"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 29 de junio de 2025

GENERANDO ACCIÓN DESDE LA CLARIDAD

"Hay ladrones a los que no se castiga, 

pero que roban lo más preciado: 

el tiempo"


Napoleón I (1769-1821) 

Napoleón Bonaparte. Emperador francés




David era siempre un ejemplo a la hora de organizarse en el trabajo. Hacía tiempo que no lo veía, pero cada reunión, aunque fuera en la piscina del club era muy aprovechada por el resto de acompañantes.

La última vez nos había comentado cómo le gustaba trabajar siguiendo el método GTD, y Marina no dudó en preguntarle de nuevo sobre este sistema de trabajo.

David nos indicó que no era un tema de pócima mágica ni IA, sino técnicas y/o herramientas concretas que le habían servido para organizar tareas de su vida diaria, tanto en casa como en el trabajo. Y sí que es verdad que puede que en algunas tareas sea mejor no usar algún paso o saltárselo, pero cómo pasa con alguna de las herramientas de la caja que tenemos en casa, que no siempre se usan, ni para todo ni a diario, pero cuando se necesitan ahí están.

Se trataba de liberar tiempo, afinar la disciplina e incluso calmar los nervios aumentando la productividad.

Y con todo, tras un rato de tertulia agradable, volvió a indicarnos cómo el método le permitía que cualquier problema fuera diseccionado en una serie de tareas a hacer, todas ellas listas para definirse o mejor dicho, ejecutarse. O sea, que no había distancia entre el pensamiento y la acción. Y cuando estaba inmerso usando el método el tiempo le volaba, disfrutaba generando acciones y ninguna tarea le bloqueaba. Para él era cómo sentirse libre de nuevo.


Marina le volvió a pedir una serie de pensamientos que resumieran en forma de consejos el asunto. Y juntos recordamos cómo trabajaba David mientras seguía el método.

Recordamos que siempre se concentraba en las soluciones y no en los problemas. ¿Cuál es la siguiente acción? era la pregunta que siempre tenia en la cabeza por defecto.

Para David no existían las distracciones, sino las entradas mal gestionadas. Siempre decía que nosotros mismos somos la principal barrera de entrada del ruido que no nos permite avanzar.

Nunca retenía tareas en su memoria. Su máxima era tener a mano donde escribir y depositar el registro organizado por listas "to do" de el qué, el cómo y el para cuándo.

Juntos repetimos la regla que llevábamos desde años grabada a fuego. Si la tarea se hace en menos de dos minutos, hazlo. Es otra tarea que deja de ocupar espacio en la lista y sobre todo, en la cabeza a nivel de preocupaciones.

Volvimos a darle el título de sagrado al calendario de cada uno. No, no, no se reprograma.

Volvimos a recordar cómo cuando era difícil de encontrar, muy enrevesado o no había quien lo entendiera, pues lo mismo no lo necesitábamos. Muchas veces dejándolo estar se acababan asuntos y la productividad aumentaba de manera exponencial.

Volvió a remarcar que había que estudiar a priori bien las herramientas a usar. Siempre se preguntaba si las mismas estaban bien diseñadas y asegurarse que el trabajo, de esta forma, sería más fácil, más agradable, y en definitiva, se contaba con los recursos correctos.

Aunque parezca de los más simple, volvió a remitirnos a las listas de verificación. Sus palabras siempre eran que nunca estaban de más, y que no las subestimáramos.

Aterrizamos recordando el tema de la programación y la secuenciación de las tareas. Nada de FIFO, orden alfabético, etc... David siempre tenía en cuenta era el nivel de energía que el que debía hacer la tarea tenía, según el día de la semana, la hora del día, etc... Secuenciar por dificultad y energía. Interesante.

Y para finalizar, lo que sentía cuando había trabajado con él era que su manera de hacer era plena. Siempre y todo tenía sentido. Su pregunta antes de hacer era "por qué". Y esto es fundamental, porque saber el por qué se hace esto o aquello da significado a las tareas a la hora de afrontar un trabajo u otro.



Llegué a casa con ideas renovadas. Soluciones y no problemas, nada de distracciones, todo volcado en listas para despejar la mente, la regla de los dos minutos, el calendario inviolable, le difícil lo mismo no es válido, nunca eliminar de la caja ninguna herramienta, las listas de verificación, secuenciación según energía y el por qué de las cosas. Haría una infografía, no sé, o una lista recordatoria. "La verdad que esta jornada, el baño y el refresco habían sido hoy más productivo que nunca".- pensé mientras preparaba la cena.

domingo, 22 de junio de 2025

LA LUZ QUE TENEMOS DENTRO

"Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. 

No hay dos fuegos iguales"


Eduardo Galeano (1940-2015) 

Escritor y periodista uruguayo



Hacia tiempo que no veía a Anne, pero cuando me llamó para tomar un café yo sabía que algo no iba bien. "Estoy en una situación especial y me gustaría contártelo".-  esas fueron sus palabras antes de colgar.

Me había enseñado mucho en los dos proyectos profesionales que habíamos compartido. Para mí una profesional exitosa que debido a una restructuración en su última multinacional donde trabajaba la había puesto en el final, o en el inicio de una nueva etapa. Y como me contó, ni se lo esperaba, ni contaba con ello, y le había pillado desprevenida porque se consideraba parte del proyecto en una posición estable.

Me indicó que le gustaría obtener pistas para encontrar de nuevo la luz. Porque todo lo veía negro, y quería saber hacia dónde ir para salir de ese túnel en el que las circunstancias la habían posicionado.

Creo que preguntarse qué tiene que hacer no es acertado para nada. Más se trataba de dejarse hacer... porque como Mario siempre me recuerda, parafraseando a Ortega y Gasset, no somos un participio, sino un gerundio. O sea, no estamos hechos, sino haciéndonos, en movimiento, construyendo nuestro yo y sumidos en un mundo cambiante del que somos parte activa con nuestro propio cambio.

Y sí que importa estar al día, leer, estudiar, trabajar, generar, seguir siempre formándose... Y mantener la llama viva, actualizándonos. Me gustó lo de hacer vibrar cual diapasón, a una frecuencia nueva nuestro yo interior y generar sensaciones que inviten a descubrirnos tanto a recursos como a personas externos a nosotros mismos en nuestro entorno. Y yo sentía la frecuencia de Anne que tantas veces había brillado en todos los proyectos compartidos y en tantos otros por su propia cuenta. Ahora le tocaba esperar y tenía que confiar, porque seguro que llegará la magia, y lo mejor es que aunque piense que es algo exógeno ocurrirá dentro de ella. 

¿Y si en lugar de buscar la luz se tratara de descubrir que cada uno de nosotros somos verdaderamente la luz? 

Pensé en el síndrome del impostor. La luz que damos y donamos para nuestros padres, nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestras parejas... Y la luz que generamos, y damos, y donamos para compañeros, amigos, vecinos...

¿Entonces?.- me decía. Entonces debes, Anne, ser consciente en primer lugar que tener un trabajo, o no tenerlo, no afecta para nada a tu calidad como ser humano. Ni por supuesto a tu valor como persona.

Después de un rato de charla me reconoció que tras un trabajo impecable, y tras haberlo perdido por la famosa reorganización de la empresa, se sentía de esa manera, como si valiera menos ahora.

Por mi parte creo que lo más importante no es lo que se tiene, sino lo que se es. Y esa creencia es la que nos permite conocernos no como exploradores de luz sino como luz en sí. Y si la luz nos define, eso es lo que nos confiere la posibilidad de vivir con alegría, con esperanza, con confianza y siendo focos que nunca dudan que los apagones que la vida nos regala, antes o después, desaparecerán dando paso a un estado de transformación. Transformación que siempre comienza cuando cambiamos la frecuencia y emitimos algo diferente en el presente de lo que emitíamos en el pasado.

Yo quería recordar y sacar lo mejor de Anne, lo que había vivido en el pasado. Recordamos entonces que para emitir algo diferente se debe ser muy consciente de la verdadera naturaliza de cada uno. Por supuesto el trabajo, el esfuerzo, la formación, todo importa. Pero también confiar que habrá mareas o brisas mágicas que moverán los hilos de la manera más inimaginable.

Juntos habíamos vivido como un compañero había estado en problemas. Parecía que hiciera lo que hiciera su bucle negativo nunca iba a cambiar de sentido. Pero sin desfallecer, tal vez un día, un mes, un año, todo cambió y empezó a conectar con su luz. Empezó de nuevo a confiar, a creer en él. Entendió que valía más que de sobra para que el mundo lo hubiera vuelto a encontrar algo que fuera digno de él. Y su estrella cambió para bien, no desde la prepotencia, sino desde el reconocimiento. ¡Cuánto daño traía ese síndrome del impostor!

Aún recuerdo sus palabras al salir del túnel y cómo no se lo podía creer. De la nada, le habían ofrecido el trabajo de sus sueños. O eso pensaba él.



Ya de vuelta a casa, cuando todos descansaban, me quedé en el salón un rato con mi silencio y con mi yo. Qué importante conocer lo que somos, por encima de lo que tenemos. Con nuestra razón tan diminuta y nuestros sentidos tan limitados no nos damos cuenta de lo que movemos cuando decidimos ser luz, ser faro, y guiar. Cuánto brillamos cuando decidimos sonreír, ser simpáticos, mirar con esa mirada profunda, sincera, inteligente, y siempre seguir buscando en los otros la manera de aprender; pensé que de esta manera solo pasarían cosas extraordinarias, sin darnos apenas cuenta.

Y de repente, cuando despierte de su oscuridad, la misma Anne revisará y comprobará como las cosas por dentro empiezan a engranar, a moverse, a vibrar como cuerdas diferentes, por dentro... y por fuera, porque el universo comenzará a moverse con ella. 

Nuevamente me tocó llorar, como tantas noches. Y pensé en los míos. Sí, en ellos. Y sentí, sentí mucho. Sorpresa, asombro, sobrecogimiento, pero sobre todo, gratitud.

martes, 17 de junio de 2025

PREPARANDO EL TERRENO PARA EL ATAQUE CERTERO

"El medio más fácil para ser engañado 

es creerse más listo que los demás"


François de La Rochefoucauld (1613-1680) 

Escritor francés



No entendía cómo había podido dejarse engañar. Y tanto tiempo. Dani me lo contaba todo sin todavía terminar de creérselo. Habían trabajado codo con codo, sabía todo lo que ocurría en su empresa, en sus negocios patrimoniales, e incluso en su propia casa. 


Hoy me reconocía que la esencia del engaño había estado fraguándose en la distracción. 
Y la distracción había ido acumulando dosis debido a varias herramientas que el campeón del engaño había trabajado con maestría.

Amabilidad, generosidad, y honradez. Así podría definir a Jandro. Toda su forma de proceder, como una forma de vida, para poder generar su propuesta mientras la otra parte estaba abierta a compartir y ceder el conocimiento, los datos, y en definitiva el poder debido a los valores positivos que se desprendían del a la larga, estafador.

Las defensas antiaéreas estaban bajo mínimos. Era el colaborador de máxima confianza para la alta dirección. Y para el jefe.

Se trata del famoso "Givers Gain", pero llevado a su máxima expresión. Dio y no poco, pero todo medido, calibrado, planeado y siempre antes de tomar; y desaparecer con todo lo que pudo. Las piezas para Dani ahora explicaban el proceso y cómo Jandro había allanado el camino para que todo fuera más fácil, y no solo a la hora de pedir favores (que hacerlo, lo hacía) sino también para atacar y tomar lo que entendió que era suyo cuando la debilidad de la cúpula amurallada fue máxima.


Ahora recordábamos mientras reconstruíamos cada paso, cada etapa. Buenas palabras, elogios, algún que otro regalo, y siempre síntomas de ser muy transparente y honrado. Repasamos aquella vez que nos explicaba cómo podía haberse quedado esto y lo otro, o cuando negó y puso en conocimiento el rechazo profundo de una comisión por otro tema diferente a nuestro negocio, que no tenia que ver nada, pero que dejaba claro que sus valores llevaban la honradez como bandera. 

En verdad Jandro era un preparador de los cimientos para que la estructura y construcción, cuando tocara, fuera robusta y duradera.


Y el primer encuentro, como bien el susodicho sabía, siempre es vital. Ahora, desde la visión tranquila y tras rebobinar toda la peli, caíamos en la cuenta. La primera vez, cuando lo conocimos, él mismo nos desenmascaró a su antiguo socio y ese fue el momento que aprovechó y abrió los poros de nuestra esencia, ya que gracias a su transparencia y honestidad selectiva (ahora sabemos que es selectiva) no fuimos capaces de ver que estaba actuando para preparar los capítulos posteriores. Y el golpe final fue de maestro.


Ahora ambos entendemos mejor la potencia del caballo de Troya. Y es que la primera impresión y el tallado día a día de nuestra imagen deja mucho tiempo y espacio para maniobrar. Por eso se lo trabajan tan bien en las primeras matas...


Y ya no hablamos solo de una primera impresión, sino de un meditado plan para construir una reputación. 

Y de ser generoso. En regalos, sí, pero no solo referidos al plano material. Porque no se queda atrás el que se desvive en buenas palabras y regala los oídos del que se cree superior, incluso mágico; y cierto es que no le cuesta creer tanto bueno que le indica su camarilla cercana.

Sí, el regalo lubrica, y baja las defensas a marchas dobles. Por lo tanto se aconseja como objeto perfecto para esconder un engaño.



Terminé de camino a casa recordando la tercera herramienta, otra arma letal en la antesala del engaño; la amabilidad. Y Jandro me lo había resumido ciertamente bien: "Todo se deja hacer luego si se es amable en la entrada y se es capaz de seguir con el plan una vez la otra parte está suave, desarmada e indefensa". 

domingo, 8 de junio de 2025

¿REACCIONAS O RESPONDES?

"Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, 

siempre podrás escoger la actitud con la 

que afrontes ese sufrimiento"


Viktor Frankl (1905-1997) 

Psiquiatra y psicoterapeuta austriaco



Marino me comentaba esta semana todo lo que últimamente había aprendido con y de su nueva jefa. Ahora interpretaba lo que no le gustaba, y como ella le decía, lo tomaba como una lección para aprender.

En definitiva, trabajaban procesando los inputs de otra manera, intentando no aumentar el problema con su respuesta, sino aportando soluciones al mismo.


Estaban eligiendo de manera selectiva las relaciones digitales vs el cara a cara, o sea, cuando sí y cuando no se podía trabajar sin necesidad de reunirse en persona.

Habló sobre cómo nuestro cerebro está diseñado como una herramienta que permite socializar. Y es más, nos hace diferentes del resto de los animales, porque somos los únicos que podemos vivir en sociedades tan grandes en tamaño. 

"Somos hipersociales, nos necesitamos".- remató.

Ambos estábamos de acuerdo que la pantalla era un recurso que optimizaba costes, permitía generar avances a distancia, y en términos de temas puramente técnicos había generado un aumento de productividad brutal. Pero no era una herramienta que sustituyera 100% a muchas de las tareas que necesitan de por ejemplo, conexión humana, trabajo en equipo, experiencia profunda, encuentro, cercanía...

Y hablando de cómo afecta el tocarnos, sentirnos y trabajar de manera presencial incluso había aprendido cómo la fuerza del grupo y la conexión afectiva generaba efectos positivos sobre nuestro organismo. Me enseñó cómo se activaba el nervio vago anterior, cómo mejoraba el sistema inmune, incluso cómo protegía la salud de nuestros cromosomas para que nuestro ADN se mantuviera sano.

En resumen, como siempre digo, concluimos con la máxima de utilizar siempre la tecnología para avanzar, pero teniendo claro que nunca tomará todo el espacio para la completa conexión humana.

Otro tema que le impactaba de su nueva jefa era cómo gestionaba las críticas y cómo le había enseñado a hacerlo a él mismo.

Dividía las críticas en dos tipos que dependían de dónde estuviera la causa de partida. Un tipo era el que tenía su origen en una razón noble. La parte que critica piensa que se puede hacer mejor y además demuestra que la otra persona le importa. El fondo y la intención es de ayudar.

Por otro lado, el otro tipo de crítica tiene su origen en la envida, los celos. Hay que diagnosticar el origen, intuyendo que la otro parte, con su crítica,  va cargada con un punzón a la espalda para hacer daño.

Y como Marino me comentaba, ante la primera, noble y cargada de buena intención, se debe responder atrapándola con humildad. 

Y a la segunda, la que emana de la envidia,  responder evitando que entre y nos afecte. Se trata de concluir que, definitivamente es lo que el otro piensa, pero nunca hacerlo nuestra.

Marino me indicaba que no le fue fácil evaluar el origen y responder lo que a cada una le correspondía. Como todo, necesitaba práctica e incluso a veces pasarse de frenada y reaccionar como no se debía.

Pero ahora repetía con razón constantemente: "abrazar una y rechazar otra". Entrenamiento consciente fue cómo lo llamó.

Concluimos que de una manera u otra, la crítica, como personas, siempre nos afecta. Eso sí, se sabe que la crítica es exógena y todo depende de nosotros en cuanto a nuestra reacción o proacción, según el caso. El poder de la interpretación en la percepción de la realidad marca la diferencia, así que lo que vemos tiene mucho que ver con lo que uno es.

Llegada la crítica desde el lugar del odio la abordaba como una lección a aprender, respondía con respeto, intentaba profundizar y conocer el por qué, investigaba hasta lo que podía qué era lo que atormentaba a la otra parte.

Y nunca la respuesta debe servir para aumentar el problema sino contribuir a la solución. Qué distancia con la respuesta que tantas veces había escuchado: "y tú más".

Marino ahora se sentía más libre. Porque podía elegir cómo sentirse y como responder. Me dijo que la libertad era para él una conquista diaria, porque había dejado de reaccionar para empezar a responder. La compasión va precedida de la sabiduría, el saber, el conocer. Primero, ante una afrenta, una crítica destructiva, un insulto, se interesa por el por qué la otra parte está sufriendo. Sabe que su respuesta o permite sanar o suavizar el mal, o puede echar más leña al fuego e incrementar el mismo. Y estaba harto de los que quieren transformar el mundo siempre reaccionando, en lugar de responder apagando, sanando, suavizando, construyendo.



Antes de despedirse, me contó la anécdota de aquél que llamó "asesino" a un gran científico solo por haber nacido en una zona del planeta. Éste se acercó, sabiendo del dolor del que le había insultado y le preguntó el por qué, no juzgó, simplemente lo sustituyó por el interés sincero de conocer. Y la otra parte le explicó el por qué. Y ambos hablaron, se entendieron, se conocieron y comprendieron los sufrimientos de cada parte. Acabaron siendo amigos, no solo ellos, sino sus familias.


Me fui a casa pensativo.

¿Qué necesitamos en nuestro grupo de amigos, en nuestras familias, en nuestras empresas? ¿Personas que alimentan el conflicto desde su propio vacío o personas que construyen puentes desde la comprensión?

En un mundo hiperconectado, quizás lo más revolucionario no sea responder rápido, sino responder bien. Porque al final, la tecnología puede acercar las palabras, pero solo nosotros podemos acercar los corazones.

lunes, 2 de junio de 2025

MÁS DEPENDENCIA PARA SER MÁS LIBRE

"El más libre de todos los hombres 

es aquel que puede ser libre dentro de la esclavitud"


Fénelon (1651-1715) 

Escritor y teólogo francés



Arturo pensaba en cómo había logrado el equilibrio y le daba vueltas al tema de la dependencia, independencia e interdependencia.

¿Qué y cuándo es lo mejor? Siempre le había ido bien, pero sabía que vivía con la paradoja de haber logrado independencia mientras que cada vez los demás le necesitaban más a él. Era bueno que los demás le necesitasen, pero sobre todo, que le quisiesen.


Me comentaba que cuánto más se contaba con él más libre se sentía. Y que aunque muchas veces repetía en voz alta eso de "enseñar a pescar en lugar de dar peces", al final, siempre intentaba no pasarse en sus enseñanzas para que en algún momento del proceso tuvieran que preguntar/llamar/recurrir para una toma de decisiones o alguna que otra tarea.

Pero su trabajo se basaba en crear valor a los demás, esto lo tenía claro. Si no fuera así, a la larga nadie necesitaría de sus servicios, y ni siquiera su existencia tendría sentido para amigos, familiares y/o compañeros.


Recordé por un instante a Tolstoi y la fábula de los dos caballos  mientras él se levantaba a pedir otra ronda:

"El primero podía con todo; el segundo era un vago. En ese viaje la carga fue pasando del segundo al primero. El segundo además se reía del que soportaba todo el peso ya que había conseguido no llevar apenas nada. El final del camino fue el problema. El dueño decidió quedarse con el caballo que le llevaba toda la mercancía, decidiendo matar al segundo y sacar algo de beneficio vendiendo al menos su piel."


¿Indispensables? No. Pero no podemos dejar de generar, hacer, trabajar, crear... El valor añadido es lo que diferenciará de lo que venga detrás o después más joven, fuerte, creativo, ¿barato? Acordamos y ambos estábamos de acuerdo que tenemos que generar más y nunca deberíamos bajar la guardia.

Por otro lado, Arturo añadió que nadie se creerá dependiente de otro si ya de por sí es fuerte. Se trata de buscar debilidades en el poder, y adquirir poder indirecto minimizando las nuestras, fortaleciéndose y llegando a ser la columna que mantiene el edificio.

La necesidad gobierna el mundo. Si no se hace uno necesario, es fácil que prescindan de ti. Como le sucedió al segundo caballo, el vago y algo listillo. Si no transportaba nada, ¿para qué servía?

Pensé en algunos gobernantes, algunos idearios, y en el Príncipe de Maquiavelo, que siempre mantenía en situación de dependencia a todo ciudadano de cualquier clase o circunstancia; de esta manera caía bien y la gente siempre confiaba en él.

Nadie le había regalado nada, pensó Arturo, igual que El Príncipe. Logró que la gente hiciera lo que él quería. Era poderoso por ello. Y lo había conseguido por tener una relación de dependencia. Lo necesitaban porque primero trabajó mucho, y ahora no podían mover un dedo sin él.


Ya hace años se preguntó si era posible conseguir la libertad absoluta. Se respondió que solo la conseguiría en una cabaña, aislado, sin depender de nadie, ajeno a las leyes de su mundo. No le valió y le dio la vuelta. Haría que el resto dependiera de su trabajo. Y esa necesidad que el resto tenían de él le acercaría a la libertad.

Convenció al equipo que si él no estaba todo se destruiría. Nadie se atrevía a eliminarlo del tablero. Eso sí, lo hizo con esfuerzo, trabajo, talento y creatividad. Difícil de reemplazar, con una experiencia que sin duda acompaña y ayuda mucho, dicho sea de paso.

También me explicaba lo que el llamaba mezclar el destino. Era igual que una enredadera se hace con el destino de una fuerte y vigorosa columna; si ésta consigue tiempo y un buen entramado, a veces intentar eliminar la planta solo pasa por dejar dañada o destruir la columna. Y eso hace que la dependencia sea casi imposible de eliminar.



Como siempre, caímos en personas, sentimientos, emociones. Le pregunté qué sentimiento había detrás de una cuestión de dependencia. Y tenía claro que no siempre genera cariño, o cómo él me dijo sin pensárselo mucho, casi nunca. Lo que sí produce es respeto, o incluso miedo y rencor. Y volvió a citar a Maquiavelo: "mejor ser temido que ser amado".

Le pregunté el por qué; y lo tenía claro. "El temor se puede controlar, el amor nunca".- Fue su respuesta...