"Cuando los ordenadores tomen el control, puede que no lo recuperemos.
Sobreviviremos según su capricho.
Con suerte, decidirán mantenernos como mascotas"
Marvin Minsky (1927-2016)
Científico Estadounidense
Padre de la IA
Cuando escuchas hablar, y tanto, sobre la Industria 4.0, la época de la robotización, etc... y te encuentras micro y pymes durante las visitas, todos los días, trabajando de manera pseudo-artesanal en el año 2018, te das cuenta que sí, estamos rodeados de brechas, pero la tecnológica es una de las que más nos deben preocupar.
Nos venden que digitalizarse es crear una web y tener algunas redes sociales, pero a la vuelta de unos meses, si revisamos, por ejemplo la última vez que hay una nueva entrada en el blog de casi cualquier compañía (grande, mediana o pequeña), nos damos cuenta que una vez el informático de turno ha realizado con cariño la puesta en producción, cobra y desaparece, nadie se encarga de intentar alcanzar a clientes, simpatizantes o proveedores mediante el potente canal de internet.
Y este tema te da mucho que pensar. No podemos pasar del "blanco y negro a la tvdigital", por lo que como siempre indico, se trate el tema que se trate, hay que seguir una de mis máximas favoritas:
"Grandes proyectos, pequeños pasos"
Y por ello, paso a paso, esta entrada nos lleva hasta el segundo pilar de lo que fue una revolución (y lo sigue siendo), que no es otra que el famoso sistema de producción de Toyota. Su nombre es "autonomización", que no debe confundirse con la simple automatización, o lo que es los mismo, automatización con un toque humano.
Todos sabemos que existen muchas máquinas que trabajan de forma autónoma en cuanto son conectadas. El problema, es que si existe algún problema en la pieza que resulta, y el responsable de la máquina de turno no lo detecta, al final del turno tendremos un buen lote de fabricados, diríamos, para tirar, o en el mejor de los casos, reprocesar. En ambos casos, tendremos una "muda" innecesaria que nos hace menos eficientes. Por lo explicado, incorporar robots o máquinas automatizadas no nos previenen de piezas defectuosas.
Ese es el gran salto de Toyota, inspirado en su etapa anterior, una vez inventada la máquina de tejer automática (por inicios del siglo XX), la cual se paraba al instante cuando alguno de los hilos de la urdimbre o de la trama se rompía. Esta máquina no producía nunca tela defectuosa, y además, hacía lucir y sonar un "andon" para que los directores y mandos intermedios se dieran cuenta del problema y mediante una análisis causa raíz, eliminaban el motivo del problema.
Es curioso, pero si pensamos en la AUTONOMIZACIÓN de nuestras plantas, podemos observar que no sólo este enfoque es bueno para cuando necesitamos adquirir nuevas máquinas, sino que una gran parte de nuestra tecnología actual de planta, sólo con pequeños toques, pueden equiparse con mecanismos de prevención de errores, lo que equivale a autonomizar nuestras empresas con poca inversión, pero con un cambio radical de nuestra cultura corporativa. Con este enfoque, pasaremos nuestra cultura de la corrección a la prevención...
En definitiva, estamos creando máquinas inteligentes o con un toque humano.
Este cambio de rumbo en las plantas de fabricación, también posibilitan, combinado con un cambio de distribución en planta, que un operario pueda llevar (sin más esfuerzo y en el mismo tiempo) varias máquinas, las cuales sólo avisarán si algo va mal.
Además, cuando tenemos la visión americana o europea, un hombre una máquina, los problemas no se solucionan de raíz, ya que el especialista va solucionando sobre la marcha lo que a la máquina le va sucediendo. Sólo nos damos cuenta de lo que ocurre en esas temidas vacaciones, bajas por accidente/enfermedad o cuando el operario decide cambiar de compañía; en ese momento parece que la máquina falla mucho, y de repente. Por eso, la máquina que cuando algo falla, para y se queja, nos permite a la organización sacar a la luz el problema, pero sobre todo, solucionarlo.
Se habla, que en el sistema Toyota, incluso en procesos totalmente manuales, cuando aparece un problema, el operario que lo detecta, toca un pulsador o tira de una cuerda, haciendo sonar y lucir las alarmas al efecto. La cadena se para y sólo así, desarrollando esta idea y detectando el problema con claridad, la reparación definitiva será posible.
Para terminar, se trata de distinguir a través de nuestros sistemas de automatización con toque humano de las operaciones normales de anormales, de una manera clara y sencilla, de tal manera que viremos hacia una producción de calidad, previniendo la recurrencia de los errores; los temidos problemas crónicos.
Como dice un antiguo refrán japonés:
"Nunca escondas un objeto que se delata por su mal olor tapándolo".
Historias pasadas de "lasemanadeedusanchez": Os dejo, en el siguiente enlace, lo que pasaba por este blog hace 3 años para los que se han incorporado tarde y también para los amigos nostálgicos que les gusta recordar.