"No temáis a la grandeza; algunos nacen grandes,
algunos logran grandeza,
a algunos la grandeza les es impuesta
y a otros la grandeza les queda grande"
William Shakespeare (1564-1616)
Escritor británico
Conversaron mucho rato sobre las prácticas más representativas en el mundo de los negocios. Mucho se habla de la experiencia y la práctica, pero sin una teoría que acompañe y sistematice la toma de decisiones, acertar se convierte más en un proceso diríamos que fortuito.
Se preguntaron lo difícil que llega a ser que las personas inteligentes aprendan a aprender. Y es que son buenos aprendiendo operaciones, marketing, finanzas, etc... pero, ¿qué les pasa cuando se trata de aprendizaje interpersonal? En este ámbito normalmente patinan, y es ahí donde precisamente se desarrolla el liderazgo, y sobre todo, el impacto como gestores de otros profesionales.
Y concluyeron que la característica principal respecto a ese asunto es la fragilidad de esos directivos inteligentes, los cuales se creen importantes solo cuando tienen éxito, intentando huir siempre de sus deficiencias. Esta claro, aunque se puede enseñar a las personas inteligentes a aprender, no es nada nada fácil.
Siguieron intentando comprender por qué aunque cuando alguien llega a la cima del liderazgo este se basa en usar con maestría las soft skills en lugar de las hard, a la hora de buscar alguien nuevo en el equipo de dirección normalmente se centraban en el currículo, el rendimiento universitario, la experiencia, etc... Lo de siempre, se sabe que lo que realmente marca la diferencia es la auto-gestión y las gestiones personales pero lo fácil es escoger al coeficiente intelectual más alto que está al alcance tangible de seleccionadores con una agenda de por sí más que completa.
Y se pararon en su conversación tratando de la diversidad y de las organizaciones que la cuidan, y la hacen crecer, y como la diversidad en la empresa se traduce en aprendizaje y rendimiento. Intentaron comprender como aprender del error, del compañero, del jefe y del cliente o proveedor es vital, pero cuando más diferentes son todos estos actores que trabajan en la obra que cada cual interpreta en su sección o en su empresa, en realidad más la organización se asemeja a una estructura de alto rendimiento. No se trata de decirlo o escribirlo, sino de vivir en un clima laboral sincero que aprenda de las diferencias, las honre y las afirme con hechos y no con eslóganes.
Ella le confesó en qué basaba su liderazgo. Era capaz de conectar temas que le ocurrían, combinándolos entre sí y a un todo mayor que daba sentido al camino a seguir en su organización. Pero lo que le resultaba mágico era que trabajaba en su visión aun sabiendo que faltaba al menos una década para que se entendiera o fuera algo normal y obvio.
Y aterrizaron en cuestiones complejas y vitales como felicidad, o el éxito en la vida. Hablaron largo y tendido de cómo asegurarse la felicidad en su carrera laboral, en sus relaciones con la pareja, los hijos o los amigos, e incluso, por como se está poniendo el patio, de como deberían asegurarse para no acabar o de patitas en la calle, o incluso en la cárcel.
En primer lugar, la felicidad en el trabajo fue contestada negando que el motivador principal de sus carreras fuera el dinero. Valoraban la oportunidad de aprender, aumentar el número de responsabilidades a su cargo y ser capaces de contribuir al bien común, a los objetivos globales de su empresa y no simplemente tener logros, sino ser reconocidos por los mismos.
Si salían del trabajo hacia casa con una autoestima por los suelos sabían como iba a acabar la velada nocturna con su marido/mujer, y con sus hijos. Al día siguiente imaginaron que salían reforzados en cuanto a su autoestima, habían tenido una jornada en la que habían sido reconocidos, aprendiendo de la misma y habiendo conseguido cosas valiosas para su departamento, su empresa. La velada en casa fue en ese caso totalmente distinta, el día había sido completo, y su actitud reforzada había contribuido a que ese día redondo no acabara en el trabajo sino que culminara en casa, con los suyos, con la familia que le da realmente sentido a su vida.
Por todo, y terminando, convinieron que aunque muchas veces pensaban que la vida, sobre todo en los negocios, va de comprar, vender, invertir, y en definitiva negociar, lo verdaderamente cierto e importante es que las grandes recompensas de la vida se obtienen al construir personas y relaciones completas personales.
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