"Siempre que otorgo un puesto vacante
dejo a cien personas descontentas
y a una desagradecida"
Luis XIV (1638-1715)
Esta semana salió en la tertulia tras la comida el tema de los amigos y el trabajo.
Decía Paola que sus mejores amigos los había tenido en el trabajo, a lo que Alex respondió que no estaba nada de acuerdo.
"Estás confundida".- le decía él. Mezclar amistad y trabajo no es muy recomendable. Y el que ha sufrido al respecto sabe que saber poner límites es lo que salva el no llegar a un final dramático.
Es curioso, pero en este tema siempre se concluye que los colegas no son familia elegida, sino compañeros de trabajo; y volviendo a cómo lidiar si la situación se presenta, volvían a recalcar que los límites son claves. Respeto e intentar mantener al margen la vida privada, en la medida de lo posible.
Alex nos dijo que la "amistad" termina a las 17:00. Y además, cuidado con el que “te come a besos”, porque la familiaridad en la oficina puede que sea estratégica. Eso sí, amabilidad, respeto, trabajo en equipo, propósito común y ayudar en lo que sea menester. Si la empresa va bien, tú vas bien, y el equipo va bien.
Pero ante todo se trata de centrarse en el trabajo, establecer límites claros y los detalles personales cerrados al dominio público. No se debe olvidar que los compañeros priorizan su éxito personal; y se defenderán en lo que puedan si la cosa se pone fea.
Paola, continuando, nos comentó que tuvo una mala experiencia cuando para ayudar metió de ayudante a su mejor amiga. Pensé que se estaba contradiciendo, pero abría un melón que no era hacer amigos en el trabajo sino contratar a un amigo para trabajar juntos.
Alex volvió a coger la batuta. Para él, toda situación laboral requiere de cierta distancia entre la gente. Se trata de conseguir hitos, trabajar, y la amistad difumina este hecho. Hay que juzgar quién es el más capaz para generar acciones que nos lleven a conseguir los objetivos, y eso no se consigue colocando amigos en los sillones. La selección debe ser más seria. Fuera del trabajo, amigos y amistad, dentro elegiremos por capacidad, preparación y competencia.
Terminamos con otro tema interesante, el cual si lo de los amigos no había quedado claro, nos cuestionaba qué pensábamos sobre cómo gestionar o contratar a antiguos enemigos. Aquí todo saltó por los aires, porque para ambos, los enemigos eran diamantes en bruto a falta de pulir de los que se podía aprender y sacar mucho partido.
En definitiva, no hay que fiarse de los que dicen ser tus amigos en el trabajo. La traición suele ser más rápida y sobre todo inesperada. Se suele bajar la guardia. Envidia o desagradecimiento están a la vuelta de la esquina. Corta memoria. En cambio, el contratar a un antiguo enemigo genera una relación de lealtad. Éste tiene mucho que demostrar. Además, cuando eres tú el que le propones un trabajo el efecto sorpresa te pone en ventaja.
Creo que todos nos marchamos con algo de vértigo pero a la vez más orientados en esto de la amistad, el trabajo, los amigos y los enemigos. Se había roto algún esquema, pero nos propusimos intentar algo en las próximas fechas que pudiera aportar luz en real con alguna experiencia laboral con enemigos. "Tenía su encanto salirse de la caja y explorar mundo fuera de lo calentito del hogar".- pensé mientras me subía al coche para volver a casa a descansar durante el fin de semana.
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