"La incertidumbre es una margarita
cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar"
Mario Vargas Llosa (1936-?)
Escritor peruano
Poco más de un día para rematar un año complejo y duro que ya se va haciendo largo desde que todo cambió allá por marzo del 2020.
Decidió salir a andar por aquellos caminos que recorría con su grupo de Andarines, cada domingo, desde hace más de seis años.
Era un día laboral, por lo que no se cruzó con casi nadie, salvo dos corredoras jóvenes en la zona del camino que rodea los molinos de viento. Se fijó en el viñedo y se le ocurrió que el ciclo anual de las personas se repite también para la vid, ahora recién podada, tras dar el fruto en el mes de septiembre y preparándose para afrontar un nuevo año, ahora en reposo, preparándose para cuando pase el invierno.
Y así se sentía él, como las cepas, sin energía alguna, tras haber intentando dar todo el fruto del que disponía cuando tocaba, y esperando seguir aportando lo máximo el año 23, el cual se presentaba incierto, como los últimos...
Y es que la incertidumbre está con nosotros desde que nacemos. Necesitamos repuestas para saciar nuestras incertidumbres. Y el futuro nunca se muestra estático. Como el paisaje, todo cambia, se reinventa. ¿Qué nos deparará el futuro?.- Pensaba mientras seguía caminando, solo, inmerso en sus pensamientos.
Repasó intentando vislumbrar cómo sería el trabajo, las relaciones que le tocaría lidiar, qué aportaría para mejorar a los suyos, a su entorno, al planeta...
Nos movemos entre la certeza y la incertidumbre; y la gente que nos rodea, pues depende, unos tienden al pasado, otros al futuro, y alguno que otro vive en un eterno presente.
Tras subir al cerro del Sagrado Corazón pensó en quién estará con ellos durante el año a comenzar. Y también cómo serían las criaturas nuevas que estaban en camino de entrar en su vida. Y pensó en la nueva gente que llegaría a su entorno, unos para quedarse, y seguramente otros para irse.
Lo que tenía claro es que todo cambia y todo cambiará a un ritmo acelerado, y que el valor de la adaptación y una mente flexible será cada vez más necesario. La indecisión no tiene por qué ser mala, al contrario, pero se debe aprender a vivir cómodo en la incertidumbre. Lo contrario es un auténtico sinvivir.
Siguió su paseo y decidió que invertiría tiempo y energía conociendo su mente, conociéndose a sí mismo. Cada cual tiene que decidir si lo hace vía deporte, meditando, paseando y disfrutando de la naturaleza o en alguna terapia, por qué no.
Decidió profundizar en eso que llamaban autoconocimiento. Dedicaría tiempo a conocerse. Escribiría lo que sentía y escucharía lo que opinan los que le conocían. Cada uno tiene que descubrir lo que denominan "canalizadores" para que la emoción, la angustia, el estrés salga de dentro a fuera. No es malo apoyarse en alguien que ya haya pasado por ello; vital sacarlo, no dejarlo dentro.
Subió a los molinos, seguía sin encontrarse a nadie, se puso los airpods y observando Campo de Criptana desde lo más alto, escuchó a todo gas El Bolero de Ravel. Y lloró, como hacía muchas noches, para descargar, porque si no, el estrés y el miedo se queda concentrado en el abdomen. Se acordó que hace tiempo le habían hablado del tema de la psicosomatización de las emociones. No, no pueden quedarse dentro; porque de lo contrario aparece el insomnio, las jaquecas, el dolor de estómago, colon irritable, diarreas, etc...
Y a veces solo se trata de hablar; con la pareja, los amigos, padres, o compañeros de confianza.
Y giró de nuevo para subir al Sagrado Corazón, ya de vuelta. Y buscó al burro, pero estaba guardado en su cercado y no se acercó. Y pensó que buscaría la felicidad mediante la serenidad que le provocaba el sentir que estaba en el camino correcto. Porque aunque camine donde camine, el ser humano lo hará rodeado de incertidumbre, pero lo hará preparando planes alternativos.
Miró al cielo y vio un milano negro, planeando, volando y avanzando según se encontraba los vientos. Y decidió no planificar nunca más, sino vivir planeando. Estaba convencido que las dificultades destrozan los planes cerrados, pero si sabes planear, seguro que se es capaz de sortear los retos que la vida te irá deparando. La incertidumbre no se eliminará nunca, al contrario, cada vez será mayor, pero es obligatorio aprender a gestionarla. Gestionar el miedo, ese que nos provoca parálisis, ese que anticipa elementos negativos, ese que nunca nos anima a hacer las cosas. Si le escuchas, al miedo, siempre te recomendará no moverte, no cambiar, y siempre acaba anticipándote dudas, "y si tal...", "y si cual...", "y si pascual..."
Y se aseguró a si mismo que, con prudencia y sensatez, decidiría siempre atravesar el miedo, y salir a caminar, avanzar, cambiar, intentar... Porque al avanzar, al tener un objetivo, las amenazas y los problemas nos forzarán a cambiar el rumbo, no pocas veces, pero también el camino nos abre nuevos horizontes que ni podíamos imaginar. Sin reto no hay éxito, y el éxito no es otra cosa que sentir Paz y silencio con uno mismo.
Fracasar para avanzar, o ganas o aprendes. Eso sí, es difícil aceptar el fracaso. La frustración llega al instante, hay que comerse el marrón, pero si analizas la experiencia y eres capaz de aprender de la misma, esa será la forma de seguir creciendo. Incluso a veces el éxito es abandonar, cambiar de vida, de colegio, de empresa, de negocio. Y otras veces necesitamos que alguien nos empuje al cambio. Que alguien nos tire la vaca que nos da cada vez menos leche. Expulsarnos fuera de la zona de control y tras pasar el duelo de por qué nos ha pasado a nosotros, digerirlo todo y reconocer qué fue lo que nos hizo dirigirnos hacia un mejor objetivo o meta.
Eligió el fracaso como herramienta; se dio cuenta que miramos al futuro con los ojos del presente. El mundo lo cambiamos nosotros. Nuestro papel en la construcción del futuro es activo; no son otros los que tienen que elegir los capítulos de nuestra vida. El que elige los pasos a dar debe ser cada uno. Y él, dejando atrás las instalaciones de Precon, ya estaba soñando el suyo.
Llegó a las primeras casas del pueblo, pasó por el nuevo ambulatorio, y decidió que era hora de preguntarse qué quería ser, qué quería construir y hacia dónde quería ir. Sabía que le tocaba vivir en época incierta, caminar por un terreno delicado y que era fácil caerse. Pero ser inconformista era la única manera de mejorar, de reconocer lo que va mal, de luchar por cambiar lo que no nos gusta.
El mundo es interesante, emocionante, pero peligroso. Eso sí, cultivando la inteligencia, es muy difícil que no florezca algo bello. Por favor, tú, amigo, aprovecha tu descanso, tu finde, tus vacaciones y resume tu 22, siéntete orgulloso de lo conseguido y sobre todo, no dejes de planear tu 23, como el milano negro que surca los cielos, disfrutando del camino.