ÉTICA Y CARRERAS POPULARES

"La integridad del hombre se mide por su conducta, 

no por sus profesiones"

Juvenal (67-127) 

Poeta satírico romano

La carrera estaba en su parte final. Los cuatro primeros estaban celebrando una victoria que no era de ninguno en particular, sino de todos, eran lo que se dice un verdadero equipo. Tras un año de entrenamientos había merecido la pena todas y cada una de las salidas, hiciera frío, asfixiante calor, lloviera o no...

Y en estas estaban Ramón y sus colegas cuando apareció un concursante sorpresa, valiéndose de una artimaña dudosa, saltándose las reglas y aprovechando que los jueces no estaban controlando esa parte de la etapa para colarse en el primer puesto, elevarse a lo alto del cajón, aunque fuera vía una trampa que solo el grupo de amigos presenciaron, o eso creían ellos. Y es que el hijo de Ramón había sido testigo de toda la mala práctica y mientras volvían a casa, algo enfadado, le preguntó a su padre qué había pasado y por qué no habían denunciado lo que había ocurrido.

Ramón le explicó que no merecía la pena, que era una carrera popular y se trataba de disfrutar por encima de competir. Y la verdad, así era, en la vida y sobre todo cuando se trata de ocio, debemos aprender a disfrutar del momento, generar actitudes positivas que nos lleven a comprender cómo lo que importa es pasarlo bien, no darle importancia a otras cuestiones no relevantes para el momento que estamos viviendo y desconectar de no pocos problemas que nos hemos diseñado en nuestro complejo ecosistema los seres humanos. 

Eso sí, tanto en el trabajo como en la vida personal, la integridad debe regir nuestros actos y decisiones, concluyó Ramón. Era lo que pensaba y aunque sabía que su hijo le preguntaría por el significado de integridad, era el momento de explicarle algo que no olvidaría jamás, y le valdría en todos los ámbitos de su vida.

Y es que una persona se dice íntegra cuando se comporta guiado por unos principios moralmente valiosos, independientemente de las circunstancias. Las personas íntegras se ponen a prueba en situaciones que resulta fácil dejarse llevar por otras motivaciones: "total, nadie se va a enterar", "todo el mundo lo hace" o "yo me lo merezco". En todos los casos, cuando se es íntegro, debe actuarse según se piensa, no apoyándose en escusas bajas como las anotadas con anterioridad.

Y pasa lo mismo en el entorno de la empresa, donde solo es posible conseguir cierta identidad organizacional si se actúa, bajo cualquier circunstancia, de una manera consistente y previsible, de acuerdo a unos principios y valores compartidos. 

Lealtad, honradez, sinceridad son ejemplos de cualidades que en su conjunto armonizan una forma de "ser", no siendo perfectos, válgame Dios, pero al menos en ese ambiente la persona o la organización se esforzará por cumplir unas reglas, reconocer unos errores y subsanarlos para no repetirlos en la medida de que sea posible.

Era el final de la mañana, y Ramón, sin premio por la carrera popular que alguien había decidido que no era para él, estaba muy contento por la experiencia vivida con su equipo de "Andarines". Además, la anécdota le había dado la oportunidad de poder charlar un rato con su hijo de un tema tan importante para su educación como era la de disponer de una guía decisoria en su vida, de unificar pensamientos, palabras y actos siendo con un ejemplo real la mejor manera que nunca jamás olvidaría.

"Ahora lo entiendo todo".- le dijo a su padre. "Papá, para mí sois los ganadores".- Mientras Ramón, orgulloso de cuánto de rápido su hijo había entendido todo, pensaba qué tenía mucho razón, y que en la vida a veces, no ganando, se gana.