"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 1 de mayo de 2022

TAREA, RELACIONES HUMANAS Y EL SECRETO DEL EQUILIBRIO

"No es tarea fácil dirigir a hombres; 

empujarlos, en cambio, es muy sencillo"


Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio


Habló sobre la importancia de las personas un par de veces durante la comida, pero cuando se marchó, tras el café, el director de recursos humanos me indicó que era el directivo con más rotación en su departamento de toda la empresa.

Me dejó pensativo el comentario, por ello, tras cerrar otros temas, la post-comida versó alrededor de temas de liderazgo. 

Liderar es conseguir que las personas de tu equipo se orienten hacia el cumplimiento de la misión, alcanzando objetivos comunes con un alto nivel de compromiso por parte de todos los colaboradores.

Pero cuando se trata de conseguir que la gente  haga cosas, y bien hechas, la clave está en manejar el arte de equilibrar tarea y relación humana, y por desgracia, los jefes tienden a desequilibrar la balanza a favor de una u otra; en definitiva, el desequilibrio nada aporta para el buen desempeño o la deseada y necesaria productividad que hace del negocio una empresa rentable.


El jefe extremo centrado en la tarea, con un mínimo o nulo cuidado de las relaciones tiene un claro síntoma en cualquier empresa. Se detecta a la legua, pues la métrica que hace saltar vía récord en negativo por los aires siempre es la rotación del personal a su cargo. Y no solo eso, pues en una encuesta de clima laboral se vislumbraría rebeldía, el nivel de calidad sería bajísimo, no existiría ningún compromiso en el equipo y el bajo nivel de confianza en conseguir los objetivos propuestos llevaría a una auténtica debacle a cualquier proyecto.

Pero no significa que la tarea no sea importante, ni mucho menos. Lógicamente unas operaciones eficientes son vitales, ya que si se descuidan mediante una total orientación hacia las relaciones humanas no se alcanzarán las metas y el liderazgo quedará ciertamente en entredicho.

Como todo en la vida, en el equilibrio está la virtud. 

Y en estas estaba pensando, ya de vuelta a casa, cuando entendí el por qué los ascensos de personas que realizan muy bien su trabajo, gente en definitiva orientada a la tarea, suele fracasar al llegar a puestos de liderazgo y coordinación de equipos de trabajo.

El poder sin mesura acaba con las relaciones humanas, y si las relaciones no funcionan, pocos equipos, departamentos, empresas o incluso grupos de amigos y familias funcionarán.

La empresa va de construir tareas, sí, pero éstas se construyen de manera sostenible en el tiempo a base de relaciones con todos los stakeholders que forman el ecosistema de la empresa, además de con los accionistas y/o propietarios. Clientes, empleados, proveedores, y el ámbito social alrededor de la empresa necesita de mucho más que tareas, procedimientos y procesos. 

Imaginemos que no sabemos gestionar la relación con un cliente, y el mismo, al no sentirse atendido en cuanto a sus necesidades decide probar y cambiarse a la competencia; nada peor nos puede pasar que perder clientes por no entender sus verdaderas necesidades. Nuevamente la tarea es importante, pero la relación nos debe dar avisos de que algo o mucho debemos cambiar, además de ser capaces de prevenir deterioros o posibles malestares en cuanto a las especificaciones o el servicio.

Lo mismo ocurre con no atender las legítimas necesidades de empleados. Malestar, desgana, desmotivación y bajo nivel de compromiso que llevará a una espiral de tareas mal ejecutadas, también con una alta exigencia de vigilancia y controles que en lugar de ayudar, alimentarán el empeoramiento de las relaciones.

Pensando en los accionistas, llegué a la misma conclusión. Qué ocurriría con las relaciones si no se cubren sus necesidades de dividendos y el retorno esperado de su inversión ni llega, ni se le espera.

Proveedores, empresas financieras y distribuidores, todos deben cuidarse en tiempo y forma, tanto en tareas como en relación. Cualquier cara de ese prisma que forma la organización tiene esa necesidad de equilibrar una balanza que no para de mover el punto de apoyo. Nada fácil esto del liderazgo y cuanto responsable dedicado a focalizarse en uno u otro extremo, obsesión por la tarea o relaciones al máximo olvidando resultados.


A estas alturas lo tenía claro, si el trabajo lo hacen las personas, es imposible realizarlo de manera eficiente y bien en el momento que descuidas las relaciones humanas. Pero entonces, ¿Cuál era el ingrediente más importante para conseguir que una relación funcione sin erosionar la calidad de la tarea?

Llamé a un buen amigo, que además de ser un auténtico profesional, si tuviera que jugármela a una sola carta, diría que es el mejor jefe que he tenido nunca, y tras contarle un poco lo que ocupaba mis pensamientos no dudó en responderme a la cuestión:

"Confianza. Ese el el principal ingrediente en el que basar la receta que necesitas". 

Y está claro que tenía razón. La confianza es la base sobre la que cimentar los distintos elementos que configuran una sana relación. Si nos paramos a pensar, solo mantenemos buenas relaciones con personas en las que tenemos plena confianza. 

Un matrimonio sin confianza acaba roto. 

Una familia sin confianza se desestructura. 

Un país sin confianza acaba en crisis. 

Una empresa sin confianza puede que acabe arruinada. Y así sucesivamente...



Ya por la noche, me fui bastante cansado a la cama. No podía dejar de pensar si nuestros esfuerzos eran suficientes para mantener un negocio rentable en un ambiente tan hostil e incierto. Concluí que teníamos que mantenernos firmes, buscar el equilibrio que nos mantuviera en pie, y con la responsabilidad y el compromiso adquirido, generar nuevamente  confianza e ilusión en todos los actores que dependen o de los que dependemos en esta gran obra que tanto a nivel particular como profesional nos ha tocado actuar.


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