"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 29 de septiembre de 2024

RESILIENCIA PER SE

"En la adversidad conviene muchas veces tomar un camino atrevido"


Séneca (2 AC-65) 

Filósofo latino



Me habló de Elena y la definió como la mejor jefa que había tenido desde que empezó a trabajar allá por el final de los 90; sí, en el siglo pasado, pensé.

Creo que era una persona que describe de manera muy al detalle las características puras de un profesional resiliente.


Jose resaltaba de ella su actitud positiva. Siempre. Daba igual las circunstancias desafiantes de la navegación en la empresa. Creía en ella y en su equipo, y estaba segura que tenían capacidad para ir superando los obstáculos que la vida les iba proponiendo.

La recordaba también como una persona de gran adaptabilidad. Flexible cuando tocaba acomodarse a los cambios, rígida cuando el timón debía dirigirse con firmeza y no había necesidad de virar. Ella lo veía y sabía cómo adaptarse. Y era una maestra en buscar y encontrar soluciones alternativas cuando enfrentaban contratiempos, que no era en pocas ocasiones.

Proactiva, con ingenio y creativa en las soluciones. Era innovadora en buscar caminos diferentes en cuanto la marea tornaba en marejada.

Y también definía su resiliencia la manera en la que Elena controlaba sus emociones, independientemente del entorno, a veces hostil, siendo muy consciente de sus propias emociones, gestionándolas, construyendo puentes con ella misma y diseñando con colegas, proveedores y clientes unas relaciones firmes y positivas. Empatía, respeto, comprensión definían su manera de interactuar con los demás.

Y su liderazgo resiliente se veía también en un rasgo bañado de humildad. No dudaba en buscar, generar y obtener apoyo en le prójimo. Sabía cuando tocaba apoyarse en la familia, los amigos, los colegas o no pocas veces buscando apoyo en mentores o psicólogos que le daban asistencia en tiempos convulsos y difíciles en general para el negocio o en particular para con ella misma.

La recordaba, aún así, siempre optimista. Era fuerte y creía ante todo en su capacidad. Lo malo, el contratiempo, siempre lo tildaba de temporal. El optimismo era pura energía que le llevaba a superar la adversidad. Todo lo mezclaba, la proactividad, el control, la humildad... nada funciona por sí mismo, sino que todo interactúa con todo.

Le pedía a Jose que me dijera cómo la recordaba el peor año para la empresa, la verdad que fueron dos, y ambos dudamos de si hubiéramos salido, tal cual, si ella no hubiera estado liderando el proyecto.

Me dio la razón. Elena confiaba plenamente en sus habilidades y capacidades; y esto le ayudaba a llevarnos en volandas a enfrentar los diferentes problemas y obstáculos. Los contratiempos eran para ella oportunidades de crecimiento, y siempre estaba abierta a enfrentarse a todo lo nuevo, buscando la mejora, o mejor dicho, la auto-mejora. 

Y no dejó nunca pasar la oportunidad de cuidarse en toda dimensión. Mantenía a raya su bienestar físico, a diario. Cuidaba la parte emocional y mental. Deporte, lectura, meditación, formaciones... Y alentaba a no desdeñar la cara espiritual del ser humano, teniendo un motivo más allá del terreno. Todo en su conjunto le llevaba en andas, le ayudaba a relajarse y le mantenía con la suficiente energía para empujar y tirar de todo y de todos.




Sí; era resiliencia per se. Positiva, flexible, proactiva, inteligente emocional, humilde, optimista, capaz, confiada y confiable, cuidadosa en los detalles y de sí misma, en cuerpo y alma.


domingo, 22 de septiembre de 2024

COMUNICANDO, PERO BIEN

"Lo que es digno de hacerse, 

es digno de que se haga bien"


Conde de Chesterfield (1694-1773) 

Político y escritor inglés



No trabajé mucho con Alfredo, pero recuerdo que tenía una máxima: "Comunicarse mucho, pero sobre todo, bien.

Recuerdo que siempre me decía que en esta época de hiper-conexión, era prioridad absoluta para buscar un proyecto de éxito que la idea, el reto o el cambio previsto llegara correctamente tanto a clientes externos, como internos.

Validaba como normal que no se trataba de enviar simplemente los mensajes, sino que se reciban, se comprendan, y sobre todo, se accionen. 

Objetivo: transformar el flujo de información a través de técnicas o herramientas de comunicación de la empresa, propulsando la organización y generando ese impulso a través de una comunicación efectiva y dinámica.

Yo quería saber cómo. Y me contó muchas cosas. Y hablamos de empatía. Entender a la otra parte, observándolo, poniéndose en su lugar; y después, interiorizar reacciones y anticiparse a respuestas.

También solía recurrir a la técnica de la contemplación e imitación. Reforzaba y servía para conocer mejor a sus empleados. E imitando con retardo, utilizando gestos similares para conseguir su atención, generando complicidad y una escucha activa de la otra parte.

Que el mensaje y la comunicación calara dependía mucho de que el equipo viera la pasión que siente el que comunica; y con Alfredo no había duda. "Siempre es vital que entiendan lo importante que es, y el sentido de su trabajo".- comentaba.

Pero a veces se entiende a la otra parte, se consigue la complicidad y la pasión de la tarea se transmite con éxito, pero no llega el mensaje completo a todo el mundo. 

¿Qué hacer? Necesitamos mensajes directos y claros. Porque en el sitio laboral no siempre el ruido es nulo. Y éste genera circunstancias que provocan la deformación, la desvirtualización y la malinterpretación del mensaje real.

Por todo, siempre partía de un supuesto de malinterpretación. Y por ello, siempre llevaba a cabo un seguimiento que sirviera para verificar si el mensaje había llegado correctamente. Y aunque nos parezca mentira, siempre se necesitaba repetir, repetir y repetir.

El recordatorio servía para completar la llegada del mensaje, incluso activar posibles dudas, que valieran para complementar el mismo.

También es importante conocer que comunicar es conocerse entre las partes. Interrelacionarse, saber lo que quiere el otro a veces solo con un gesto. Llevarse bien favorece el medio. Incentiva una comunicación asertiva, una escucha activa, un mirarse a la cara para entender el plan mejor, evitando cualquier problema por no entender qué, cómo y cuándo se quiere.

Coincidimos en la importancia de la comunicación interna de calidad, en toda su extensión; canales, mecanismos y herramientas dentro de la organización. 

El destino de la misma son los empleados, distribuidos en departamentos y áreas organizativas. Y su función es informar, motivar, mantener y fidelizar para conseguir alcanzar las metas y objetivos, en un entorno donde la guerra por el mercado, el talento y la supervivencia es parte de nuestra vida laboral.

Es un reto comunicar bien. Y hay que lograr comunicar bien para integrar, alinear y generar un único camino para conseguir cumplir con el cometido real de la empresa. Y mucho se habla de productividad, y sin una comunicación eficaz ésta decae, lo que seguro acaba deteriorando el margen por un lado, y satisfacción del cliente por otro.

Estar informados e integrados; ambos temas son cruciales. Se necesita comunicar para conocer la visión, la misión, la filosofía, los valores y la estrategia. Pero no menos se necesita para reducir la incertidumbre, prevenir el ruido, y acabar obteniendo un deseado buen clima laboral.



Charlamos un rato también sobre quién es el responsable de que todo esto ocurra. Acordamos que la responsabilidad históricamente ha recaído sobre la Dirección, pero hoy esto es cosa de todos. Recursos humanos, Comunicación, y Mandos intermedios deben compartir este rol con la Alta Dirección. "Y sin estas patas, el proyecto no se sostiene".- remató Alfredo.


domingo, 15 de septiembre de 2024

UNA EMPRESA MUY AUTÉNTICA

"Sólo si me siento valioso por ser como soy,

 puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero"


Jorge Bucay (1949-?) 

Escritor y psicoterapeuta argentino



Paola sabía que se jubilaría en la empresa actual. 

Había pasado unos días en el pueblo de su prometido, y habíamos tenido muchas charlas estas fiestas debido a que era la directora de una empresa industrial en Italia, muy cerca de Parma. Al final, los problemas de las empresas que fabrican, del sector secundario, independientemente del producto que produzcan son muy similares.

"Eso es lo que me pasa a mí".- repetía. Otras veces era yo el que la entendía al 100%. La verdad es que parecían dos industrias paralelas separadas por el Mar Mediterráneo, como si de dos multiversos se tratara.



Pero cuando le pregunté el motivo por el que estaba tan bien en su empresa, Paola lo tenía claro: "Es una empresa verdaderamente auténtica".


Y es que no basta con tener una gran cultura y una estrategia genial, si no está alineando todo con la marca y lo que todo el entorno (stakeholders) experimentan en el día a día cuando interaccionan con la empresa.

Y esta alineación se consigue con autenticidad. O sea, una congruencia total entre lo que se dice y lo que se hace.

Paola reconocía esa autenticidad en cuatro rasgos que nos contaba de la siguiente manera.

Por un lado, no es una empresa estática. En su compañía tiene una cultura poderosa, fuerte, que se puede sentir en cuanto vives en y con ella, pero sin embargo dinámica. La sociedad a la que servimos cambia, el mundo cambia, por lo que la oferta y cómo debemos cumplirla para seguir en la brecha debe adaptarse.

Además, las personas, los líderes y mandos conocen muy bien sus valores y cómo construirlos. En su empresa saben que es muy importante este punto, por lo que incluyen un buen apartado de lo que entienden por valores y la cultura de empresa en todos los programas de formación y desarrollo del liderazgo. Entienden que el departamento o la persona de RRHH no puede sola responsabilizarse de informar, preservar y lograr cómo se debe, quiere o requiere respirar, andar, diseñar, atender, etc... en cada área de la empresa. Cumplen a rajatabla que esto es una tarea y responsabilidad de todos y cada uno de las personas que componen la empresa.

Escribirlo en un A4, bien bonito, y colgarlo en recepción, el despacho del jefe, la sala de juntas, está bien. Pero perdona, esto no es suficiente. Hay que oler por los cuatro costados lo que se lee en los trípticos, en las presentaciones, en el material de marketing usado en las ferias. Donde de manera auténtica se siente la cultura es en los comportamientos diarios, en la conversación honesta con el responsable de centralita, o con el de la garita, o con el director. No se trata de escribir los valores, publicarlos y a otra cosa. Se trata de vivirla, sentirla, experimentarla y decir: "pues sí, lo que está escrito se vive en esta empresa".

Y esto último Paola no lo había vivido nunca, hasta que aterrizó en su empresa actual; por eso estaba tan bien y podía transmitir todo lo que decía con orgullo y seguridad.

"¡Es que somos auténticos!".- repetía.

Un día nos habló de los procesos de selección.

"Y si había un match con la cultura, después hablamos de habilidades, de la técnica. Lo primero, la adecuación a la cultura; después, el entrenamiento, el desarrollo y la evaluación de las habilidades. Paola nos contaba que durante los procesos de contratación se intentaba mandar al candidato un mensaje sobre la organización, su cultura, sus valores, su propósito y el por qué se necesitaba su talento. Después, una vez cuadrara todo, nos comentaba que con las experiencias de capacitación comunicaban sobre lo que la compañía realmente valoraba y necesitaba. 

Venía de la rama técnica y Paola me decía que cuando diseñaba y hacía cálculos y desarrollaba especificaciones en forma de planos, a la vez, vivía y bebía de la cultura de la empresa donde estaba. Y pocos triunfaban al margen de la cultura solo por ser unos cracks en el tema técnico. "Hay que ser bueno en lo nuestro, pero comulgar con los valores, lucharlos, vivirlos y hacerlos del equipo. Si no es así, al final todo se acaba, y todo se rompe".- me comentó el último día.




Como Paola nos enseñó tanto estos días con sus comentarios, me quedé con tarea, pensativo. Entendí que como individuos y como empresa debemos hacer un esfuerzo para informar/entender qué forma tiene y qué es la cultura de la empresa en la que estamos.

Comunicar y entender cuales son sus metas.

Reconocer verdaderamente por qué es importante todo esto para cada uno de nosotros, para nuestro éxito personal, y agregándolo todo para el éxito de la empresa. 

Entiendo también, una vez analizado, que de esta manera, conociendo, entendiendo y comulgando, las personas pueden tomar más riesgos, pueden llegar a ser más creativos y pueden tomar más decisiones, y mejores.

lunes, 9 de septiembre de 2024

UN PASEO MÁGICO POR EL FINAL DE LA ADOLESCENCIA

Y de repente apareció en mi rostro

Un rostro de extranjero

Y eras también yo mismo:

Era yo que crecía,

Eras tú que crecías,

Era todo,

Y cambiamos

Y nunca más supimos quiénes éramos,

Y a veces recordamos

Al que vivió en nosotros

Y le pedimos algo, tal vez que nos recuerde,

Que sepa por lo menos que fuimos él, que hablamos

Con su lengua,

Pero desde las horas consumidas

Aquél nos mira y no nos reconoce.


Fragmento de "El Niño perdido" de Pablo Neruda.



Si hay una etapa que marca, y mucho a las personas, esa es la etapa de la adolescencia. Son, si contamos solo la adolescencia en su parte final, cuatro años que acaban marcando nuestra vida hasta el final de la misma. Y solo te das cuenta de lo que marca, y te marcan, cuando coincides con tus iguales muchos años después.


En esta estaba este finde Camilo, al coincidirle dos eventos muy relacionados.

El primero era una reunión con la gente que compartió su etapa de instituto y que, aunque habían pasado 32 años, una vez volvió a entablar una conversación, le dio la impresión de que era ayer cuando estuvieron juntos. El tiempo era como si no hubiera pasado.

"Es una etapa muy especial porque la gente con la que la viviste esa etapa siempre es y será muy especial".- se decía a sí mismo mientras saludaba a su tribu.

El segundo evento fue despedir en la estación a su hija mayor, la cual también concluía su etapa de adolescencia/instituto y se embarcaba en la siguiente, la educación superior universitaria, en su caso, vía Madrid.

Los dos eventos le recordaron mucho su etapa de adolescente. Era la etapa en la que se desarrolló, creció y favoreció la transición entre un estadio, el infantil, para aterrizar en el estado adulto.

Fue una etapa de pérdida y a la vez de renovación. Abandonar lo infantil, rompiendo con su cuerpo, aceptando responsabilidades e intentando alejarse de unos padres que no entendían lo que le estaba ocurriendo ni siquiera el por qué de sus necesidades.

Los padres ya no saben tanto; los valores ya no son los de un niño; y en esta etapa la sociedad exige nuevas fórmulas de comportamiento y convivencia. 

"Pero siempre quedará la tribu. Son los tuyos, los que te entienden, los que te valoran y te acompañan. No estás solo".- se decía.

Pero como la vida misma, incluso en el mundo de los adultos, tanto personal como laboral, se necesita su tiempo para consolidar lo nuevo, y desterrar lo anterior. Prueba-error es un ciclo que se aprende en esta época, y que nunca cesa en nuestra vida de rodar. Ensayos y pruebas de pérdida y recuperación. Quiero ser grande, pero he perdido esto por dejar de ser pequeño. Quiero ahora seguir siendo pequeño; tengo miedo de dejar lo que fui, pero quiero tomar lo que potencialmente puedo ser. Lucha, lucha, y más lucha. 

Pero la tribu me entiende. Me escucha. Me apoya. Y busca mi apoyo. Son ellos y yo, siempre conmigo, o sea, juntos contra un mundo de niños a los que no queremos volver y alcanzando un mundo de adultos a los que no queremos ni ver. Pero irremediablemente la vida nos arrastra; siempre hacia adelante.

En esto estaba su cabeza cuando el famoso "que viene el tren" lo despertó de sus pensamientos para llevarlo de nuevo al andén, con su hija. Cargada de maletas, mochila y su inseparable trompeta, dispuesta para coger el tren que le llevaría a conseguir su sueño. Dejaba atrás a su tribu, también repartida por múltiples puertos; desde San Sebastián a Alicante, pasando por Zaragoza, Murcia, Albacete, Jaén y Talavera de la Reina. Partiendo caminos, como Camilo allá por el 92, para abrazarse cada uno al futuro que con ilusión, tesón y trabajo habían ido urdiendo y planeando en sus años de adolescencia.

Mucho habían luchado para irremediablemente hacerse mayor, y ahora tocaba separarse en vías de una nueva etapa necesaria pero como cualquier crecimiento, dolorosa (por lo que dejas atrás)

Ella se subió al tren, que rápidamente cerró sus puertas, y salió hacia el destino, mientras ellos, los adultos que no entendían nada pero que lo sabían todo, lloraban con un sentimiento mezclado entre orgullo, alegría y añoranza por los tiempos en los que si tocaba pasarse por la estación, su hija iba en sillita para despedir a alguna prima mayor que algo de delantera le llevaba, digamos por eso de la edad.




Cerraban el paseo mágico de la adolescencia de su primera hija. Camilo le dio la mano a su pareja mientras volvían a casa, paseando, orgullosos por el trabajo bien hecho, en silencio. Su hija se había ido emocionada y muy contenta con la etapa que empezaba. Volvería muy preparada o la visitarían cuando tocara. Y recordaron que aun en casa quedaba otro hijo justamente empezando el camino que la primera terminaba. Otra obra por la que luchar. Otro edificio que construir.

domingo, 1 de septiembre de 2024

GENERANDO CONFIANZA

"Solo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien 

a quien podamos transmitir nuestro estado de ánimo con exactitud, 

alguien con quien podamos comunicarnos a la perfección. 

Es casi todo un milagro, o una suerte inesperada, hallar a esa persona"


Haruki Murakami (1949-?) 

Escritor y traductor japonés




Era muy tarde, pero el tema me interesaba bastante por lo que nos quedamos un rato más. Tal vez, pensé, además de por la grata compañía,  porque no es bueno despedirse hasta el año que viene sin tomarse la penúltima con esos amigos de verano que siempre vuelven; o por qué no decirlo también, nunca se van...


La verdad es que si pudiera indicar a un profesional que desde su posición de liderazgo siempre había sido un generador de confianza, desde mi punto de vista, ese era Jose.

Y es que en todas las situaciones en las que existe una interacción social, y sobre todo en un entorno laboral en la que los miembros de un equipo necesiten atreverse a decir lo que piensan, a compartir ideas, y a trabajar en aras a un fin común, actitudes que generen confianza no suman sino que multiplican.

Un clima de confianza es vital, y Jose inspiraba a raudales no poca de esta medicina, siendo sus principales signos distintivos los siguientes.

En primer lugar, proyectaba siempre un alto grado de competencia en lo que hacía. Muy competente, sí, pero además nada frío en su interacción, siendo la calidez una de sus principales virtudes en cuanto al trato.

También transmitía en cualquier interacción interés y preocupación por la otra parte. Siempre. Y no un interés forzado, sino una preocupación genuina mostrándose los diferentes profesionales de su entorno más dispuestos a colaborar, incluso en situaciones en las que pudieran sentirse más vulnerables.

Y no se quedaba solo en lo que decía, sino cómo gestionaba la denominada comunicación no verbal. Para él, la conexión física era una de las mejoras maneras para crear confianza. El cara a cara, los gestos como dar la mano, una palmada en la espalda, sincera, cuanto tocaba, o una conversación cercana, aparentemente sin importancia, enviaban siempre un mensaje muy potente de que siempre estaba dispuesto a colaborar, y que estaba cerca para lo que hiciera falta.

Eso sí, predicar con el ejemplo era para Jose algo vital. Si se puede definir en una palabra el diferencial entre su comportamiento y lo que decía, me sale coherencia. Porque como decía mi primer jefe, no hay nadie menos creíble que un hipócrita.

No dudaba en participar en algunos de los juegos que la fiesta fin de año regalaba a los empleados desde el inicio de la empresa. Siempre se atrevía a desafinar en el karaoke, en alguna que otra ocasión que la convención de verano los había reunido en torno a alguna excursión al equipo directivo y a los mandos intermedios. En definitiva, no tenía reparo de mostrarse vulnerable, a la vez que esa vulnerabilidad le ayudaba a dar una impresión de accesibilidad y en el fondo la gente podía recordar que su jefe era humano como el resto del equipo.

Y por último, a reseñar, Jose siempre cultivaba relaciones a largo plazo. Tanto en el ámbito personal como en el laboral. No dejaba escapar una primera toma de contacto sin analizar, y posteriormente con un fin, desarrollaba un plan con múltiples encuentros que fomentaban la colaboración mutua e incluso convertía inicialmente un encuentro entre competencia en unos buenos colaboradores a futuro.




Me di cuenta que iba escribiendo mientras departíamos el refresco, y la charla. Siempre sacaba de cualquier parte unas hojas y un boli.

Me dio la nota. La guardé con cuidado. Al llegar a casa la leí, antes de doblarla y dejarla en uno de los bolsillos de la mochila del trabajo. 

Ponía lo siguiente:

Competencia. Calidez. Interés. Preocupación. 

Comunicación no verbal. Ejemplo, no palabras. 

Vulnerabilidad. Relaciones a largo plazo. 

"Estos son los bloques para construir un edificio llamado confianza"