"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

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domingo, 25 de mayo de 2025

LA IMPORTANCIA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL A LA HORA DE DIRIGIR

"No olvidemos que las pequeñas emociones 

son los capitanes de nuestras vidas 

y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta"


Vincent Van Gogh (1853-1890) 

Pintor postimpresionista holandés



Cuando su sobrino le preguntó cómo había llegado a liderar una empresa tan grande y tanto tiempo Sam sonrió, le pidió que se sentara un rato, y le indicó que no se podía entender el mundo de los negocios sin entender a las personas.

Michel, el sobrino, no olvidaría nunca esa charla.

Aprendió que el liderazgo se presumía como el compromiso más profundo con el ser humano. Las personas son emociones que no se pueden eliminar de la ecuación, y dirigir trata de gestionar precisamente eso, las emociones.

Sam había conocido muchos directivos y mandos que no habían crecido en su organización por no disponer o cultivar una inteligencia emocional; era su asignatura pendiente. Y esa es la esencia del ser humano: conseguir comprendernos, superarnos y aceptarnos para comprender a los demás y mejorar las relaciones valiosas que generarán un proyecto sano y sostenible.

Recordó muchas empresas que saben qué hacen, cómo lo hacen, pero patinan cuando se les pregunta por qué lo hacen. No saben ni conocen su propósito. Y es que esto va de comunicar de dentro hacia afuera: propósito, proceso, producto.

El motor, que no es otro que el propósito, debe ser la fuerza que moviliza e inspira representando una causa que todos sientan como propia. Y el líder comunica, protege y recuerda el propósito para conectar emocionalmente con las personas que dirige, representando una causa que todos sienten como propia.

Le enseñó a Michel cómo no era cuestión de un titulo en la tajeta o en letrero en la entrada al despacho. Los líderes ocupan su posición inspirando, y siendo seguidos por convicción mientras conectan propósito de empresa con motivaciones personales, causas significativas y siempre vinculan la visión de la empresa con los valores y necesidades de todos los que forman la misma.

Michel le habló de dinero. Sam le respondió que buscara un combustible superior, más grande. Le indicó y le puso ejemplos de personas comprometidas con lo que creen, que comparten valores, que solo con un salario no encuentran sentido a lo que hacen y acaban siempre pidiendo más de esa gasolina que les mueve de verdad. Lo ideal es dedicar tiempo, energía, esfuerzo y mucha pasión al proyecto porque se tiene un propósito que nos guía a largo plazo.

En cambio, también había conocido empresas y personas que olvidan su razón de ser original. Solo viven para crecer y ganar dinero. 

El consejo a Michel fue que buscara un significado a su vida y a su trabajo, que buscara razones para vivir y no solo medios para sobrevivir. Porque solo con un propósito tendría en su poder el verdadero motor que le diera sentido al trabajo, a su equipo y a su empresa.

Hablaron de rendimiento. Y esta parte no se podía cumplir si la gente no trabajaba en un entorno que le diera seguridad. Se trataba de trabajar con líderes y compañeros en los que se pudiera confiar, fomentaran la cooperación, la lealtad y el compromiso sincero.

Como siempre, salió el tema del liderazgo efectivo, no de palabras, sino de actos. Y le propuso que siempre debería actuar con coherencia, siendo justo y que nunca trabajara a través de promesas vacías. Debía intentar adelantarse a las dificultades, asumir riesgos y actuar con integridad para proteger a su equipo. De esta manera, la respuesta natural de su gente sería compromiso, entrega, sacrificio y darían lo mejor de sí siempre tras observar cómo el líder se comporta, nunca usando la imposición.

Michel entendió que no era el cargo, sino el impacto el factor diferencial de ese buen liderazgo. Recordó a su tío en los veranos aquellos que trabajaba en la fábrica para aprovechar el periodo vacacional. Su disposición a cuidar, el apoyo que prestaba al que lo necesitaba, y el empoderamiento de su equipo más cercano. Lo podía definir como que Sam servía en lugar de mandar. Y nunca dejaba de aprovechar lo que ocurría para generar oportunidades en las personas que formaban su empresa, cómo los acompañaba en las buenos pero sobre todo en los malos momentos, y cómo basaba sus decisiones en una equidad que no se basaba lógicamente en una injusta igualdad.

Y le habló de consistencia. Valores, creencias y autenticidad basada en hacer, y no solo decir. Construir una marca personal y empresarial fuerte no se hace agradando a todo el mundo. Pero si eres fiel a tus valores, eres y debes ser firme en lo que haces.

Le instigó en que debía esforzarse por eliminar de su pensamiento la eterna comparación con los demás. Aprovechó para indicarle que la competencia no debe entenderse mediante reglas fijas y un sistema discreto. El juego es de valor infinito, y no debe obsesionarnos el mejorar a los demás. La mejora continua no se hace nada más que compitiendo con nosotros mismos. Es hacerlo mejor que ayer, servir cada día mejor, innovar con más sentido. Sí, le dio a Michel la razón, estar atento al mercado es útil, pero perderse en la comparación lleva a la desconexión en el propio sentido de nuestro propósito. A veces se triunfa, otras se aprende.

Sam resumió indicando que el éxito está en cultivar una mentalidad de abundancia y mejora continua. No se trataba tanto de vencer como de evolucionar como ventaja real en un entorno cambiante sin un final definido.

"Mentalidad infinita".- pensó Michel.



El sobrino se llevó deberes para su próxima etapa en la empresa de su tío. Sam se merecía descansar fuera de las murallas del negocio y solo puntualmente como consultor volvería a tocar las teclas que movían el proyecto. 

Miche revisó ya en su despacho algunas notas:

- Mentalidad infinita, 

- Causa justa, 

- Construcción de equipos solidos, 

- Rivales exigentes que enseñan y ayudan a transparentar debilidades ocultas. 

- Visión, valentía, flexibilidad, coraje que nace del propósito.


Había entendido que su misión era conseguir que todos rindieran mejor, se comprometieran más, y debía crear un grupo seguro, cuidando, reconociendo, integrando, motivando...

Una cosa tenía clara. Solo no podría. Necesitaba de un gran equipo...

domingo, 11 de mayo de 2025

NAVEGAR EN LA INCERTIDUMBRE: LIDERAR, VIVIR Y MORIR EN PAZ

 "Nuestras vidas son los ríos

que van a dar en el mar,

que es el morir.

Allí van los señoríos

dispuestos a se acabar

e consumir.

allí los ríos caudales,

allí los otros medianos

y más chicos

y llegados, son iguales

los que viven por sus manos

y los ricos"


J. Manrique 




"El arte de vivir tiene que estar en paz con el arte de morir. Disfrutad de la aventura de vivir, surcad el río que os ha tocado navegar, que por suerte acabará en el mar, que no es otra cosa que la muerte.".- Así inició su charla Santiago.


Habían pasado 6 años del final de nuestro encuentro en el PDG-19 A. El hilo rojo es resiliente (ya nos lo recordaba Marta), invisible, tozudo, y aunque cambia por las circunstancias en intensidad, nunca rompe y siempre mantendrá unidos a todos los que comenzaron esta bonita historia de amistad entre iguales, navegantes, en búsqueda de certeza en un mundo como el actual, en el que si hay un concepto que preside todo y a todos no es otro que el concepto de Incerticumbre.

También Pedro nos recordó que siempre queda la duda de poder hacer más, dar más, compartir más. Poco es mucho, cuando el corazón lo dicta. Y la prueba de que seguimos muy unidos es que aun pasando meses, incluso años, cuando hay un nuevo evento y se nos regala estar juntos, al compartir, hablar, disfrutar, nos sentimos como si estuvieramos en ese curso del 18-19, y cargamos energía para seguir remando. En paz, tranquilos, en modo aprendizaje, compartiendo lo que nuestro río nos va deparando en cuanto a la familia, los amigos, el trabajo y en general, la vida.


Santiago seguía golpeándonos para que nuestra mente cuestionara nuestra actualidad. El hombre busca certezas, pero la inteligencia es reivindicar la duda, la pregunta, el por qué.

Viajó en su diálogo por EEUU, Rusia, China, y aterrizando en Europa nos cuestionó:

¿Qué tiene que pasar para que Europa despierte? Para él es momento de liderazgo por el hecho de disponer en el mundo de una democracia asaltada; y lo peor, asaltada desde fuera, y desde dentro.

Europa como museo. ¿Quién puede liderar el despertar? En ese momento mi mente bajó a nivel sector, empresa, departamento, e incluso a nivel personal. ¿Quién lidera para despertar?

¿Dónde encontrar la seguridad que la incertidumbre requiere? Necesitamos más estabilidad cuanto más incertidumbre se barrunta. Y nos hizo pensar en el junco como árbol flexible. Y también nos explicó cómo construyen los ricos en Miami. Los cimientos para lo artificial. Las raíces en lo natural.

Dos ideas lanzó después, sin tiempo para masticar sus palabras sobre la necesidad de vivir y cómo liderar lo grande, y lo pequeño:

La primera es responder la cuestión "Quién soy". El arte de la buena navegación en aguas turbulentas. La plenitud personal como búsqueda sin final, recordándonos que la grandeza busca grandeza, y la mediocridad...

Y en referencia a palabras del bueno de Benjamin Zanden, otra frase a devolvernos del retiro de la queja, del lamento y de la reactividad: "Solo hay una persona que te puede transformar. Tú mismo".

Y el intento continuo de encontrar nuestra mejor versión pasa por gobernar algo que se presenta como difícil de domar. El ego. Descubrirlo, gestionarlo, y detectar cuando nos secuestra y toma el mando. Mucho más de lo que nos creemos. Porque como nos refería Santiago la búsqueda de la esencia de nuestro yo nos debería traer paz, libertad, serenidad. Y nos volvió a cuestionar: "¿Detectas cuando estás en ese nirvana personal?"

Y al contrario: ¿Cómo respondes ante provocaciones de empleados, compañeros o incluso hijos? A veces es más fácil ser directivo que padre. El amor cambia actitudes, y abre el vallado del ego que siempre está dispuesto a salir de tu control para dirigir a sus anchas...


Segunda cuestión: Actitud. Diferenció las circunstancias de la respuesta a las circunstancias. Introdujo la historia de Ousman Umar. Desde como libró la muerte al nacer, su viaje por África, su acogida en una familia española, y su formación y oportunidad de crear una fundación que es capaz de llevar a su tierra natal, Ghana, formación, información y oportunidades.

"¿Por qué se salvó?".- preguntó Santiago. "No se sabe, pero la actitud tiene mucho que ver."

Pensaba yo entonces, sobre la marcha, en el mundo, en Europa, en mi país, en mi empresa, en los directivos, en los trabajadores, en las personas individuales que navegan junto a nosotros cada día. ¿Cuál es nuestra actitud? Porque aptitudes, conocimiento y experiencia nos sobra. Pero, ¿y la actitud?

Me quedo con un comentario que valdría para nosotros, para las siguientes generaciones y puede que mucho de lo que está pasando en el mundo, y en particular en Europa. La abundancia se nos ha atragantado. Y remató  indicando que en la escasez sale nuestra mejor versión.

Aptitud vs actitud como reflexión, debiendo cada día poner a pruebas nuestros cimientos, nuestras líneas rojas y nuestros valores, no a nivel de grandelocuentes homilías sino más bien en la práctica.

Y pivotar nuestras decisiones y acciones alrededor de la honestidad, mostrando nuestro yo auténtico, mediante nuestros valores innegociables, para que el camino sea la verdadera búsqueda de la verdad.

No se escapó en la charla el tema del apagón, de rabiosa actualidad. Pero Santiago nos invitaba a rascar más allá de la técnica y de las causas del mismo. Al dejar la superficie cuestionaba el apagón informativo; y seguía profundizando intentanto entender el apagón ético; y al final nos cuestionó sobre el apagón personal. Porque el apagón se pudo acoger desde la Paz o al contrario, pudo generar un día dantesco.

Y a través de esa búsqueda real de la Paz nos hizo preguntarnos dónde reside en realidad la Paz. "En el interior de cada uno".- resolvió un colega. Y lo más importante, diría yo, en el Presente. Porque el pensamiento profundo no pesa, y está en el presente, siendo sinónimo de ponerse en marcha. No quiso decir que olvidáramos la historia, ni las raíces, viajando en ese instante a tres ciudades que explican nuestro pasado como continente: Roma, Atenas y Jerusalén.

Pero entendimos que solo se accede al pasado desde el presente.

Y cuestionando sobre qué es el éxito cada uno respondía que no a la pregunta de si era poder, era dinero, o estatus. Y Santiago nos habló de Pallete y cómo con elegancia ha sido capaz de gobernar sin problema alguno la pérdidad de poder. Cuestión de actitud, vivir el presente y en paz.

En definitiva, desde el presente se construye el futuro. Es elegante, fugaz, pero todo ocurre en él; aquí y ahora.

Sobre hacerse preguntas, cuestionar. El eterno equilibiro; ni pocas, ni muchas. Las justas. Nos contó de cómo fue eligiendo su camino. Habló de su gap de energía entre él y su jefe. Analizó y entendió que no era su vida, y decidió pensar antes de actuar en qué era bueno, concluyendo que formando, aconsejando, dando charlas, escribiendo...  Y no se hizo muchas preguntas más, de nuevo, las justas.

Y por supuesto, dejó el sector, soltó a su jefe, y se lanzó; teniendo un plan "C", eso sí, pero no le hizo falta. La esencia estaba. Quién somos está, pero hay que rescatarlo entre mucho ruido, mucha basura. Y separar el grano de la paja para engranar la razón y el corazón.

Terminó uniendo precisamente estas dos caras de nuestro ser; razón y emoción. Y lo hizo hablando sobre la intución, es más, posicionando la misma al final y no al principio. Porque el flow solo llega si te lo has currado mucho. La razón debe hacer primero los deberes; y entonces invita al corazón, sabiendo que la corazonada se aloja en la zona más profunda de nuestro cerebro.

La dejada del maestro en el tenis no llega sola. Primero se ha ensayado millones de veces. Y la jugada excelente, el toque preciso, solo se produce si no se piensa. Al contrario se va a la red.




Vivid el presente, nos dijo, porque la responsabilidad vive en el presente, que es donde actuamos y nos ponemos en marcha, y actuar para vosotros, siendo vosotros, sin estar oprimidos por el yugo de vuestro ego, en libertad.

domingo, 4 de mayo de 2025

EL PODER INVISIBLE DE TU ENTORNO

"Dime amigo: 

¿La vida es triste o soy triste yo?"


Amado Nervo (1870-1919) 

Poeta, novelista y ensayista mexicano




Mayte hoy lo cuenta siempre y sobre todo, intenta que los suyos no pasen por lo mismo. Fue una etapa que no recordaba con nada de cariño, pero tal vez el aprendizaje fue tan intenso y doloroso que hoy vive en las antípodas, y no duda a la hora de decidir cómo vive, pero sobre todo con quién vive.

Le ocurrió  al cambiarse de residencia con su pareja, también compañero de trabajo, y se agudizó cuando su cuñada, por circunstancias, pasó una temperada con ellos en el piso compartido durante su primera etapa laboral nada más terminar la carrera.

Hoy cita la máxima de "evita al infeliz, al triste, al que repulsa la fortuna".

Y es que los inestables irradian de dentro a fuera, y atraen el desastre hacia sí. Mayte lo vivió. Y lo peor es que el mal no se queda ahí, sino que se contagia. Y cuando se sabe, o se detecta, solo queda escapar, evitar, huir. Rápido, sin dudar, ante la más mínima sospecha.

Porque lo que ocurre en caso contrario, recordaba Mayte, es que al intentar ayudar (ella se hizo el cargo), se cae en la trampa y el virus supercontagioso actua sin piedad, transformando lo bueno en malo, y ella y su forma de afrontar la vida se fue no poco a poco, sino a marchas forzadas, mimetizándose con las otras partes. Ya no eran ellos y ella, sino que eran ellos...

Hoy lo sabía: "o huyes o sufres las consecuencias".

El tema está que somos susceptibles de pensar, de sentir y de compartir estados de ánimos con los que pasamos más tiempo. Y además, recordando a los hermanos, los podría definir como infelices, inestables y con la capacidad de contagiar al prójimo vía una personalidad muy fuerte. Y como decia Mayte, siempre a través de las emociones. Manipulaban y arrastraban, y caías en sus redes porque creían que su realidad era la realidad. Y no la dejaban pensar ni sentir por sí misma. 

En todo momento se presentaban como víctimas. Todo el universo se había conjurado contra ellos. Y nada de sus miserias procedían de sus actos o decisiones. El mundo conjuraba en su contra entendiendo que las cartas estaban marcadas para que ellos siempre perdieran. Lo peor es que Mayte recuerda que se contagió más rápido de lo que tardó en darse cuenta que los problemas no eran del mundo hacia ellos, sino que emanaban desde ellos, de su manera de sentir, hacia el mundo.

Ahora siempre lo decía; a sus hijos, a sus compañeros, a sus amigos. Lo importante es con quién te juntas, te asocias, o pasas el tiempo. Y no es la energía perdida por el contagio, sino la que se necesita para eliminar el mismo. Y nunca se debe subestimar los peligros de la infección. 

Recordó de nuevo a su primera pareja, para ella fue el más peligroso, el insatisfecho per se. El descontento infinito llegaba desde la envidia, y comentó en voz alta la única cura para una infección de ese calibre: LA CUARENTENA. Lo malo, reconocer la enfermedad tarde. Y suele pasar.

Ahora sabe y aconseja a los suyos de la importancia de prevenir. Estudiar y juzgar a las personas que nos rodean no por las razones que ellos dan sobre sus problemas sino por el efecto que tienen sobre el mundo.

Y de esta manera empezar a reconocerlos para no caer en sus redes. Reconocer la mala suerte que recae sobre ellos una y otra vez, su pasado turbulento, su larga lista de relaciones frustradas, su alto número de despidos sin mucha explicación, si carrera inestable, y a la vez reconocer a esas personas por la fuerza misma de su personalidad, y como arrastran a los demás haciendo perder incluso la razón a sus victimas. 

Hay que aprender y estar alerta ante esas personas contagiosas. Observar la frustración de su mirada, y sobre todo, no tener piedad y no involucrarse en intentar salvar lo insalvable.





Por suerte, ahora todo era distinto. Había aprendido cómo pasar su tiempo y de quién rodearse. Era la otra cara de la moneda. Buscaba felicidad, buen carácter, alegría e inteligencia en su entorno. Su círculo más cercano, ahora, eran una fuente de salud y riqueza, y bebía de ellos para compartir toda la prosperidad que emanaba de sus acciones con resultados que llegaban de la misma manera que las desdichas se alejaban.

Todas las cualidades positivas podían infectarle, ahora para bien. Y ella se abría porque el contagio ahora era en positivo. Lo llamaba osmosis emocional, y lo aprendió usar para bien. Sabía en lo que fallaba, e intentaba aprender o contagiarse de personas que brillaban en esa cualidad en la que ella no era sobresaliente.

De miserable a generosa.

                                                            De deprimida a alegre.

                                                                                                                De aislada a social.


Estas y otras características se habían moldeado en Mayte, en su camino tras el master de vida y su cura del contagio de la etapa de crecimiento, de aprendizaje, de inexperiencia, de fragilidad emocional.

Ya no se hacía amiga de iguales con sus defectos (de los que refuerzan lo que le bloqueaba en el pasado), sino que se unía a gente con afinidad positiva que la arrastrara hacia la modelización de su yo mejorado. Así lo había comprobado, primero para mal, y ahora para bien. No queria terapia a posteriori sino vivir la selección plena de con quién estaba, de con quién vivía, de con quién compartía; a través de esta norma de vida seleccionaba su ecosistema, y le iba bien.

lunes, 21 de abril de 2025

DISCUSIONES QUE MATAN

"No se graban tanto mil palabras como un solo hecho"


Henrik Johan Ibsen (1828-1906) 

Dramaturgo noruego


Hoy recordaba con cierta distancia el día que firmó su propia renuncia. Tras la discusión él pensó que había salido victorioso, pero a la larga, había herido a su superior con tanta palabra, aun teniendo la razón, y no entendió que la falta de neutralidad de las palabras habían como cavado su propia tumba.

Dos compañeros asistieron al enfrentamiento vacío, como una serie continua de golpes de un solo lado, que provocaron que la otra parte se sintiera inferior y estuviera deseando poder usar su poder para rematar a un empleado o subordinado que nunca tuvo que haberse metido en tan complejo jardín.

René fue despedido. Y aunque nunca le explicaron los verdaderos motivos, sus compañeros siempre le indicaron que estaban seguros que esa discusión, ese enfrentamiento dialéctico, había sido el catalizador para el cese de su puesto como su salida de la empresa.

Lo que se llevó fue un gran aprendizaje. Aprendió a juzgar las acciones por el resultado a largo plazo en la otra parte. Y es que una acción que conlleva un hecho tangible tiene un gran poder a la hora de demostrar ese resultado que pudiera costar tanto entender a base de múltiples razonamientos y palabras. Tocar la obra en contra de indicar que se ha entendido con una o muchas explicaciones para evitar que aunque te digan que sí, que lo entienden, haya un resentimiento oculto que puede devolver veneno en cualquier momento futuro, más adelante, desde la otra parte.

Las palabras, pensó, siempre son interpretables y además, según las circunstancias, el estado de ánimo o presiones internas, externas o incluso a posteriori puede que se las pueda llevar el viento, no siendo por sí mismas ofensivas pero sí con posibilidad de malinterpretación.

Mucho había cambiado desde aquel momento como punto de inflexión en su carrera.

Tranquilo, sin entrar al choque directo, siempre evitaba cualquier discusión. Los esperaba en su terreno. Hablaba menos. Y no discutía, interviniendo en reuniones cuando tocaba, eso sí, pero las opiniones eran neutras, intentando evidenciar con hechos lo que posibles decisiones podrían conllevar. Ahora, en cambio, siempre lo hacía diferente. Siempre buscaba el camino indirecto evitando herir con ese filo cortante, tan dañino, como era la palabra; y menos la usaba con sus superiores; y menos en público. 

Tiempo, conservar la energía, e incluso elegir si es conveniente demostrar o no, esto es elegir las batallas que verdaderamente merezcan la pena.

El mantra era, solo si es menester, ofrecer resultados en lugar de discutir.




Le costó cambiar de trabajo, de empresa, de compañeros y de ciudad. Pero gracias a todo lo ocurrido ahora no gastaba en hablar, sino en hacer. Demostraba. Y con sus demostraciones sin el desgaste del choque frente a frente provocaba que el contrario no se sintiera con la necesidad de ponerse a la defensiva, ni tampoco contratacar. Sentir es más efectivo que entender lo que nos dicen. Explicar que algo quema es más difícil que dejar que toquen la ceniza incandescente. Más doloroso, sí, pero el aprendizaje es para siempre.

Ahora daba valor a lo que pagó por su juventud, ego, y falta de experiencia. No falló, ganó porque aprendió. Y René se despidió de su hija tras contarle su historia, una mañana de Domingo de Resurrección, para que le valiera, tras haber visto en directo como había discutido por teléfono hasta anular la salida con su amiga, solo por intentar convencer una a la otra de que estaban en posesión de la verdad, no entendiendo a la otra parte, no moviéndose de su silla, e intentando solo con argumentos de poco peso que cambiara de opinión por algo incluso, que a la larga, era a lo más, irrelevante.

domingo, 6 de abril de 2025

EL ARTE DE ELEGIR: DOS GUISANTES, DOS DESTINOS

"No somos disparados a la existencia como una bala de fusil cuya trayectoria está absolutamente determinada. 

Es falso decir que lo que nos determina son las circunstancias. 

Al contrario, las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos. 

Pero el que decide es nuestro carácter"


José Ortega y Gasset (1883-1955) 

Filósofo y ensayista español




Se habían quedado solos después de una jornada en familia. Cada hijo había vuelto a su casa, con los suyos.

Pili y Jaime, los abuelos, sentían como la casa se vaciaba de vida una vez el fin de semana llegaba a su fin, y solo esperaban ansiosos, desde que el contador se ponía a cero, que el sábado siguiente llegara para volver a recuperar el ruido, el bullicio y el soplo de vida que tanto nietos como hijos regalaban tras la semana laboral, cada uno en su casa y en su trabajo o escuela.

Pili le recordó la belleza del viaje de la vida, y cómo con las mismas circunstancias solo mediante el aprendizaje de elegir y haciendo ante lo mismo diferente era posible no solo estar, sino ser.

Le llevó de la mano a una maceta en la que había plantado dos guisantes de la misma vaina. Misma madre, misma tierra, mismo agua, mismo sol.

Igual que los guisantes, recordaron a los gemelos que tuvieron que emigrar separados a Bélgica. Separados tras el divorcio de sus padres y volviendo a su tierra, cada uno con el que le había tocado sin en ese caso ellos disponer de la capacidad de decidir con quién emprender su futuro, incierto y nuevo.

A partir de entonces. Dos vidas diferentes, muy diferentes. Y hoy, solo uno por desgracia vive porque el otro no pudo ni siquiera soportar donde la vida le había ido posicionando, o tal vez fue su forma de afrontar la misma. 

"El vértigo a decidir".- le dijo Jaime.

Se sentaron en la mesa camilla, con un flexo que iluminaba la zona y les permitía leer, juntos, como les gustaba rematar cada noche, en especial los domingos.

Esta vez Pili volvió a abrir la caja con las cartas de la madre de los gemelos, Chloé, que así se llamaba, y volvió a coger la carta en la que una mamá rota hablaba de cómo, según ella, dos vidas se habían distanciado tanto aún viviendo en unas circunstancias semejantes, llegando incluso a acortar el tiempo que la vida le había regalado, a uno de ellos, en este mundo.

Chloé tenía claro que uno había elegido ser esclavo, y el otro libre. El primero se arrastraba y el segundo volaba. En cada día, en cada cruce de caminos se podía decidir vivir un momento estándar o uno mágico, sonreír o poner cara de pocos amigos. Uno siempre era amable, el otro no. Y el primero decidió ser protagonista de su historia mientras que el segundo decidió ser víctima de lo sucedido.

Recordaron a la victima, esclavo de las circunstancias, vacío de proactividad, siempre en modo reactivo. Privado de libertad de motu proprio. Distante en lugar de cercano, cobarde en lugar de valiente. Nunca atendiendo a un territorio desconocido. Prepotente y alojado en una continua queja, y nunca viviendo como su hermano experimentando el crecimiento a través de la gratitud, la unión, la sabiduría y el amor.

La madre describía al primero como representante de la esperanza y la alegría en contraposición de la desesperanza y la amargura del segundo. Era vivir en contra de sobrevivir, actuar en función de sus capacidades reales en lugar de unas aparentes, un yo virtual que nada tenía que ver con lo que realmente era.

El primero, rezaba, había encontrado la magia fuera de su zona de confort. Y su actitud de estar abierto siempre a la magia hacía posible lo imposible. Y eligió ser competente, lo que le daba la capacidad continua de superación.

En cambio, el segundo dificultaba que otros salieran adelante, acumulando resentimiento que dañaba su organismo. Qué distinto elegir ayudar a los demás a superar los obstáculos que el camino nos propone, escribía Chloé, y perdonar, amando al prójimo, cultivando la escucha de lo que tus semejantes necesitan.

Y qué distinto encaraba el primero del segundo el error. Uno aprendía de él, el otro lo convertía en fracaso. El primero sabía que solo podía cambiar si aprendía del error y se dejaba arrastrar por la desesperanza. Y eligió que la manera de interpretar la caída era como una lección que le permitía ayudarse a sí mismo en lugar de lo que le ocurría a su hermano al decidir que el error le anulaba para volver a intentarlo.

Pili cerró la caja y miró feliz a Jaime. Feliz de repasar a sus hijos y a sus nietos, y recordar que habían creado una familia que se sabía y se sentía responsable en cómo definía lo que les pasaba. Qué se decían ante lo bueno, y ante lo malo. Que creía y tenía fe, a conciencia de que eso era decidir, teniendo certeza de que algo existía o era verdad aun con muchas evidencias en su contra.

Pensaron en Julia, la pequeña de la casa, y cómo cuando no le salían bien las cosas a la primera, a la segunda, o no sabían cuantas veces lo seguía intentando de manera diferente, una y otra vez. Y cómo les presentaba la obra tal y como ella lo había soñado.

Ilusión y entusiasmo, como el primero de los gemelos. 

Y hablaron de Abel, siempre futurista y soñador, con predicciones que le inspiraban en diferencia del pesimismo del segundo gemelo hundido por lo que vendría después, interpretando su pasado y sus decisiones de ayer por lo que era hoy, y lo peor, por lo que sería mañana. Viviendo como esclavo y no en libertad, sin cadenas.




Estaban orgullosos de cómo habían vivido. No se identificaban con ese personaje que controla la vida desde el ego. Y siempre se preguntaban para decidir si buscaban resultados o excusas. Bendecían o maldecían. Su actitud y respuesta a lo que les ocurría había sido positiva o negativa, y si cuando se comunicaban con sus hechos o sus consejos con sus hijos lo habían hecho mediante un lenguaje que los inspiraba, los apoyaba y les habían transmitido confianza e ilusión por avanzar en la vida.

Y pensaron en su vida social y laboral. Cómo habían visto siempre un potencial amigo y no un enemigo. Un potencial colaborador en lugar de un rival. Y en el negocio, un competidor que les había ayudado a crecer en contra de un rival al que tenían que vencer y eliminar.

Habían adquirido el hábito de eliminar el enfrentamiento, superar la división y rivalidad transformando su forma de vida en continuos encuentros e interacciones que les enriquecían.

Habían vivido en la firmeza, y nunca huyendo en estampida. Abiertos a lo nuevo, a la aventura, y nunca escondidos en la comodidad. Porque habían preferido responder a reaccionar, elegir fuera de los dominios del ego, creando, manifestando, produciendo valor. Y cuando no salía algo, como Julia, intentándolo una y otra vez, pero de manera diferente para cambiar el resultado de la ecuación.

Pero volvieron a recordar cómo el segundo de los gemelos se había autodestruido. Veía problemas donde su hermano veía oportunidades. Adversidad vs lecciones. Y lo que para el primero era un peldaño catalizador de crecimiento, para él un obstáculo insalvable.

"Progresar es resolver con creatividad".- dijo Pili en voz alta. 

Porque mientras unos ayudan a buscar soluciones otros empeoran siempre el problema existente. Unos prestan atención en los detalles, otros hacen todo de cualquier manera. Están los que viven en una situación de presencia plena mientras otros navegan por la vida distraídos. 

Se dieron la mano. No les quedaba mucho. Pero vivían aquí y ahora. Amaban lo que habían hecho, lo que hacían, y sobre todo, amaban tanto lo que les gustaba hacer como lo que tenían que hacer. Porque lo difícil es hacer con pasión lo que se debe hacer, no solo lo que nos gusta o nos apetece. Siempre se habían interesado por lo que afectaba a los demás, descubriendo la compasión, y cuidaban del resto de manera altruista.

Y eso les había permitido vivir relajados y no tensos. Liberados de una tensión que no es otra cosa que expresión de resistencia y anulación de una apertura a lo nuevo que el mundo brinda como primicia al que lo busca.

Y recordaron como era una delicia estar con el gemelo primero y un infierno con el segundo. Sereno, confiando, y poniendo límites cuando se requería, pero sin el ánimo de condenar sino para corregir y hacer que la otra parte mejorara.


Jaime recordó cuando había tenido que hablar con su nieto, el del mayor, tras una frustración deportiva en el cole. Hablaron sobre el cambio y la toma de decisiones. De cómo cambiar el rumbo siempre es posible si cambias la decisión ante lo que ocurre, sin depender de las circunstancias, ni del talento, ni del conocimiento ni de la experiencia, sino simplemente decidiendo hacia donde te quieres dirigir.

Estaban convencidos que no habían sido esclavos del tiempo, ni del mar, sino que cómo habían interpretado las condiciones, y cómo habían decidido navegar prediciendo su futuro, y cambiando el rumbo cuando el futuro no había sido el soñado.

Miraron un rato los guisantes. Uno había crecido como protagonista, el otro se retorcía canijo como victima. Ambos tenían la misma madre, la misma tierra, la misma agua, el mismo sol. Pero por lo que fuera, uno había elegido crear, crecer y el otro sin saber por qué marchitarse y morir...

domingo, 23 de marzo de 2025

DEL CONTROL A LA INCERTIDUMBRE

"Sé prudente. Lo mejor en todo es escoger la ocasión."


Hesíodo (Siglo VII AC-Siglo VI AC) 

Poeta griego




Sofía no lo estaba pasando nada bien. Desde que su madre se había jubilado por un problema de salud y le había dejado al frente de la empresa, una pyme familiar, había dirimido muchos entuertos de los que ni en sus peores pesadillas había soñado que algún día tendría que gestionar y afrontar.

Antes, cuando estaba su madre, ella controlaba su departamento sin problemas, y el resto venía solo. No sabía de dónde venían las decisiones ni lo que provocaba que todo fuera siguiendo su curso. Además, cuando era invitada a quedarse como oyente-aprendiz en reuniones, visitas, etc... nunca lo veía necesario, y por supuesto, no se quedaba. "Cuando tocara lo haría sin problemas".-, pensaba. "Tampoco era tan difícil, si lo hacía su madre y su tío sin carrera ni nada".

El momento clave fue cuando se quedó por circunstancias al frente. Pasó de la noche a la mañana de ser la que hacía a la que ahora tenía que tomar decisiones para que otros hicieran. Y estaba siendo complicado, difícil, por no decir incluso angustioso. 

Se dio cuenta que la diferencia no era una cuestión de tener simplemente más responsabilidad, sino que el entorno de certeza en la que se movía en su anterior puesto de mando intermedio había pasado a uno de total incertidumbre. De tener partitura para todo, o recetas y fórmulas, a tocar de oído o cocinar o ojo, sin báscula, a base de pizcas y cantidades poco científicas...

Llamó a Julián, viejo amigo y colaborador de su madre durante años en el equipo de dirección y le propuso pasar una semana de nuevo en la fábrica para que pudiera diagnosticar lo que le estaba sucediendo, y si fuera posible indicarle cómo enfocar sus siguientes pasos en la empresa.

Y durante esta visita, él fue el que le habló por primera vez de la prudencia como una de las principales virtudes de un buen líder. Le enseñó que la prudencia es el arte de decidir sabiendo interpretar como se afecta al entorno. Le abrió los ojos de cómo y por qué cada decisión implicaba un análisis previo, por qué cada problema no tiene una única solución, y cómo muchos directivos se bloquean cuando ascienden desde puestos técnicos que normalmente solo requieren formación, conocimientos y fórmulas a aplicar.

Sofía recordaba con añoranza su anterior etapa con procedimientos claros y órdenes secuenciales; Era un proceso lineal que comenzaba con unos síntomas bastantes claros seguidos de unos diagnósticos, los cuales remataban con soluciones que más o menos siempre le funcionaban. La clave estaba en que normalmente contaba con un contexto definido.

Eso sí, ahora estaba aprendiendo a marchas forzadas que los factores no siempre están o son tan claros, por lo que la prudencia se convierte en virtud. Y ser virtuoso en algo no es una característica que se compra o se genera de manera automática.

En un entorno incierto las variables son difíciles de medir. Solo la experiencia, la empatía, el aprovechar lo que ya te había ocurrido cuando decidiste esto o aquello, el saber que las consecuencias van más allá de un corto plazo, te posicionan como buen líder y directivo.

La transformación que necesitaba en su gestión era como pasar de solucionadora de problemas a interprete de la situación, tanto pasada como futura.

Una vez entendido todo esto preguntó cómo podía desarrollar esa prudencia que ahora sí, veía en su madre, a lo que ella misma respondió recordando al mismo tiempo todas las oportunidades que había tenido de aprender de los mayores cuando había rechazado acompañarles en el apasionante mundo de la dirección. 

"Debo desarrollar la prudencia que el puesto necesita a base de escucha activa, experiencia, prueba y error, y sobre todo mucha reflexión. Debo evaluar mis decisiones pasadas, y sus consecuencias. Ajustar el juicio a lo que va ocurriendo en el camino y no buscar en cada problema y solución sólo el qué sino también el cómo."

Julián siempre le decía que no tenían nada que ver esos directivos que improvisan respecto a los que anticipan los impactos. Cuando no se tiene una visión de lo que la decisión implica más allá de un paso, se acaba apagando fuegos de manera constante. Y todo se complica y tiende al caos.

Sofía entendió por qué no se hablaba en un ambiente de mando intermedio y técnico de la prudencia. Era algo etéreo, intangible, incluso que si no se profundizaba en su significado en el mundo del management se podría confundir con cautela, inseguridad o falta de decisión. Pero ahora sabía de lo importante que era dominar ese valor a la hora de dirigir para tomar decisiones acertadas en contextos complejos e inciertos. 

Además, se dio cuenta también que necesitaría muchos conocimientos pero no menos habilidades relacionales. Las personas y su interacción son fundamentales en el resultado de esta ecuación. Porque no se trata de tener siempre razón, sino de saber cuándo actuar, cuándo no, cuándo esperar, cuándo acelerar, cuándo buscar ayuda, etc...

Escuchar y saber aceptar que no se sabe todo, y en todo momento. Le resonó resumido todo en una palabra en lo más profundo de su pensamiento, y por fin entendió que se trataba de MADURAR.



Sofía se esforzó por describir dónde quería estar durante el fin de semana que remataba la semana de la visita de Julián. Se imaginó a sí misma en un futuro, y se dibujó como una directiva que aprendería de cada una de sus experiencias, meditando las decisiones, actuando siempre con visión de conjunto, responsabilidad, serenidad y con una continua afinación de su juicio que le permitiera dirigir cada día mejor.

Y se propuso combinar conocimiento técnico con experiencia y capacidad de leer el entorno. No aspiraría a ser la más brillante en ninguno de los temas específicos que necesitaban en su negocio, pero sí que se esforzaría en entender mejor las implicaciones humanas en el discurrir futuro de su empresa, de su organización, decidiendo no tanto qué hacer en cada momento sino cuándo, cómo y a través de quién era conveniente ejecutarlo,

sábado, 8 de marzo de 2025

MUJER, LÍDER Y FARO: LA HISTORIA DE LA ABUELA ASCENSIÓN

"Sin la mujer, la vida es pura prosa"


Rubén Darío (1867-1916) 

Poeta y periodista nicaragüense



Ascen siempre visitaba a su abuelo en la residencia que vivía desde que su abuela Ascensión había partido hacia el cielo. Hoy, 8 de Marzo hacía un año de su partida, y su madre siempre le había dicho que no fue una casualidad que las hubiera dejado en este día tan señalado para su abuela.

Siempre que el tiempo les dejaba, cogía de la mano a su abuelo y salían a dar un paseo en el hermoso jardín que rodeaba el edificio. Se sentaban y hablaban todo el tiempo, él en un banco y ella en un columpio que estaba justo enfrente.

A Ascen le gustaba que le hablara de su abuela. De cómo habían creado la tienda primero, y la fábrica de embutidos después. Y a José le gustaba contarle a Ascen cómo el corazón de la familia que bombeaba y movía tanto la casa como el negocio siempre había sido su abuela.

Mujer y líder. En ese orden era cómo la definía. Ascensión se podía resumir como una mujer muy competente a la que los demás querían imitar, querían ser como ella. Y si algo movía a su abuela, según su abuelo, era que basaba su liderazgo en el servicio, orientando sus actos en hacer cosas por los demás.

"Por ser buena en lo que hacía y nunca olvidar a sus vecinos"; rezaba en la placa situada en la fachada de su primera vivienda en el pueblo, fruto del regalo de la primera alcaldesa de su pueblo natal cuando Ascensión cumplió 75 años.

Ascen le enseñó a José el último libro que estaba leyendo, y le contó que había una persona que era el jefecillo de una banda de barrio, pero que no le gustaba. El abuelo aprovechó y le habló del liderazgo negativo. Influye en los demás, por lo que ese señor es un líder, pero no todo lo de cualquier líder nos puede o nos debe atraer. Hay que tener cuidado con el liderazgo negativo, que puede atraernos pero llevarnos por el camino equivocado.

Ascen lo entendió. Suspiró. Tras unos minutos de silencio con los ojos cerrados, los abrió como platos y comentó que de mayor quería ser una gran mujer, y líder como su abuela.

El abuelo se emocionó, y sonrió. "Mira, Ascen, tú ya eres líder, pero no lo sabes. Te lo tienes que creer, estudiar mucho, pensar por ti misma, potenciar tus capacidades y sin darte cuenta todo este trabajo favorecerá el liderazgo que ya está contigo; tiene que crecer, florecer, pero la semilla ya la llevas dentro. Y como viste en tu abuela y notas en todo lo que hace tu madre, tienes que vivir de acuerdo a quién eres, y no a como te dicten desde fuera u otros quieren que seas.

José le explicó a Ascen que escuchará mucho sobre si el líder nace, o se hace, bla, bla, bla... Cómo decía tu abuela: "El líder se entrena; y ojalá no lo olvides nunca. Porque todo el mundo es líder, pero no todo el mundo desarrolla, vive el potencial, o vive el liderazgo actuando desde lo que es.

Tu abuela Ascensión no fue para nosotros el faro, la guía, nuestra líder familiar y empresarial por lo que mandaba sino por lo que atraía. No sabía mucho inglés, pero una vez me dijo tras volver de una charla de esas inspiracionales de las que le invitaban en Madrid , que esto del liderazgo se trataba de "pull" y no de "push"."

Y es que Ascensión atraía por su visión. Veía donde el resto no. Y era muy competente. Sabía lo que hablaba y lo que decía tenía lógica. No opinaba, sino que diseñaba el camino. Y nunca tiraba la piedra y escondía la mano. Por eso, la gente le escuchaba. Y aprendió otra palabra en inglés (José ésta pensaba que era inventada) que comentaba cuando algún charlatán le hacía perder el tiempo. "Este es un singer-morning".- decía levantando la mano como invitándolo a salir lejos, muy lejos, para que no volviera.

Y sobre todo, decía lo que hacía. Tenía grabado a fuego que debía de ser coherente. Y siempre estaba la primera, en lo bueno y en lo malo. Más en lo malo. Con carácter y firmeza. Y esto no significaba que no acariciaba la característica de la empatía. Firme cuando tocaba, pero la puerta abierta para recibir a los suyos, generando confianza, mostrando cercanía. Su despacho siempre estaba abierto, y nunca sacaba las plumas de pavo real a relucir, lo contrario, nunca se mostraba a nadie como alguien por encima del bien y del mal, como la que más sabía de algo, o como una persona superior ni en conocimientos ni en ninguna de sus virtudes.


Ascen le preguntó a su abuelo cómo Ascensión había derrochado tanta energía, de dónde la sacaba. José le explicó que nunca necesitó motivación exterior para ser como ella era. Toda la fuerza la encontraba en su pasión por el servicio. Arrastraba en la misión a todo el mundo, con una pasión desmedida, incluso cuando estaba cansada, le dolía la cabeza por sus malditas jaquecas, o en su última etapa con la enfermedad que se la llevó. Era consciente del bien que le podía hacer a los demás. Y lo hacía en cualquier circunstancia aun cuando se sentía fatal. No vivía de acuerdo a lo que sentía sino a lo que había elegido. Actuaba porque tenía un motivo, por un propósito, por una orientación máxima al servicio hacia los demás. Su familia, su empresa, sus vecinos, sus proveedores, sus clientes, sus trabajadores. Eran su gasolina.

Y no entendía el error como un fracaso. Decía que si aprendía algo con los errores no se podían definir como un fracaso. Y se hablaba a sí misma para no bloquearse, sino al contrario, para aprender y crecer en los obstáculos, en los golpes que la vida le suministraba. Cada uno decide si al caerse, según se hable en su conversación interna, está en un hoyo o está en una tumba. Ella prefería salir, y salir más fuerte y más sabia.

Decidía desde el corazón, interaccionando con el estómago y el cerebro. Era como un sistema interconectado. Decía que todo en su cuerpo, en su mente, en su familia y en su empresa se generaba por un sistema global que le llevaba hacía la interdependencia. Lo que movía en un sitio, afectaba en otro. Lo que cambiaba en alguna persona, afectaba al resto. Y los problemas los afrontaba como ese sistema que no funcionaba si no se diseñaba, construía y se vivía desde lo particular hacia lo global. 

"Y esto la hacía distinta. Y por eso la seguíamos todos.".- le dijo su abuelo, ya con los ojos cargados de líquido cristalino dispuesto a correr por las mejillas de un momento a otro.

Ascen se dio cuenta de cuanto echaba de menos su abuelo a Ascensión, y se sentó en el banco con él, cogiéndole la mano y dándole un beso.

"Veía el potencial en todas las personas de su entorno. Empoderó a tu madre, y a tus tíos. Sacó lo mejor de mi, que siempre me puse a su servicio y disfruté en la parte que ambos sabíamos que yo hacía bien. Recuerda que todo lo relativo a los pedidos y la logística de las entregas las hacía yo y el tío Julián. Primero con esa furgoneta de la foto de la recepción, y luego con los camiones de tu padrino Mario, el hijo del carretero..."


"Pero tu abuela lo que tenía era mucha fe. Eligió tener fe en el potencial de los recursos humanos que tenía en su plantilla y en su familia; vamos, en las personas. Desbloqueaba las mejores cualidades de su gente impulsando lo que mejor sabían hacer. Y como su entorno crecía, ella crecía. Amaba sin condiciones a todos los suyos. Y para ella el amor no era sentir, sino elegir."

Le señaló un árbol, y le dijo a su nieta que ese árbol les suministraba oxígeno sin necesidad de recibir nada a cambio de ellos. "Tu abuela era feliz por eso, porque sabía amar, sin trueque, sin contrato; igual que el árbol. Era feliz porque amaba sin concesiones, por lo que eran los suyos, sin pedir nunca nada a cambio."

Sonó la sirena y Ascen sabía que se había terminado la hora de la visita. Le había encantado este 8-M. Estaba deseando que llegara el próximo sábado. Pero antes le tocaba disfrutar el finde con su padre y la semana, desde el lunes, con su madre. Seguro que ambos disfrutarías mucho cuando les contara todo lo que el abuelo le había descubierto y enseñado de Ascensión; como líder, como abuela, pero sobre todo como Mujer.



Sirva esta entrada de homenaje a todas las mujeres que desde el inicio de los tiempos han liderado y lideran su empresa, su casa, su vida, su familia. Con mucho recorrido y mucho por recorrer, nos impulsan e impulsarán gracias a su visión inspiradora, su competencia, su carácter, su coherencia y sobre todo su Amor sin trueque, sin contrato, solo por su Vocación de Servicio.

domingo, 9 de febrero de 2025

DARLE LA VUELTA AL ARGUMENTO CONVIRTIÉNDONOS EN PERSONAS DE VUELO SUPERIOR

"Los que renuncian son más numerosos que los que fracasan"


Henry Ford (1863-1947) 

Industrial estadounidense



El equipo directivo aprovechó el VI Congreso Educando en Valores de Pozoblanco para la reunión anual que sirvió como resumen y cierre del ejercicio 2024 y puesta de largo de las previsiones, metas y principales retos para el 2025.

Como Siempre, y Para Siempre, M Ángeles fue una gran anfitriona, y organizó el Congreso con nota, sorprendiendo nuevamente a jóvenes y no tan jóvenes.

Arrancó el congreso con su himno, siempre cantado (y compuesto) por Luis, cantante profesional, elegante y entregado a la causa.

Magia, formación sobre los peligros de las redes, dando a conocer lo que es el grooming y la IA (oportunidades y amenazas) daban forma a la jornada, como antesala a las charlas de Marta y Pedro.


Tras el descanso, Marta, con 29 años, nos contó su historia.

Empezó con sus éxitos, medallas, campeonato del mundo, etc... Pero nos dejó un mensaje potente a todos las asistentes y lo recalqué en la reunión del equipo después: "PROHIBIDO QUEJARSE".

Marta continuó contando cómo sufrió bullying en su instituto desde los 13 años. Parece ser que le hicieron vacío, le tiraban las cosas al baño e incluso llegaron a pegarle una paliza. Resumen de las causas según un profesor que atendió a sus padres tras la paliza: es que su hija saca buenas notas, se le dan muy bien los deportes y va siempre bien vestida, y eso no ayuda a integrarse. Ahí lo dejo.

Tras el cambio de instituto, llega su segunda etapa, y su segundo golpe de vida. Un día entrenando cae mareada. Tras una odisea de médicos le diagnostican "un tumor en el cerebelo". No una, sino dos operaciones a vida o muerte (esa Navidad la dedicó a despedirse de amigos y familia), la dejaron con una discapacidad muy seria, pero a los dos meses consigue andar sola, a los seis trotar 5 kilómetros, y debido a su capacidad de lucha y resiliencia, decide continuar desde su casa para terminar primero de bachillerato y al año siguiente termina segundo en el insti; eso sí, sin poder pisar recreo, ni compartir muchas cosas que los jóvenes sin secuelas pueden hacer en su vida normal.

Y llega la etapa de la universidad. Un suplicio para iniciarse en INEF, debiendo pasar las pruebas de acceso sin ningún tipo de adaptación a su situación. Marta lo consigue; otra montaña escalada sin ayuda alguna.

Ya en tercero, sale de fiesta, llegan a un piso a rematar la salida, un juego de jóvenes, y cuando le toca a ella beber (solo bebía agua), algo que alguien mezcla en su vaso la deja sin conocimiento, y sin entrar en detalles, es violada esa noche por dos jóvenes. Las pruebas de ADN indican que uno de ellos era un compañero de carrera, de su clase de 3º.

Aviso para navegantes; jóvenes, padres. Esto pasa, a ella que estaba allí, contándolo, le había pasado. Lo contaba quien lo había vivido en sus propias carnes.

Y para colmo, el juez archiva el caso. Y gracias a su madre, que la pilla a tiempo, Marta no se suicida.

Marta se recupera de nuevo, de todo, que no es poco, gracias a su familia, psicólogos, un sacerdote y la fuerza que Dios le envía. Y se refugia en el deporte, más específicamente en el Triatlón.  

"PROHIBIDO QUEJARSE".

Dejó algunos consejos:

"Nadie es menos, pero nadie es más. Enfrentarse a los que no quieren que tú crezcas. Qué te da la vida, quién te quiere pisar, y qué propósito vas a conseguir no por los que te envidian, sino esforzándote por ti mismo."

Marta, medalla de plata en París 2024, pero sobre todo una mujer con una vida con caídas brutales, pero con una capacidad de superación superlativa. 

Su medalla, el premio, su vida, una Master Class para jóvenes y no tan jóvenes. 

"La vida es larga, y corta a la vez. Luchar por vuestros sueños, pero nunca piséis a nadie. Si los jóvenes de hoy no lo cambiáis, no lo va a cambiar nada ni nadie."





Tras el noqueo de Marta, llegó Pedro. Lanzó una cuestión simple. ¿Qué debemos hacer cuando las cosas no salen cómo queremos? Durante su charla trató de explicar cómo se gestiona el "fracaso". Y arrancó haciendo ver que las personas no son malas sino que tienen malos comportamientos.

Contó cómo vivió el divorcio de sus padres (tenía 12 años), y respondió desde el odio, la rabia, el rencor; en resumen, no lo supo gestionar. Tampoco compartir. Cambió de cole y conoció el miedo tras amenazas de algún que otro grupo o tribu de la época.

Pero su vida cambia cuando conoce un deporte llamado waterpolo. Tras volver a cambiar de casa cuando su padre encuentra otra pareja, Pedro se escapa y se refugia en el deporte. Ya juega sus primeros juegos en el 88, pero le marca la final del 92; que entre otras cosas perdieron. Toda España pendiente, sus familias y amigos en la grada, tres prórrogas y al final, pierden. Y los periódicos de la época después de todo su esfuerzo, del equipo, de llegar a una final olímpica en su país, lo tachan de "fracaso". "El waterpolo español ha fracasado".

En ese momento, abre debate con los jóvenes del congreso: "Esfuerzo, trabajo, desastre, quedar segundo es un éxito, porque muchos otros no han ganado nada, del segundo nadie se acuerda".

¿Éxito o Fracaso? Para Pedro, no es lo que pasa, sino la lectura de lo que nos contamos con lo que nos pasa. Dos caras de la misma moneda.

El éxito y el fracaso es relativo. Según el valor de cómo se vea, así se afronta la adversidad. Cuando algo va mal, se trata de darle la vuelta al argumento.

Cara del éxito: Intentarlo, crecer, afrontar retos, no tener miedo al error, hacerlo lo mejor posible. Lograr reconocimiento por obtener un cierto nivel. Notas esencialmente públicas. Resultado feliz de algo importante.

Cara del fracaso. Intentar hacer algo y no tener los resultados esperados. Experiencia más bien privada. Algo esencial se ha torcido, con resultado más bien adverso. Tristeza, amargura y desilusión.

Ambos son dos grandes impostores. Pero Pedro nos transmite que para llegar a alcanzar el éxito se tiene que pagar un precio demasiado alto que nos pueden llevar incluso a la incoherencia. En cambio, el fracaso puede conllevar una lección de vida fructífera que puede dar la vuelta al argumento. La capacidad para crecerse ante los obstáculos y no darse nunca por vencido es darle la vuelta a ese argumento negativo que proviene del dolor, del ser segundo, de recibir esa paliza. El fracaso modela y programa la personalidad, debe ser pasajero, superable, punto de partida, de renovación, de aprendizaje. 

No es normal aprender de lo teórico sólo y del triunfo tras triunfo. Lo que nos llegará en nuestro entorno familiar, con los amigos, y en el trabajo serán muchas caídas y numerosos golpes. Se trata de afrontar el fracaso como aprendizaje. De las derrotas hay que tomar nota y volver a empezar. Asumir la derrota, levantarse y volver a la lucha. 

Ser Personas de vuelo superior como comentaba Pedro ya al final. Saber aprender. Tener siempre el fuego dentro, encendido. Y no podrán con nosotros. Perseverantes, persistentes, optimistas, sin dejar nunca de luchar. Así era Marta, así era Pedro, y así quería que fueran los 800 adolescentes que escuchaban atentos todos los mensajes.

Y así tendremos que ver nosotros la vida también como adultos para seguir creciendo

"Hay derrotas triunfales a las que envidian algunas victorias".- terminó resonando en el auditorio.



Pensaba ya en casa en todo lo ocurrido decidido a darle la vuelta al argumento mientras nos convertimos en personas de vuelo superior. Y tomé nota de algunos consejos como resumen para practicar en el día a día, mientras me caigo, mientras me levanto, mientras me daño, mientras me curo, y siempre sin derecho alguno o motivo para quejarme...

- En la familia, con los amigos, en el trabajo, cuando no todo sale bien como nosotros queremos. ¿Qué nos estamos contando?

- De la tristeza, enfado, ira y negación del 92 le dieron la vuelta al argumento en el 96 con liderazgo, talento, optimismo, esfuerzo, atrevimiento, generosidad, valentía.

- El esfuerzo no es igual al resultado. Esto va de cómo ves lo que pasa. Manejar la presión. Sentir que se está a la altura. ¿Es la realidad o es lo que me cuento?

- El miedo no es malo sino necesario porque trae la prudencia, la reflexión, y tenerlo no es malo si se conquista.

- Atreverse a cambiar, a cambiar el argumento, a cambiar qué nos contamos, y a perseverar.

- No olvidarse, aunque triunfes, que no eres otro ni diferente; eres el de siempre. 

- Tu edad no te define, te define tu comportamiento y la manera de cómo te hablas. 

- Las notas no son tu inteligencia, sino la inteligencia adaptativa que te permite cambiar y seguir.

- No dejes nunca de ser auténtico, original y merecedor de cariño. Por favor, genera buenos hábitos de vida, por ti, para ti, y por/para los tuyos.