"El trabajo del maestro no consiste tanto en enseñar todo lo aprendible,
como en producir en el alumno amor y estima por el conocimiento"
John Locke (1632-1704)
Filósofo inglés.
Esta semana Manolo nos indicó, desde nuestro grupo de Whatsapp, que LuisMa había partido a reunirse con, como él le llamaba, El Creador.
Lo conocimos como profesor del IESE, y nos marcó a todos durante las diferentes clases de la asignatura Estrategia II, del PDG-19, demostrando ser un Maestro, pero mejor persona si cabe.
Recuerdo una conversación, al final de la cena de fin de curso, en la que vaticinaba una crisis que venía y no veíamos, cómo esa ola que va creciendo y que no observamos hasta que la tenemos encima (no digo nada de cómo acabas cuando te sorprende la misma y ni te has enterado de su existencia). Se brindó a ayudar en lo que estuviera en sus manos y nos indicó que siempre que lo necesitáramos, allí estaría para consultas y dudas.
Volviendo a esta semana, tras conocer el suceso, los compañeros Miguel y Roberto nos obsequiaron con unos enlaces a unos vídeos del mismo Calleja, que con la ayuda de su hijo, grabó durante el confinamiento para el IEEM; un autentico regalo. Escuchando los mismos, te das cuenta del valor profesional, pero sobre todo humano que atesoró en vida este señor. Consejos, experiencia y un estado de Paz envidiable en alguien que había sido diagnosticado con, como le dijo a la amiga Mayte, no hace mucho cuando se cruzaron por la clínica de Navarra, un "importante y elegantísimo tumor de esófago".
Nos enseñó como la empresa no sólo era el negocio, sino la estructura organizativa y además, el gobierno (el "corporate"). Y daba pragmatismo a las tres partes de una empresa como nadie, a través de las tres pizarras típicas de cada una de las aulas de IESE. Lo expliqué mucho en la empresa, tras recibir sus enseñanzas, sobre todo para hacer entender cómo deben de alinearse esas tres capas, tan diferentes en una organización, pero al igual tan necesario su engranaje para que el negocio fluya, funcione y crezca sin tirones, sin averías irremediables.
Qué elegancia la de Calleja y qué ensalzamiento del valor del deber cuando todavía hace un par de meses citaba el incumplimiento de compromisos profesionales, aun dándose cuenta que era por motivos de "fuerza mayor". El elegante tumor antes, ahora el dichoso coronavirus...
Dejó unas últimas píldoras, algunas ya resuenan en mí como mantras, por haberlas escuchado en sus clases y en otras charlas en internet.
Dejaba para la reflexión el pensamiento de que no toda oportunidad es oportuna, con lo que se cargaba el mito de subirse al tren siempre y en cualquier situación (no pierdas el tren, el tren no va a volver, solo pasa una vez, etc...)
Es importante decidir qué destino coger y aprovechar la oportunidad que se nos brinda en un momento de nuestra vida, pero no lo es menos decir que NO a salidas que aun siendo oportunidades, puede que no sean oportunas. No tocaba, y punto.
Me quedo en lo personal con hacernos grandes seres humanos queriendo y amando a las personas que queremos y amamos (y demostrárselo), sin necesidad que partan de nuestro lado o ya no estén entre nosotros. Hazlo hoy, díselo ahora. "Te quiero, te amo, te necesito".
Y en términos más generales, me llamó la atención como explica que ha virado de ser competitivo a ser cooperativo. No se trata de ganar ganando a los demás, sino crecer ayudando y sirviendo al prójimo. Espectacular el cambio de sentido de "estar enfrente" a "ayudar al lado de".
Desde sus palabras, LuisMa nos invitó también a valorar lo natural, por encima de lo artificial y material, sabiendo mirar a nuestro mundo de una manera menos artificial; naturaleza y familia, como pilares de la vida que sigue, distinta por los cambios continuos e inesperados, pero vida en su más amplia definición.
Se trata de vivirla intentando mejorar la experiencia obtenida hasta ahora, sabiendo dónde se pisa y conociendo las limitaciones personales y del entorno. No nos podemos dejar engañar por una aparente situación, en un momento dado, de falsa bonanza, nos indicaba Calleja, y debemos reconocer el valor real de las cosas; los proyectos, los medios que se tiene, las facilidades que son mínimas y las restricciones del mercado, el sector y la propia empresa.
El futuro no se basa en lo que nos ha llevado hasta hoy, hasta aquí. Se trata de convertir el peligro en oportunidades; siempre. Preguntarnos qué hay que hacer por nuestras empresa y lo que es más importante, qué no cambiar. El resto, cámbialo y cuanto antes, es lo mejor. Cierto que esto es una labor reservada para líderes, y llega la pregunta obligada: ¿Eres tú ese líder que necesita tu empresa, tu departamento, tu familia, tu equipo, tu grupo?
Termino con una serie de consejos que regaló, ya al final de la charla, y que pueden servirnos en esta nueva normalidad, tan VUCA de verdad, dicho sea de paso:
El Maestro nos invitó a:
- Tener el impulso suficiente para actuar ante la incertidumbre. Indicó que el mediocre, en situaciones no ciertas, se paraliza.
- Ser creativo. Imaginación al poder, pero realista, con los medios que se tengan a nuestro alcance. No vale eso de si tuviera, si estuviéramos. Tenemos lo que tenemos y estamos donde estamos.
- Confiar en uno mismo. Si estamos un poco locos, y nadie se fia de nosotros, ¿cómo yo voy a confiar en mí mismo? Pues sí, ese es el primer paso para ser creativo, no paralizarnos ante lo incierto, y avanzar en cosas que hagan que el resto crea en nosotros.
- Disponer de iniciativa para afrontar asuntos, muchos de ellos complejos y dolorosos, que la crisis post-covid nos traerá a nuestras agendas.
- Tener respuesta ante lo inesperado. Nada de parálisis por análisis. Actuar, probarte a ti mismo, autoconfianza e iniciativa.
- Terminar despertando la confianza en los demás. Liderando las propuestas, queriendo a tu gente, empujando lo nuevo, el futuro y no prometiendo lo que no se puede cumplir. En este punto nos recordó, y cuanta verdad hay en ello, que se aprende más a desconfiar que a confiar. Además, la reparación de una pérdida de confianza, aunque sea sólo un fallo después de muchos aciertos, se hace difícil e irreparable.
"No falles a los tuyos, pero actúa con firmeza" remataría yo, por poner algo de mi cosecha.
Termino con lo que LuisMa Calleja concluyó, resumiendo que no olvidáramos que la vida, y los negocios, no dejan de ser procesos en los que el fracaso forma parte de los mismos. No basta con lanzar los temas, sino seguirlos muy de cerca y vigilar en cuanto el proyecto se encamine al fracaso, para corregir y cambiar el plan, eso sí, sin desechar todo lo anterior, sino aprovechando todo lo aprendido en ese "fracaso", entre comillas, que es el camino de nuestra existencia.
D.E.P. Maestro Calleja. No se ha ido, sino que sus enseñanzas y vivencias están con todos los que tuvimos la suerte de aprender de ti, contigo, en cualquier momento, en cualquier lugar.
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