"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 12 de octubre de 2025

CUANDO 1+1 NO SON 2 EN EL ARTE DE GOBERNAR

"No hace falta un gobierno perfecto; 

se necesita uno que sea práctico"


Aristóteles (384 AC-322 AC) 

Filósofo griego



Hacía tiempo que no me topaba con el maestro Calleja y la verdad, le tenía ganas. Fue mi mujer la que dejó una torre de libros sobre la mesita y me dijo: "Ahí van, luego me dices los que tienes a medias o los que podemos devolver a la estantería".


Me quedé el de LuisMa, y esa misma tarde me puse con él mientras mano a mano conversábamos como antaño. Siempre lo recuerdo con cariño, tal vez porque me enseñó desde cero una parte de la empresa que, aún habiendo trabajado ya un par de décadas, estaba ahí pero no había reparado en su presencia. Sí, a veces pasa, es como respirar sin conocer la ciencia o la técnica del proceso respiratorio. Simplemente lo hacemos.

Pero volvamos al asunto que hoy nos ocupa.

Me recordó cómo gobernar no es otra cosa que conseguir que un grupo de personas llegue a un fin. Y como no, la tarea influye en la fijación de esos fines. Se trataba de distinguir y saber sobre las ciencias prácticas de las productivas para el acierto en la conducción de las organizaciones.

Ninguna de las dos ciencias, o grupos, deberá sobresalir sobre las otras, ya que es fácil orientar la organización hacia un lado u otro, cayendo en lo conocido como politización o tecnocracia, y no teniendo en ningún caso un final diríamos que feliz.

Y se trata de elegir el modelo, siendo ese menester nada técnico, sino político. Y LuisMa recalcó que el uso cruzado de un sistema mixto es la solución que conlleva la modificación de la realidad tan necesaria para incidir en el proyecto a realizar.

Pensé en cuánto es necesario tener unos principios globales para encaminar el largo, el plan, lo macro, y a la vez un modelo instrumental, adaptativo, específico, el cual trabaja en el ámbito a corto, circunstancial y que sea capaz de darle un sentido a lo situacional de las personas, el momento y las circunstancias.

Y por ello se necesita disponer de talento que eleve a ciencia tanto lo práctico como lo productivo; y no todo el mundo es capaz de desarrollar ambas caras de la moneda, por lo que se necesita disponer de características en las organizaciones de ambos linajes.

Me condujo a conocer las diferencias entre lo práctico y lo productivo, primero. Lo práctico se refiere a las facultades que enseñan el modo de hacer una cosa. La persona práctica es experimentada, versada y diestra en el uso de una cosa. Lo productivo, en cambio, es fabricar, crear cosas o servicios con valor económico.

Mientras una persona es práctica, marca un propósito y la dirección más conveniente de una operación, un robot simplemente hace, siendo este un hecho productivo y no práctico.

Ahondó en mi entendimiento de separar el ágere (lo práctico) del facere (lo productivo).

Ágere como acto, no un hecho, con libertad de elección y sin predeterminación alguna. Lo contrario, atado a lo predeterminado, es un hecho (facer).

Volvió a recalcarme que dirigir trata siempre de elegir lo oportuno dentro de lo técnicamente factible. Pero saber qué nos conviene no alcanza lo material si no es con un buen enroque con lo meramente productivo.

Y caímos en la necesidad de la simplificación de los sistemas para incidir eficazmente con medios limitados (recursos como el tiempo, etc...) al alcance de la persona que gobierna. 

Y sí que es un artista el que es capaz de sintetizar, quedarse con lo esencial, y no caer en la tentación de no reducirse a una parte accidental que no represente a un todo.

LuisMa me alentó a seguir avanzando en el conocimiento de la naturaleza general y específica de la empresa a gobernar, dejándome claro que solo así, y dominando ambos matices, podría elegir los medios para hacerla progresar.




Se volvió a marchar dejándome conmigo y mis pensamientos. Volveremos a vernos, más pronto que tarde. 

Tengo ahora más claro que precisamos de herramientas, personas y procesos tanto globales como instrumentales. Las primeras sirven para concebir la empresa como un todo, y las segundas para llevar el rumbo hacia la meta según el propósito que define las primeras.

Para dirigir se necesita primero diagnosticar, luego elegir el futuro y al final proceder a la implementación. Y en cada parte, trocear, analizar para posteriormente ensamblar lo troceado de la manera adecuada que nos acerque al buen puerto. Y así en un proceso sin fin, encadenando etapas y viviendo metas, destinos y aventuras que la vida empresarial y personal nos regala sin pedir nada a cambio, salvo precisamente eso, las ganas de mantenerse vivos.

domingo, 5 de octubre de 2025

EL ESPECIALISTA Y SUS BONDADES

"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, 

pulidla sin cesar y volvedla a pulir"


Nicolas Boileau (1636-1711) 

Poeta y crítico literario francés




Miguel Ángel le llamó el lunes y le dijo que no estaba del todo de acuerdo con lo que había escrito la semana anterior.


Era un especialista, y al leer el tema de la polivalencia, pues como él dijo, le había tocado la fibra y necesitaba defender también la posición de la importancia en determinadas situaciones de profesionales especializados en áreas que al final fueran diferenciales.

Pensó en el padre de Armando y lo que había explicado a su hijo. Y entendió que más que comparar lo bueno o lo malo de especialización y polivalencia, a lo que se refería Miguel Ángel era una comparativa entre especialistas y generalistas.

Y claro que en el ámbito de la organización industrial coincidían ambos en que la especialización representa una de las palancas más potentes para poder ganar eficiencia, calidad y consistencia en los resultados de una empresa.

Sí, le dio la razón en que un perfil generalista aporta siempre una visión más amplia, una mayor capacidad para adaptarse a un mercado incierto y facilidad para conectar y equilibrar áreas diferentes. Eso sí, por otro lado, el especialista profundiza en un campo concreto hasta que lo domina por encima de la media, y sobre todo, lo que permite es la mejora en muchos ámbitos necesarios en la empresa moderna que tanto se necesita en el día de hoy.

Por un lado, el especialista provoca una mayor productividad y precisión en el output de sus acciones. Sí, al repetir procesos similares y dominar cada vez más unas herramientas específicas, se reducen los errores y los tiempos en los que se ejecuta cada tarea.

Además, el conocimiento profundo le genera la detección de matices y oportunidades óptimas gracias a un olfato óptimo que le viene de un proceso de experiencia enfocado, generando una mejora continua sin fin.

Ni que decir tiene que ambos estuvieron de acuerdo en la estandarización y calidad que la especialización propone. Y es que en entornos industriales se necesita repetibilidad y fiabilidad en los procesos, por lo que contar con especialistas garantiza uniformidad, conocimiento y cumplimiento de las normas tanto internas como del sector.

Por último, cuando hablaban de polivalencia y mejora de equilibrado, solo se podría generar un sistema de este tipo mejorado si se tienen auténticos maestros que no son otra cosa que especialistas muy experimentados. Referentes internos que con su función de capacitación de jóvenes elevan el nivel de la empresa y contribuyen al proceso vital de formación, crecimiento y escalado del modelo de negocio elegido.



Miguel Ángel quedó tras la conversación más convencido de todo lo hablado que tras haber leído la semana anterior todo lo escrito sobre polivalencia y sus bondades.

Sí que ahora coincidían en que la colaboración entre ambos perfiles forma un universo equilibrado a buscar. Él y los especialistas de cada empresa generan rigor y dominio técnico, pero era indudable que los generalistas desarrollan una visión transversal en la organización, una integración de todos los procesos a equilibrar y una adaptación necesaria ante el cambio constante que vivimos día a día.

El especialista, excelencia operativa. El generalista, coherencia estratégica.

Y una organización madura necesita de ambos para ser sólida, ágil y sostenible.

domingo, 28 de septiembre de 2025

POLIVALENCIA: CASTIGO O BENDICIÓN

"La máxima especialización equivale a la máxima incultura"


José Ortega y Gasset (1883-1955) 

Filósofo y ensayista español



Armando últimamente no estaba tan contento con la empresa como en sus inicios, hace ya más de dos años. Sentía como que los cambios que le proponían en el puesto de trabajo eran como un castigo respecto a otros compañeros que no se movían de su sección.
Su padre se sentó un rato con él en la habitación para saber en detalle lo que le estaba ocurriendo. Parece ser que tras 4 meses en la sección de ensamblaje, ahora le habían vuelto a cambiar de puesto, en esta ocasión a ayudar al equipo de mantenimiento, que estaba preparando una nueva línea de fabricación de cara al próximo curso.
Su padre intentó darle su visión. Siempre había trabajado en empresas industriales, y ahora jubilado, intentaba continuar al día de todo lo que ocurría en el sector secundario, ya que le gustaba mucho leer además de viajar, siempre que el trabajo de su mujer les dejaba.
Le explicaba cómo la capacidad de poder desempeñar diversas tareas, la polivalencia, es muy importante ya que, en resumen, aporta flexibilidad interna a la compañía, con lo que puede responder a la variabilidad de la demanda, pero además mejora el perfil profesional del trabajador y sus oportunidades de desarrollo.
Armando parecía empezar a verlo diferente, pero necesitaba profundizar más en el asunto.
Por todo, su padre comenzó a resaltar las bondades de la polivalencia, dividiendo cuatro ideas a favor de la empresa y otras cuatro que le favorecían a él como trabajador. Todos ganaban, le decía a Armando.

En primer lugar, su padre le resaltó cómo la empresa con un buen plan de recursos polivalentes dispondría de una mayor flexibilidad operativa, adaptando su fuerza laboral a las necesidades de cada momento, lo que le permitía cubrir picos de demanda o las bajas puntuales de compañeros.
Por otro lado, este sistema optimizaba los recursos humanos, facilitando la asignación de tareas y una gestión eficiente de las personas que conforman la plantilla.
También se adaptaba a las variaciones de producción provocadas por la demanda de productos, siendo crucial para mantener un nivel óptimo de competitividad.
Y por último, mejoraba la productividad. Le explicó cómo con una plantilla polivalente como la que estaban creando con su ayuda, podían optimizar recursos, procesos y esto redundaba en aumentar la productividad al eliminar horas improductivas al no disponer de desfases entre recursos y necesidades.

Hasta ahí Armando había entendido todo, pero le indicó a su padre que todo lo que habían comentado era bueno para la empresa. ¿Y yo? ¿qué gano estando trabajando de un sitio para otro? Le recordó que había estudiado mecánica y le gustaba mucho su primera etapa instalando mecanismos en la sección de maquinaria especial.

"Bueno, eso es verdad, y te entiendo." —le dijo su padre de nuevo. "Pero piensa en largo y no tan en corto."

Y le hizo pensar en las ventajas que estaba adquiriendo. Le explicó cómo la experiencia que estaba adquiriendo era cada vez más rica y diversificada, por lo que estaba conociendo cada vez mejor a la empresa en más secciones.
Además, el desarrollo profesional que le estaban regalando con los diferentes cambios le permitía ir adquiriendo una mayor empleabilidad, por lo que le hacía a futuro más atractivo para el mercado laboral.
Armando empezó a entender el lado positivo del asunto, y continuó diciéndole a su padre que entonces la experiencia acumulada en los diferentes puestos incrementaba las posibilidades de promoción interna y seguir desarrollándose dentro de la empresa. 
Su padre sonrió pensando cómo Armando empezaba a ver lo bueno de la polivalencia. Además, gracias a la oportunidad de conocer varias secciones, cada vez tenía una visión más completa de la empresa, y como no, de entender mejor lo que significaba su aportación al conjunto del valor que se ofrecía al cliente.



Unos días después, estando en la cocina mientras recogían la cena, los padres de Armando comentaban el cambio de actitud del chico desde la charla con su padre.
Habían aclarado en su cabeza tanto que la polivalencia funcional era una ventaja competitiva para las empresas, haciendo las mismas más eficientes y adaptables a los cambios, pero también cómo este sistema era un autentico regalo para el trabajador, y una excelente oportunidad para crecer profesionalmente y aumentar el valor del mismo en un mercado laboral cada vez más competitivo.

domingo, 21 de septiembre de 2025

SOLTAR PARA CRECER

"Si tu llamas experiencias a tus dificultades 

y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, 

vas a crecer vigoroso y feliz, 

no importa cuán adversas parezcan las circunstancias"


Henry Miller (1891-1980) 

Escritor estadounidense



Allí estaba Paulo pensando en la importancia de su actividad profesional, la cual le había hecho coincidir con verdaderos compañeros de camino. Sabía que nada era casualidad. Todos estaban ahí por algo, pero tenía la intuición de que todos necesitaban una mirada de trabajo más profunda, más allá de lo superficial, para ser más constantes, no rendirse, sin quedar en el "ya lo conoces", y sobre todo pasar como si nada por encima de los prejuicios.

Estaba convencido de que era la única solución para que surgieran temas más creativos, más útiles, y todos pudieran abrirse a otros mediante una mirada inteligente, inocente, manteniéndose en modo explorador.


Y ahí andaba con esas inquietudes cuando decidió llamar al maestro Carlos. Le instó a recordarse en un viaje de avión, de día, que se hubiera iniciado con turbulencias; y cómo habían traspasado este trance para continuar por encima de las nubes viendo el Sol.

El maestro le lanzó la pregunta de por qué, aun cuando las condiciones fueron adversas, el piloto había decidido continuar y no volver al aeropuerto de salida. Siguió avanzando y subiendo a pesar de las circunstancias.

Tras un poco de diálogo entre ellos, Carlos sentenció que el piloto no vuelve al origen porque sabe a ciencia cierta que tras superar las turbulencias se encontrará un cielo más tranquilo, se encontrará el Sol, continuará hacia su objetivo.

"Y eso es precisamente lo que nos falla a nosotros como humanos", concluyó. Tenemos miedo de lo que hay detrás y no tenemos fe en que después de todo el esfuerzo nos encontraremos con el Sol. Porque la fe es un sentimiento de certeza, y normalmente vivimos más tranquilos viviendo de espaldas a la tormenta, al cielo posterior en paz y a eso Sol que nadie regala. Y por supuesto, las dudas y las inquietudes nos inmovilizan.

Paulo pensó: "Las turbulencias forman parte de la vida".

¿Y si además abandonamos las etiquetas, los juicios, las experiencias pasadas grabadas con fuego y congeladas como si fueran mantras enternos?

No hubo más consejo por parte de Carlos que abriera la mirada curiosa, interesada, humilde, de esa persona que todo lo quiere explorar. Y haz que tu equipo trabaje con esa misma inquietud, normalizando la turbulencia del camino.

Sabían que lo normal es estar identificado con nuestros juicios, automatismos, formas de pensar y con la manera de etiquetar. La famosa mochila. Pero esto nos ancla siempre viviendo y decidiendo en el pasado.

Y el conjunto de etiquetas que nos ponen, y ponemos, es la fama. Si es buena, y hacemos algo mal, nos perdonarán; si es mala, cuando hagamos algo bien, el resto pensará que es una casualidad, por lo que esperarán que enseguida vuelvas a la senda del mal.

Y es que amigo, le decía el maestro, la intuición nos dice lo que hay que hacer, pero no el por qué. Recuerda siempre que la lógica es mucho más amplia que la misma razón, la cual es una forma muy limitada de poner un nombre y nada más, no honrando la misma a la realidad de lo nombrado.

Paulo se quedó con el tema de la humildad. Se trataba de soltar. Pero ¿qué hago sin equipaje? ¿en qué me sustento? 

Delante solo veo un precipicio y no llevo paracaídas. 

¿Me tiro?

Se veía en un viaje sin sus juicios, sin su forma de pensar, sin sus creencias adquiridas durante tantos años y experiencias. Sin sus acusaciones, sin sus declaraciones de culpa, sin sus juicios tanto para otros como para él mismo. ¿Puedo ser yo sin mi equipaje?

Él pensaba que sin todo esto no sería nadie, pero cuando te desnudas y saltas a ese supuesto vacío, precisamente es cuando es el momento de serlo todo.

Y ambos sabían por qué. Sabían que partiendo del juicio la mirada es de corto alcance, pero sin prejuicios se tendrá una visión inalcanzable e insuperable en cuanto al alcance, anchura y profundidad.


Le hizo recordar a ese jefe que cambió la visión de todo. Le hizo minimizar sus defectos, sus limitaciones y olvidarse de todo. En definitiva, le había ayudado a crecer. Y es que en situaciones de cambio, el mundo, la empresa, e incluso la familia, se necesita un apoyo, una mirada que nos haga crecer. 

La mirada fácil es la que juzga, la que acusa, la que enjuicia y condena. Pero la difícil y necesaria hace todo lo contrario; empuja, anima, levanta y empodera. Y es que esa mirada apreciativa desarrolla a la vez miradas apreciativas hacia uno mismo. Y de esta manera te das cuenta de que así es más fácil ser constante. Y ese es el momento en el que se cree de verdad, se cree en la esencia, en el propósito, traspasando juntos lo malo y avanzando hacia lo bueno. Porque está aunque cueste verlo.

Lo real está ahí detrás, se dijo, pero si damos más valor a las turbulencias que al Sol, entonces mandaremos a aterrizar y no avanzaremos hacia la verdadera meta.

Paulo fue al día siguiente a la oficina y se encontró una nota sobre su agenda. Era de Carlos.

"La vida es un viaje en el que hay turbulencias, pero siempre detrás, más arriba, está el Sol. Mantén tu foco, tu solidez en el trayecto, y ten presente el fin, el propósito, y olvídate de las turbulencias".

domingo, 14 de septiembre de 2025

EL RIESGO DE JUGÁRSELO AL CINCO

"Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. 

Un esfuerzo total es una victoria completa"


Mahatma Gandhi (1869-1948) 

Político y pensador indio.



El viernes le dijo que todo el mundo podía fallar, y era cierto. Pero si juegas al empate, es más fácil que al final acabes perdiendo.


Su hijo había suspendido un examen y no era cuestión de pensar que la otra parte era perfecta, ni tampoco que no existía una mínima tolerancia al error. La cuestión es cuando se observa que la preparación y el esfuerzo no es para alcanzar el diez, sino que se intenta cumplir solo apuntando al escueto cinco.

Se acordaron de todo el asunto cuando su equipo perdió también por jugar andando por la cuerda floja del 0-0, especulando muchos minutos. Se miraron, y los hermanos sabían que los dos asuntos tenían relación. Sobre todo, no formaba parte de la educación que habían recibido. Y poco a poco, tras una tarde de sobremesa de cumpleaños, fueron trasladando su conversación a lo que ocurría en la empresa que ambos habían heredado.

Habían detectado que de un tiempo a esta parte las personas que iban incorporándose a su organización también trabajaban pensando en el cinco, y no en el diez. Y claro, cuando necesitas darlo todo en un mundo cambiante, frenético y competitivo, si juegas con fuego, te quemas.

Comenzaron a repasar algunos puestos clave y también algunos departamentos que habían comenzado a trabajar más pensando en el aprobado, en solo cumplir, en lugar de buscar el sobresaliente.

Y claro, cuando se necesita estar a la altura, y aparecen los problemas y los errores que vienen solos, pues no es lo mismo estar apuntando arriba para que algunos ajustes nunca provoquen un problema mayor, que ir jugando en la línea del fuera de juego, arriesgando, para que cualquier mínimo desliz provoque el suspenso en forma de problema grave.




En modo laboral, ya en casa, se quedó pensando qué podrían hacer para motivar al personal para que no solo optaran por una presencia física en su puesto, sino que el propósito, la meta, el objetivo y sobre todo, el camino para trabajar fuera jugar a conseguir el sobresaliente.

Pensó en la época en la que estaban empezando, en cómo siempre habían ido a su puesto tantos y tantos profesionales luchando por alcanzar el diez, pero cómo ahora los que trabajaban para llegar a esos puntos eran los menos.

Sí, el tiempo libre era algo muy valorado para las nuevas generaciones, pero la cuestión no era la cantidad de horas que estaban en la oficina o en su puesto de trabajo, sino la energía, compromiso, conciencia de consecución del reto y concentración que se necesita para, una vez descontado el rendimiento por diferentes motivos, quedarse al menos en un nueve ó en un ocho, tan necesario para sostenerse en este difícil tablero de juego.

Se preguntó cuántas personas conocía de las que buscaban el diez, y cómo les iba en la vida, mientras pensaba en cuántos suspensos reconocía en diferentes conocidos, los cuales especulaban con una vida constante mientras andaban en el alambre.

Varios temas le rondaban la cabeza. Su objetivo era cambiar la manera de trabajar de su equipo, por lo que pensó en cambiar varios asuntos:

- Por un lado, pensó en reconocer y premiar la excelencia, y no solo la ausencia de errores.

- También se instó a revisar metas claras y exigentes para empujar las tareas más allá del mínimo.

- Y por último, era necesario fomentar una cultura donde equivocarse intentando el diez fuera mejor que conformarse con el cinco.