"Hay pocos animales más temibles
que un hombre comunicativo
que no tiene nada que comunicar"
Charles Augustin Sainte-Beuve (1804-1869)
Escritor y crítico literario francés
Juana se acercó y me dijo que le había gustado mucho mi presentación, pero que si no me importaba y tenía algo de tiempo podría indicarme qué hacer para mejorar mi manera de comunicar.
Yo me sentí algo abrumado. Para mí Juana era de lo mejor en comunicación de este país y sinceramente inicié de forma discreta la búsqueda de una cámara oculta. Era como un regalo, y no dudé en decirle que por supuesto sí, sí que tenía tiempo y que si le parecía bien, podíamos ir a una pequeña sala de reuniones que teníamos en la planta baja de las oficinas.
Juana me dijo que cuando se refería a enseñar a comunicar significa conseguir que las personas tengan impacto; vaya suerte, pensé, porque por algún motivo u otro se había fijado en mí y me estaba dando la oportunidad para darme algunos consejos sobre lo que ella llamaba comunicación en directo.
El tema de la comunicación es algo que tiene mucho potencial de mejora a nivel general, me dijo. Comunicar bien es tener impacto, y si no existe lo que se llama persuasión, no se consiguen muchas cosas en nuestra vida diaria, tanto a nivel personal como a nivel empresa.
Me habló de comunicación como sinónimo de conectar. Hay que lograr que la otra parte, la que te escucha, deje todo lo que tiene en su cabeza, se abra, ponga el foco en lo que se esté comunicando y te deje entrar, me decía.
"El cómo y la persona es mucho más que un power point trabajado durante horas y horas. El speech perfecto no importa, lo que importa es transmitir, hacer que la gente te crea, y el grado de autenticidad con el que logres transmitir." .- La verdad, yo estaba como en una nube, pero creo que logré quedarme con lo máximo que mi mente me permitía retener.
A lo perfecto no se le cree, continuó. Se trata de ser capaz de conectar no mediante historias perfectas, sino con historias en las que nos hemos equivocado e incidir en qué hicimos para solucionar el error, cómo aprendimos, y de esta manera estaremos ayudando a la audiencia, a tus colegas o a tu equipo a aprender con tus errores y no con tu perfección. Nadie cree a las personas que cuentan historias de perfección. Esto no es creíble.
Pasó después a hablarme de la importancia de la empatía. Para ella la empatía significa que te olvidas de ti, y reiteró que en comunicación lo importante es aportar valor y dejar de pensar en uno mismo y meterte en la piel de la otra parte; y si transmites empatía, tu audiencia lo percibe y ve que el discurso les ayuda y se abren al mensaje que quieres comunicar.
Dando por terminando este tema de la empatía abrió otro melón. Comunicar preguntando. Me enseñó que el poder de las preguntas hace entender que la comunicación no es unidireccional, sino bi o multidireccional. Al preguntar la otra parte contesta, aunque a veces sea mentalmente, pero con este método se consigue conectar, ya que todos los presentes están pensando a la vez y además, enfocados en el tema que se está tratando.
Existe un error típico porque pensamos (y así nos han enseñado) que las presentaciones deben de ser: un problema, una solución y unos pasos a seguir.
Juana prefiere que el proceso sea plantear un problema, presentar varios caminos posibles, y explicar el camino elegido por los motivos tal, o cual, etc... O sea, plantear la comunicación como un proceso de pensamiento crítico para volver a generar una interacción que genere mucho más valor que las presentaciones de toda la vida, pensé.
Le pregunté si en este tema de la comunicación se aprende o se nace, a lo que Juana me contestó sin dudar que a esto se aprende. Además, si las personas con las que trabaja para hacerle mejorar en esto de la comunicación son tímidas, para Juana es como si le hubiera tocado un premio; porque según ella las personas tímidas son reflexivas, y la gente reflexiva tiene cosas que decir, aporta valor.
Volviendo a mi pregunta; a comunicar se aprende, y es un proceso que Juana ha vivido muchas veces. Llega un momento que la gente rompe su miedo y empieza a descubrir que puede convencer, y ese descubrimiento le lleva a repetir, aprender, mejorar y al final conseguir conectar.
Como siempre, cuando tienes enfrente a alguien que sabe mucho sobre algo, intentas que te deje un método, por ello le dije que si me podía indicar por dónde empezar.
Para enseñarme a comunicar mejor, primero me dijo que tenía que saber lo que me bloqueaba para no brillar. Se debe eliminar el miedo para que salga lo mejor de ti en los momentos difíciles. Eliminar el miedo a fallar, a no estar a la altura, a no quedarse en blanco, a ser juzgado, etc...
Y hazme caso, lo primero, a comunicar se aprende comunicando. O sea, lo primero es lanzarse al ruedo. Nunca te escondas a la hora de que el momento requiera comunicar.
Después, prepárate muy bien. En comunicación, menos es más. Porque a la otra parte no le interesan los detalles. Se trata de elegir bien los mensajes y que sean pocos.
También, hay que olvidarse de uno mismo. Se trata de darle a la gente el mensaje, las ideas, pero evidenciando que el centro son ellos, y que tu no eres más que una herramienta necesaria, o sea el medio y no el fin.
Y la estructura que entiende mejor para desarrollar un buen proceso de comunicación podría ser una idea, una pregunta, un ejemplo y una pausa...
Y nos pusimos a hablar sobre un tema que me apasiona. El cambio, la incertidumbre...
Para Juana, en este entorno incierto cobra mucha importancia el comunicar bien, y mucho. Y aunque no tengamos certezas, hay que ir comunicando como líderes hacia donde tenemos que ir, cuales son los pasos y alertar de que el camino no será fijo, sino flexible.
Y para terminar, hablando de la inmediatez en la que viven las nuevas generaciones, me indicó que era bueno usar el storytelling para comunicar, ya que será como un bálsamo para la velocidad de la sociedad actual, porque nos hará reflexionar, tiene cadencia, no es tan inmediato como los mensajes directos, y acaba demostrando que lo bueno requiere tiempo. Me hizo ver que soñar, imaginar, aprender o ser creativo requiere tiempo. Y aunque todo y todos vamos acelerados, aprender de historias que conectan, enseñan y acaban germinando puede acercarnos a movernos hacia una empresa sostenible y estructurada independientemente de lo VUCA que es el mundo que nos ha tocado vivir.
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