"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 14 de septiembre de 2025

EL RIESGO DE JUGÁRSELO AL CINCO

"Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. 

Un esfuerzo total es una victoria completa"


Mahatma Gandhi (1869-1948) 

Político y pensador indio.



El viernes le dijo que todo el mundo podía fallar, y era cierto. Pero si juegas al empate, es más fácil que al final acabes perdiendo.


Su hijo había suspendido un examen y no era cuestión de pensar que la otra parte era perfecta, ni tampoco que no existía una mínima tolerancia al error. La cuestión es cuando se observa que la preparación y el esfuerzo no es para alcanzar el diez, sino que se intenta cumplir solo apuntando al escueto cinco.

Se acordaron de todo el asunto cuando su equipo perdió también por jugar andando por la cuerda floja del 0-0, especulando muchos minutos. Se miraron, y los hermanos sabían que los dos asuntos tenían relación. Sobre todo, no formaba parte de la educación que habían recibido. Y poco a poco, tras una tarde de sobremesa de cumpleaños, fueron trasladando su conversación a lo que ocurría en la empresa que ambos habían heredado.

Habían detectado que de un tiempo a esta parte las personas que iban incorporándose a su organización también trabajaban pensando en el cinco, y no en el diez. Y claro, cuando necesitas darlo todo en un mundo cambiante, frenético y competitivo, si juegas con fuego, te quemas.

Comenzaron a repasar algunos puestos clave y también algunos departamentos que habían comenzado a trabajar más pensando en el aprobado, en solo cumplir, en lugar de buscar el sobresaliente.

Y claro, cuando se necesita estar a la altura, y aparecen los problemas y los errores que vienen solos, pues no es lo mismo estar apuntando arriba para que algunos ajustes nunca provoquen un problema mayor, que ir jugando en la línea del fuera de juego, arriesgando, para que cualquier mínimo desliz provoque el suspenso en forma de problema grave.




En modo laboral, ya en casa, se quedó pensando qué podrían hacer para motivar al personal para que no solo optaran por una presencia física en su puesto, sino que el propósito, la meta, el objetivo y sobre todo, el camino para trabajar fuera jugar a conseguir el sobresaliente.

Pensó en la época en la que estaban empezando, en cómo siempre habían ido a su puesto tantos y tantos profesionales luchando por alcanzar el diez, pero cómo ahora los que trabajaban para llegar a esos puntos eran los menos.

Sí, el tiempo libre era algo muy valorado para las nuevas generaciones, pero la cuestión no era la cantidad de horas que estaban en la oficina o en su puesto de trabajo, sino la energía, compromiso, conciencia de consecución del reto y concentración que se necesita para, una vez descontado el rendimiento por diferentes motivos, quedarse al menos en un nueve ó en un ocho, tan necesario para sostenerse en este difícil tablero de juego.

Se preguntó cuántas personas conocía de las que buscaban el diez, y cómo les iba en la vida, mientras pensaba en cuántos suspensos reconocía en diferentes conocidos, los cuales especulaban con una vida constante mientras andaban en el alambre.

Varios temas le rondaban la cabeza. Su objetivo era cambiar la manera de trabajar de su equipo, por lo que pensó en cambiar varios asuntos:

- Por un lado, pensó en reconocer y premiar la excelencia, y no solo la ausencia de errores.

- También se instó a revisar metas claras y exigentes para empujar las tareas más allá del mínimo.

- Y por último, era necesario fomentar una cultura donde equivocarse intentando el diez fuera mejor que conformarse con el cinco.

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