"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

lunes, 23 de enero de 2023

EL HEREDERO

"No hay nada más despreciable 

que el respeto basado en el miedo"


Albert Camus (1913-1960) 

Escritor francés




Carlos no podía moverse de su despacho. No daba crédito a lo que estaba leyendo. Ni siquiera se levantó cuando su último colaborador se despidió tocando y abriendo la puerta; necesitaba quedarse un rato solo, en silencio, intentando responder a muchas incógnitas que resonaban en su cabeza. Intuía que esto era un punto final.

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Todo empezó dos meses atrás, cuando le contrataron en su nueva empresa, entre otras cosas para preparar un plan que consiguiera generar un cambio en un negocio que, desde hacía un par de años, iba apagándose muy poco a poco. 


Uno de los retos iniciales fue conocer a Manu, sus compañeros lo habían bautizado como "el heredero", el cual era el hijo mayor del propietario de uno de sus cuatro clientes principales. Había un cierto distanciamiento con esa empresa desde el verano y necesitaban generar un nuevo acuerdo; si esto fuera aun posible...

Se vieron en Valencia y tras un inicio complicado de reunión, poco a poco, fueron desgranando temas enquistados y al final, la mayoría tenían visos de solución. Sí que necesitaban poner ambas empresas de su parte, pero no había temas insalvables. Excepto una línea roja que Manu le dejó a Carlos en forma de postre, entre otras cosas. Fue en esa parte de la comida cuando le sugirió que si no se aceptaba ese tema, todo lo demás no sería posible.

Carlos volvió a su sede al día siguiente de la reunión, expuso todo lo acontecido y se pusieron en marcha con las medidas resultantes de esa interesante visita.

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Decidió volver a leer el email recibido por Manu, "el heredero". Recordó como una semana antes, ya le había causado una gran desilusión el hecho que tras comentar que había decidido echarse a un lado, de manera inmediata había ordenado unilateralmente bloquear pedidos y pagos. Había sido una decisión difícil, pero en aras de demostrar que su empresa tenía entre sus valores cumplir con los compromisos adquiridos, se habían completado los pedidos en curso, entregado todo en fecha y se había avanzado en todos los temas que habían surgido en su reunión de puesta en marcha. Además, los dos equipos profesionales que se habían puesto a trabajar por ambas empresas estaban diseñando un gran plan, enfocado en el beneficio mutuo, pensando en una relación de partners, sin diferencias de poder ni posicionamientos de abuso. "No se podía fallar desde la alta dirección".- había pensado Carlos solo hace siete días.

Pero el escrito definía muy bien las diferencias entre el fundador y "el heredero". Recordó cómo liderar va de entregarse, desde años atrás estaba convencido que sin voluntad de servicio a las personas no se puede ser un buen Líder. Y lo que se extraía de la lectura del texto no era eso precisamente. Nunca le habían insultado; tanto en tan poco. 

Podía resumir el email como cuatro líneas llenas de amenazas, insultos, faltas de respeto y falta de humildad. Se podía entrever que detrás había odio, complejo y una falta de educación de difícil solución. Podría definirse como el anti-líder.

La decisión estaba tomada. Había que acabar los contratos en curso, cobrar hasta el último céntimo y comenzar otra etapa sin contar con una cuenta que dirigía alguien sin unos mínimos valores basados en el respeto y la educación. El capital humano marca y marcará la diferencia en cualquier sector y mercado, en cualquier época. Otros factores serán importantes, pero las personas serán diferenciales. Y no hay cuenta de cliente, si no comulga con unos valores mínimos, que valga lo suficiente para arriesgar el futuro de una plantilla que durante años se ha dejado la piel por un propósito basado en el sacrificio y el respeto.

¿Cuál es el precio de tener un cliente que te desprecia?

¿Existe un valor para mantener en cartera a alguien que te insulta y no respeta a nadie de tu equipo?

¿Se puede trabajar con alguien que puede decidir dejar de pagar sin motivo alguno?

Las preguntas se iban repitiendo en su cabeza. Una tras otra, como una rueda que gira sin parar.

Carlos cerró el Outlook, apagó el ordenador, puso la alarma de la oficina y volvió a casa, como todos los días. La semana que viene sería importante para todos, pero tocaba ahora descansar y pasar un fin de semana con la familia, todo es importante pero esto es vital, pero necesitaba estar cerca de los suyos más que nunca tras estos últimos meses.




Algo le confirmaba que esto era un punto final.

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