"Administrar es hacer las cosas bien,
liderar es hacer las cosas correctas"
Peter Drucker y Warren Bennis
Puedo decir que la semana última de Noviembre es una de esas de las que no te dejan mucho hueco para pensar, no. Y es que cuando haces una ruta que pasa por Lleida, Girona, Barcelona, Valencia y Palma, sin contar las dos jornadas que tocan de despacho en la central, una vez puesto el cuerpo en el hotel noche tras noche, tras largas y productivas jornadas no es nada más que para cena, ducha y cama.
El resultado ha sido bastante positivo en general, y en particular el Jueves conocimos a los socios de una empresa que con mucha probabilidad nos brindará la oportunidad de realizar buenos negocios en el futuro, seguro que sí. No son exactamente el perfil que nos solemos encontrar en nuestro sector, pero tienen muy clara su política de empresa, y aun con un modelo de negocio muy distinto a lo que estamos acostumbrados a tocar y sufrir, están obteniendo ya muy buenos resultados en su zona de actuación.
Bueno, ya iremos estudiando como engranar nuestras empresas y cómo conseguir resultados conjuntos que mejoren la suman individual obtenida hasta el momento por separado. Lo que sí se denotaba en sus principios fue una gran efectividad tanto personal como de empresa, lo cual presagia un foco de aprendizaje y entendimiento con ellos que abrirá nuevas puertas a ambas empresas.
Por otro lado, este mismo sábado, tal y como había prometido a mi esposa, cogimos el coche y rematamos unos cuantos kilometros más (para que luego digan) y nos fuimos sin pereza a la capital del reino a que durante una hora y media nos deleitara Concha Velasco (por cierto, ayer era su cumple) con su obra "Olivia y Eugenio". La verdad, no hay nada mejor que conseguir que la mente se evada de todo, y en este caso, esta gran artista, lo logró.
La obra no os la contaré (tenéis que verla), pero sí que tras analizarla hoy a la mañana encontré una gran similitud con las personas que conocí en la empresa visitada el pasado Jueves. Sí, en ambos casos dirigían sus vidas con un claro "Empezar con un fin en mente".
Entonces me he dado cuenta que precisamente esto era lo que provocó mi seguridad de que estaba tratando con gente altamente efectiva. Y es que no se puede ser efectivo sin imponernos un objetivo, ni en la vida, ni en el trabajo.
Pero, ¿cómo elijo el camino que quiero seguir? ¿de qué forma trazo la línea hacia lo que quiero ser? Pues bien, hay una forma que no suele fallar, y me permito la licencia de indicaros cómo es posible analizar la mejor y más sincera manera de descubrir cómo nos gustaría ser.
El tema es sencillo y se trata de echarle un poco de imaginación:
"Debes verte en un funeral, llegando al mismo para dar el pésame y viendo a muchas personas conocidas pero que no te hacen caso al entrar y pasar por su lado. Como siempre, sueles acercarte a la zona donde descansa el cadáver y cuando te asomas te ves tú mismo. Vamos, que estás en tu funeral y tus allegados han ido a ofrecerte un último homenaje.
Entonces, coges una especie de tríptico que descansa en un atril cercano y puedes leer que tras el Rosario habrá cuatro oradores. El primer orador es alguien de tu familia cercana, por lo que te dibujarán de primera mano como familiar. El segundo es uno de tus amigos, por lo que tendrás la oportunidad de escuchar lo que has sido como persona. El tercer orador es un colega del trabajo y el cuarto es el párroco de la iglesia o comunidad a la que perteneces.
Ahora, te toca pensar profundamente en lo que te gustaría que cada uno de esos oradores dijera sobre ti y sobre tu vida. Qué tipo de espos@, padre o madre, clase de hijo, primo, amiga, compañero de trabajo, etc...
Con qué carácter quieres que te recuerden, qué logros te gustaría que resaltaran en público, cómo has influido en sus vidas, etc...
Díficil y profundo, ¿verdad? Pues de lo que se trata, una vez que hemos llevado una vida de proactividad, tal y como comentamos en la entrada del 5 de Octubre, toca darle sentido a nuestras vidas (en todas sus facetas: familia, amigos, trabajo, comunidad) con nuestros actos y para ello debemos de alcanzar por un momento nuestros valores más profundos y fundamentales, estableciendo un contacto breve con el sistema de guía interior que se encuentra en el corazón de nuestro círculo de influencia.
Dejando en el centro de nuestras vidas estos valores y siendo guía para nuestra actividad diaría tendremos de una manera clara y concisa (EMPEZAR CON UN FIN EN MENTE) la brújula que nos llevará hasta lo que queremos ser y cumpliremos nuestro sueño de serlo asegurando que todos los nuestros nos recordarán tal y como nosotros soñamos que nos recuerden.
Ahora debes orientarte a los valores que te hubiera gustado que los cuatro oradores remarcaran de tu vida.
En definitiva, recuerda que todo se crea dos veces, o sea que primero se visiona y después se construye (O así debería ser). Como se indica en la cita de la entrada de hoy de los Gurús Drucker and Bennis, debemos liderar nuestras vidas y no administrarlas. No debemos vivir bien con lo que nos marquen para nuestra vida otros sino vivir correctamente según nuestra visión y nuestras metas marcadas por nuestros sueños.
Llevándolo al terreno empresarial, no podemos caer en la tentación de trabajar por trabajar. Imaginemos a un grupo de jornaleros que deben de atravesar una selva. El productor/administrador ordena que vayan haciendo paso por la selva con sus herramientas y machetes desde el primer momento, sin detenerse. En cambio, el jefe que plantea el negocio desde el liderazgo trepa el árbol más alto y, supervisando la situación grita: "cambio de planes, selva equivocada".
Como padres, también a veces estamos atrapados en el paradigma de la administración, pensando en el control, las normas, la eficiencia sin orientarnos en el avance, el propósito de crecimiento y los sentimientos de familia.
Y qué decir de nuestras vidas personales, la ayuda al prójimo, los amigos... qué poco claro tenemos en este aspecto nuestros valores, nuestro fin...
Para muestra, un botón y me permito sugeriros que dediquéis 3 minutos a ver el siguiente vídeo que evidencia todo lo escrito y si no cae en saco roto podréis usarlo como ejemplo varias veces al día desde el momento que lo veáis.
Nota: Bueno, pues ahora toca re-escribir el guión de nuestras vidas, visionar y escribir nuestra misión personal para a partir de ahí llegar a construir nuestro yo, el que queremos que nuestros oradores realcen cuando nos vayamos...