"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 21 de marzo de 2021

DIGITALIZARSE O MORIR



Ramón y Javier siempre me hacían pasar una buena tarde, sobre todo, una vez que el negocio que nos unía pasaba a un segundo plano, aderezado con una buena comida. Nos poníamos en modo aprendizaje y siempre acabábamos adquiriendo conocimientos a seguir aplicando cada uno en nuestras empresas.

Esa tarde nos quedamos conversando de digitalización, y fui más un juez de silla, como si de un partido de tenis entre mis colegas se tratara.

Ramón había conseguido elevar el uso de la tecnología y tenía una oferta que había cambiado total (como si le hubiera dado la vuelta completa al calcetín) su modelo de negocio. En cambio Javier, no era capaz de salir de la visión de la digitalización en cuanto a hablarnos de sus robots de la planta de ensamblaje, su nuevo CRM y un sistema de almacenaje automático desarrollado sobre todo para su almacén de recambios en la fábrica principal que tenía en Móstoles, Madrid.

Por mi parte, cuando hablamos de digitalización, creo que para cubrir todo el concepto, se debería hablar de infraestructura tecnológica, en cuanto a la gestión eficiente de los datos; el modelo de negocio, en cuanto a la creación y captura de valor; y el modelo organizativo, relativo a los métodos, capacidades y formas de gobernanza dentro de la organización que dice estar digitalizada o tiene un plan para digitalizarse.

Esa era la cuestión que le trasladé una vez iniciada la interesante conversación. ¿Tenéis nuevos sistemas informáticos, IoTs, ERPs nuevos solamente o habéis diseñado un nuevo modelo de negocio basado en lo anterior y creado valor en una nueva oferta diferenciadora y realmente competitiva?

La respuesta de Ramón, como podéis imaginar, era mucho más potente que la de Javier, el cual había realizado la parte fácil, conseguir financiación, invertir en tecnología y aprovechar para aumentar la productividad de los procesos; o al menos eso creía él, ya que entre tanto dato, no le llegaban métricas que apostillaran esta diríamos intuición.

Salió también el fenómeno que hoy vivimos en cuanto al asunto digital, que no es otro que la "Consumerización". Se trata de que además de que las empresas deben competir en un ambiente digital, con competidores digitales intentando aprovechar este cambio para avanzar por encima del resto de empresas de su sector, los clientes disponen y conocen la tecnología igual o mejor incluso que nuestros empleados y nuestras empresas.

Además, el listón de las barreras de entrada están bajando a casi ras del suelo. De esta parte se quejaba Javier.

Resultado: clientes hiper-informados, totalmente formados y nuevos competidores, que digo competidores, competidores "diferentes".

Hay que dejarse de decir en las entrevistas, en las comidas y en la empresa si estamos digitalizados o no, sin medir la densidad digital de nuestros procesos, tanto internos como externos. ¿Sabemos la cantidad de procesos que se basan en nuestras organizaciones en datos conectados? ¿Tenemos a través de los móviles, APPs o nuestras redes sociales sistemas de engagement? ¿Podemos citar y resumir nuestro nuevo modelo de negocio basado en la nueva materia prima por excelencia: los datos?

Eso es digitalización, y eso es lo que Ramón nos estaba intentando decir cuando explicaba cómo había cambiado su estrategia y su modelo de negocio. Poco a poco, sus dos amigos lo íbamos entendiendo.

Ahora aterrizábamos en eso que habíamos oído tantas veces: "el principal activo de una organización, son sus datos". ¿O las personas que saben traducir estos datos en nuevos modelos, difíciles de replicar y que generan un valor añadido sostenible?

No lo dudéis, nos volvía a decir Ramón, los datos son el nuevo petróleo de la nueva economía.

No es fácil dejar de lado los procesos que han generado valor en los tiempos pasados, y el mundo físico debe de seguir teniendo un lugar en la economía, por supuesto. Pero debemos de llegar a conseguir adentrarnos en el mundo digital, que será lo que nos salve de quedarnos en una empresa residual (o incluso morir).

Un proyecto serio y ambicioso de digitalización debería conseguir replicar el mundo físico, digitalizándolo con ERP, CRM, IoT, etc..., consiguiendo un mundo digital gemelo (datos), culminando en esas ansiadas nuevas lógicas de negocio. Diferenciales y sostenibles.

"El objetivo sería disponer de datos que generen valor y que sean el verdadero motor de transformación de nuestras empresas."

No sé por qué, pero esta frase se quedó anotada en mi block de notas. Hoy repasando todo lo que escribí, le estoy encontrando mucho sentido...

Tanto Javier y yo le hicimos la pregunta del millón; ¿Cómo generas valor?

Ramón se creció y nos dio una charla de las suyas, pero creo que merecía la pena:

Hemos adoptado, y hemos sido pioneros, la Inteligencia Artificial (IA). Hemos sabido sacar partido de la misma, obteniendo una ventaja competitiva que hoy, incluso, estamos vendiéndola mediante transferencia de tecnología. Además, usamos esta tecnología tanto a nivel experiencia cliente (visión externa) como a nivel de eficiencia de procesos (visión interna).

Hemos pasado de usar los datos solo para saber lo que estaba pasando en nuestra organización a usarlos para crecer en ventas, tanto generando nuevos clientes como haciendo crecer el ticket medio de los clientes tradicionales.

Hoy tenemos datos para el análisis descriptivo, pero lo que más nos importa es la analítica avanzada, la cual nos ayuda a predecir patrones de comportamiento, gustos actuales, tendencias, y muchos más...

No creáis que podemos desarrollar todo este modelo solos. Necesitamos arquitecturas modulares, son muy necesarias y motivadoras, para que la empresa tenga éxito, sin duda alguna. Y esto conlleva generar una empresa ampliada, formar alianzas y definir la propiedad y/o la copropiedad del dato a la hora de generar los nuevos modelos de negocio. 

Pero merece la pena, ya que nos ha permitido que terceros usen los datos de clientes y de nuestra organización (cumpliendo la LOPDGDD), creando una propuesta de valor única.



¿Digitalizarse o morir? ¿Opcional u obligatorio? ¿Cómo empezamos? Muchas dudas nos dejó la tarde, pero fue un baño de buena conversación y de abrirnos la mente, tras una mañana dura de negociación y algún que otro problema.

domingo, 14 de marzo de 2021

CÓMO CONSEGUIR ACCIONISTAS MORALES EN LA EMPRESA

"La patria es espíritu. 

Ello dice que el ser de la patria se funda en un valor 

o en una acumulación de valores, 

con los que se enlaza a los hijos de un territorio en el suelo que habitan"


Ramiro de Maeztu (1875-1936) Escritor español.


Había visitado ya las doce empresas del grupo, las cuales querían solucionar uno de los principales problemas que tienen muchas organizaciones; el poco compromiso de las personas que componen la empresa. Buscaba "accionistas morales", pero simplemente encontraba gente que no compra las determinaciones de otras personas, llámense directivos o dueños.

Me gusta preguntar por las metas individuales de los trabajadores y contrastarlas con las metas de la empresa en la que trabajan. Normalmente, no coinciden. Y eso no puede ser bueno, ni para unos, ni para otros.

La misión, cuando está elaborada y puesta por escrito, describe valores que son incongruentes con los sistemas de recompensa, por ejemplo. Y así es difícil que salga bien.

También me gusta preguntar al personal si conoce la misión de su empresa; casi nunca la conocen. Imagínate cuantos contestan que han participado en su creación. Y lo que sería coherencia para poder alcanzar el éxito, que las personas que forman la organización compartieran los valores que están descritos en la misión de la compañía y los usaran como marco de referencia a la hora de tomar decisiones dentro de la misma, pura utopía.

Como dice Covey, marque esta frase o mejor como digo yo, tatúesela:

"SIN PARTICIPACIÓN NO HAY COMPROMISO"


Qué fácil es fijarles metas a los recién llegados, pero cuan difícil resulta cuando éstos maduran profesionalmente hablando y requieren participación efectiva en la toma de decisiones, la elección de las acciones operativas e incluso voz en decisiones estratégicas como el nuevo/correcto rumbo de la empresa.

Una cosa está clara, si profesionales senior no tienen participación, no comparten. Y llegados a este punto, si tu misión está obsoleta, no tienes, la ha creado un equipo de consultores o incluso se ha creado en un "petit comité" de socios o directivos, cárgatela.

Se necesita crear una misión organizacional que genere unidad y compromiso, debiendo reflejar unos valores compartidos y profundos de todos y cada uno de los miembros del equipo, y sí, es verdad, no existen de nuevo, como en otras tantas cosas, los atajos, sino que es un tema de tiempo, paciencia, habilidades de escucha, empatía y mucha, mucha participación. En definitiva, crear una empresa que tenga muchos "accionistas morales", que participen en el diseño de los valores, y se comprometan.

Esta misión, si se hace bien, será la que cree en su organización un marco de referencia marcado a fuego, no solo en el corazón de sus empleados, sino también en su mente. Normas de actuación, criterios y directrices tendrán como guía el enunciado de la misión que ellos mismos han formado parte a la hora de crearla. La gobernanza se vuelve sencilla, la brújula señala la ruta correcta mediante valores compartidos que no se rebaten o se ponen en duda de forma continua. Se trabaja sin pérdida de tiempo y de manera efectiva, sin dudas y sabiendo que los avances son certeros y como la empresa los ha diseñado, o mejor dicho, soñado.

Queda reflexionar sobre este tema y centrarse en contestar preguntas de nuestra propia organización. ¿Tenemos misión y la conocemos? ¿Son cantos al sol o realmente la hemos creado entre todos? ¿Los valores que describe están en vigor? ¿Existe la posibilidad de generar una nueva misión basada en los valores actuales y que generen la guía definitiva?



Tiempo de pensar, tiempo de generar. Lo que está claro es que no se puede pasar el día cuestionando órdenes, preguntándose si lo que hacemos es correcto o no, o lo que es lo mismo, avanzar y retroceder dando palos de ciego.

domingo, 7 de marzo de 2021

DIME CUAL ES TU VERDADERO OBJETIVO EN LA VIDA

 "Es un extraño propósito perseguir el poder y perder la libertad"


Sir Francis Bacon (1561-1626) 

Filósofo y estadista británico.



No me digas lo que está en tu centro, cuál es tu objetivo en la vida, qué es para ti lo más importante del universo. Simplemente enséñame tu agenda donde anotaste tus planes, o cuéntame lo que has hecho hoy, lo que hiciste esta semana, lo realizado este mes, lo vivido este año...

Tu agenda marca tus prioridades, no tus palabras "bienquedistas" respondiendo al formador en la charla trimestral de refresco del equipo donde trabajas.

Pero no solemos recapacitar de verdad en cómo conseguir avanzar en lo que verdaderamente nos importa. Que fácil es caer en la terrible trampa de la hiperactividad, en el famoso correteo sin pensar a través de la vorágine del día a día, trabajando a base de patadas a seguir, corriendo detrás del supuestamente éxito, por supuesto sin alcanzarlo, verificando al final cuando algún día caes exhausto y resumes lo vivido, que estabas en la pista equivocada.

La efectividad no es aquella actividad continua que te permite no parar, el continuo ajetreo, sino avanzar en el camino correcto. Que importancia tiene ser capaz de reconocer esta parte  y vital para conseguir, tanto en el ámbito personal como el laboral (si existe una separación entre ambos ámbitos), el ansiado y buscado éxito.

Conseguir cosas materiales, implementar tareas que alguien entiende como vitales, ascender en el organigrama, cambiar a ese empleo que no es nuestro, pero que nos llama la atención debido a que lo ostenta otro, en definitiva, ambicionar cosas que no tienen valor en la consecución de lo que de verdad queremos con toda nuestra alma, pero que súbitamente y de manera externa, nos han hecho creer que son mucho más valiosas.

Victorias vacías, carreras hacia ninguna parte.

Recuerdo como un tipo, ya al final de la vida, se lamentaba porque había conseguido unos ingresos exuberantes, el mayor reconocimiento que nunca hubiera pensado en su área de actuación en la empresa donde dedicó el grueso de su carrera profesional, conociendo su sector como nadie, convirtiéndose en el mayor experto en su mercado, pero que al resumir lo que de verdad le importaba, e intentar definir a qué distancia se había quedado de su meta, reconocía que el precio de alcanzar esos logros le había privado realmente de lo que le importaba de verdad, y lo que era peor, estaba tan lejos de su fin verdadero, que ya había quedado fuera de sus posibilidades el remediar su grave error. Mucha distancia, y por desgracia poco tiempo.

Cuan diferente, otra persona que ordenó su vida desde bien joven, reconociendo y supeditando sus ambiciones a corto respecto a la siembra de pequeñas acciones, capacitaciones y sacrificios orientados a lo que realmente le importaba. Siempre mantenía el fin en su mente, y tras comparar la ruta planeada con donde la vida le iba llevando, recalculando el recorrido (como ahora hacen de continuo nuestros navegadores en nuestros vehículos), actuaba cada mes, cada semana, cada día para conseguir ser lo que quería ser y hacer lo que en realidad le interesaba. 

Cuestión de definir lo que a la larga significará nuestro éxito, desde dentro hacia fuera, nosotros mismos, y no dejar que la meta nos la escriban desde fuera, generando rutas erróneas, y escribiendo en nuestras vidas, a la larga, frustración porque hemos recorrido el camino de otros, y lo que es peor, no hemos llegado ni por asomo a nuestro destino.

Desde un punto de vida de eficiencia, bastaría con trabajar sin parar ni un momento, atareados desde que nos levantamos hasta la hora de retirarse de nuevo a descansar. Puede resultar confortador una vida de estrés, sin pausa, incluso el no pensar donde vamos nos mantendría relativamente tranquilos con nosotros mismos, pero conviene no olvidar que solo seremos verdaderamente efectivos si nuestros pasos se encaminan hacia la dirección correcta, si hemos puesto bien el destino que queremos alcanzar.

Elige tu meta, coge el mapa correcto y avanza según el mismo en la dirección adecuada; solo así podrás concluir, al final de tus días, que fuiste una persona feliz y alcanzaste el éxito, tan buscado, y difícil de encontrar, en nuestros días.


Toca parar antes de colocar de nuevo esa rampa que nos lanzará a esa ruta, y comprender cual es el destino que de verdad queremos para nosotros, para nuestra familia, para nuestra empresa. Conocer donde se está yendo ayuda y mucho a comprender donde se está. Y lo más importante, genera la posibilidad de generar los próximos pasos en la dirección correcta y adecuada a tu propósito.