"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 23 de enero de 2022

IMPLICARSE ES COMPLICARSE

"Actuar es fácil, pensar es difícil; 

actuar según se piensa es aún más difícil"


Goethe (1749-1832) 

Poeta y dramaturgo alemán


Se celebraba como todos los años, el día de San Sebastián. El párroco del pueblo, hablando de la comunidad cristiana y refiriéndose a los cofrades en particular, nos indica que "implicarse es complicarse".

Ni que decir tiene cómo San Sebastián se implicó, y cómo se complicó.

Ya viendo en la calle la procesión en honor al Santo, no dejaba de darle vueltas al acertado comentario, pero creía que implicarse era necesario, no solo en el ambiente cofrade, sino en todos los ámbitos de la vida, incluido por supuesto el laboral.

Y sí, implicarse es complicarse, pero por encima de todo, implicarse es necesario.

Pensando quién pueden ser los principales valedores, los mejores comerciales y los impulsores de una buena imagen de nuestra empresa es posible que siempre acabemos pensando en los empleados. Y por ello, generar un proyecto que eleve su implicación es vital. Cuidar de nuestra marca pasa por cuidar de nuestro equipo humano, implicarlo y hacer que se sienta parte de ella, no solo durante la jornada laboral, sino en cualquier interacción social, ya sea en el ámbito del trabajo como en otras interacciones como pueden ser familia, amigos, vecinos o compañeros de la peña cultural o de la asociación gastronómica.

Cada persona que está incluida en un grupo o empresa es un altavoz, para lo bueno, y para lo malo. Y sus acciones y opiniones repercuten en la imagen y sobre todo, en el resultado de los trabajos que realizan, no quedándose en el mero cumplimento, sino dando ese plus tan necesario en este complejo y competitivo mundo global y cada vez menos cierto.

Pasaban los caballos que acompañan al Santo, después la Banda con esas trompetas que tanto y tan bien suenan (veo a Carmen, guapa, elegante, concentrada en su tarea, implicada), mientras pensaba como esto de la implicación no es tan simple, y no se trata de dar o tener una remuneración suficiente, y punto. Se trata de proponer varios niveles de implicación hasta llegar a una completa alineación del empleado con la empresa (o marca).

Subimos hacia la ermita, y me propongo recorrer este camino de niveles de implicación, de menos a más, a ver que sale:

En el mínimo está la obediencia. Está bien, voy, hago lo justo para que no se me despida, y a casa. Necesario pero no suficiente.

Lo hago, lo hago bien para que me paguen, y si tengo algo de prima o variable, me esfuerzo un poco más. No suficiente, pero mejoro los resultados de mi trabajo, y por ende el de mi empresa.

Nivel de responsabilidad: soy el responsable de esta tarea, soy un profesional, tengo que hacerlo bien, y lo hago. Bueno, esto va "in crescendo".

Adquiero la visión de que  mi tarea no es una actividad individual, sino que haciendo bien mis tareas consigo que los resultados de la empresa mejoren y yo iré bien, mis compañeros irán bien y mi empresa irá bien. Este tramo del camino es muy importante, es el paso de lo individual al valor común.

Y llegando a la meta, visiono a un profesional totalmente comprometido con el proyecto, estoy convencido que los intereses de la empresa son los míos, y viceversa.

Suena el himno de España, San Sebastián se recoge a descansar en su ermita, los caballeros bajan de sus caballos y se disponen a celebrar con un almuerzo que todo fue bien. Implicación. La comitiva se deshace, las familias se dispersan hacia sus hogares y la banda baja la cuesta con un hermoso pasodoble. 

Implicación, sin complicación. Todo fluye.


La mañana toca a su fin, me pregunto como conseguir llegar a nivel de alineación que indica una implicación máxima y se me ocurre trabajar en el compromiso de la empresa y el profesional, evaluar y mejorar de manera continua el desempeño y alinear toda la organización hacia una orientación de cliente interno y externo que permita eliminar el pensamiento de que la implicación es complicación, y pueda cambiarse por salvación.

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