"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 5 de junio de 2022

LIDERAR DESDE EL CIELO O ZAMBULLIRSE EN EL GEMBA

"La creación de una visión del mundo es el trabajo de una generación 

más que de una persona, 

pero cada uno de nosotros, para bien o para mal, 

añade su propio ladrillo"


John Dos Passos (1896-1970) 

Novelista y periodista estadounidense




Al final del 2010 decidieron continuar cada uno por su lado. Eran primos, no se llevaban mal, pero sabían que la manera de gestionar la empresa en el pasado, cuando nació, por parte de sus padres no sería posible en esta nueva etapa. Además, Jaime y Alfredo, tenían en la organización a personas muy cercanas de la familia, como la mujer del primero y los dos hijos del segundo, por lo que la gestión y la toma de decisiones estaba empezando a convertirse diríamos en un asunto algo complejo.

Contrataron una consultora, dividieron activos y negocios, y en 9 meses cada uno tenía su propia empresa lista para tirar hacia delante sin la otra parte.


Empezaron con unos recursos similares, pero el resultado y el tamaño de las dos empresas resultantes, solo una década después, era muy distinto. Mucho había llovido desde entonces, pero en un entorno similar tanto a nivel de localización como a nivel global, los avances en el sector y el posicionamiento de la empresa de Jaime no tenía nada que ver con el estancamiento y la reducción de negocio que la empresa de Alfredo sufría año tras año.

Muchos son los factores de ambas posiciones, pero si miramos el estilo de liderazgo de ambos primos una vez recogieron la responsabilidad de dirigir sus empresas podemos ver que Jaime decidió zambullirse de lleno en la empresa y en cambio, Alfredo se colocó en lo alto de la montaña, es decir decidió encumbrarse por sí mismo en lo más alto de la organización.

Alfredo se situó arriba del todo visualizando en la distancia nubes, núcleos de viviendas rurales, algunas lindes entre campos sembrados, riachuelos y caminos. Pero estaba como en medio de la nada y no era capaz de entender qué estaba pasando. Además, el que intentaba colocarse cerca, con buen fin, ayudar en la gestión, observar todo e intentar liderar en equipo era inmediatamente golpeado y sacrificado, a cualquier mínimo error en las decisiones que supuestamente tomaba.

La distancia entre la dirección general y el resto del equipo de trabajo era inmensa. Además, no reconocía ningún error en primera persona y mediante una peligrosa red clientelar interna se fue rodeando desde el inicio de una cuadrilla de aduladores. Yes-Man sin decisión ni conocimientos al servicio del rey sol.

Por contra, Jaime, apasionado de su trabajo, inmerso en el negocio desde dentro, estaba en las antípodas del narcisismo de su primo. Desde un primer momento se dedicó a fijar el rumbo del negocio que había quedado en sus manos con toda la responsabilidad que ello conllevaba. Montó un Consejo de Administración real, no de papel, y junto con este órgano de gobierno marcó la estrategia a seguir, dejando claro hacia donde había que moverse en el futuro.

Consiguió, desde dentro, ayudar a sus directivos y a sus diferentes equipos de colaboradores a entender la estrategia tal como él la había soñado, y sobre todo, triunfó en que la mayoría le siguieran en el empeño. También fue rápido y muy estricto al detectar que parte de la organización no era fiel a sus criterios e ideas; cambió lo que no cuadraba en su esquema y mandó mensajes claros a los que no estuvieran de acuerdo con el plan.

Además no olvidó que necesitaba relevo para el futuro, por lo que siempre, desde el inicio, tuvo a un segundo que actuaba como si él estuviese, incluso cuando por un tema de salud de largo postoperatorio lo mantuvo fuera de juego casi 8 meses. No le dolió en prendas empoderar a este segundo, al contrario, con este paso hizo crecer y mucho las posibilidades de su negocio. Y además, consiguió vivir mejor. La delegación fue una de las claves del crecimiento sostenido de su empresa.

Por último, Jaime era un gran comunicador y contaba con el equipo; es decir, sabía que su responsabilidad, y solo esta era suya, era mantener al equipo totalmente motivado por la causa. Puede que no siempre acertara en la dirección y los objetivos de negocio, pero sabía comunicar, hacerlo de manera cercana y lograr que todo el mundo lo entendiera. Además, sus dotes de comunicación lo hacían un mejor "escuchador". Atendía cambios, analizaba lo que le llegaba de los que sabían de cada área, y siempre se bajaba al "Gemba", donde pasaban las cosas. Con todo esto, decidía.

Recuerdo que una vez me dijo que una estrategia medianamente buena, pero muy bien explicada y con un equipo motivado era infinitamente mejor que una super-estrategia mal comunicada, ya que esta última nunca servía para nada, aunque fuera perfecta en teoría.




Ahora toca ver cómo nos lideran, o cómo lideramos, si desde las alturas, alejado del mundanal ruido o desde el bullicio de los procesos, el ruido de los negocios y los problemas reales de las empresas. No hay dos mundos, el cielo y la tierra, sino un único espacio, al que tenemos que dirigir, definiendo el camino, comunicándolo y sobre todo, haciendo que sea posible y ejecutable.

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