"Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta
y cada meta en un paso"
C.C. Cortéz
Cuando Juanma tuvo la suerte de coincidir con David este viernes disfrutó de toda la conversación, pero como siempre, aprendió de todo lo que le contaba sobre su experiencia de vida hacia el éxito.
Veía en todo lo que le contaba una analogía en su periplo en el mundo empresarial. David había dedicado su vida a nadar, y no en aguas tranquilas y calentitas, todo lo contrario. Pero eso es una empresa, pensó él, aguas bravas llenas de tiburones o lo que es peor, personas disfrazadas de delfines que en realidad son eso, tiburones.
Recordó que no siempre es sencillo afrontar cada etapa, cada reunión, cada conversación; no todas las tareas nos apasionan. Y eso es lo que David refería recordando sus inicios. Su padre y su madre haciendo que madrugara; y antes de ir al colegio ya había entrenado. Era por su bien. El médico les había indicado que era la forma de corregir ese cuerpo deformado, débil... Y no hay nada más duro para unos padres como el ver a su hijo llorar, sufrir. Pero era por su bien, y ahora al hijo, viendo todo en perspectiva, solo le salía muchas veces la palabra "gracias".
Luego cuando David le contó cómo cambió de la piscina a las aguas abiertas por recomendación de sus entrenadores norteamericanos, pensó que en el mundo laboral, normalmente, tampocon elegimos la especialidad de la carrera desde el inicio. Juanma pensó en cómo se había ido amoldando a circunstancias, adaptándose a situaciones, experiencias y cómo se iba aterrizando en tareas, departamentos y especialidades en las que se está más preparado.
Le habló de su poca aversión al riesgo, y del miedo.. No se puede ganar sin arriesgar, le indicó. Pero deben de motivarte y gustarte los retos. Desde el sillón no suele ser posible alcanzar metas retadoras.
En cuanto al miedo, David pensaba que era necesario. No existe la persona sin miedo. Y el miedo no es malo. Él, por ejemplo, nada con gafas oscuras para afrontar los peligros que le acechan en los fondos marinos. Sabe que los desafíos existen, pero prefiere afrontarlos intentando que no los vea claros, de frente. Decía que tener miedo le hace sentirse vivo. Pero siempre hay que lanzarse al agua; afrontar ese trabajo; ese proyecto; esa competencia; ese compañero o colaborador...
Juanma le preguntó por su principal o su mayor reto conseguido. Para él, sin duda, había sido alcanzar Ibiza desde Alicante. ¿Por qué? Por hacer historia, por ser el primero, por la distancia, por haberse probado a sí mismo, por la fecha, en invierno, un 5 de enero, por la baja temperatura, por las heridas y la sangre provocada por el neopreno de aquella época, por la sal curando heridas recién estrenadas, por las medusas que le picaban en la parte del cuerpo sin cubrir, la cara, por todas las horas de oscuridad.
Y Juanma pensó en "sus por qués": su historia, su posición, su recorrido o distancia, sus auto-pruebas, sus circunstancias temporales adversas, sus heridas, su sangre, y las no pocas medusas y etapas oscuras que se encontraba en su día a día en forma de problemas, adversidades, resistencias al cambio, competencia, crisis, presupuestos, bajas, malas personas...
Y escucho atentamente a David, y aprendió de cómo explicaba y contaba la manera de superar el sufrimiento, la angustia, la soledad. La soledad fue por su parte definida como lo peor.
Y sí. Así te encuentras muchos días. Braceando con oleaje adverso, sólo, sin dejar de marearte, pero sin perder la ilusión y teniendo siempre en el horizonte un punto de referencia que te impulse a seguir, porque siempre se necesita energía que te empuje para volver con fuerza a la ruta que te lleva hasta la meta que te propongas.
Y David tocó una roca que podría valer como parte de Ibiza, pero no era lo que él quería. No era una playa de arena. No era donde le esperaban. Y no se conformó. Le dijeron que le quedaba una hora y cuarto, pero la verdad fueron más de 5 horas. Y esto le hizo a JuanMa seguir comparando. Esa es la vida real. Eso son los proyectos. En el papel todo parece fácil, pero a la hora de ejecutarlo todo se complica y cuando se consigue, que no es siempre, todo ha costado un 500% en recursos, en tiempo, en presupuesto, en energía...
Y, entonces, ¿para qué? Por cumplir tu sueño, celebrar, sentirte vivo, seguir, conseguir, construir un proyecto que sabes que no es fácil. Y por supuesto, tampoco está libre de riesgos, siendo un camino accidentado pero con un final que merecerá la pena.
David recordó cuando llegó y lo consiguió. Acabó lleno de temblores, casi desmayado. Pero recuerda la gente a su alrededor. Su equipo. Nunca olvidará lo que ocurrió. Mereció la pena. Concluyó que fue el momento más bonito de su vida. Porque si no le hubiera costado, sin ese camino accidentado y de esfuerzo brutal lo mismo no hubiera merecido la pena.
Y volvió a recordar a su equipo. Le dijo a Juanma que siempre hay que rodearse de gente maravillosa. A ser posible mejor que tu. Recordó la historia de Andrés, un día antes, contando que un amigo empresario le decía en su mesa de trabajo, en la sala de reuniones a su equipo la siguiente sabia cuestión: "no me jorobéis que voy a ser el más listo de la mesa". Y los dos momentos le hicieron pensar de la importancia de rodearse de buena gente, y gente buena.
Suele ocurrir que cuando conoces a personas de éxitos llevan una característica que nunca falta en la receta; la humildad. David no dejaba de acordarse de sus orígenes, de sus padres, del doctor, de sus entrenadores, de su equipo. Miraba hacia atrás y reconocía quién y por qué le habían llevado hasta donde alcanzaba. Sus padres, los madrugones, la fábrica donde curraba su papá, la mano de su madre acompañándolo a las 6 de la mañana todos los días. Era justo con su pasado y sabía reconocer por qué había alcanzado sus metas.
"¿Compromiso?".- le indicó Juanma. "Afortunado".- le respondió David.
Se unieron algunos amigos y empresarios más a la charla. Nos invitó a luchar por nuestros retos, nuestros sueños. Y nos recordó que el líder se hace. Y nos enseño esa foto de ese niño débil, con problemas físicos. También nos enseñó las medallas, y nos enseñó que no se consiguen para guardarlas, sino para que nos recuerden que tenemos que seguir trabajando. Que no se trata de lograrlo y echarse a dormir. Y que nunca es tarde para abrazar nuestros sueños con trabajo, esfuerzo e ilusión. Pero que no nos vendan atajos, porque no existen.
Se despidió mostrando dos fotos unidas, las de un niño con un cuerpecillo débil, deformado y otra con un hombre celebrando medallas olímpicas, mundiales, y récords imposibles..
Campeón del mundo. Deportista de élite. Trabajador. Empresario. Padre o madre. Buena gente. La persona de éxito en la vida no nace, se hace. Constancia, esfuerzo y sacrificio, pero sobre todo la ilusión y la pasión que le pongamos a las cosas serán el camino hacia algo muy personal como es el éxito que cada uno, a su ser, se proponga.
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