"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

sábado, 24 de diciembre de 2022

CUENTO DE NAVIDAD 2022

"Honraré la Navidad en mi corazón 

y procuraré conservarla durante todo el año"


Charles Dickens (1812-1870) 

Escritor y novelista inglés



Raúl había convencido a su papá. Este año el regalo a su hermano mellizo Javier sería un perrito. A Pedro, el papá, no le gustaban mucho los animales domésticos, pero la ilusión de Rául por el regalo para su hermano, por Navidad, pudo esta vez con la idea de no tener mascotas en casa.

Eran las 8 de la mañana del día de NocheBuena, y como todos los años, sacó la hucha mágica con la forma de la cabeza de Yoda, le abrió la pequeña compuerta de la parte inferior, contó el dinero y salió saltando hacia la tienda de animales de la placeta de Santa Ana con sus 57 euros y medio. "Récord papá, este año hemos conseguido el récord".- Le gritó a su padre antes de tirarse de la puerta, casi sin ponerse el abrigo y por supuesto, ni acordarse de abrochárselo para protegerse del frío que hacía en esas fechas.

Se paró un momento ante el escaparate y sin dudarlo, decidió al instante que el elegido sería un bichón maltés, aunque le daba igual que le vendieran cualquiera de los cuatro peques que se veían desde fuera. A Javier le vendría bien este tipo de compañero: paciente, tranquilo y juguetón. Además había leído que la paciencia de este tipo de perrito era infinita, y eso le vendría de perlas con su hermano, pensó también para sus adentros Raúl.

Todo cambió cuando el vendedor le pidió 115 € y él le dijo que solo tenía algo más de 57, por lo que tendría que hablarlo con su padre y, antes de irse, le preguntó si lo podría pagar a plazos. Sin responder a su pregunta, el vendedor le indicó que incluso por 30 € se podía llevar uno que estaba solo, al final de la tienda, en una pequeña caja de metacrilato abierta en la parte superior. Por lo visto este bichón tenía un porblema en la cadera y cojeaba, además la pata la tenía como deformada y algo más pequeña.

Raúl no entendía nada, y sin mediar palabra y enfurecido salió de la tienda sin despedirse, por lo que el vendedor, que tampoco entendía la actitud del muchacho le siguió hacia la calle a ver qué ocurría. Raúl hablaba muy alterado con su padre, éste le consoló con un tierno abrazo, le dio la mano y se alejaron juntos andando en dirección a su casa.

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Solo había pasado una hora cuando el niño volvio a la tienda. Le dejó en el mostrador 115 € (que le había prestado su padre), y también un sobre cerrado con una frase escrita que rezaba "abrir cuando me vaya. Firmado: Raúl". Cogió el perrito y se marchó indicándole al señor que ojalá algún día se convirtiera en una mejor persona.

El vendedor dejó el sobre en la caja registradora para seguir atendiendo a clientes, por lo que no se acordó más de lo ocurrido hasta el cierre de la jornada. Tras echar la llave por dentro y bajar la persiana, como todos los días, hizo la caja y vio el sobre; se sentó en la silla que tenía tras el mostrador y lo abrió, cogiendo la nota doblada que había dentro del mismo.

"Estimado señor vendedor, quiero que sepa que lo diferente, lo distinto, vale al menos lo mismo que aquellos que ustedes creen que son iguales, o según dicen también, normales. Lo diferente vale más incluso, diría yo. Cuando se es diferente, el resto del mundo suele hacer que nos sintamos abatidos, menospreciados y menos importantes que otras personas. Esto no va de tener mejores habilidades, más conocimientos o ninguna minusvalía física o psíquica. Esto va de aceptar la diferencia como un don, ya que todos podríamos encontrar en nosotros mismos factores que nos hacen únicos, y no por ello inferiores. El valor no es lo que la sociedad quiera cuantificar, según la cultura disponga, etiquetando de una manera arbitraria, a criterio del humano de turno. Nadie vale más o menos que otro, y menos con las reglas de la tierra. Le pido a Dios que le recuerde que debemos ser humildes, y ponernos en el sitio de nuestros semejantes. También le pido que aprenda a tratar a todo el mundo, a las personas y a todos los animales que pasen por su tienda por igual, con mucho amor y comprensión. Y nunca valore a nada ni a nadie por debajo de su verdadero valor, el cual no es usted el que debería medirlo. Cuidese mucho, y gracias por haberme vendido este gran perro. ¡Feliz Navidad!

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Ya en casita Pedro le dio permiso a Raúl para subir a despertar a su hermano y darle el regalo de Navidad. Abrió la caja y cogió al perrito, se emocionó mucho y los ojos se le rasaron de lágrimas, lagrimas de amor; como todos los años, rezó por su mamá, que desde el cielo seguía siendo la luz de guía de su familia,  y volvió a meter la mascota dentro con delicadeza. Subió como un rayo las escaleras, dejó la caja con el perrito debajo de la cama, subió la persiana, retiró la manta con brío y se abalanzó sobre Javier para abrazarlo y hacerle cosquillas como todas las mañanas que no tenía colegio.

Javier estaba sonriente, sabía que hoy tendría el regalo de su hermano, y antes de incluso sentarse en la cama, ya le había Raúl puesto una caja encima de su tripita. La abrió, y un precioso perrito se asomó, haciendo de Javier el niño más feliz del universo. 

¿Podemos ir al patio con él?.- le preguntó a su hermano. 

Claro.- le respondió Raúl. Pero primero te subiré un buen desayuno y te colocaré la prótesis mágica en tu pierna, piratilla pata palo, ¿o es que quieres jugar todo el día a la pata coja?



Por un mundo que no valore a las personas ni por su inteligencia, ni por sus talentos, ni por sus habilidades, ni por su físico, sino por la capacidad de situarse en el sitio del prójimo, olvidándose del yo y sustituyéndolo por el tú. Que logremos aparcar nuestro ego y lo convirtamos en bondad prestando ayuda a los demás de manera desinteresada. 

Escuchemos a los nuestros de manera más activa, desde nuestro corazón y seguro que apreciaremos de verdad tanto sus sentimientos como sus necesidades.

Qué cada vez seamos más humildes y empáticos, y que aprendamos a tratar a todos por igual, con amor y comprensión.

¡FELIZ NAVIDAD!

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