"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

sábado, 5 de marzo de 2016

EL EFECTO NEGATIVO DEL CORTOPLACISMO SOBRE LA INNOVACIÓN

"La innovación constante es la única forma de 
mantenerse competitivo, 
porque ninguna ventaja es sostenible en el largo plazo"

 Jorge González Moore.
Escritor, poeta e ingeniero colombiano

Esta semana estoy bastante sorprendido debido a que he detectado en varias visitas la falta de imaginación que le ponemos a los negocios, casi a todos, cuando en nuestra vida real, en contra de este descubrimiento, el tema de imaginar el futuro es uno de los tópicos favoritos de los humanos, ¿verdad? Bueno, esto lo digo ya  que es sabido por todo el mundo que otra cosa no, pero los comics de ficción, las pelis del futuro, de la guerra de las galaxias y las que tratan de como estará la tierra unos 80 años después siempre son éxito de taquilla. Además, estamos siempre imaginando cómo serán las próximas vacaciones, cómo saldrá la boda del amigo (sobre todo la despedida), cómo resultará la cena de cumpleaños, cómo, cómo...

Pero cuando toca imaginar lo que hacer en nuestra casa/empresa para adecentarla y hacerla "diferente", consiguiendo que nuestros -no clientes- pasen de la lista de sueños a la lista de facturas cobradas, ¡ay, amigo! es mejor quedarnos con las películas que arrancan con los títulos tipo "basada en hechos reales", casi siempre pintadas en blanco y negro, evidenciando un modelo de negocio que si bien funciona, y seguro que al llegar hasta nuestros días a un padre (o incluso algunas veces a un abuelo) le funcionó muy bien, pero que huele a corto recorrido a no ser que se incorpore dentro de la gestión diaria un poco condimento de innovación. En definitiva, pocos Oscars y Goyas nos llevaríamos en la sección de "mejor guión original".

Pero vamos a un caso real ocurrido este martes, en una empresa de automoción, cuando tras explicarme y enseñarme su negocio no me respondió (nunca me responden) a la pregunta de qué está cambiando en su propuesta de negocio el año que comienza para mejorar el anterior. Os prometo que me encanta el diámetro que alcanzan los ojos de la persona que recepciona el golpe en formato pregunta y casi siempre me contraatacan con el típico -por qué tienen que cambiar algo, si les va bien-.

Dejé un tiempo prudencial de silencio y me lancé a explicarle el producto que yo pensaba le podría venir bien a su negocio como complemento innovador y me sorprendí de que ya lo conocía. Mejor, pensé, así será más fácil compartir todas las ventajas que tendrán tanto él como sus clientes además de acelerar la incorporación de esta tecnología a su porfolio de productos debido a sus conocimientos. Pero no fue así, inmediatamente me llevó a un mostrador de la gran exposición que tenía para mostrar sus productos y me mostró un taco de material de promoción de un producto similar al que le estaba ofertando indicándome que llevaban un año allí sin que nadie preguntara por el sistema o se llevara una hoja para leerla. 

Y ahí estaba yo, ante un "homo sapiens" que pensaba como nuestros antecesores de hace medio millón de años, aquella época en la que no existía el largo plazo, con la esperanza de vida tan corta que no tenía sentido preocuparse por la sostenibilidad de un negocio ni, por supuesto, del planeta. Lo que a estos "homo sapiens" les preocupaba era encontrar soluciones concretas a dificultades urgentes ya que de estas dependía su superviviencia. Pues bien, parece que nuestro cerebro está diseñado de esta manera y centrarse en el corto plazo nos provoca satisfacción y bienestar. Nuestro instinto nos lleva a lo cercano como natural y atractivo, manteniéndonos alejados de lo complejo del largo plazo y la sostenibilidad, en definitiva nuestra mente nos repite una y otra vez que "ya nos ocuparemos de los problemas cuando lleguen". El problema, como le dije a mi interlocutor, es que en este mundo de hoy tan globalizado algunos problemas, cuando llegan, son de tal envergadura que su solución es muy, pero que muy compleja.

Para terminar, le propuse cambiar su actitud respecto al producto que le proponía y no esperar a que los astros del cielo se alinearan y todo el mundo que pasara por la carretera que franqueaba su negocio frenara, aparcara y pasara a quitarle de las manos un producto que, aunque de gran valor añadido para ellos era todavía desconocido. Por ello, tocaba trabajar el proyecto innovador de forma activa, transformando varios de los productos que ya tenía en su almacén (y no pocos meses, con el coste financiero que ello supone) haciendo de su oferta una, de gran valor para sus clientes y  diferenciada de su competencia; y aprovechara no sólo el reconocimiento del sector por su orientación a las nuevas tendencias de su segmento y del mundo, sino a todas las ventas cruzadas que este impulso le donaría a su "estancado negocio".





Para muestra, un botón y me permito sugeriros que dediquéis 4 minutos a ver el siguiente vídeo que evidencia todo lo escrito y si no cae en saco roto podréis usarlo como ejemplo varias veces al día desde el momento que lo veáis.



El vídeo de la semana: LOS ENEMIGOS DE LA INNOVACIÓN

Nota: mal lo tenemos si ponemos el foco exclusivamente en el corto plazo. Por una lado, los líderes tendrán gran dificultad de explicar y traducir la "visión" a sus equipos, teniendo como consecuencia en su empresa a departamentos que funcionan como reinos de taifas perdiendo la ventaja de compartir un largo plazo común; y por otro, que decir del efecto negativo del cortoplacismo sobre la capacidad de abastraernos del presente, salirnos de la caja y por tanto, INNOVAR.

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