"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 21 de agosto de 2022

PRADO Y SU VUELTA DE VACACIONES

"Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, 

da tres vueltas por tu propia casa"

Proverbio Chino


Prado volvía de la oficina muy satisfecha en su primer día de trabajo tras las vacaciones de verano. Recordaba que había sido mucho mejor que los últimos años, y mucho tenía que ver lo que había ocurrido durante las mismas.

Por un lado, tras muchos años, se había dejado llevar por lo que había planeado los amigos con los que había compartido el viaje principal durante las vacaciones. Ella se limitó a estar donde le decían, cuando le decían y disfrutando de todas las visitas, excursiones y días de descanso que le habían planteado en un periodo vacacional justo para desconectar, recargar y preparar su cuerpo y su mente para darlo todo en el nuevo curso que comenzaba.



Recordó que había cumplido con su compromiso personal de dormir más durante las vacaciones, y aunque no era de siestas había incluso estado, los días que les había tocado quedarse en la casita donde tenían el centro de operaciones, una horita en la hamaca que hábilmente los dueños de la casa habían dispuesto en la zona de la piscina, donde podía descansar a la vez que leía el libro que terminó durante las vacaciones mientras sus retinas recibían el espectáculo de montañas que les deparaba la excelente ubicación en ese valle que el destino les había regalado.

También se acordó cómo había cambiado la rutina completa durante las vacaciones; desde su hora de levantarse como todo lo que había hecho durante el día. Además, dejó los libros que tenía a medias y comenzó uno nuevo, que nada tenía que ver con lo que estaba leyendo antes de las vacaciones.

En definitiva, había cumplido objetivos y llegó a su primer día como nunca, preparada para todo lo que tocaba, y cargada de mucha fuerza.

Y se había encontrado con su día a día cambiando algunos hábitos que Inma, otra vez, le había recomendado en una larga charla que habían tenido a la vuelta de su viaje, mientras intercambiaban y repasaban algunas fotos y videos que ambas habían realizado durante el mismo.

Se había levantado un poco antes de lo habitual, desayunando bien y tranquila para no estresarse el primer día, y decidió cambiar la ruta al trabajo, aunque tardó 10 minutos más.

Tenía claro que al final de la semana estaría al día casi de una manera definitiva, por lo que el primer día, lunes, fue a un ritmo normal sin causarse un estrés innecesario intentando quitarse de manera precipitada todos los emails pendientes, tareas que habían quedado a medias antes de su marcha y reuniones con colegas para saber lo que había ocurrido durante su ausencia.

Había decidido centrarse en la tarea que tocaba mucho más de lo habitual, evitando la multi-task, y enfocarse en lo que iba avanzando mucho más que en repasar lo que quedaba por hacer.

Su agenda no era tan ajustada a todas las horas como antes de las vacaciones, sino que dejó siempre huecos para imprevistos, que siempre llegaban y llegarían, por muy bien que se planificara todo.

En el descanso de mediodía, había paseado observando el paisaje, los edificios y pequeños detalles que eran inexistentes para ella en el pasado, pero que hoy le habían permitido desconectar sin que sus pensamientos le arrastraran al trabajo incluso en este intervalo de tiempo cuya función principal es supuestamente para eso, para descansar.

Otros dos cambios pintaban bien para que la vuelta estuviera siendo muy positiva, incluso agradable. 

En primer lugar, haber decidido comenzar en el gimnasio de nuevo, esta vez tres días a la semana, y además coincidiendo con su hija. Dos pájaros de un tiro, pensó, cuidar su cuerpo y mente y ver más a su hija mayor, que desde que había comenzado a trabajar al otro lado de la ciudad no le había sido fácil compartir el tiempo que ambas entendían necesario y que les estaba generando algo de distanciamiento últimamente.

Por otro lado, tenía claro que los fines de semana serían distintos. Desconectaría lo máximo de emails y llamadas no urgentes, de las de verdad, y planificaría eventos familiares, visitas y excursiones de un día, de tal manera que lo de desconectar para volver a tope la semana siguiente, fuera de verdad de la buena. Alejarse de mensajes y tener el ordenador a buen recaudo hasta el domingo por la tarde sería una máxima a cumplir este nuevo curso, sentenció en su cabeza.

Y aunque todavía no había ido al gimnasio ni por supuesto había pasado el primer fin de semana, la expectativa creada en sus nuevos planes, le habían generado una mejor actitud en su vuelta. Y un excelente humor.


Llegó a casa, dejó en el armario de la entrada ordenador y bolsa del trabajo y se dispuso a ponerse la ropa deportiva para cumplir su primer día de gym, y contarle sus vacaciones a su hija. Sabía que era exigente consigo misma, perfeccionista y muy responsable, con cierto miedo a errar, pero tenía que dedicarse algo más a ella misma y a los suyos, lo que haría bien para ellos y seguro que también para su rendimiento laboral.

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