"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 30 de abril de 2023

EL FRACASO EN UN MUNDO INCIERTO

 "Los que renuncian son más numerosos que los que fracasan"

Henry Ford (1863-1947) 
Industrial estadounidense



Tras una semana dura con varias decisiones de algunos clientes que habían provocado críticas internas sobre si la manera de afrontar el mercado era realmente un fracaso, Jandro tenía un tiempo de descanso debido al fin de semana largo que le regalaba la fiesta del 1 de mayo.


Aterrizó en el aeropuerto muy tarde el viernes, pero había merecido la pena por los avances producidos en las dos últimas jornadas, donde se había conseguido mucha información necesaria para plantear los siguientes pasos en el mercado geográfico elegido por la Dirección.

Alex, su hijo, le contó al día siguiente que tras fallar un penalti en el campeonato de fútbol sala con el equipo de su colegio su amigo Luis le había dicho que era un fracasado, dándole pie a Jandro a comentar lo que había escuchado la noche anterior en la radio, en la rueda de prensa de la estrella de los Bucks, cuando le preguntaban por segundo año consecutivo si quedar eliminados en la NBA era un fracaso o no lo consideraba así.

Alex escuchó a su padre con atención. Le explicó que Antetokounmpo le indicó al periodista que había realizado la pregunta que el caer eliminados no era un fracaso, sino pasos hacia el éxito en un proceso de aprendizaje, como es un partido o cualquier campeonato en particular, y como es  la vida misma, en general.

"No es tan fácil definir fracaso. En la vida no siempre se gana, más bien casi nunca, te lo dice tu padre de corazón. No siempre se gana, y todos tenemos y tendremos días buenos y días malos".- siguió diciéndole Jandro a Alex, aclarando también que hay otros actores en nuestra vida, como el portero del otro equipo y otras empresas que hacen lo mismo en Europa que la empresa donde trabaja papá. Todos tienen derecho a ganar, y por esto el que pierde no fracasa, si ha intentado dar su mejor, construir buenos hábitos e intentar mejorar con lo que se aprende cuando no todo sale como se quiere.

Eso sí, aclaró el padre, tenemos que  repasar y pensar por qué otros ganaron el pedido o por qué el penalti fue parado por el niño del otro equipo. Estudiar cómo podemos hacer las cosas mejor que hicimos en los últimos tiempos, aprender de los traspiés y crecer cada uno en nuestra área.

Solo falla el que lo tira, y seguro que el niño tendrá oportunidad de meter muchos penaltis más. Y solo pierde pedidos el que está donde se producen las necesidades, y el que oferta, porque el que no conoce que existe un pedido potencial nunca puede perder la operación. Y por esto es injusto como es etiquetado como fracasado el que se atreve y tira el penalti, y el que se atreve a salir de la zona de confort y no se atrinchera esperando que el frigo de casa se llene por un milagro cada semana.

Ya solo en su despacho, mientras repasaba los apuntes y pasaba a limpio lo que había vivido la última semana, siguió pensando en la palabra y el significado de "fracaso". Personalizar el fracaso es lógico en una sociedad donde se asocia el mismo a la incompetencia, a la falta de compromiso o al pasotismo, vinculándolo a la falta de conocimiento, capacidad o actitud negativa de la persona o las personas que lo causaron. Pero, ¿esto es así realmente? Creía que sí, si estuviéramos hablando de un mundo cierto con todos los ingredientes de la ecuación conocidos. Pero no estamos jugando en un mundo de esta manera tan cierta, sino al contrario, nuestra era es un tablero de juego cargado de incertidumbre y lo desconocido tiene cada vez más presencia en nuestras vidas.

Complejidad, interrelación, incertidumbre y cambio donde la tecnología se desarrolla a una velocidad que en nuestro día a día es imposible adquirir el conocimiento necesario, ya no para diseñar modelos a través del mismo, sino solo llegar a comprenderlo se convierte en un verdadero reto.

Jandro al menos lo tenía claro, no existe el fracaso sino aprendizaje a partir de no conseguir ganar el envite. En un entorno en lo que lo desconocido es la norma, el fracaso no surge de la incompetencia ni de la falta de compromiso (en caso de falta de actitud, lógicamente hay que reconducir la situación, o si no hay intención de cambio recomendar a salir del proyecto) sino de la incertidumbre que se genera en el nuevo terreno de juego al que estamos invitados a aventurarnos.

Aunque se tenga la mejor intención y capacidad técnica, la incertidumbre regala múltiples factores que pueden generar resultados inesperados. Por todo, hay que prepararse a cambios constantes, resultados diferentes y tareas complejas con factores nuevos emergentes que pensando de manera tradicional siempre serían inesperados e indeseados. Y por todo, si no se llega al resultado esperado según la cultura tradicional aunque estemos viviendo en un entorno VUCA, desgraciadamente se vuelve a culpar a algún individuo o a un conjunto de ellos, en lugar de orientar las energías a comprender el resultado y aprender para la siguiente.

Esta orientación nos brinda una consecuencia directa, al personalizar y penalizar el fracaso, que no es otra que las personas de nuestras organizaciones acaban no sintiéndose nada empoderadas, y evitan entrar en cualquier terreno nuevo o desconocido, además de por supuesto no tomar ninguna iniciativa y menos acercarse a eso que conocemos como innovación. Y esto es lo contrario a lo que las organizaciones necesitan.




Acabó pensando en la manera de reforzar una cultura que abrace el cambio, no penalice el error y se lance a afrontar la misión de crecer a través de un camino nunca antes transitado, incierto pero esperanzador, cargado de oportunidades y que solo los que se adapten a este nuevo paradigma sobrevivirán para contarlo...

domingo, 23 de abril de 2023

CONVERSANDO SOBRE LIDERAZGO, RELACIONES Y FELICIDAD

"No temáis a la grandeza; algunos nacen grandes, 

algunos logran grandeza, 

a algunos la grandeza les es impuesta 

y a otros la grandeza les queda grande"


William Shakespeare (1564-1616) 

Escritor británico



Conversaron mucho rato sobre las prácticas más representativas en el mundo de los negocios. Mucho se habla de la experiencia y la práctica, pero sin una teoría que acompañe y sistematice la toma de decisiones, acertar se convierte más en un proceso diríamos que fortuito.

Se preguntaron lo difícil que llega a ser que las personas inteligentes aprendan a aprender. Y es que son buenos aprendiendo operaciones, marketing, finanzas, etc... pero, ¿qué les pasa cuando se trata de aprendizaje interpersonal? En este ámbito normalmente patinan, y es ahí donde precisamente se desarrolla el liderazgo, y sobre todo, el impacto como  gestores de otros profesionales.

Y concluyeron que la característica principal respecto a ese asunto es la fragilidad de esos directivos inteligentes, los cuales se creen importantes solo cuando tienen éxito, intentando huir siempre de sus deficiencias. Esta claro, aunque se puede enseñar a las personas inteligentes a aprender, no es nada nada fácil.

Siguieron intentando comprender por qué aunque cuando alguien llega a la cima del liderazgo este se basa en usar con maestría las soft skills en lugar de las hard, a la hora de buscar alguien nuevo en el equipo de dirección normalmente se centraban en el currículo, el rendimiento universitario, la experiencia, etc... Lo de siempre, se sabe que lo que realmente marca la diferencia es la auto-gestión y las gestiones personales pero lo fácil es escoger al coeficiente intelectual más alto que está al alcance tangible de seleccionadores con una agenda de por sí más que completa.

Y se pararon en su conversación tratando de la diversidad y de las organizaciones que la cuidan, y la hacen crecer, y como la diversidad en la empresa se traduce en aprendizaje y rendimiento. Intentaron comprender como aprender del error, del compañero, del jefe y del cliente o proveedor es vital, pero cuando más diferentes son todos estos actores que trabajan en la obra que cada cual interpreta en su sección o en su empresa, en realidad más la organización se asemeja a una estructura de alto rendimiento.  No se trata de decirlo o escribirlo, sino de vivir en un clima laboral sincero que aprenda de las diferencias, las honre y las afirme con hechos y no con eslóganes.

Ella le confesó en qué basaba su liderazgo. Era capaz de conectar temas que le ocurrían, combinándolos entre sí y a un todo mayor que daba sentido al camino a seguir en su organización. Pero lo que le resultaba mágico era que trabajaba en su visión aun sabiendo que faltaba al menos una década para que se entendiera o fuera algo normal y obvio.

Y aterrizaron en cuestiones complejas y vitales como felicidad, o el éxito en la vida. Hablaron largo y tendido de cómo asegurarse la felicidad en su carrera laboral, en sus relaciones con la pareja, los hijos o los amigos, e incluso, por como se está poniendo el patio, de como deberían asegurarse para no acabar o de patitas en la calle, o incluso en la cárcel.

En primer lugar, la felicidad en el trabajo fue contestada negando que el motivador principal de sus carreras fuera el dinero. Valoraban la oportunidad de aprender, aumentar el número de responsabilidades a su cargo y ser capaces de contribuir al bien común, a los objetivos globales de su empresa y no simplemente tener logros, sino ser reconocidos por los mismos.

Si salían del trabajo hacia casa con una autoestima por los suelos sabían como iba a acabar la velada nocturna con su marido/mujer, y con sus hijos. Al día siguiente imaginaron que salían reforzados en cuanto a su autoestima, habían tenido una jornada en la que habían sido reconocidos, aprendiendo de la misma y habiendo conseguido cosas valiosas para su departamento, su empresa. La velada en casa fue en ese caso totalmente distinta, el día había sido completo, y su actitud reforzada había contribuido a que ese día redondo no acabara en el trabajo sino que culminara en casa, con los suyos, con la familia que le da realmente sentido a su vida.




Por todo, y terminando, convinieron que aunque muchas veces pensaban que la vida, sobre todo en los negocios, va de comprar, vender, invertir, y en definitiva negociar, lo verdaderamente cierto e importante es que las grandes recompensas de la vida se obtienen al construir personas y relaciones completas personales.

lunes, 17 de abril de 2023

APRENDIENDO A COMUNICAR MEJOR

"Hay pocos animales más temibles 

que un hombre comunicativo 

que no tiene nada que comunicar"


Charles Augustin Sainte-Beuve (1804-1869) 

Escritor y crítico literario francés




Juana se acercó y me dijo que le había gustado mucho mi presentación, pero que si no me importaba y tenía algo de tiempo podría indicarme qué hacer para mejorar mi manera de comunicar. 

Yo me sentí algo abrumado. Para mí Juana era de lo mejor en comunicación de este país y sinceramente inicié de forma discreta la búsqueda de una cámara oculta. Era como un regalo, y no dudé en decirle que por supuesto sí, sí que tenía tiempo y que si le parecía bien, podíamos ir a una pequeña sala de reuniones que teníamos en la planta baja de las oficinas.


Juana me dijo que cuando se refería a enseñar a comunicar significa conseguir que las personas tengan impacto; vaya suerte, pensé, porque por algún motivo u otro se había fijado en mí y me estaba dando la oportunidad para darme algunos consejos sobre lo que ella llamaba comunicación en directo.

El tema de la comunicación es algo que tiene mucho potencial de mejora a nivel general, me dijo. Comunicar bien es tener impacto, y si no existe lo que se llama persuasión, no se consiguen muchas cosas en nuestra vida diaria, tanto a nivel personal como a nivel empresa.

Me habló de comunicación como sinónimo de conectar. Hay que lograr que la otra parte, la que te escucha, deje todo lo que tiene en su cabeza, se abra, ponga el foco en lo que se esté comunicando y te deje entrar, me decía.

"El cómo y la persona es mucho más que un power point trabajado durante horas y horas. El speech perfecto no importa, lo que importa es transmitir, hacer que la gente te crea, y el grado de autenticidad con el que logres transmitir." .- La verdad, yo estaba como en una nube, pero creo que logré quedarme con lo máximo que mi mente me permitía retener.

A lo perfecto no se le cree, continuó. Se trata de ser capaz de conectar no mediante historias perfectas, sino con historias en las que nos hemos equivocado e incidir en  qué hicimos para solucionar el error, cómo aprendimos, y de esta manera estaremos ayudando a la audiencia, a tus colegas o a tu equipo a aprender con tus errores y no con tu perfección. Nadie cree a las personas que cuentan historias de perfección. Esto no es creíble.

Pasó después a hablarme de la importancia de la empatía. Para ella la empatía significa que te olvidas de ti, y reiteró que en comunicación lo importante es aportar valor y dejar de pensar en uno mismo y meterte en la piel de la otra parte; y si transmites empatía, tu audiencia lo percibe y ve que el discurso les ayuda y se abren al mensaje que quieres comunicar. 

Dando por terminando este tema de la empatía abrió otro melón. Comunicar preguntando. Me enseñó que el poder de las preguntas hace entender que la comunicación no es unidireccional, sino bi o multidireccional. Al preguntar la otra parte contesta, aunque a veces sea mentalmente, pero con este método se consigue conectar, ya que todos los presentes están pensando a la vez y además, enfocados en el tema que se está tratando.

Existe un error típico porque pensamos (y así nos han enseñado) que las presentaciones deben de ser: un problema, una solución y unos pasos a seguir.

Juana prefiere que el proceso sea plantear un problema, presentar varios caminos posibles, y explicar el camino elegido por los motivos tal, o cual, etc... O sea, plantear la comunicación como un proceso de pensamiento crítico para volver a generar una interacción que genere mucho más valor que las presentaciones de toda la vida, pensé.

Le pregunté si en este tema de la comunicación se aprende o se nace, a lo que Juana me contestó sin dudar que a esto se aprende. Además, si las personas con las que trabaja para hacerle mejorar en esto de la comunicación son tímidas, para Juana es como si le hubiera tocado un premio; porque según ella las personas tímidas son reflexivas, y la gente reflexiva tiene cosas que decir, aporta valor.

Volviendo a mi pregunta; a comunicar se aprende, y es un proceso que Juana ha vivido muchas veces. Llega un momento que la gente rompe su miedo y empieza a descubrir que puede convencer, y ese descubrimiento le lleva a repetir, aprender, mejorar y al final conseguir conectar.

Como siempre, cuando tienes enfrente a alguien que sabe mucho sobre algo, intentas que te deje un método, por ello le dije que si me podía indicar por dónde empezar.

Para enseñarme a comunicar mejor, primero me dijo que tenía que saber lo que me bloqueaba para no brillar. Se debe eliminar el miedo para que salga lo mejor de ti en los momentos difíciles. Eliminar el miedo a fallar, a no estar a la altura, a no quedarse en blanco, a ser juzgado, etc...

Y hazme caso, lo primero, a comunicar se aprende comunicando. O sea, lo primero es lanzarse al ruedo. Nunca te escondas a la hora de que el momento requiera comunicar.

Después, prepárate muy bien. En comunicación, menos es más. Porque a la otra parte no le interesan los detalles. Se trata de elegir bien los mensajes y que sean pocos.

También, hay que olvidarse de uno mismo. Se trata de darle a la gente el mensaje, las ideas, pero evidenciando que el centro son ellos, y que tu no eres más que una herramienta necesaria, o sea el medio y no el fin.

Y la estructura que entiende mejor para desarrollar un buen proceso de comunicación podría ser una idea, una pregunta, un ejemplo y una pausa...

Y nos pusimos a hablar sobre un tema que me apasiona. El cambio, la incertidumbre...

Para Juana, en este entorno incierto cobra mucha importancia el comunicar bien, y mucho. Y aunque no tengamos certezas, hay que ir comunicando como líderes hacia donde tenemos que ir, cuales son los pasos y alertar de que el camino no será fijo, sino flexible.




Y para terminar, hablando de la inmediatez en la que viven las nuevas generaciones, me indicó que era bueno usar el storytelling para comunicar, ya que será como un bálsamo para la velocidad de la sociedad actual, porque nos hará reflexionar, tiene cadencia, no es tan inmediato como los mensajes directos, y acaba demostrando que lo bueno requiere tiempo. Me hizo ver que soñar, imaginar, aprender o ser creativo requiere tiempo. Y aunque todo y todos vamos acelerados, aprender de historias que conectan, enseñan y acaban germinando puede acercarnos a movernos hacia una empresa sostenible y estructurada independientemente de lo VUCA que es el mundo que nos ha tocado vivir.

domingo, 9 de abril de 2023

LA BELLEZA DEL PENSAR

"Aprender sin pensar es inútil. 

Pensar sin aprender, peligroso"


Confucio (551 AC-478 AC) 

Filósofo chino





La Semana Santa tocaba fin y tuve la suerte de compartir una tertulia muy amena y diferente tras la comida de este Domingo de Pascua. 

Diego se unió a la mesa por casualidad. Me lo presentó un amigo común el Domingo de Ramos. Era profesor en la universidad, estaba solo y pidió permiso para sentarse un rato con nosotros. 


Comenzó comentando por qué defiende el sentimiento de culpa, algo raro como tema de debate pero que nos hizo prestar atención al resto de comensales.  En este siglo que se intenta enseñar que no nos debemos de sentir culpables, hagamos o no hagamos algo, intentó hacernos ver que no es tan grave, sino todo lo contrario.

El humano erra por naturaleza, por lo que el que no se arrepiente de nada no debe de sentirse muy humano, continuó. Y la perfección no existe, al menos en el terreno ajeno a lo divino, en el que nos movemos todos los presentes...

Diego comentaba que al menos hay que sospechar del que no se arrepiente nunca. Y pasó a hablar sobre aceptación. 

También lo de aceptarse tal y como eres, puede llegar a ser peligroso. No todo está bien y no debemos aceptarnos al 100%. Se trata de optimizar y transformarse, por lo que no podemos aceptarnos y conformarnos de lo que somos y de cómo somos. Y es que todos estábamos de acuerdo que esforzarse es un proceso de mejora continua, que parte de una imperfección para ir mejorando lo presente. Si se está vivo, hay que aspirar a seguir mejorando, aspirar a construir un yo mejor, aspirar a ser nuestro propio  instrumento de inventar nuestro yo futuro, para que nuestro camino hacia la vida sea un proceso de construcción.

Culpa, aceptación y esfuerzo. Diego era un filósofo y estaba dándole sentido a un Domingo de Resurrección en el que habíamos celebrado el revivir de nuestra fe dando certeza a un camino hacia la salvación eterna.

La ética es un cultivo del carácter en el que a través de la costumbre vamos perfeccionándonos paso a paso, acercándonos a lo que queremos o debemos ser.

Resurrección es Vida, Esperanza, por lo que debemos ser dignos de ser confiables como líderes o maestros en dónde nos toque servir. Se debe ser autoexigentes, eso sí. El pensamiento crítico debe ser cultivado y siempre hay que someterse a examen, sospechando de cuales son nuestros principios gestores de nuestro propósito.

Y pidiendo otro café nos instó a celebrar la diferencia. Todo el mundo quiere ser diferente, pero al no pensar con autonomía y no desafiar las verdades que la sociedad y las redes sociales nos imponen, todos tendemos a parecernos mucho. Se trata de ser atrevidos y valientes a la hora de afrontar lo que se nos autoimpone.

Y Diego llegó a un tema fundamental para crear el futuro de nuestras casas, nuestras familias y nuestras empresas. Nos hizo reflexionar de cómo alargamos la figura del joven. Los adolescentes se están construyendo, pero qué ocurre con jóvenes de 25, 30 ó 35 años, los cuales deberían ser personas preparadas para construir una vida plena desde esa fuerza vital que da la juventud.

Los jóvenes son ciudadanos plenos, profesionales completos que deben ser los motores de nuestra sociedad, y no vagones arrastrados por máquinas experimentadas, sí, pero con tecnología del pasado que aunque necesaria como complemento no pueden seguir dirigiendo solo desde su prisma el camino hacia el futuro.

Diego comentó bastante sobre el tema de la valentía. Para él, el cobarde suele ser muy egoísta y conservador a la hora de proteger lo que tiene. El valiente es diferente, lo mismo porque no tiene nada que perder. La desafección con la vida, con lo que se tiene, nos convierte en valientes, y volvimos a recordad la fiesta de Pascua. Ni la vida propia vale tanto. Hay cosas que son mucho más importantes que nosotros mismos.

La valentía debe ser una actitud civil prioritaria, no una más. El valiente es aquél que teme lo que hay que temer. Distinguir entre cometer injusticia a padecerla. El miedo debería ser a hacer algo malo, no a que nos ocurra. Debemos vivir teniendo miedo a las cosas que podamos hacerle a nuestro entorno, a las personas que nos rodean y no a las que podamos recibir.

Y habló de democracia. Asumir que nuestras convicciones pueden exponerse a concurso público; serán criticadas. Y algunas no sobrevivirán. Ser valiente es atreverse a matizar, atreverse a no tener opiniones fijas, atreverse a cambiar de opinión.

Diferencia, juventud y valentía. Otro paquete dejado por Diego antes de continuar charlando afablemente en un domingo excelente, broche de la Semana Santa.

Qué caro está esto de pensar. No debemos trabajar en oponerse el uno contra el otro. Pensar no es pensar contra el prójimo, no es una batalla de tú y el contrario. 

La oposición no es nada valioso, sin más: 

Desmontar es sencillo. 

Criticar es sencillo. 

Romper es fácil. 

Lo difícil es crear y desmitificar el prestigio de la crítica no constructiva. Porque eso lleva al odio gratuito.

A Diego le interesa el que propone, el que construye, los que inauguran un camino transitable y elimina al que bloquea opciones que proponen otros. El refuerzo de lo que yo creo, validado en redes por algoritmos para sentirnos cómodos, es una pobreza del pensamiento.

Someter a crítica nuestras convicciones es enriquecedor. Se trata de saber si nuestra experiencia y nuestro aprendizaje nos capacita para cambiar o mejorar nuestra opinión. El fracaso de un mentor, un líder o un maestro no es otro que su equipo o alumno no haya cambiado nada de lo que opinaba sobre algo antes de un trabajo, una clase, una conversación.

Y nos habló sobre la belleza del pensar. Se trata de crear condiciones y construir espacios para pensar de otra manera. Los espacios del silencio serían buenos. Se necesita tiempo y silencio para pensar de forma aislada. Y se están perdiendo estos espacios para cultivar la reflexión serena. En la actualidad se nos mide por producción acelerada de manera permanente. 

Y crear necesita tiempo; tiempo en barbecho. 

¿Qué has hecho hoy? Nos preguntan y nos autopreguntamos al irnos a casa, todos los días, todas las semanas...

¿Y cuántos minutos has pensado? Esta pregunta se hace menos. 

¿Se puede tender a la mejora sin pensar? ¿Qué dirían nuestros jefes si nos quedáramos en casa y le dijéramos que es para pensar?

Y habló de nostalgia. Parece que lo retro está de moda. Y parece ser que nos da tanto miedo el futuro que nos condiciona para protegernos en el tiempo que fue. Se trata de seguir esperanzados en el tiempo que ya pasó. Pero para Diego la pregunta es por qué echamos de menos lo pasado o lo que nunca vivimos.

Por último, puso sobre la mesa el debate sobre la necesidad de la filosofía y la ética como un buen invento histórico. Comentó que en el siglo IV antes de Cristo ya se trataban estos temas, concluyendo que una vida sin examen no merece la pena ser vivida. Preguntar y dar respuesta es necesario, y no hay una solución mejor para vivir y explorar cómo vivir de manera más feliz y más justa. La ética nos interroga por lo que somos hoy y lo que podríamos llegar a ser, evidenciando la distancia que hay entre el acto y la potencia, siendo la mejor manera de recorrerla entender y estudiar la tradición filosófica. 




Y agradeciendo nuestro tiempo y el haberle dado sitio en nuestra mesa, se despidió indicándonos que era vital guardar memoria para saber copiar parte de las soluciones, pero ambicionar cierta creatividad para alumbrar respuestas nuevas a circunstancias que son nuevas.

sábado, 1 de abril de 2023

ACIERTO, RIGOR Y PROFUNDIDAD

"Aprender sin pensar es inútil. 

Pensar sin aprender, peligroso"


Confucio (551 AC-478 AC) 

Filósofo chino


Luis Manuel me dejó un recuerdo especial en mi paso por el IESE. Siempre que puedo reviso los apuntes de sus clases, algún video de YouTube o simplemente recuerdo cómo aprendí por primera vez a diferenciar las funciones de una Junta de Accionistas, un Consejo de Administración y un Comité de Dirección en las tres famosas pizarras de clase, eso sí, convenientemente explicadas por él, el maestro Calleja, y sobre todo, un recuerdo imborrable provocado por la enorme pasión por todo lo que nos enseñaba, lo cual no dejaba indiferente a ninguno de sus alumnos.


Y me llegó la noticia de su último libro, a título póstumo, "Dirigir, Pensar y Enseñar".

Esto me hizo darle una vuelta a los tres verbos con los que había Calleja bautizado su obra y abrir un debate en mis pensamientos que serviría, seguro, para implementar ciertas mejoras en el proyecto en el que estaba inmerso.

En cuanto a Dirigir, se trataría de hacerlo con Acierto. Para ello, la dirección debe reconocer de la importancia de gobernar con integridad y ética, lo cual concluirá en una empresa basada en el respeto entre las personas que forman la misma y lo que es mejor, una empresa sumida en un ambiente de confianza. En esta parte es cada vez más necesario que cualquiera en la organización dirija a sus departamentos o equipos con unos criterios iguales a los que lo están haciendo en otros lugares o en otros momentos sus compañeros de proyecto. 

Definir un propósito y entenderlo por toda la organización es como buen faro para no encallar, pensaba mientras intentaba poner orden a la idea de lo que significaba acertar cuando el líder está lejos, o en otros menesteres.

Pensamos en una empresa íntegra y esto no es otra cosa que las personas que la forman, sus decisiones y su ejecución como una suma de acciones íntegras. La empresa sin personas en acción no existe, por lo que éstas son las que deben ser íntegras en la toma de decisiones. 

Cuando hablamos que una empresa es así o de otra manera, pensamos en un ente abstracto, pero realmente de lo que hablamos es de las personas que la forman y cómo actúan.

Y en estas estaba cuando salté a la segunda palabra del título del libro: pensar. Algo que no sobra y está muy caro en los tiempos que corren. Parece que si piensas ya vas tarde, pero cuán de importante es no tirar para el sitio equivocado, en dirección contraria a la meta, a nuestro objetivo.

Si hablamos de Pensar, Calleja lo apellida con  el sustantivo Rigor, enfatizando que cada vez es más necesario desarrollar habilidades en el equipo directivo y los mandos intermedios, no tanto de las denominadas duras, sino de algunas blandas como pueden ser el pensamiento crítico y el análisis fiel y concreto para la toma de decisiones, que cada vez deben de ser más rápidas y acertadas para liderar un mundo empresarial en constante cambio; cambio cada vez más acelerado y menos previsible. 

Y por ello, conocer la técnica es necesaria, pero no suficiente, y toma una importancia vital el tener un amplio desarrollo de la habilidad de incluir en el proceso decisional un pensamiento crítico basado en analizar antes de elegir el camino que consideramos idóneo. 

La tecnología, cada vez más, nos echará una mano en la analítica (pensé en estos momentos en ChatGPT y otras inteligencias de soporte que están apareciendo con más fuerza y a nivel casi diríamos de usuario) pero al final, el directivo deberá apretar el botón que decida, cuándo lo decida y sobre todo, responsabilizándose de los efectos que su decisión provoque.

Y me lancé por último a la tercera palabra, Enseñar, pero no de manera superficial, sino Enseñar con Profundidad. Calleja vuelve a incidir en la importancia del desarrollo de habilidades de liderazgo en los profesionales que conforman la empresa. Y es una labor a realizar a través de la enseñanza y el desarrollo de competencias a todos los niveles de la empresa por medio de la formación continua. Esta parte es esencial si se quiere construir una empresa sostenible en el tiempo y además, éxito asegurado a largo plazo de cualquier proyecto.

En todos los casos, yo entiendo y entendí en su día que está intentando transmitirnos y sugerirnos maneras de construir empresas con valores, y verdaderas escuelas internas de pensamiento crítico, lo cual debería cimentar una cultura de aprendizaje continuo y sobre todo, a nivel individual un desarrollo profesional y personal.

Sin aprendizaje en un mundo dinámico, en movimiento, la obsolescencia es el sumidero en el que todos caeríamos. Ponerse al día, capacitarse, mejorar las habilidades y recordar lo olvidado debe ser algo intrínseco a nuestro día a día. Si te paras te adelantan, si te duermes te adelantan, si dudas te adelantan. Solo la pasión por aprender nos mantendrá en movimiento y nos llevará sobre las olas, en lugar que las mismas nos arrastren y revuelquen por la arena.



Cerré la oficina, me despedí del trimestre, y comencé a andar hacia una Semana Santa que tras prepararnos durante un mes de Cuaresma aprendiendo el camino de cómo llegar a la Cruz, y tras un merecido descanso y una Luz de Esperanza y Resurrección, seguro que nos deparará muchas y buenas oportunidades para enseñar con profundidad, pensar con rigor y dirigir con acierto.