"Si lloras por haber perdido el sol,
las lágrimas no te dejarán ver las estrellas"
Rabindranath Tagore (1861-1941)
Filósofo y escritor indio
Estaba pasando una mala racha y bien podría titularse como el peor capítulo de mi vida.
Nada tenía sentido, y además, comparativamente respecto al resto de los humanos alguien superior había decidido centrarse en mí, disponiendo que cualquiera que fueran las cartas que me tocaban, la partida siempre se decantaba en mi contra.
En esos momentos, no era una persona segura, sino todo lo contrario.
En la vida tratamos con personas que piensan de forma totalmente diferente a nosotros, y cada día es más necesario el tratar los asuntos con seguridad; y si estamos en esa etapa que dudamos de todo, pero sobre todo de nosotros mismos, la cosa pinta mal.
Por aquel entonces, gracias a Dios, tuve la enorme suerte de tenerte cerca, aunque creo por cierto, que siempre hay gente a nuestro alrededor que observa, nos quiere de una manera u otra, y está decidida a ayudarnos para solucionar los problemas.
En mi caso, fue ella.
Blanca me indicó que la seguridad, siempre, debe partir de adentro hacia afuera.
Me dejó un poco K.O. Una y otra vez me repetía que la seguridad no es objeto de inteligencia, ni proviene de una programación del ser humano, ni tan siquiera depende de circunstancias ni posición; nunca se cansó de repetirme que la seguridad viene de dentro.
Me enseñó como la manera de afrontar la vida de una manera segura depende del arraigo de los principios correctos en nuestra mente, e incluso en nuestro corazón. Nuestra coherencia de pensamiento con nuestros actos genera hábitos que visualizan nuestros valores más profundos.
Profundizó en mis creencias, hizo que me sincerara con ella, para luego lanzarme en la vida a navegar según las mismas, sin más. Era cuestión de integridad, otra vez cruzándose en mi vida, y dando importancia a no dualizar pensamientos vs actos.
"La paz mental se logra si vivimos de acuerdo a nuestros principios verdaderos; de ningún otro modo".- me indicaba mi amiga.
Me encontró en medio de una vida sin sentido, en medio de la nada, perdido e inseguro. Pero me enseñó a descubrir como la seguridad debía brotar de mi interior, definiéndola como seguridad intrínseca.
Seguridad intrínseca es la forma de vida con los demás que demuestra que hay otros marcos de realidades más allá de nuestra verdad, en el momento que podemos vivir de acuerdo a relaciones que generan terceras alternativas (ni la tuya, ni la mía), mutuamente beneficiosas, y por supuesto, sin necesidad de dejar ningún herido en el camino.
Pero sobre todo, me pidió que buscara la seguridad interior en el servicio a los demás. Me explicó que buscara la manera de ayudar a otros de manera significativa. Por ejemplo, en el trabajo, contribuyendo a la misión de la empresa, y sobre todo, creando. Debería hacer las cosas para incidir de manera real en los resultados.
Por otro lado, también descubrió en lo más profundo de mí ser, cómo el servicio anónimo tiene un alto contenido de poder de crecimiento. Nadie conoce ni conocerá nunca quién fue, ni cuándo, cómo o cuánto sirvió, pero que más da, todo lo que importa es hacer feliz a los demás, generar felicidad en la vida de otras personas, independientemente que no los conozcas o que no te conozcan.
Imagínense, vivir centrado en que la vida tenga un propósito y un sentido, haciendo que trascienda y saque a la luz nuestras mejores energías y aportaciones tan valiosas como necesarias.
Hacer de la vida algo sano y útil, centrándose en el resultado que supone generar aportaciones a la misma, llevando a cabo proyectos que sirvan de estímulo y mejoren a las personas haciéndolas más felices en sus vidas.
Vivir es un privilegio; la renta a pagar es darle servicio a la sociedad que nos acoge. Servir en la familia, servir en el trabajo, servir en la cofradía, servir en el club de pádel...
Y desde aquellos días, me di cuenta que una vez fuera del agujero de la inseguridad, y habiéndome encontrado, dando de nuevo sentido a mi existencia, podría seguir sirviendo intentado ayudar a otros a salir de sus sombras, a buscar su luz interior.
Está claro que dependemos del espejo social, no podemos evitar mirarnos en cómo la sociedad y nuestro entorno nos ve. Estamos abocados a ser programados por lo que digan de nosotros.
Por todo, parte de la misión de nuestra vida puede y debe estar abocada a ser "Blanca" para personas inseguras y perdidas, gente a las que queremos, que están más cerca de nosotros de lo que creemos.
Me he permitido el lujo de mostrar algunas pistas de cómo podemos aumentar la seguridad de compañeros o amigos, que por circunstancias de la vida, hoy están en medio de una vida sin sentido:
- Intentar de forma clara y sencilla reflejar en ellos una visión clara y no distorsionada de su propio ser.
- Afirmar y reforzar su naturaleza proactiva.
- Consolidar su naturaleza basada en valores y principios, independientes y de mucho mérito.
- Crear en ellos una mentalidad de abundancia.
En definitiva, es un momento vital en su sus vidas, y necesitan más que nunca que alguien como usted; su amigo, su hermano, su pareja, su padre/madre o incluso su jefe, crea en ellos cuando, por desgracia, han dejado de creer en sí mismos.