"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 8 de diciembre de 2024

NI AGRESIVA NI SUMISA. ME QUEDO CON UNA COMUNICACIÓN ASERTIVA.

"Sólo si me siento valioso por ser como soy, 

puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero"


Jorge Bucay (1949-?) 

Escritor y psicoterapeuta argentino



Estaba pensando en cómo la mayoría de "muda", según los expertos del Lean, nos llovía desde las personas. Los procesos y sobre todo, de una deficiente comunicación. Comunicar bien es la base. Y las personas la clave.

Me quedé con Olga, experta en comunicación efectiva e intenté tomar nota de todo lo que nos comentó esa post-comida de pre-Navidad.

Nos habló mucho de cómo expresar bien nuestros pensamientos. Y de Asertividad. Nos indicó cómo de importante era primero auto-afirmarse, auto-respetarse, pero no descuidar para nada el respeto a opiniones y derechos de la otra parte.

Para Olga la asertividad se queda corta si no parte de la autoestima. Y aclaró que no debe confundirse, lo de la autoestima, con la prepotencia o la soberbia. Mucho cuidado con compararnos y sentirnos superiores a los demás; y no menos cuidado con compararnos y sentirnos inferiores a los demás. Si te sientes superior o inferior se trata de que hay algo que te queda por compensar y no estás en equilibrio.

Me hizo reflexionar. Con una autoestima real, te debes sentir simplemente persona, ser humano e igual a los demás. Y de eso se trata. De relacionarte entre iguales, y conseguir que las relaciones, laborales o no, se produzcan a través de una buena comunicación.


Le preguntaron y nos indicó que todo empieza por conectar con uno mismo. Es el primer paso. El no estar auto-conectado se nota por ejemplo, cuando nos sentimos incómodos en una reunión, y observamos que el resto está bien, en paz, fluyendo con las ideas, conversaciones y acciones que se van desarrollando sin asperezas, o así lo intuyes.

Y la paz llega si eras capaz de afrontar y digerir el proceso de la aceptación. La aceptación es vital. Se trata de aceptar que hay cosas en las que no somos sobresalientes, pero reconocerlo y aceptarlo puede hacer que valoremos más las cosas buenas que tenemos y una oportunidad a mejorar en lo que no somos tan buenos.


Se adentró en explicarnos qué era la comunicación asertiva distinguiéndola de dos formas no asertivas muy claras. En un extremo está la comunicación agresiva, ofendiendo a la otra parte. Esta comunicación con palabras, tono o contenido que no respeta a los demás. En otro extremo está la comunicación sumisa, situándonos por debajo en inferioridad y a la otra persona por encima per se.

En cambio, la comunicación asertiva utiliza palabras, tono, gestos y forma corporal de moverse que transmite respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Mirar a los ojos, tener una expresión que conecte con nuestras emociones. Conseguir expresar que se está contento, serio, de acuerdo en parte, nada de acuerdo, enfadado.... todo forma parte de la asertividad. Sin extremos. Todo natural, conociendo que hay que aceptar nuestras emociones. Y hay que transmitir.


Le pedimos algunas recomendaciones, y para empezar nos indicó que hay estrategias internas y externas. Las estrategias internas engloban todo lo que nos decimos o sentimos por dentro. Nos puso varios ejemplos empezando por la empatía. Sentir con el otro. Sentir como se siente la otra persona. Y hacerse el cargo. Y nos habló de compasión. Y de auto-compasión. Y de compasión del prójimo, manifestándola con respeto. 


Otro tema interesante fue la lista de los derechos asertivos. Incluso los tiene colgados en la pizarra de su despacho para repasarlos si es menester. 

El derecho de dignidad. De respetabilidad. De cometer errores. Y nos preguntó: ¿os concedéis el derecho a equivocaros? ¿y lo concedéis a vuestro entorno? Pensé en los himos, los padres, la pareja, los compañeros, los jefes... Qué poca cuerda dejamos para el error, la creatividad, el aprendizaje práctico, el fallo...

También se me vino a la cabeza el derecho a decir no. A tener una opinión contraria al resto. En el derecho a tener éxito y poder celebrarlo. A reclamar lo que es justo. A protestar ante los abusos.

La asertividad comienza con ser asertivo con uno mismo. Ese era el mensaje.

Olga nos hizo mirar hacia fuera. Observar la conducta. Lo que decimos. Cómo lo decimos. Expresar en tono amable el mensaje que queremos dar. Solo dar una explicación. La buena. La sincera. La verdadera. Lo llamó asertividad elemental. Y pasó a contarnos sobre la asertividad empática. Hay que ponerse en el lugar de la otra persona y posteriormente manifestar la nuestra. Escucha activa. Primero escuchar; luego expresar la opinión propia.

Ni agresiva, ni sumisa. Empática, escuchando, pero con una opinión crítica. Tendiendo un puente hacia lo que opina el otro, pero defendiendo la opción propia.

Y ante la discusión, evitar el "tú más", y el "anda que tú". Se trata de explicar el "yo me siento así" o "yo lo estoy viviendo así". Olga lo llamó el mensaje del "yo". Explicar lo que nos ocurre cuando pasa algo, haciendo que la otra parte entienda lo que nos pasa por dentro.  Y proponiendo como arreglar lo que se ha roto.


Decidimos cambiar de local, y merendar, pues quedaba mucha, mucha "plancha". El tema daba para otra sesión, pero nadie quería dejar ésta.

Nos habló del concepto de aplazamiento asertivo. Hoy en este mundo de inmediatez queda bien todo lo rápido, el ingenio, las respuestas sobre la marcha. Pero la mayoría no somos de titulares rápidos. Necesitamos tiempo para decidir, informarnos... Se trata de concedernos el derecho de aplazar la respuesta si no lo tenemos claro. Pedir algo de tiempo para analizar, informarse, y entender todo mejor, para decidir más tarde y de manera más acertada.

En el ámbito laboral la asertividad es esencial. Con jefes, compañeros y subordinados. Olga nos hablaba de trabajadores poco asertivos que de manera sumisa no ponen límites en el entorno laboral. Tenía claro que no son capaces de escucharse a sí mismos, con cuerpos que no susurran sino gritan, pero se supeditan a la opinión externa de compañeros, jefes, etc... Se trata de juzgarse a uno mismo, y no supeditarse a los demás. Y lo tenía claro. Hay que ponerse límites. Generar tácticas para comunicar y sentirse dignos de ser respetados, dignos de velar por uno mismo, y ser capaces de escuchar a nuestro cuerpo y saber expresar con respeto lo que es justo. Sin explotar y llevarnos al límite.




Ya de camino a casa, pensé que no hay soluciones mágicas para resolver cualquier conflicto. Todo es responsabilidad de las dos partes, y la asertividad por sí mismo no soluciona todo. Sí que consigue que la otra parte pueda pensar más en que no solo vale su opinión, y que no existe la Verdad Absoluta. Y puede que empiece a respetar algo más tu opinión, si transmites confianza y respeto, si comunicas de manera asertiva.

También pensé en confundir este tipo de comunicación con el "sincericidio"; porque no se trata de opinar todo lo que se pase por la cabeza. Y siempre. En cualquier caso o situación.

Equivocarse es parte del camino, pero respetándonos y respetando.. Necesitamos conectar con nosotros mismos para conectar con los demás. No es sobrevivir, sino vivir. Respetarnos. Valorarnos. Velar por nosotros. Y desde ese respeto, conectar con los demás.

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