleras y dejaba los trastos en el despacho. 

No se trata de medir lo fácil, descartar lo que no se puede medir, si no se puede medir no significa que no sea importante, y tampoco concluir que lo que no se puede medir, no existe. 

Mejorar la actitud, buscar métricas de la parte real sin denostar al humano, enfocarse en resultados globales y no en métricas superficiales, simples y muy focalizadas en un árbol, de las que no mejoran el bosque, al contrario, se lo cargan...

Resolvió antes de abrir la puerta de la cocina, donde encontraría a Lisa, su mujer y a Mario y Ruth, sus hijos, que no diseñaría esta vez un sistema de incentivos que lo llevaran a unos malos resultados o que le hicieran prisionero de los mismos. En definitiva, se cuidaría de incentivos diseñados a corto para intentar resolver problemas estructurales que tenían a largo.