"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 17 de octubre de 2021

QUE TUS DECISIONES DE HOY NO ENCADENEN TU MAÑANA

"Podemos saber poco del futuro, 

pero lo suficiente para darnos cuenta 

de que hay mucho que hacer"


Alan Turing (1912-1954) 

Lógico y matemático británico



No tuve más remedio que preguntarle. 

Fernando estaba algo nervioso durante toda la cena. 

Nos veíamos una vez al año desde que terminamos la carrera, allá por el 95 del siglo pasado.

 Ayer mañana.

Y hacía tiempo que no lo veía ausente, como sin disfrutar de esa noche que toca volver a charlar de lo que hacíamos al final de nuestra etapa de estudiantes, un minuto antes de adentrarnos en esa vida real de adultos, con los problemas reales en el trabajo, en casa con nuestra pareja, algunos con varios hijos, y todo lo que se lleva la vida cuando nos deja años en la mochila y capítulos escritos, al igual que páginas en blanco para escribir...

Se acercó a la hora del café y la primera copa, y me indicó que todo apuntaba a que el próximo año iba a ser muy, pero que muy largo.

Había preparado, según él lo que el Consejo le había pedido, una plantilla con un gran talento, muy preparada, pero que había exigido unos aumentos de la parte fija retributiva, aprovechando una etapa expansiva tanto del sector como de su propia empresa. Tampoco fue fácil llevarse dos o tres primeros espadas de la competencia. Eso sí, eran puestos que le llevarían al estrellato, o eso era lo previsible.

El inicio del aumento de la rotación en piezas clave no hizo otra cosa que empeorar la situación, y tuvo que implementar unas condiciones de retribución extras, incluso a veces no indexadas a la marcha de la compañía.

Y ahora todo parecía venirse abajo. El viento cambió, vaya si cambió. La Covid les dio un golpe no letal, pero les dejó un tiempo en la UCI. Ahora, la recuperación no tenía fin, y la velocidad de la misma siempre buscaba nuevas fechas en el horizonte, pero se alejaba cada vez que se entendía que todo había pasado. Le recordaba a un mal sueño, pero esta vez le tocaba vivirlo despierto.

Primero, el final del confinamiento. Luego, las ansiadas vacunas. Después, los semiconductores y los precios de materias primas vitales para el negocio. Ahora, China y los contenedores para esa bien parida y cosida cadena de suministro...

No veía el final.

Además, parte de la plantilla que había luchado para que la empresa tocara en primera división durante años, los históricos, se veían relegados a unos puestos y sobre todo, a una retribución, que nada tenía que ver, comparativamente hablando, con lo que le ofrecían a los nuevos y jóvenes talentos contratados mediante un talonario que no era reconocible con la cultura y valores que desde su nacimiento, les habían vendido.

Era el momento de resumir dónde se estaba, dónde se quería estar y sobre todo, cómo se tendría que planificar el futuro próximo, ya que como me dijo Fernando al despedirse, se acabó el tiempo de planear a tres o más años, sino gestionar el presente y a lo sumo un año, el siguiente, que llega, cada vez más, cargado de un pleno de incertidumbre.

Una cosa me quedó clara cuando días después recordaba el encuentro con los compañeros de promoción de universidad, y es que las decisiones estratégicas, y entre ellas están las políticas de recursos humanos en primera línea (selección, promoción y retribución), siempre deben tomarse evaluando las consecuencias a corto y por supuesto, las consecuencias a las que nos derivan a largo; porque lo que hoy parece que es bueno y lo mejor para una situación coyuntural puede que a la larga, sea nuestra perdición.

Os dejo un vídeo que se hizo viral, allá por la crisis del 2008, pero que puede hacernos recapacitar por nuestras decisiones en las diferentes etapas de nuestra vida personal y laboral.

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