"La ley del mundo es aprovecharse de los otros,
si no queremos que los otros se aprovechen de nosotros"
D. H. Lawrence (1885-1930)
Novelista británico
Sara y Petri trabajaban juntas desde hace más de 10 años.
Estaba claro que Sara era una técnica muy creativa y trabajadora, la cual en todos los proyectos que le proponían no desfallecía hasta conseguir el reto y ayudar al departamento y a la empresa.
Petri, en cambio, no era muy buena en la parte de creación y trabajo duro. Pero aún entrando a la empresa a la vez, y no siendo la que brillara en la ejecución, era una experta en posicionarse como la principal responsable de los éxitos, con lo que una vez su jefe se jubiló la elegida para el puesto de responsable fue ella.
Hace tiempo, en una de las sesiones de cañas de los viernes la oí comentar a sus compañeros lo siguiente: "El mérito por lo conseguido es tan importante o más incluso que lo que se ha conseguido".
Y no duden que ella lo conseguía. No tenía ya sitio para más medallas. Se aseguraba siempre de recibir el reconocimiento por todo, y evitaba que otros se aprovecharan de información o de trabajo de su gente, apareciendo siempre ella en la foto. A veces compartía, a veces no.
Sabía que el tiempo era oro y la vida en general, pero sobre todo en lo laboral era muy corta. Usaba la frase sola más rápido, juntos más lejos. Pero sobre todo guardaba energía aprovechando el trabajo de otros y encontrando la manera de transformarlo en réditos propios. Incluso muchas veces a la tarea que hacía suya la denominaba como un output de su excelente forma de delegar.
Ahora se llevaba bien con Sara. Pero habían tenido en el pasado sus más y sus menos. Recuerdo en una de sus grandes discusiones como Petri le decía a Sara que la empresa y su mundo era como la jungla. Adaptación, caza y si era necesario, matar para comer. Y es más, si otros cazan por ti, siempre que sepas estar donde debes cuando debes, podrás disfrutar de un buen menú sin despeinarte, como buenos buitres nacidos para esperar, y aprovechar.
Sara lo pasó mal, intentó sobrevivir y convencer a sus jefes de que el trabajo duro estaba por encima de la espera, el sigilo, la paciencia hasta que la presa queda libre... Se quejó, incluso vivía en una completa amargura a pesar de que le encantaba su trabajo. Hasta que aprendió a no cazar, sino esperar. Hoy, aun cuando sigue dando el máximo, es su forma de ser, ha aprendido a protegerse, forma parte del juego de todos para todos, y en base a que hay muchas partes aportando a la causa, incluso en algunas ocasiones se ha convertido también en una figura un poco buitre ahorrando energía, tiempo y apareciendo como la principal causa del éxito éste o aquel.
Ahora Jose, en mi despacho, me contaba que no lo estaba pasando bien. Llevaba ya dos años con "las buitres mellizas" (así las llamaban), y su trabajo, por bueno que fuera, nunca era reconocido en la alta dirección. Siempre salían ellas en los papeles. Eran las divas en todos los proyectos y los focos hacían que ambas brillaran más que nadie a su alrededor. "Con tu trabajo, Jose, solo, no llegarás lejos. Debes encontrar gente con destrezas y competencias que te mejoren y dejar que trabajen, o trabajar juntos, para que cuando generen proyectos difíciles de alcanzar por ti mismo puedas tallar tu nombre en la obra o al menos rezar como que se ha trabajado de manera conjunta".
Me miraba perplejo, e intenté explicarle que esto no solo va de aprovecharse del gran cazador, menos vivo para llevarse el mérito que para seguir cazando, sino de aprovecharse de mucha información y trabajo que han dejado escrito o han pasado de generación en generación profesionales y personas que han vivido antes que nosotros. Se trata de aprovechar la biblioteca que la historia va creando en forma de almacén de conocimientos y sabiduría. El famoso know-how, el cual es carne fresca a comer y no despreciar solo por el hecho de que no lo hemos descubierto o creado nosotros.
Jose entendió que podía ir por la vida inventando la rueda, trabajando todo desde el principio, a partir del folio en blanco, dejándose la vida en el intento, cometiendo numerosos errores, gastando tiempo y energía o por el contrario, aprender de lo vivido por las personas en el pasado aprovechando la experiencia de unos y otros.
Y ahí se quedó todo, sin una clara dirección para actuar, con los grises que la vida nos depara, no pudiendo elegir casi nunca entre ese blanco o aquel negro; más quisiéramos.
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