"Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos.
Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir"
José Saramago (1922-2010)
Escritor portugués
No fue un día fácil en el taller y nuevamente Juan llamó a Jorge indicándole que todo estaba nuevamente parado; además Manuel no respondía al teléfono y ni sus hijas sabían donde se encontraba, ya que estaban de vacaciones desde la semana pasada y no hablaban con él desde el pasado domingo.
Nadie se mojó cuando las piezas no tenían exactamente el color que indicaba la nota de especificaciones y no localizaban al "jefe".
Y es que todo se volvió más lento y menos eficiente desde que el "jefe", que se llamaba Manuel, decidió dejar de viajar para revisar personalmente el trabajo de cada uno de las seis secciones en las que se dividía el proceso de su negocio. La crisis no se lo había puesto nada fácil, pero Manuel no eligió bien cuando inició un camino que le llevó hacia la pérdida de confianza en su equipo de toda la vida y decidió que todo, a cualquier nivel, pasara por él en cuanto a la toma de decisiones.
Todo se repetía en cada fase, por lo que cuento cómo se había llegado a esta situación a través de la sección de soldadura, que dirigía como jefe de equipo Juan, y la historia es homologable al resto de secciones.
Manuel bajaba cada mañana a ver cómo iba su taller. Al principio, cuando no le gustaba algo que entendía debería estar de otra manera, se encaraba con cualquiera de los operarios de la sección correspondiente. Un ejemplo:
"No me gusta, ¿quién ha tomado esta decisión?".- Preguntaba a Juan, a la vez que llamaba a Jorge (que era el jefe de taller, y trabajaba con Manuel en la empresa desde el inicio del negocio, allá por los años 90).
"Yo, jefe. Es que pensé que era lo mejor".- Le dijo Juan, con cara de pocos amigos.
"Buenas, Jorge, mira lo que habéis hecho. A partir de ahora que no decida nada sin verlo contigo".- Le indicó Manuel.- "Perfecto, así se hará".- respondió sin dudarlo Jorge, mientras pensaba que muchas veces, debido a su experiencia, lo mejor era como hasta ahora, que en determinadas decisiones sin importancia, su personal fuera autónomo y los procesos pudieran fluir sin necesidad de tener que contar para todo con su bendición.
Unos días después, Manuel volvió a bajar a la zona de fabricación y esta vez llamó a Jorge directamente sin mediar palabra con Juan. "No me gusta, ¿quién ha tomado esta decisión?.- le dijo con un tono muy poco amigable. "Yo, jefe. Juan me llamó (ya que ahora no toma ninguna decisión sin consultarme) mientras estaba arreglando la copiadora de la sección de corte y le indiqué que lo hiciera de esta manera. Pensé que era lo mejor y otras veces ya lo habíamos hecho así y no habíamos tenido problemas".- le contestó Jorge. "Yo pensé, yo pensaba, mira lo que habéis hecho. A partir de ahora no pienses ni por ti ni por los jefes de sección, sino que todo lo que se decida será previamente viéndolo conmigo".- recalcó Manuel a su Jefe de Taller.
Mejor, pensó Jorge, desde que los jefes de equipo no tenían ninguna autonomía, todo el taller iba peor, y a él además cada día le caían más broncas a diestro y siniestro por lo que su día a día era un infierno, incluso afectando fuera del entorno laboral a su día a día en casa con María, que así se llamaba su mujer, y sus dos hijos. Pero esta falta de confianza y la no facultación de ninguno de sus trabajadores para disponer de cierta autonomía y poder en la toma decisiones fue, muy rápido, la causa de que hoy el taller, tras tres días sin localizar a Manuel, estuviera completamente parado.
Y es que más bien, para que tu empresa siga creciendo y sea escalable y pueda alcanzar cada vez objetivos de mayor calado, es necesario que habilites y permitas a los tuyos, capacitándolos y formándolos convenientemente, eso sí, en el arte de la toma de decisiones autónomas y gestionando los límites de las mismas en el entorno laboral.
La generación de un organigrama y unas capacidades, a la vez que ir creando un proyecto de delegación y confianza en tu personal debe hacer que sin freno burocrático, el operario, el jefe de equipo o el jefe de taller, según la importancia del asunto, pueda resolver tareas y/o problemas sin necesidad de preguntar a su superior la decisión a adoptar. Además, esto repercute en una plantilla con mayor participación, autonomía y por supuesto, mayor responsabilidad y sentido de pertenencia. Una plantilla implicada que se siente capaz y vinculada con el proyecto en el que pasa la mayor parte de su día, o lo que es lo mismo, la mayor parte de su vida.
En definitiva, de esta manera, la empresa se garantiza conseguir mejores resultados mediante la delegación de responsabilidades, a la vez que evita ineficiencias, agiliza la mayoría de los procesos, minimiza tiempo y recursos, y mejora el rendimiento de cada uno de los procesos en los que se divide el negocio.
Como siempre, se trata de disponer de un equilibrio entre poder y responsabilidad. Es complicado dar el salto del jefe que siempre quiere ser el único que tiene el poder de la decisión, la verdad absoluta, siendo un líder denominado autoritario, a uno en el que necesitando que su negocio sea repetible y escalable, delega su poder y logra coordinar y empoderar a un equipo de personas de una manera más eficiente para hacerlo crecer.
En el primer caso, además de que el tamaño del negocio tiene un límite superior muy pequeño, sólo el "jefe" tiene el poder de decidir, mientras que el resto ejecuta. En el segundo, toda la organización suma, crea y decide en su ámbito correspondiente, por lo que el output crece y genera un negocio cada vez mayor y menos limitante, siendo positivo tanto para la empresa como para el profesional que trabaja en ella.
Me gustaría saber cómo actuará Manuel, una vez regrese de a saber dónde se encuentra, y vea que su forma de dirigir ha parado su empresa en tan sólo tres días. Ojalá entienda que necesita delegar y devolverle la confianza que le arrebató a su equipo, empoderándolos de nuevo e intentando que crezcan en autoconfianza para la toma de decisiones, volviendo a ser la empresa que iba como un tiro, y que al menos en su provincia habían conseguido posicionarse como líderes en su sector, no sin poco esfuerzo de todos los que como Juan y Jorge habían contribuido desde el primer día a escribir la historia de esta su empresa.