"El que no aplique nuevos remedios debe esperar nuevos males,
porque el tiempo es el máximo innovador"
Sir Francis Bacon (1561-1626)
Filósofo y estadista británico
Cuando tocaba merienda con Javi y con Luis, nunca era una tarde cualquiera. Y esta, sin duda, me hizo disfrutar, y como siempre, aprender mucho de ambos.
Iniciamos hablando de cómo estábamos, de la familia, de los hijos y de la educación. Iniciábamos la conversación como padres, preocupados por cómo iban y qué les podría deparar el futuro. Pero acabamos aterrizando en la empresa, como casi siempre, y cuando se trata de educación, formación y capacitación no debemos olvidar que el futuro de nuestras organizaciones también dependen de lo que hagamos con la preparación del talento interno de la empresa y de qué pedir al talento que buscamos o seleccionamos para los nuevos retos.
Convenimos que vivimos en un entorno de cambio constante y aceleración digital, por lo que sin duda existe una exigencia de adaptación de nuevas habilidades necesarias para no quedarse fuera. "No se vislumbra un buen futuro si se mantiene el desajuste entre la educación reglada y las necesidades de la empresa", pensé. Cuando se llega al primer trabajo, ante ese gap, solo se puede producir un choque entre profesional junior y la empresa receptora de talento preparado para otro tiempo. Y sin una adecuación acorde a las necesidades del mundo real, la empresa, el sector y el país pierde competitividad y la educación del mismo estará muy lejos de ser la esperanzadora palanca de crecimiento.
Me dejaron una máxima que me impactó y que tiene mucha lógica:
"Si se aprende como empresa, país o como profesional más rápido que lo que evoluciona el entorno, se progresa.
En cambio, si el entorno evoluciona más rápido que la velocidad de aprendizaje, entonces se regresa."
Nos hicimos la pregunta de por qué no preocupa la educación y la capacitación a nivel general si pensamos que es la base y la clave a medio/largo plazo para progresar y no desaparecer...
Repasamos la Formación Profesional, la educación Primaria, Secundaria y Universitaria. Tocamos el rol de profesor, la exigencia y el respeto comparada dentro y con otros países. Un clásico en cualquier conversación entre padres y directivos preocupados, y ocupados...
Miramos con tristeza el top 100 de universidades del mundo sin encontrar a ninguna de las públicas españolas entre ellas.
Y nos sumergimos en una segunda parte de la sentada con el tema de la tecnología, la inteligencia artificial, y lo rápido que se están generando demandas de nuevos puestos de trabajo y cómo no hay una oferta laboral suficiente que los cubra. La demanda va más rápido que nuestra capacidad como sociedad de aprender y ofertar talento que la cubra. Como ejemplo, este año hay 25 nuevos perfiles que no existían el año pasado a nivel de puesto tecnológico.
Javi, como experto, nos indicó que la inteligencia artificial generativa estaba trayendo a nuestras vidas un nivel de disrupción brutal, en todos los sectores. Estaba automatizando, y a qué marcha, la generación de tareas que hoy todavía realizamos en nuestro día a día profesionales de cualquier sector y de cualquier nivel en la organización. Habló de que la IA realizará un 60% de las tareas que hoy hacemos; y nos invitó a contestar qué haríamos con el porcentaje de trabajadores que, entre paréntesis, "¿sobran?".
Lo teníamos claro, no se trata de ver como amenaza si hoy irrumpen herramientas que permiten automatizar más de la mitad de las tareas, sino verlo como una oportunidad de poder disponer de más capacidad gracias a la tecnología.
Ahí estaba la clave a nivel empresarial. "Aprovechad las nuevas tecnologías para incrementar la capacidad derivada de un aumento logarítmico de la productividad".- nos dijo.
Luis era un gran profesional de los RRHH, y aproveché para preguntarle por cómo las empresas deberían enlazar el cambio tecnológico con las capacidades del directivo de hoy, y del futuro, en cuanto a conocer algunas reglas para la preparación del talento en las organizaciones que dirigimos.
Lo tenía claro. En primer lugar, nos indicó, que los mandos intermedios y los directivos deberían prepararse para ser humildes. Dijo que ser listo en un mundo como el actual, donde el conocimiento está a un click de nuestro dedo, es preludio de fracaso, ya que el ego es enemigo del aprendizaje.
También resaltó la capacidad necesaria para relacionarse, la capacidad de ser creativo y la preparación para cambiar desde lo que denominó operar de manera lineal a pensar de manera exponencial, a la par de la forma en la que el mundo cambia hoy.
En definitiva, y en esto estábamos muy de acuerdo, el futuro de la educación está más en los cómo que en los qué. Por supuesto, el qué tiene que aprenderse, pero el cómo será diferencial. Y el directivo crecerá si es capaz de organizar sus recursos teniendo en cuenta todo lo que la tecnología va a hacer por él. La tecnología que haga su parte, y el directivo que aproveche lo que aporta valor a su trabajo, lo consustancial a sus tareas verdaderamente de dirección.
Javi resaltó que a modo de árbol sano el tronco, el conocimiento, debe ser fuerte; a partir de él, la tecnología, las herramientas y los equipos construirán las ramas. La inteligencia emocional te devolverá un informe, un plan, un trabajo, pero tú debes saber cómo se hace, interpretarlo y saber sí tiene sentido, lógica, pero sobre todo deberás tener capacidad para la correcta toma de decisiones y por supuesto tener pensamiento crítico ante la propuesta de la tecnología; nadie nos quitará el olfato, el duende. Se trata de reconocer e interpretar el producto de salida de la inteligencia artificial. Y lo más importante, conocer y saber realizar las preguntas adecuadas.
Quedarán por encima las empresas y los profesionales con más capacidad de aprender que los expertos del conocimiento o los especialistas. Triunfará el que más rápido desaprenda, y por supuesto, vuelva a aprender porque las capacidades diferenciales necesarias y los conocimientos cada vez serán menos perennes en un mundo que cambia a la velocidad que hoy vivimos. Lo que hoy sabes y te sirve para despuntar, sin retoques, sin derivadas, mañana no es diferencial y pasado estará obsoleto.
Me fui a casa pensativo; aproveché para resumir mientras la carretera me dirigía de vuelta al hogar. Como siempre, será un tema de actitud, de mirarse hacia dentro, asumir que el entorno es estresante, y nos va a estresar. Asumir que el cambio nos deja siempre nuevas normas de juego, es volátil e incierto, por lo que se necesita aprender y emocionarse, emocionarse y aprender. Si realmente se quiere cambiar, hay que aprender a tener más nivel de emoción que de estrés, y esto te hace avanzar; y eso se llama actitud para el avance.
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