"La incompetencia es tanto más dañina
cuanto mayor sea el poder del incompetente"
Francisco Ayala (1906-2009)
Escritor español
Era un día de asueto entre semana, y tocaba bucear por la red durante media hora, y me topé con un artículo del conocido principio de Peter.
Decía el señor Peter que "en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia". Y cuánta razón tenía, o si no, pensad cuantos de nosotros no nos hemos enfrentado a algún jefe, compañero o profesional de otra empresa con el que nos ha tocado lidiar como cliente o proveedor y hemos acabado pensando el por qué y cómo esa persona había podido alcanzar ese puesto.
Incluso en épocas de estrés y problemas, a veces nos gustaría no haber acertado tanto en el anterior puesto, y habernos quedado allí, controlándolo todo, sin la ansiedad que provoca lo contrario, el no saber por dónde tirar...
Viene de largo, pero no es inusual que los ascensos sean promovidos por cómo hacemos nuestro trabajo hoy, y ahora, y pocas veces existe un profesional de los benditos recursos humanos o un jefe que piense en qué conocimientos, cualidades y capacidades tenemos para afrontar los nuevos retos a los que nos enfrentaremos en el nuevo puesto laboral.
Además, muchas veces la promoción produce un efecto dominó y provoca ascensos de personas que controlan y hacen bien sus tareas pero que descolocamos con la subida de categoría, y consecuentemente, subida de responsabilidad.
Ni que decir tiene que el cambio de trabajar realizando tareas que dependen de nosotros mismos respecto a dirigir equipos tiene un alto porcentaje de frustración y fracaso; normal.
En este sentido, cuando encontramos en el organigrama a muchos casos de los citados, y nos cuestionan si existe manera de resolverlo, siempre recuerdo una frase de José Ortega y Gasset que decía:
"Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes".
Más razón que un santo. Y dicho por este señor, allá por la primera mitad del siglo XX, demuestra que esto no es nada nuevo.
En primer lugar, lo que denominaron la incompetencia creativa, que no es otra cosa que la habilidad desarrollada por profesionales, los cuales deciden quedarse en el puesto que ocupan, porque les gusta, les llena y les atrae laboralmente hablando. Su objetivo: no ascender más y disfrutar de sus tareas diarias.
En segundo lugar, directores que han llegado al umbral de la incompetencia, y desarrollan el concepto que se conoce como síndrome del vaivén (apodado por mi parte como el famoso "tiqui taca" futbolístico llevado a la empresa), el cual no es otra cosa que pasarse el día divagando siendo incapaces de tomar alguna que otra decisión.
Por último, un concepto, que aunque si puedo decir que es un perfil que he conocido en varios sitios en los que he trabajado, no conocía cómo se llamaba. El palabro es hipersimiofobia, que no es otra cosa que el miedo que un jefe siente cuando detecta en su radar a un inferior que demuestra un fuerte potencial de crecimiento dentro de la organización. Si no estás muy seguro de tus habilidades, conocimientos y adecuación al puesto, te sentirás amenazado por este miedo, y no será fácil convivir con él.
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