"Nuestra cabeza es redonda
para permitir al pensamiento cambiar de dirección"
Francis Picabia (1879-1953)
Pintor francés
Se estaba tratando cómo había salido el semestre en la empresa y el director no las tenía todas consigo. Era una pequeña empresa en la España malamente llamada "vacía", y la cercanía temporal del dueño a su jubilación, hacía más si cabe importante las decisiones en cuanto a inversiones o desinversiones que se tomaran en estos años tan inciertos y con tan poca estabilidad.
Paquito, que así lo conocían desde que bien joven, tras hacer el servicio militar, tuvo que volver a su pueblo natal a hacerse cargo del negocio familiar debido a una enfermedad larga de su padre que acabó con su vida, siendo hijo único y no habiendo tampoco tíos que hubieran estado gestionando el negocio con él ("tus titos han estudiado para maestros", siempre le contaba, y cambiaron el pueblo y la empresa por la ciudad y el colegio).
Paquito, solo ante el peligro se había hecho a sí mismo. Sabía que para obtener lo máximo de los datos y obtener beneficios, debía de encontrar de la mejor manera siempre el "quién, qué, dónde, cuándo y por qué".
Y para dar respuesta a estas cuestiones un buen análisis de los datos era evidente y necesario.
En primer lugar, logró fidelizar un buen equipo y supo identificar los objetivos de la empresa desde la dirección ejecutiva, lo que le permitió determinar qué datos debía analizar y qué cuestiones debería hacer para que el análisis respaldara a los objetivos marcados.
Para ello, debía tener herramientas para recopilar y preparar los datos que necesitaban. El acceso a datos confiables y de calidad no era siempre tarea fácil. Además, si las fuentes están desconectadas en la empresa esta misión resultaba casi imposible, le decían siempre sus colaboradores. Esta parte les había empujado a la búsqueda de un nuevo ERP, y aunque con mucho más esfuerzo del inicialmente esperado, poco a poco estaban obteniendo resultados satisfactorios a este respecto.
En fin, se trataba de obtener los datos y prepararlos para la etapa de visualización y exploración de los mismos.
Ordenarlos, hacerlos visuales y presentarlos de manera que pudieran definirse como accesibles eran para él de una importancia muy similar a saber identificar los más relevantes. Se trataba de hacerlos accesibles y entendibles, tener una presentación sencilla para que se puedan detectar las tendencias, comprenderlas, resaltar los valores atípicos y ser capaz de visionar los patrones que se desprenden de los datos.
Recordó que una de las métricas que no seguían en la década pasada (del 2010 al 2019), hoy era fundamental para ellos, y visto en perspectiva, les habría anticipado parte de los problemas que en el duplo 20-21 les había ocasionado uno de los mayores quebrantos desde que había cogido las riendas de su negocio.
Por último, y una vez identificado los objetivos, recopilado los datos y haberles dado forma e impacto visual, tocaba desde el equipo directivo desarrollar la información para poder ejecutar las acciones pertinentes, y también responder a las preguntas sobre los datos de lo que el futuro les podría deparar, buscando tendencias, y sobre todo tomando medidas estratégicas para marcar el camino y el devenir de la organización.
Crecer o quedarse como estaban, diseñando una estrategia de ataque o defensa, era lo que ahora estaba sobre el tapate y se discutía casi mensualmente en las diferentes reuniones entre directivos, tanto en las formales como en las informales. Y el tema que en reuniones informales se tratara el asunto le preocupaba a Marcial, la mano derecha de Paquito, y así se lo había hecho saber en varias ocasiones en los últimos viajes que hacían juntos para reuniones en diferentes clientes repartidos por toda España.
Para Paquito, que se trataran temas de empresa fuera del ámbito laboral era algo normal, ya que era un pueblo pequeño, dominado laboralmente por su empresa y lo normal es que en celebraciones, quedadas y fines de semana, se mezclaran temas familiares, de la localidad y por supuesto, de la empresa de la que dependía la mayor parte de las familias y los ciudadanos del pueblo en el que habían decidido fundar y anclar el negocio familiar.
Pero lo que realmente le rondaba la cabeza era lo que uno de sus directores, el controller, le había comentado la semana anterior. No tenía todas consigo de que los datos que estaban llegando y servían para dirimir el futuro de la empresa, y por ende, de tantas familias, fueran veraces, exactos y correctos.
"Y esto sí que era verdaderamente grave".- pensó Paquito, ya en casa, mientras se preparaba para salir a cenar con sus hermanos, los cuales acudían al pueblo en verano, una vez ellos y sus sobrinos tomaban vacaciones en el colegio, y salían disparados huyendo del calor y lo que la ciudad no les podía regalar en este tiempo del año.
Lo tenía claro; si había duda sobre los datos, no tomaría ninguna decisión. Establecería un plan para evidenciar lo que su controller le había indicado, volvería a revisar el proceso de captación, recopilación, organización y presentación de los mismos, y si fuera menester, volvería a generar un proceso para que los datos fueran los más precisos y veraces posibles.
Y mientras no fuera así, no se atrevería a tomar decisiones que no solo afectaban a su empresa, sino a cada una de las personas que formaban la misma, así como a todos los stakeholders, los cuales también dependían de su organización.
De no poder conciliar el sueño, con esa decisión, pudo dormir la noche siguiente. Pero su decisión era firme, y no tomaría la decisión de qué rumbo tomar, hasta que no comprobara que la brújula era la adecuada, y sobre todo, medía bien.
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