"Después de tantos años estudiando la ética, he llegado a la conclusión de que toda ella se resume en tres virtudes: coraje para vivir, generosidad para convivir, y prudencia para sobrevivir"
Fernando Savater
Esta semana hemos dado un gran avance en dos de los caminos emprendidos de tantos que componen el famoso puzle de la generación de un negocio. El último día laboral nos llegaba la noticia que por fin, y tras varias semanas negociando, el presidente de la firma americana que necesitamos como producto estrella en una de nuestras principales líneas de negocio había firmado el contrato de distribución para la región denominada en el mismo como "Iberia". Gran noticia para terminar la semana y por supuesto, antes de cerrar el portátil para pasar al fin de semana de descanso en familia, se le envió un pequeño extracto que necesitaban para colgar la pequeña nota de prensa en su web y en sus redes sociales oficiales; nos pedían un extracto "about us" para notificar la noticia a través del responsable de Europa de la marca en cuestión; y así se hizo.
Pero también me gustaría resaltar otro pasaje vivido esta semana, y que se produjo cuando estalló la escandalosa noticia sobre la manipulación del software para evitar ser enganchados en el tema de la emisión de gases en la combustión de una marca fabricante de vehículos.
Cuando colgué el teléfono estaba convencido de que responder que no debíamos aprovechar el mal de otra marca para publicitar la propia era lo correcto. Entiendes que la juventud y las ganas de crecer, sobre todo por parte de los junior de la empresa, haga que se intente aprovechar oportunidades de todo lo que ocurre en el mundo a nuestro alrededor, y en este caso, con un problema relacionado con las emisiones y la automoción, estaba muy claro y muy en botella. Pero hay que valorar muchos más parámetros a la hora de lanzarte en las redes sociales y en todos los momentos de la vida empresarial, pero sobre todo en los inicios, se debe promocionar públicamente más los hitos conseguidos en nuestros proyectos que los males ajenos de los que quieren aprovechar acortar la carrera tomando atajos diríamos algo sospechosos y fuera de la legalidad.
Existen muchos ejemplos que demuestran que un comportamiento socialmente irresponsable por parte de las empresas puede resultarles muy caro. Además, si la concienciación social y medioambiental de los consumidores continúa aumentando, es de esperar que la presión sobre las empresas para que tomen en consideración todas las implicaciones sociales y medioambientales de sus acciones también crezca. Por lo mismo, mi recomendación a nuestro nueva incorporación en nuestro departamento técnico fue que era mejor seguir trabajando en conseguir nuestros hitos antes que enlazar algún #hashtag de nuestra empresa con la de cualquier empresa mal parada por sus trampas.
También, ya no queda ninguna duda que el rendimiento social y medioambiental de una empresa afecta a sus resultados económicos, influye en su cotización en bolsa e incluso llegan a llevarles a la bancarrota. Por todo, no queda duda de la gran influencia que ejerce el comportamiento corporativo social y medioambiental tanto en el ámbito interno de las operaciones y la posición en el mercado.
A nivel interno, los profesionales prefieren trabajar en una empresa social y medioambientalmente responsable, obteniéndose índices menores de rotación en las empresas que son amigables en estos sentidos. Nada que decir ante la imagen de marca y sobre todo, la gestión de riesgos no financieros, como son la pérdida de reputación, el boicot de los consumidores y la pérdida del valor de marca. Se trata de saber gestionar el riesgo y operando en ámbitos potencialmente peligrosos, nada mejor que diseñar nuestros procesos con un pensamiento más global no dañando a la sociedad y sin enfoque cortoplacista basado en el simple cumplimiento de obtención de beneficios, cargándose el planeta, pasando por encima de todo, y de todos.
Es verdad que no es fácil, si el mercado está globalizado, intentar llegar al mismo de forma competitiva, siendo responsables si hay actores en el mismo que no funcionan con las mismas reglamentaciones y además tienen las cartas marcadas. Pero para esto están los organismos internacionales y locales, que deben de hacer cumplir la ley para que todos juguemos con las mismas normas. Parece ser que al mercado no le preocupa el deterioro del globo terráqueo o la mortalidad en el tercer mundo, pero se le escapa un detalle, a la sociedad sí. Por ello, lo que el "mercado" no penaliza en el corto plazo, la sociedad lo penaliza y hace justicia, incluso a veces, eliminando a los que se aprovechan del desajuste legal internacional.
Por último, cabe preguntarnos, si es posible conciliar los intereses de nuestra sociedad y los objetivos corporativos, entendiendo que si en general, a todos nos preocupa la contaminación, el cambio climático y la desigualdad en el mundo los sistemas mundiales tienen la obligación de generar incentivos en las empresas para responder con sus procesos y sus productos a mejorar la sociedad y el planeta en estos términos.
Para muestra, un botón y me permito sugeriros que dediquéis 4 minutos a ver el siguiente vídeo que evidencia todo lo escrito y si no cae en saco roto podréis usarlo como ejemplo varias veces al día desde el momento que lo veáis.
Nota: Permitirme decir que todos somos un poco responsables de que existan, crezcan y se mantengan en el ruedo empresas poco o nada socialmente responsables y que sólo con nuestra aportación en el rechazo diarío de actuaciones que provoquen estos desajustes se podrá enfocar nuestro planeta a una mejor situación, y por ende, provocaremos que nuestros descendientes tengan un espacio de futuro para vivir. Y además, los tramposos en contra de enriquecerse, lo paguen.