DIGITALIZACIÓN Y SOSTENIBILIDAD EN LAS CADENAS DE SUMINISTRO ¿MARKETING O NECESIDAD?

"El movimiento no existe fuera de las cosas, 

pues todo lo que cambia, 

o cambia en el orden de la sustancia 

o en la cantidad, o en la calidad, o en el lugar"

Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

Sebastián volvía a casa, tras una nueva dura semana, después de apagar su despacho y despedirse de Juan, responsable de la seguridad del edificio durante la noche del viernes, pero no era capaz de dejar en la oficina el runrún que desde hace varios días le rondaba en la cabeza.

Tenían un par de proyectos en marcha que entendía podrían tener éxito en su sector, el de la movilidad. Uno de los proyectos generaba valor en sus clientes en la parte de digitalización, mejorando la calidad, trazabilidad y transparencia de la cadena de suministro de mercancías sensibles a la temperatura y el otro, orientado a la sostenibilidad, equilibraba los NOx emitidos a través de los tubos de escape por parte de los aun muchos vehículos contaminantes que repartían y distribuían las mercancías en nuestras grandes ciudades.

Y ambos proyectos respondían a exigencias explícitas de las empresas que consideraba clientes y sobre todo, resolvían problemas reales de una sociedad actual preocupadas por el bienestar general, la seguridad alimentaria y el cuidado del medioambiente.

Durante varios meses había asistido a varios congresos y webinars, además de enviar a su equipo más cercano, en la que Consejeros Delegados, CEO y altos directivos habían expresado su orientación a unas compañías más sostenibles y digitales, enviando mensajes que se ajustaban con lo que Sebastián y su equipo podrían ofrecerles.

Se entendía que la propuesta de valor centrada en el cliente estaba aterrizada en la organización a nivel operativo de estas empresas, por lo que Sebastián envió a su equipo a presentar su oferta novedosa. Pero no se encontró con la aceptación esperada, sino todo lo contrario.

Los Directores de Compras, de Cadena de suministro y de Movilidad no tenían interiorizada la propuesta de valor que sus jefes iban distribuyendo en prensa, congresos o formatos similares. El cliente no era su centro, sino los costes, y esa obsesión por el low cost, estaba separando la estrategia de una propuesta de valor basada en la calidad, la flexibilidad y la rapidez por una respuesta económica que no hacía otra cosa que estresar las diferentes cadenas de suministro de clientes y usuarios.

Cierto que estamos en una realidad cada vez más compleja, lo que genera unos mayores costes, siempre y cuando nuestros procedimientos sigan siendo los tradicionales (válidos en una etapa estable y sin vertiginosos cambios), por lo que necesitamos aumentar el valor que generamos en nuestros clientes para diferenciarnos y aportar en su cadena de valor ese añadido que le ayude a diferenciarse a la vez de sus competidores.

Diferentes preguntas le rebotaban en su cabeza durante la vuelta a casa:

¿Cómo aportamos valor a nuestros clientes? ¿Generamos más Calidad? ¿Innovamos en su cadena generándole más capacidad de transparencia? ¿Le dotamos con nuestro producto de una herramienta que haga su cadena de suministro totalmente trazable? Y por otro lado, ¿generamos una propuesta que sea considerada con el planeta y no acabe haciéndolo poco o nada habitable para los humanos?

Parece ser que sí, pero el reto era mayor; el reto consistía en intentar estrechar la brecha entre lo que los directivos visionan y lo que los mandos intermedios y operadores tienen que hacer para mantener sus valiosos puestos de trabajo. Y esa brecha hoy, visto lo visto, no es pequeña.

Sebastián llegó a casa abatido, dejó la chaqueta y el maletín en el sillón del estudio, sin encender la luz, casi de memoria, y decidió descansar durante el puente que le esperaba, disfrutando con su familia y amigos, intentando volver despejado para ser capaz de activar un plan que pudiera, a través de la adquisición de sus soluciones, minimizar la famosa brecha entre la visión de su sector y la ejecución de la estrategia, hoy obsesionada por una ejecución low cost, que para nada permite obtener mediante métodos clásicos la flexibilidad, rapidez y sostenibilidad medioambiental que la sociedad exige.

Se necesita aplicar la estrategia y alinearla en todos los niveles de la empresa. La visión está clara y los eventos indican que los CEO y Consejeros tienen claro que el futuro, o incluso el presente, pasa por configurar el valor de sus compañías ampliando la oferta y diferenciando de manera sostenible su servicio entregado. Pero, ¿serán capaces de comunicar y alinear sus deseos sin quemar a sus responsables de operaciones obsesionados por el coste de las mismas?