"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 12 de octubre de 2025

CUANDO 1+1 NO SON 2 EN EL ARTE DE GOBERNAR

"No hace falta un gobierno perfecto; 

se necesita uno que sea práctico"


Aristóteles (384 AC-322 AC) 

Filósofo griego



Hacía tiempo que no me topaba con el maestro Calleja y la verdad, le tenía ganas. Fue mi mujer la que dejó una torre de libros sobre la mesita y me dijo: "Ahí van, luego me dices los que tienes a medias o los que podemos devolver a la estantería".


Me quedé el de LuisMa, y esa misma tarde me puse con él mientras mano a mano conversábamos como antaño. Siempre lo recuerdo con cariño, tal vez porque me enseñó desde cero una parte de la empresa que, aún habiendo trabajado ya un par de décadas, estaba ahí pero no había reparado en su presencia. Sí, a veces pasa, es como respirar sin conocer la ciencia o la técnica del proceso respiratorio. Simplemente lo hacemos.

Pero volvamos al asunto que hoy nos ocupa.

Me recordó cómo gobernar no es otra cosa que conseguir que un grupo de personas llegue a un fin. Y como no, la tarea influye en la fijación de esos fines. Se trataba de distinguir y saber sobre las ciencias prácticas de las productivas para el acierto en la conducción de las organizaciones.

Ninguna de las dos ciencias, o grupos, deberá sobresalir sobre las otras, ya que es fácil orientar la organización hacia un lado u otro, cayendo en lo conocido como politización o tecnocracia, y no teniendo en ningún caso un final diríamos que feliz.

Y se trata de elegir el modelo, siendo ese menester nada técnico, sino político. Y LuisMa recalcó que el uso cruzado de un sistema mixto es la solución que conlleva la modificación de la realidad tan necesaria para incidir en el proyecto a realizar.

Pensé en cuánto es necesario tener unos principios globales para encaminar el largo, el plan, lo macro, y a la vez un modelo instrumental, adaptativo, específico, el cual trabaja en el ámbito a corto, circunstancial y que sea capaz de darle un sentido a lo situacional de las personas, el momento y las circunstancias.

Y por ello se necesita disponer de talento que eleve a ciencia tanto lo práctico como lo productivo; y no todo el mundo es capaz de desarrollar ambas caras de la moneda, por lo que se necesita disponer de características en las organizaciones de ambos linajes.

Me condujo a conocer las diferencias entre lo práctico y lo productivo, primero. Lo práctico se refiere a las facultades que enseñan el modo de hacer una cosa. La persona práctica es experimentada, versada y diestra en el uso de una cosa. Lo productivo, en cambio, es fabricar, crear cosas o servicios con valor económico.

Mientras una persona es práctica, marca un propósito y la dirección más conveniente de una operación, un robot simplemente hace, siendo este un hecho productivo y no práctico.

Ahondó en mi entendimiento de separar el ágere (lo práctico) del facere (lo productivo).

Ágere como acto, no un hecho, con libertad de elección y sin predeterminación alguna. Lo contrario, atado a lo predeterminado, es un hecho (facer).

Volvió a recalcarme que dirigir trata siempre de elegir lo oportuno dentro de lo técnicamente factible. Pero saber qué nos conviene no alcanza lo material si no es con un buen enroque con lo meramente productivo.

Y caímos en la necesidad de la simplificación de los sistemas para incidir eficazmente con medios limitados (recursos como el tiempo, etc...) al alcance de la persona que gobierna. 

Y sí que es un artista el que es capaz de sintetizar, quedarse con lo esencial, y no caer en la tentación de no reducirse a una parte accidental que no represente a un todo.

LuisMa me alentó a seguir avanzando en el conocimiento de la naturaleza general y específica de la empresa a gobernar, dejándome claro que solo así, y dominando ambos matices, podría elegir los medios para hacerla progresar.




Se volvió a marchar dejándome conmigo y mis pensamientos. Volveremos a vernos, más pronto que tarde. 

Tengo ahora más claro que precisamos de herramientas, personas y procesos tanto globales como instrumentales. Las primeras sirven para concebir la empresa como un todo, y las segundas para llevar el rumbo hacia la meta según el propósito que define las primeras.

Para dirigir se necesita primero diagnosticar, luego elegir el futuro y al final proceder a la implementación. Y en cada parte, trocear, analizar para posteriormente ensamblar lo troceado de la manera adecuada que nos acerque al buen puerto. Y así en un proceso sin fin, encadenando etapas y viviendo metas, destinos y aventuras que la vida empresarial y personal nos regala sin pedir nada a cambio, salvo precisamente eso, las ganas de mantenerse vivos.

domingo, 5 de octubre de 2025

EL ESPECIALISTA Y SUS BONDADES

"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, 

pulidla sin cesar y volvedla a pulir"


Nicolas Boileau (1636-1711) 

Poeta y crítico literario francés




Miguel Ángel le llamó el lunes y le dijo que no estaba del todo de acuerdo con lo que había escrito la semana anterior.


Era un especialista, y al leer el tema de la polivalencia, pues como él dijo, le había tocado la fibra y necesitaba defender también la posición de la importancia en determinadas situaciones de profesionales especializados en áreas que al final fueran diferenciales.

Pensó en el padre de Armando y lo que había explicado a su hijo. Y entendió que más que comparar lo bueno o lo malo de especialización y polivalencia, a lo que se refería Miguel Ángel era una comparativa entre especialistas y generalistas.

Y claro que en el ámbito de la organización industrial coincidían ambos en que la especialización representa una de las palancas más potentes para poder ganar eficiencia, calidad y consistencia en los resultados de una empresa.

Sí, le dio la razón en que un perfil generalista aporta siempre una visión más amplia, una mayor capacidad para adaptarse a un mercado incierto y facilidad para conectar y equilibrar áreas diferentes. Eso sí, por otro lado, el especialista profundiza en un campo concreto hasta que lo domina por encima de la media, y sobre todo, lo que permite es la mejora en muchos ámbitos necesarios en la empresa moderna que tanto se necesita en el día de hoy.

Por un lado, el especialista provoca una mayor productividad y precisión en el output de sus acciones. Sí, al repetir procesos similares y dominar cada vez más unas herramientas específicas, se reducen los errores y los tiempos en los que se ejecuta cada tarea.

Además, el conocimiento profundo le genera la detección de matices y oportunidades óptimas gracias a un olfato óptimo que le viene de un proceso de experiencia enfocado, generando una mejora continua sin fin.

Ni que decir tiene que ambos estuvieron de acuerdo en la estandarización y calidad que la especialización propone. Y es que en entornos industriales se necesita repetibilidad y fiabilidad en los procesos, por lo que contar con especialistas garantiza uniformidad, conocimiento y cumplimiento de las normas tanto internas como del sector.

Por último, cuando hablaban de polivalencia y mejora de equilibrado, solo se podría generar un sistema de este tipo mejorado si se tienen auténticos maestros que no son otra cosa que especialistas muy experimentados. Referentes internos que con su función de capacitación de jóvenes elevan el nivel de la empresa y contribuyen al proceso vital de formación, crecimiento y escalado del modelo de negocio elegido.



Miguel Ángel quedó tras la conversación más convencido de todo lo hablado que tras haber leído la semana anterior todo lo escrito sobre polivalencia y sus bondades.

Sí que ahora coincidían en que la colaboración entre ambos perfiles forma un universo equilibrado a buscar. Él y los especialistas de cada empresa generan rigor y dominio técnico, pero era indudable que los generalistas desarrollan una visión transversal en la organización, una integración de todos los procesos a equilibrar y una adaptación necesaria ante el cambio constante que vivimos día a día.

El especialista, excelencia operativa. El generalista, coherencia estratégica.

Y una organización madura necesita de ambos para ser sólida, ágil y sostenible.

domingo, 28 de septiembre de 2025

POLIVALENCIA: CASTIGO O BENDICIÓN

"La máxima especialización equivale a la máxima incultura"


José Ortega y Gasset (1883-1955) 

Filósofo y ensayista español



Armando últimamente no estaba tan contento con la empresa como en sus inicios, hace ya más de dos años. Sentía como que los cambios que le proponían en el puesto de trabajo eran como un castigo respecto a otros compañeros que no se movían de su sección.
Su padre se sentó un rato con él en la habitación para saber en detalle lo que le estaba ocurriendo. Parece ser que tras 4 meses en la sección de ensamblaje, ahora le habían vuelto a cambiar de puesto, en esta ocasión a ayudar al equipo de mantenimiento, que estaba preparando una nueva línea de fabricación de cara al próximo curso.
Su padre intentó darle su visión. Siempre había trabajado en empresas industriales, y ahora jubilado, intentaba continuar al día de todo lo que ocurría en el sector secundario, ya que le gustaba mucho leer además de viajar, siempre que el trabajo de su mujer les dejaba.
Le explicaba cómo la capacidad de poder desempeñar diversas tareas, la polivalencia, es muy importante ya que, en resumen, aporta flexibilidad interna a la compañía, con lo que puede responder a la variabilidad de la demanda, pero además mejora el perfil profesional del trabajador y sus oportunidades de desarrollo.
Armando parecía empezar a verlo diferente, pero necesitaba profundizar más en el asunto.
Por todo, su padre comenzó a resaltar las bondades de la polivalencia, dividiendo cuatro ideas a favor de la empresa y otras cuatro que le favorecían a él como trabajador. Todos ganaban, le decía a Armando.

En primer lugar, su padre le resaltó cómo la empresa con un buen plan de recursos polivalentes dispondría de una mayor flexibilidad operativa, adaptando su fuerza laboral a las necesidades de cada momento, lo que le permitía cubrir picos de demanda o las bajas puntuales de compañeros.
Por otro lado, este sistema optimizaba los recursos humanos, facilitando la asignación de tareas y una gestión eficiente de las personas que conforman la plantilla.
También se adaptaba a las variaciones de producción provocadas por la demanda de productos, siendo crucial para mantener un nivel óptimo de competitividad.
Y por último, mejoraba la productividad. Le explicó cómo con una plantilla polivalente como la que estaban creando con su ayuda, podían optimizar recursos, procesos y esto redundaba en aumentar la productividad al eliminar horas improductivas al no disponer de desfases entre recursos y necesidades.

Hasta ahí Armando había entendido todo, pero le indicó a su padre que todo lo que habían comentado era bueno para la empresa. ¿Y yo? ¿qué gano estando trabajando de un sitio para otro? Le recordó que había estudiado mecánica y le gustaba mucho su primera etapa instalando mecanismos en la sección de maquinaria especial.

"Bueno, eso es verdad, y te entiendo." —le dijo su padre de nuevo. "Pero piensa en largo y no tan en corto."

Y le hizo pensar en las ventajas que estaba adquiriendo. Le explicó cómo la experiencia que estaba adquiriendo era cada vez más rica y diversificada, por lo que estaba conociendo cada vez mejor a la empresa en más secciones.
Además, el desarrollo profesional que le estaban regalando con los diferentes cambios le permitía ir adquiriendo una mayor empleabilidad, por lo que le hacía a futuro más atractivo para el mercado laboral.
Armando empezó a entender el lado positivo del asunto, y continuó diciéndole a su padre que entonces la experiencia acumulada en los diferentes puestos incrementaba las posibilidades de promoción interna y seguir desarrollándose dentro de la empresa. 
Su padre sonrió pensando cómo Armando empezaba a ver lo bueno de la polivalencia. Además, gracias a la oportunidad de conocer varias secciones, cada vez tenía una visión más completa de la empresa, y como no, de entender mejor lo que significaba su aportación al conjunto del valor que se ofrecía al cliente.



Unos días después, estando en la cocina mientras recogían la cena, los padres de Armando comentaban el cambio de actitud del chico desde la charla con su padre.
Habían aclarado en su cabeza tanto que la polivalencia funcional era una ventaja competitiva para las empresas, haciendo las mismas más eficientes y adaptables a los cambios, pero también cómo este sistema era un autentico regalo para el trabajador, y una excelente oportunidad para crecer profesionalmente y aumentar el valor del mismo en un mercado laboral cada vez más competitivo.

domingo, 21 de septiembre de 2025

SOLTAR PARA CRECER

"Si tu llamas experiencias a tus dificultades 

y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, 

vas a crecer vigoroso y feliz, 

no importa cuán adversas parezcan las circunstancias"


Henry Miller (1891-1980) 

Escritor estadounidense



Allí estaba Paulo pensando en la importancia de su actividad profesional, la cual le había hecho coincidir con verdaderos compañeros de camino. Sabía que nada era casualidad. Todos estaban ahí por algo, pero tenía la intuición de que todos necesitaban una mirada de trabajo más profunda, más allá de lo superficial, para ser más constantes, no rendirse, sin quedar en el "ya lo conoces", y sobre todo pasar como si nada por encima de los prejuicios.

Estaba convencido de que era la única solución para que surgieran temas más creativos, más útiles, y todos pudieran abrirse a otros mediante una mirada inteligente, inocente, manteniéndose en modo explorador.


Y ahí andaba con esas inquietudes cuando decidió llamar al maestro Carlos. Le instó a recordarse en un viaje de avión, de día, que se hubiera iniciado con turbulencias; y cómo habían traspasado este trance para continuar por encima de las nubes viendo el Sol.

El maestro le lanzó la pregunta de por qué, aun cuando las condiciones fueron adversas, el piloto había decidido continuar y no volver al aeropuerto de salida. Siguió avanzando y subiendo a pesar de las circunstancias.

Tras un poco de diálogo entre ellos, Carlos sentenció que el piloto no vuelve al origen porque sabe a ciencia cierta que tras superar las turbulencias se encontrará un cielo más tranquilo, se encontrará el Sol, continuará hacia su objetivo.

"Y eso es precisamente lo que nos falla a nosotros como humanos", concluyó. Tenemos miedo de lo que hay detrás y no tenemos fe en que después de todo el esfuerzo nos encontraremos con el Sol. Porque la fe es un sentimiento de certeza, y normalmente vivimos más tranquilos viviendo de espaldas a la tormenta, al cielo posterior en paz y a eso Sol que nadie regala. Y por supuesto, las dudas y las inquietudes nos inmovilizan.

Paulo pensó: "Las turbulencias forman parte de la vida".

¿Y si además abandonamos las etiquetas, los juicios, las experiencias pasadas grabadas con fuego y congeladas como si fueran mantras enternos?

No hubo más consejo por parte de Carlos que abriera la mirada curiosa, interesada, humilde, de esa persona que todo lo quiere explorar. Y haz que tu equipo trabaje con esa misma inquietud, normalizando la turbulencia del camino.

Sabían que lo normal es estar identificado con nuestros juicios, automatismos, formas de pensar y con la manera de etiquetar. La famosa mochila. Pero esto nos ancla siempre viviendo y decidiendo en el pasado.

Y el conjunto de etiquetas que nos ponen, y ponemos, es la fama. Si es buena, y hacemos algo mal, nos perdonarán; si es mala, cuando hagamos algo bien, el resto pensará que es una casualidad, por lo que esperarán que enseguida vuelvas a la senda del mal.

Y es que amigo, le decía el maestro, la intuición nos dice lo que hay que hacer, pero no el por qué. Recuerda siempre que la lógica es mucho más amplia que la misma razón, la cual es una forma muy limitada de poner un nombre y nada más, no honrando la misma a la realidad de lo nombrado.

Paulo se quedó con el tema de la humildad. Se trataba de soltar. Pero ¿qué hago sin equipaje? ¿en qué me sustento? 

Delante solo veo un precipicio y no llevo paracaídas. 

¿Me tiro?

Se veía en un viaje sin sus juicios, sin su forma de pensar, sin sus creencias adquiridas durante tantos años y experiencias. Sin sus acusaciones, sin sus declaraciones de culpa, sin sus juicios tanto para otros como para él mismo. ¿Puedo ser yo sin mi equipaje?

Él pensaba que sin todo esto no sería nadie, pero cuando te desnudas y saltas a ese supuesto vacío, precisamente es cuando es el momento de serlo todo.

Y ambos sabían por qué. Sabían que partiendo del juicio la mirada es de corto alcance, pero sin prejuicios se tendrá una visión inalcanzable e insuperable en cuanto al alcance, anchura y profundidad.


Le hizo recordar a ese jefe que cambió la visión de todo. Le hizo minimizar sus defectos, sus limitaciones y olvidarse de todo. En definitiva, le había ayudado a crecer. Y es que en situaciones de cambio, el mundo, la empresa, e incluso la familia, se necesita un apoyo, una mirada que nos haga crecer. 

La mirada fácil es la que juzga, la que acusa, la que enjuicia y condena. Pero la difícil y necesaria hace todo lo contrario; empuja, anima, levanta y empodera. Y es que esa mirada apreciativa desarrolla a la vez miradas apreciativas hacia uno mismo. Y de esta manera te das cuenta de que así es más fácil ser constante. Y ese es el momento en el que se cree de verdad, se cree en la esencia, en el propósito, traspasando juntos lo malo y avanzando hacia lo bueno. Porque está aunque cueste verlo.

Lo real está ahí detrás, se dijo, pero si damos más valor a las turbulencias que al Sol, entonces mandaremos a aterrizar y no avanzaremos hacia la verdadera meta.

Paulo fue al día siguiente a la oficina y se encontró una nota sobre su agenda. Era de Carlos.

"La vida es un viaje en el que hay turbulencias, pero siempre detrás, más arriba, está el Sol. Mantén tu foco, tu solidez en el trayecto, y ten presente el fin, el propósito, y olvídate de las turbulencias".

domingo, 14 de septiembre de 2025

EL RIESGO DE JUGÁRSELO AL CINCO

"Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. 

Un esfuerzo total es una victoria completa"


Mahatma Gandhi (1869-1948) 

Político y pensador indio.



El viernes le dijo que todo el mundo podía fallar, y era cierto. Pero si juegas al empate, es más fácil que al final acabes perdiendo.


Su hijo había suspendido un examen y no era cuestión de pensar que la otra parte era perfecta, ni tampoco que no existía una mínima tolerancia al error. La cuestión es cuando se observa que la preparación y el esfuerzo no es para alcanzar el diez, sino que se intenta cumplir solo apuntando al escueto cinco.

Se acordaron de todo el asunto cuando su equipo perdió también por jugar andando por la cuerda floja del 0-0, especulando muchos minutos. Se miraron, y los hermanos sabían que los dos asuntos tenían relación. Sobre todo, no formaba parte de la educación que habían recibido. Y poco a poco, tras una tarde de sobremesa de cumpleaños, fueron trasladando su conversación a lo que ocurría en la empresa que ambos habían heredado.

Habían detectado que de un tiempo a esta parte las personas que iban incorporándose a su organización también trabajaban pensando en el cinco, y no en el diez. Y claro, cuando necesitas darlo todo en un mundo cambiante, frenético y competitivo, si juegas con fuego, te quemas.

Comenzaron a repasar algunos puestos clave y también algunos departamentos que habían comenzado a trabajar más pensando en el aprobado, en solo cumplir, en lugar de buscar el sobresaliente.

Y claro, cuando se necesita estar a la altura, y aparecen los problemas y los errores que vienen solos, pues no es lo mismo estar apuntando arriba para que algunos ajustes nunca provoquen un problema mayor, que ir jugando en la línea del fuera de juego, arriesgando, para que cualquier mínimo desliz provoque el suspenso en forma de problema grave.




En modo laboral, ya en casa, se quedó pensando qué podrían hacer para motivar al personal para que no solo optaran por una presencia física en su puesto, sino que el propósito, la meta, el objetivo y sobre todo, el camino para trabajar fuera jugar a conseguir el sobresaliente.

Pensó en la época en la que estaban empezando, en cómo siempre habían ido a su puesto tantos y tantos profesionales luchando por alcanzar el diez, pero cómo ahora los que trabajaban para llegar a esos puntos eran los menos.

Sí, el tiempo libre era algo muy valorado para las nuevas generaciones, pero la cuestión no era la cantidad de horas que estaban en la oficina o en su puesto de trabajo, sino la energía, compromiso, conciencia de consecución del reto y concentración que se necesita para, una vez descontado el rendimiento por diferentes motivos, quedarse al menos en un nueve ó en un ocho, tan necesario para sostenerse en este difícil tablero de juego.

Se preguntó cuántas personas conocía de las que buscaban el diez, y cómo les iba en la vida, mientras pensaba en cuántos suspensos reconocía en diferentes conocidos, los cuales especulaban con una vida constante mientras andaban en el alambre.

Varios temas le rondaban la cabeza. Su objetivo era cambiar la manera de trabajar de su equipo, por lo que pensó en cambiar varios asuntos:

- Por un lado, pensó en reconocer y premiar la excelencia, y no solo la ausencia de errores.

- También se instó a revisar metas claras y exigentes para empujar las tareas más allá del mínimo.

- Y por último, era necesario fomentar una cultura donde equivocarse intentando el diez fuera mejor que conformarse con el cinco.

domingo, 7 de septiembre de 2025

LA REVANCHA DEL OFENDIDO

"Quien deja vivo al ofendido, 

ha de temer siempre a la venganza"


Francisco de Quevedo (1580-1645) 

Escritor español



Juan no dudó en ir a por él hasta el final. Lo viví en directo desde el comienzo, pero ni los consejos de mi primer jefe a Rubén lo disuadieron de ofender sin conocer al ofendido.

Hoy puedo decir que la enseñanza quedó en nosotros como máxima: "nunca engañar u ofender al que no se debe. Te buscará y te encontrará; sin descanso".

Y es que lo normal es que la mayoría acepte la humillación tras ser engañado con resignación, pero Juan no era ni es así.

La mayoría aprende la lección, incluso a veces reconoce que nada es gratis, que la ansiedad de ganar dinero fácil o llegar al poder por un atajo les ha hecho pasar una mala jugada. 


"Pero los tipos como "Juan" no son así", me volví a repetir. Esta clase no se queda impasible ante un engaño, aunque hayan sido ellos mismos los que hayan sembrado el campo de minas y posteriormente olvidar, pisar y hacer que exploten. Muchas veces dañándose a sí mismos.

Y esto ocurre por codicia o por ansias de triunfar a costa de otros al parecer ingenuos. Pero lo que parece una víctima inocente no reflexiona sobre su culpa de haber sido avaricioso e ingenuo, sino que inician una cruzada luchando contra gente como Rubén, los cuales no esperan esta persecución.

Pensé sobre Juan, y veía a una persona muy insegura, que además necesitaba resarcirse del engaño, a ser posible en público para limpiar su honra dañada por la ofensa mezquina del adversario.

Sí; estafa, engaño. Todo como motor de arranque de la maquinaria de su inseguridad. Y todo funciona y se sincroniza para, cueste lo que cueste, cazar al malhechor y reparar el daño que éste ha causado en su auto-estima. El precio a pagar en energía y recursos es infinito con tal de superar esa vergüenza que le hizo pasar. Y da por supuesto que no parará hasta que todo quede limpio; y la métrica de la venganza no es y será otra que la suya, porque ninguna otra vale.




Ahora tengo claro que cuanto más inseguro es la víctima más peligro tiene. Hay que dedicar mucho tiempo y recursos a conocer bien a la otra persona; a saber que el ego en la gente insegura o en las personas de frágil carácter no tolera ni la más mínima ofensa, o como se conoce en el argot "no tiene carrete".

Hay que reconocer el terreno y no se debe apostar todo a una y en directo sobre la marcha. Antes de nada, prueba con un chiste a su costa, y observa si se ríe porque será señal de que confía en sí mismo. En cambio, si la reacción es de sentirse atacado estará demostrando su inseguridad. Y por supuesto, en el caso segundo, cuida y no juegues a nada que pueda acabar con algún peligroso mal entendido.

domingo, 31 de agosto de 2025

ESTO NO VA SOLO DE TOCAR NOTAS

"Solo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien 

a quien podamos transmitir nuestro estado de ánimo con exactitud, 

alguien con quien podamos comunicarnos a la perfección. 

Es casi todo un milagro, o una suerte inesperada, hallar a esa persona"


Haruki Murakami (1949-?) 

Escritor y traductor japonés




Fue un privilegio poder asistir a la Master Class y aprender de Ben mientras le orientaba de lo que realmente era importante para dar el salgo. Me hizo pensar.

Sabíamos y le dijo claramente que estaba a gran altura a nivel de técnica; era una gran profesional. Esfuerzo, tenacidad, resiliencia, dedicación, seriedad; nada podía ser mejorado. En un momento le dijo que era nivel super-estrella.

Pero lo que tocaba no era lo que quería el compositor porque al final de todo, no era capaz de transmitir. Le explicó cómo el  compositor estaba enfadado al escribir la obra. Su mejor amigo había sido asesinado por sus ideas. Y si no contaba eso, no estaba interpretando lo que quería.

Trabajaba mucho para no fallar en la notas, eso sí. La pieza era difícil y su técnica envidiable., por lo que ella no quería desafinar, e intentaba no fallar ni una nota.

Pero ese no era el propósito. La meta era llevar hasta la gente lo que el compositor quería transmitir. Para eso compuso su obra. Quería inmortalizar una época, una injusticia, un momento de su vida. Terror, miedo, una situación sin salida. La policía política de la época quería encontrarlo y matarlo. Y a sus hijos también. Ese era el plan.

Y siguiendo el plan Be le mandó practicar no la elegancia, sino la ira. Pero no le había entendió durante la jornada de ensayos, y necesitaba que diera más.

Tras no gustarle lo que veía, le dijo que no tenía que dejar de ensayar. de ser agradable. Pero de nuevo le pidió algo más, que en resumen era que entendiera que no se trata solo de practicar notas, sino conectar con la orquesta. generar pasión y transmitir lo que el pueblo ruso, que estaba detrás, sentía. Angustia, acorralamiento, miedo, enfado. 

Sí, cuestión difícil y una meta grande. "Esto no va solo de tocar notas".- pensé yo. Entendí que la audiencia no puede entender el mensaje si los músicos no transmiten. Lo de las notas y no desafinar deja de importar si te acercas a la meta. Al propósito. Y por mi parte pensé en modo empresa, departamento y en muchos profesionales individuales. Y pensé en cómo por encima de llegar e irse a tiempo de su puesto, ser muy profesional en las respuestas, conocer muy bien la técnica de su trabajo, no dejar nada de lo suyo sin responder, y muchas cosas más que se hacen de manera correcta (tocar bien las notas sin desafinar), más allá está en acercarse al propósito y a las metas que la empresa como ente superior le propone.

Pensé en grandes técnicos, comerciales, compradores, informáticos, financieros, administrativos. Sí, conocen su oficio, tienen una experiencia reconocida, cumplen con toda norma que se les ponga por delante, pero... a la hora de generar avance hacia lo que la empresa entiende como meta, nada de nada. No se mueven para salir en la foto colocados, peinados, correctos y en estado de revista, vale, pero dónde queda la innovación, la creatividad, el trabajo en equipo y la pasión por conseguir algo por encima de descontar los días, las jornadas, entendiendo que el proyecto no va con ellos, sino solo la nota de corte que les indicará un aprobado por los pelos, pero nada más que eso.

Seguí pensando en cómo contar al cliente lo que sentimos, la historia, y la verdadera oferta de valor. Cómo caminando hacia la meta con un objetivo común y más grande empieza a importar menos el error puntual, porque lo que verdaderamente importa es todo lo que se ofrece de manera global y conjunta que se convierte en un elemento de unión inigualable y alcanzable, a la vez de difícil imitación.

Y le hizo tocar de nuevo. Y empezó a incomodar al público presente. Se acercó, porque lo hizo con sentimiento. La gente que escuchaba empezó a sentir algo distinto, en realidad estaban conmovidos... Había empezado a entender y había dejado su forma educada de tocar, y salió de la caja. Tenia voluntad de cambiar. Ben estaba contento pero le dijo que no había llegado a la meta. Que la audiencia lo sabía y le pediría más. Pero ese era el camino. 

La pregunta final con la que terminó: ¿estás dispuesta a seguir el camino? Porque tomará mucho esfuerzo. Mucha presión de la sociedad, de compañeros, en la escuela, en la familia, de los competidores, y de los rankings, etc...

Todo parece y parecerá un sinsentido, pero eres un animal al que quieren cazar, al que no le importa la nota. Tu trabajo es hacer grande a la pianista de repertorio mientras tú tocas. a la orquesta cuando llegues a tocar con la orquesta, para que la audiencia escuche de verdad la historia contada por el compositor. 

Y yo llegué a casa pensando en intentar hacer que los músicos en nuestra compañía trabajaran transmitiendo esa pasión necesaria para hacer grande al compañero, a la empresa, e intentar que  los clientes y el sector entendieran la historia que nuestra propuesta quería contar en forma de proyecto.

domingo, 24 de agosto de 2025

¿Y AHORA QUÉ?

"Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, 

nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos"


Viktor Frankl (1905-1997) 

Psiquiatra y psicoterapeuta austriaco



Habíamos sido obedientes en esto de parar para reparar. La energía estaba al 100%. ¿Y ahora qué? .- le pregunté.

Pues no será fácil, pero se necesita afrontar el futuro escuchando los pulsos de la vida. El día y la noche, el inverno y el verano, la luz y la oscuridad. El ruido y el silencio. Nuestro lado derecho y nuestro lado izquierdo.

¿Y? pues debemos profundizar en nuestra vida entendiendo el cambio y la transformación como antagónicos y por qué no, a la vez vinculados.


Ella sí que había entendido muchas cosas. Me avanzó que el cambio proviene de fuera a dentro, pudiendo tener su chispa de ignición en una invitación, una provocación o incluso una obligación sobrevenida. Sí, estás en equilibrio y de repente, zas, llega algo externo que te zarandea y te hace perder eso, el equilibrio que entiendes que es lo que te interesa. Y ese vaivén requiere una necesidad adaptativa por nuestra parte frente a una resistencia a la adaptación.

Pensé en mí, en mis colegas, en mi empresa, en mis hijos. Y sentí que todo cambio viene acompañado de una sensación de injusticia. Y empiezan las preguntas. ¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? Se crea una sensación de pérdida de control, pereza, tal vez es la inercia de dejarnos llevar, y la expectativa de que lo anterior no volverá más. Nostalgia de lo pasado. No, no es fácil adaptarse a lo nuevo e incierto.


"En cambio, la transformación no viene, sino que tú vas hacia ella".- me dijo sacándome de mis pensamientos. Es el cambio, pero en este caso con un sentido. Siendo el sentido la fuerza del por qué. Y entendí que la transformación como cambio con sentido sí que nos motiva, nos inspira y nos impulsa, porque no provoca sentido del deber sino sentido del placer.


Placer. Me quedé pensativo y parado en la palabra intentando entender. Era como pasar de lo material a lo emocional profundo. No era dejar de fumar para no caer malito, sino tener la suficiente salud para poder vivir y cuidar de una nieta, por ejemplo.

Entendí que renunciar a un hábito, una adicción, viendo y viviendo el sentido, no nos empuja al cambio sino que nos transforma. Es encontrar eso que nos decimos a nosotros mismos "vale la pena". Y aceptando que toda transformación es dolorosa a la corta, pasa por un esfuerzo, una pena, un duelo... Pero todo queda compensado por un valor, normalmente  a la larga.

Y entendiendo nuestra vida como un guion, la fuerza que hay detrás del sentido no puede ser otra que la fuerza del amor. No el romántico, no el que se entiende como deseo, sino el motor que mueve nuestros actos en pos del sentido. Porque el sentido no es cuestión ni está en los grandes retos o hazañas, sino en una pequeña quedada para ayudar a alguien cuando está en ese día de bajón.


Alejándonos del deseo, definimos el amor en tres dimensiones a resaltar. 

Una dimensión es la intención de comprender. Porque solo comprendiendo puedo acompañarte, y acompañándote puedo ayudarte.

Otra dimensión es cuidar. Porque se trata no solo de comprender, sino de hacer.

Y la tercera, inspirar. Se trata de amar haciendo que el otro pueda mirarse al espejo y respetarse. La otra parte debe ver posibilidades ahora siempre donde antes veía amenazas. Y todo gracias a que tú le inspiras.

Habíamos salido a pasear, casi sin comentarlo. En este punto yo pensaba en las dimensiones de este amor tan sutil que estaba descubriendo y pensé en el proyecto que estábamos abordando estos años. Sí, todo proyecto necesita abrazarse con amor. Intención de comprender, haciendo e inspirando a diario para que todos los componentes puedan generar un proceso que construya, no destruya.

Decidimos dar la vuelta. Ambos sabíamos que una vida con sentido es una vida que vale la pena. Nos preguntamos en voz baja qué sentido tenía el proyecto, dónde y cuándo vería la luz en ese túnel profundo, y eso sí, ahora todo nos encajaba. Era como apuntar al objeto que sostenía nuestro día a día. Era parar, para reparar, y aprovechar para mirar hacia atrás y poder decir, tras evaluar todo lo andado, si, mereció la pena.



No es fácil hacer o sentirte como un agente de transformación. Y no es solo para nosotros, sino para los demás también. Se trata de una mirada, estar presente, conversar, acompañar. La pregunta sencilla, pero a veces difícil ¿Qué necesitas?

Y sabiendo que es complicado llevarlo al día a día. A veces el sentido llega sin llamarlo. Otras hay que escuchar las señales o buscarlo. Por otro lado el sentido siempre nos exigirá un trabajo distinto o un viaje nuevo para superar golpes, heridas, o emprender un camino doloroso.

No era muy de consejos mi compañera de viaje, pero se los pedí. Me habló de micro-hábitos para el cambio de ritual. Atención y silencio consciente; sabiendo que la sabiduría práctica nace de la reflexión, la cual no existe sin quietud, y no hay quietud sin la voluntad consciente de incorporar en nuestro ritual diario algo nuevo. Me habló de pensar en grande, de mirar lejos. Cambiar la mirada de lo superfluo a lo importante. Me contó cómo nunca deberíamos sabotearnos con nuestro dialogo interior. Y de no olvidar nunca el beneficio esperado; pensé en la importancia de la visión. Y nunca solo, si te sientes bajo o débil. Apoyarse en la comunidad es como jugar en casa. Ese factor ayuda, y mucho.

domingo, 10 de agosto de 2025

PARAR PARA REPARAR

"De las cosas que tienes, 

escoge las mejores y después medita 

cuán afanosamente las hubieras buscado si no las tuvieras"


Marco Aurelio (121-180) 

Emperador romano


Tiempo de vacaciones. Este año habíamos decidido saltar a una isla. Nuevamente habíamos coincidido en una frase, un año más: "este año sí que necesitaba estas vacaciones".

Recordé que llevaba varios años escuchando esta sentencia un día después de iniciar el periodo vacacional. Pero también me di cuenta que era cierto. Y tal vez cada vez la veía peor...

Pensé entonces en la importancia de la salud mental. Alrededor, más y más cerca, cada vez tenía más a tiro la ansiedad, la depresión, el estrés. Pensé en amigos, familiares, compañeros.

Como amigo, familiar, compañero y responsable de personas en el trabajo entendí que sería importante trabajarse a sí mismo para dirigir mejor, y estar mejor con uno mismo debería ser un buen espejo para el resto, y sobre todo para su salud.


¿Entonces?.- nos dijimos en voz alta.

Pues nada, lo primero, parar. 

¿Por? porque el entorno de hoy nos arrastra, y nunca para. Nos contestamos que era tiempo de pausa y reflexión. ¿Por qué? Porque nunca hay tiempo. Nunca. 

¿Causa? La tecnología, el ritmo, el negocio, los deberes, los hitos, los resultados...

Lo primero es parar. En un entorno que nunca para. Pausa y reflexión. Esa será nuestra batalla. Buscar espacio donde nunca hay tiempo. Tecnología, ritmo, negocio.

Me miró, Nos miramos. Seguimos sentados en la poca toalla, juntos, mirando al mar, mientras el Sol caía precioso y se escondía dejando colores difíciles de imitar. Pues nada, parar. Parar para ver a trasluz lo que hay. Y volver sabiendo cómo y dónde ir.

Le pregunté qué es lo que nos evita parar,  y me dijo que necesitamos siempre llegar a todo, cumplir. Pero al final, al llegar a casa, le quedaba la sensación de que no cumple con todo lo que debe hacer. Siempre deja tareas en el corte. 

Y nos salió de dentro la cuestión del por qué hacer lo mismo siempre si no funciona. Y varias cuestiones que en la vorágine del seguir no había hueco para contestar como: ¿estamos conectados con lo que queremos hacer? ¿con lo que queremos tener? y sobre todo, ¿con lo que queremos ser?


Ya lo sé.- le dije. No paramos porque no tenemos tiempo suficiente para parar.

Y me respondió con el Cronos y el Kairós. Cronos es el tiempo que se mide mientras que Kairós es el cómo se vive ese tiempo. Compartimos el primero y vivimos individualmente el segundo, siendo el buen tratamiento del Kairós el que define la calidad de vida de cada uno, qué nos sucede a nivel biológico, mental y espiritual. Y esto es vital para lo que nos cunde y lo que no. Gestionar Kairós depende de nuestro estado mental, y si vivimos agitados por dentro alteraremos el Kairós y no tendremos suficiente Cronos.

Ella me pidió callar poniéndome un dedo en mi boca para que cerrara los ojos y simplemente escuchara. Quedamos solos, simplemente unidos por la mano entrelazada, escuchando el mar, sin más. Y escuché a Kairós. Y me pidió respetar la importancia de PARAR PARA REPARAR.

El mensaje no venía de fuera. Era de dentro. Y aprendí que el organismo se deteriora al usarse. Y que nuestro cerebro necesita parar. Y me vino otra pregunta desde el fondo: ¿por qué no paras? Y lo tuve claro. Porque dejar de hacer es salir de nuestra zona de confort. Y preferimos no salir de esta zona por nada del mundo. Y la voz me dijo que parar la mente, unos minutos al día, aumenta la eficiencia, la salud, el sistema inmunológico... pero ¿cuándo? 

Lo fácil; seguir yendo a la velocidad que vamos.

Lo más inteligente; parar. Parar para reparar. Y parar no es que sea no hacer nada, no, sino hacer lo que se tiene que hacer. Tras pensar...

No hablaron mucho más. Se dieron cuenta que lo que habían tratado era muy importante. Y decidieron tomárselo en serio. Moverse mucho no aseguraba mejores resultados. Ni hacer más era seguro para obtener más. En el medio plazo el estrés quebranta la salud, y la eficiencia también. Y mucha más gente de la que pensamos la está padeciendo ya. Con la presión y la forma de vida actual, se necesita aumentar el nivel de conciencia de los peligros que acechan, siendo la cuestión no trabajar menos, sino más saludablemente y de manera más inteligente.



Ella decidió levantarse y realizar sola su paseo de fin de jornada por la orilla. Terminó pensando en dejar espacio para la creatividad, y recordó cómo el hemisferio izquierdo de su cerebro quería reglas fijas y todo bien organizado. Control y certidumbre. Y esto la llevaba hoy a la ansiedad.

El hemisferio derecho, en cambio, está preparado para navegar en la incertidumbre, pero necesita el silencio. Y necesita quietud para alcanzar momentos de alta profundidad donde aparecerán intuiciones que reorientarán nuestra vida, su departamento, sus procesos.

Si estamos atrapados en el ruido mental que llega a nuestro hemisferio izquierdo es muy raro tener saltos creativos e intuición. Y esta época nos llena de ruido y empuja a la acción constante.

Pensó en cómo mimar su parte derecha. La necesitaba. No es más importante que la izquierda, pero sí hay que darle el valor que le corresponde.

Y me mandó un mensaje, un texto que simplemente rezaba: "PARAR PARA REPARAR".

domingo, 3 de agosto de 2025

EL PELIGRO DE AISLARSE

"A pesar de ser un solitario mi conciencia 

de pertenecer a la comunidad invisible de aquellos que luchan 

por la verdad, la belleza y la justicia me ha impedido sentirme aislado"


Albert Einstein (1879-1955) 

Científico alemán nacionalizado estadounidense



El mundo era peligroso y veía enemigos por todas partes. Fue uno de mis mejores colegas en el inicio. Pero el ascenso le hizo ver fantasmas donde yo creo hoy, visto en perspectiva, no los había.


Y decidió aislarse, quedarse solo en el castillo, construir murallas, pero... a la vez empezó a no llegar la información más importante, a llamar mucho la atención, y estaba localizado siempre por lo que no le quedó nada más que ser un blanco perfecto.

Al contrario, dejó de estar en la pomada, quedó fuera de circulación, y no había en aquel ambiente hiper-social que dejar de mezclarse entre y con la gente.

¿Resultado del aislamiento? Pérdida de contacto con las fuentes del poder y sobre todo, capacidad de saber lo que está pasando alrededor y el sentido de la medida. No sabía el por qué de las métricas, quién había elegidos los Kpi, etc...

No estaba más seguro, sino que había perdido el conocimiento necesario para seguir viviendo en el status conseguido con tanto tesón y esfuerzo, que ahora le arrebataba el miedo a que le quitaran eso, el poder alcanzado.

Cuentan que una vez ya pasado el tiempo, en su nueva situación encerrado tan lejos de la calle, apartado del mundanal ruido, se sentía fuera del tablero de juego. Porque el silencio puede que genere tranquilidad, pero tanta es la desconexión que no llega nada real de lo que está ocurriendo, ni bueno ni malo, ni siquiera las conspiraciones que seguramente se estén construyendo contra ti.

Pensó de nuevo en el fuerte. Diseñado en su momento para defenderse no sabía ahora de qué ni de quién. La fortaleza creada para la defensa le había dejado sin acceso a cualquier ayuda, un ecosistema nada flexible, y de nuevo pensó en cómo era un marcador fijo de dónde se encontraba, solo, como si hubiera marcado una diana para cuando sus enemigos decidieran atacar.

Intentó volver y ya era tarde. Además, fueron intentos puntuales que no surtían efecto y siempre volvía a su cárcel en vida. Yo se lo dije claro. Y es que como seres sociales el poder mantenido depende de la sociabilidad y la presencia. Se había quedado al margen, en la periferia, y se trataba de lo contrario; ser el centro de lo importante, de las decisiones.

Descubrí cómo en momentos de incertidumbre aislarse es un deseo al que hay que vencer. Al contrario, en esas circunstancias hay que hacerse más accesible, buscar nuevas alianzas, reforzar las antiguas y aumentar el círculo haciéndolo más y mas grande.

Perder el contacto de la gente implica iniciar la ignición inicial de una inevitable rebelión.




Lo único que el contacto humano no puede facilitar es el pensamiento. Aislarse ayuda a pensar. Y la parte estratégica aflora. Pero las puertas a volver a mezclarse, a vivir en sociedad, a aprender estando en el meollo, siempre deben de estar abiertas. Porque el exilio, la celda, el fuerte, está bien para coger perspectiva y crear, siempre y cuando no se descuide que lo que haces es un asunto de estado y no un asunto particular del que el resto no devolverán, si hay agravio, nada más que complacencia en lugar de golpes, afrentas y un guion para poder eliminar al poderoso venido a menos recluido en sus aposentos.

domingo, 27 de julio de 2025

EL BAUTIZO DE LO IMPREDECIBLE

"Amo a la humanidad, pero, para sorpresa mía, 

cuanto más quiero a la humanidad en general, 

menos cariño me inspiran las personas en particular"


Fiodor Dostoievski (1821-1881) 

Novelista ruso



No dio lugar a que nos preparáramos. Todo sucedió rápido, sin tiempo para responder. Nadie esperaba el plan y cuando quisimos responder todo el pescado estaba vendido.

Y es que las personas somos animales de costumbres. Necesitamos reconocer algo en las acciones de los demás que nos resulte lógico y familiar. Ser predecible da al resto una sensación de falso control.

Ahora pienso cómo aprovechó lo que esperábamos de que durante los últimos tiempos se había comportado como una persona predecible. El tema es que de la noche a la mañana, su plan vio la luz de una manera deliberadamente impredecible. Nos desconcertó, nos desgastó en la búsqueda de un por qué, y nos mantuvo al límite, exhaustos intentando entender qué ocurría, y sobre todo, cuál sería su próximo paso.

Recuerdo ese lunes como si fuera ayer. Actuó de manera repentina, imposible de predecir. Nosotros tuvimos un comportamiento similar al del mundo animal, con una pautas repetitivas y predecibles que nos permitirían en un mundo primitivo siempre acabar siendo cazados. En su caso, como humano avanzado, nos dejó tocados (algunos hundidos), al comportarse de manera consciente, alterando el orden, nuestra rutina y lo que había acabado siendo costumbre. Nos enseño, y a qué precio, el camino de la sorpresa y la innovación.

La mayoría ya no están con nosotros. La regla del mínimo gasto energético hizo que todos permaneciéramos, mientras nos adelantaban por todos lados, en la comodidad de la rutina, repitiendo tareas, una y otra vez. Algoritmo tras algoritmo. Era cuestión de haber optado por el mínimo esfuerzo, el no entender que al no cambiar el resto no cambiaría, y además todo el "status quo" permanecería tal cual.

Debatimos tiempo después cómo era nuestra rutina.

Algo salía mal, volvíamos a intentar lo mismo de la misma forma, y volvía a salir mal.

Algo salía bien, volvíamos a intentar lo mismo de la misma forma, y tras los cambios del entorno, de la competencia, del cambio en sí, y ahora salía mal.


Rematamos juntos y coincidimos de nuevo en que el cambio es lo constante. Y la rutina en un mundo cambiante no mantiene todo igual, y lo normal, cuando no se hace nada para evitarlo es que todo vaya hacia peor. Siempre nos recuerda todo esto nuestra fiel compañera "entropía",  por cierto.


Hoy, lo que quedamos del equipo, somos muy respetuosos con el poder. Es una autoridad y orden que se bautizó con esa revolución. Se licenció en el mando cuando nos desconcertó de manera deliberada, actuó sin previo aviso, y por supuesto, desde entonces hasta hoy ha llevado siempre la iniciativa.

Es un nuevo estadio. No sabemos a priori ni precedimos movimientos, decisiones, cambios repentinos... todo se produce meditado, pero sin previo aviso. Todo, eso sí, convenientemente planeado, pero todo imprevisible. Nos enseñó y lo usamos de cara a nuestro trabajo que no se gana la partida con la táctica de siempre, dejándose llevar. Todo tiene su tiempo, pero la otra parte estudia, se prepara, contraataca, y doblega si no somos capaces de cambiar el camino con el que ganábamos antes la partida.

Y nos enseñó, y en cierto modo obligó a actuar, a trabajar, y por qué no, a vivir pensando, innovando, cambiando, desconcertando, desviando, sorprendiendo, sintiéndonos vivos y algo más que un simple algoritmo con células repitiendo programas cual sistemas informáticos estáticos. Predecibles y fáciles de eliminar.

Cambió sin ser entendido. El resto se puso a la defensiva, al no entender la orden, el movimiento. Se pusieron nerviosos. No sabían el por qué pero intentaron copiar el movimiento; antes pensaron cómo y el motivo, mientras la otra parte seguía su plan establecido. Y le sacó ventaja mientras pararon para intentar intuir el siguiente paso, el siguiente golpe maestro.




Nunca debemos olvidar la relevancia de los cambios y el liderazgo imprevisible e interés por los movimientos poco entendibles. Porque si los hace él, o ese equipo, o esa empresa, por algo será. Todos buscarán motivos, alegarán razones. Se retorcerán y buscarán respuesta diciéndose a ellos mismos frases como si lo hace será por esto o  por aquello. Porque no debemos olvidar, y así fue, cuanto más caprichoso parecía, más respeto infundía en los suyos.

domingo, 20 de julio de 2025

PRESENCIA MEDIDA, IMPACTO DURADERO

"Sólo un buen amigo es capaz de comprender 

que su presencia puede llegar a molestarnos"


Noel Clarasó (1899-1985) 

Escritor español


Roberto solo aparecía en contadas ocasiones. Eso sí, cuando no veíamos salida, o necesitábamos algo, allí estaba para empujar, orientar y darnos luz.

El otro día lo comentábamos por aquí, y particularmente yo aún recuerdo cuando empezó en el departamento con nosotros. Después de mucho esfuerzo y nunca faltar a cada batalla, en el frente, con todo, vino su ascenso, y tras esos años que nos llegaron tras la crisis del 08 y 09, culminó su carrera dirigiendo la empresa al jubilarse su tío.

Sí; se había ganado un nombre, estando en todas, y nunca nos había faltado su trabajo, su propuesta, su decisión, mientras asumía la responsabilidad siempre que le tocaba. Más cuando había que dar la cara. Discreto cuando algo salía bien. Aún recuerdo cómo se retiraba fuera del foco y dejaba que otros cogiéramos los trofeos.

Pero si era algo, puedo decir que era un gran maestro de los tiempos. 

Ahora en su posición, había desaparecido del día a día. ¿Descanso? ¿Temporal? ¿Para siempre? No creo. Si tocaba, aparecía y daba su toque a quién, cómo o cuándo se le necesitaba. La verdad es que no faltaba si alguien del equipo le llamaba, y él entendía relevante su intervención.

Estábamos de acuerdo que supo marcharse de la primera plana cuando tocó. Y si profundizamos en lo que nos pasaba en aquel momento, cuánto menos estaba más se hablaba de él, más admiración despertaba. Ahora lo tengo claro, es y fue un maestro de generar valor a través de la escasez.

Roberto sabía jugar con la ausencia, y con la presencia. Era un rito que movía bien según circunstancias, y necesidad.

Y está claro que la alta presencia crea en una etapa de generación de marca poder y atención para que algo o alguien pueda brillar cual estrella. Pero cuidado, si te pasas, porque puede que ocurra el efecto contrario. 

En estas me quedé pensando, en cómo marcas premium o de lujo, al pasarse de frenada, o en la abundancia pueden convertirse en vulgares. La diferencia, lo sutil, lo único, si se tiene al alcance de todos y en cualquier momento a golpe de "click" se vuelve mundano, habitual, cercano y con un valor in decrescendo que no se separa de la media tras deteriorarse como la espuma. Y el respeto a la marca, al producto, a la empresa o a la persona se desvanece.


"Aprender a retirarse, antes de que lo echen a uno".- recuerdo que me dijo Roberto cuando me invitó a comer el día que me contó su decisión de quedarse en la retaguardia, en el consejo, pero sin salir al cuerpo a cuerpo, el campo de batalla queda para vosotros.

"Y extender la ley de la escasez en cuanto a las capacidades propias"..- pensé yo luego, ya navegando en la nueva estructura que habíamos creado, meses después. Bien sabía Roberto lo que él tenía y no había en la organización. Y lo diferente lo usaba con cuentagotas. Cuando se necesitaba. Pero sin mostrarlo a diario. Y así fue como aumentó su valor. No estando, y no usando sus habilidades hasta que no era irremediable su uso. Y alguien con peso lo llamaba; eso sí. Si no le invitábamos, no aparecía.

Pasa en los deportes, en la política, y en las empresas. Hay quien sabe retirarse, y quien se queda eternamente, aunque el resto esté muy cansado de ellos. El que sabe cuando toca irse, acaba recuperando el respeto que el tiempo le ha quitado, y mantiene un poder para cuando en alguna aparición se necesite; normalmente se le vuelve a llamar en otra posición, como asesor, jurado, ayudante, consejero... Pero siempre tiene su sitio, porque sus competencias y experiencias son únicas y complementadas con los tiempos actuales generan un valor que proporciona sostenibilidad y crecimiento. Pero nunca empujando desde la cúspide del aparato ejecutor, sino ampliando visión desde el gobierno, en paralelo.



El poder crea un aura alrededor, pero la accesibilidad lo desgasta. Y se trata de lo contrario: hacerse menos accesible para aumentar el valor de nuestra presencia, cuando toque. 

Al principio es lo contrario. Omnipresencia. No ausencia. Solo lo que se valora, se aprecia, y se vuelve único e irremplazable pasa luego a valorarse y echarse de menos cuando se ausenta.