“Un líder es como un pastor. Se queda detrás del rebaño
dejando que los animales más hábiles caminen adelante
mientras todos los demás los siguen sin darse cuenta
de que en realidad están siendo dirigidos desde la retaguardia”
Nelson Mandela
Irene se definía como una directiva que le gustaba montar equipos, construir organizaciones y ayudar a las personas a desarrollarse.
Desde su experiencia en la dirección de empresas y personas, entiende que el propósito es vital para cualquier profesional o proyecto. Ahora está más en la mesa porque las organizaciones son personas y las personas han alcanzado un nuevo nivel de conciencia; se trata de vivir más y mejor consigo mismo. Devolver parte de lo que se nos da, sabiendo que a la vez nuestra propuesta se refuerza y retroalimenta de manera consistente y real.
El propósito ha pasado de ser primero una herramienta de marketing, y posteriormente una forma de retener talento, a durante el proceso de obtener un propósito real y entendible dentro de las organizaciones, éstas darse cuenta de la importancia que ello supone para la correcta sostenibilidad de las mismas.
¿Por qué el apellido de humanista a lo del liderazgo?.- le preguntamos.
Como resumen, cree que el paso por la reciente pandemia nos hizo más humanos y nos ayudó a preguntarnos, tanto a nivel individual como a nivel compañía, para qué estamos aquí. Y el liderazgo humanista, en ese aspecto, rebasa la empresa para tener un verdadero impacto en la sociedad y dejar una huella realmente positiva tanto a nivel interno como externo.
Por otro lado, para Irene el liderazgo del futuro y eficaz debe de ser vulnerable. Piensa firmemente que hay fortaleza en reconocer los errores, pedir perdón. Si queremos transformar el mundo es necesario tener una vulnerabilidad que permita mejorar; esta fue una de sus frases que
No se le escapa la empatía activa como parte de su forma de liderar, la que impulsa a hacer cosas y maridarla con el liderazgo compartido, repartir el poder y liderar con equipos de personas con fortalezas diferentes. A día de hoy, se queda a un lado el líder 360 que hace todo bien, que para ella ya no existe y se pasa a un necesario trabajo de equipo con grupos de dirección que en diferentes especialidades se vuelcan en la consecución del verdadero propósito común, obviando intereses particulares.
Ser vulnerable es de valientes. Pero es que el liderazgo tiene que ser valiente. No pagan al líder por alto, guapo, simpático o más listo, sino por tomar decisiones, responsabilidad y por valentía. Irene recordaba a su mejor jefe, el cual le enseñó muchas veces a decir no sé; no pasaba nada, sino que el equipo se ponía a trabajar juntos, con él y a buscar soluciones, soluciones sinceras que hacían que la rueda rodara. Un equipo sincronizado y tendiendo a la excelencia formado por individualidades imperfectas que dudaban y crecían a través de la ayuda del resto cuando a problemas contestaban no sé.
Pero esto no va de sistemas y herramientas, sino de cambiar la cultura. Este liderazgo es más innovador, más creativo, más justo y que funciona con montar equipos de equipos. Todos deben sentirse líderes en sus áreas. Todos tienen una serie de fortalezas, y nadie tiene superiores como recordamos de antaño sino superiores que empujan, te hacen reflexionar y acaban guiando a su gente porque cree en el potencial de las personas, y hacen que los profesionales no esperen que las órdenes lleguen sino que crean valor por sí mismos.
Todo lo que se viva en la empresa debe ser consistente con los valores que se publiquen. Lo que se escribe debe coincidir con lo que se practique. Y el líder humanista pregunta, escucha, apunta, aprende y empuja fomentando la colaboración, la empatía y la vulnerabilidad.
Para Irene lo del cambio no es baladí. Y si hablamos de cultura, más difícil todavía. Por todo, se trata de ponernos metas pequeñas, micro-metas. No se puede cambiar ni mucho, ni rápido, pero debe hacerse un test por semana de hacer algo de modo diferente, medirlo y comprobar lo que ocurre. Y volver a retarse, micro-retarse, diría yo.
Y nos indicó de la importancia en la empresa de la correcta elección de la coalición del cambio. Nos hizo pensar en los que tienen influencia en la empresa, no en los que están arriba en la jerarquía ni en los que nos caen mejor, sino en esas personas que por motivos varios generan seguidores que toman la dirección que ven que esos líderes naturales deciden. Antagónicamente a los enemigos del cambio no se les debe hacer ni caso, y en algún caso apartarlos del proyecto, quitarlos de en medio, aunque esta parte sea dolorosa...
Tras un rato hablando de todo un poco, Irene tocó el tema de la salud mental y la importancia del bienestar de todo el personal por encima de todo, siendo el faro para todas las decisiones que deben tomarse en un contexto de incertidumbre global, guerras, inflación, etc...
Cuidar al personal es uno de los valores que siempre impone en la organización donde trabaja. Puso ejemplos que había implantado en empresas donde había trabajado como terapias pagadas para el que lo necesitaba, en otra ocasión probaron con dos viernes de vacaciones extras al mes cuando llegar a plazos implicaba trabajar al 110% durante largas jornadas, y significó cómo un colaborador, una vez pasó a su despacho, y le agradeció que liderara al equipo dejándoles que se equivoquen (esto reduce mucho el estrés), importando de verdad lo que se aprende para que no se repita nunca más el error y que se fijara el conocimiento para un continuo aumento de productividad del negocio y una verdadera mejora continua de los procesos.
Podíamos habernos quedado unas cuantas horas más, pero el personal tenía que cerrar y sentíamos que la luz del local no era de la misma intensidad que la que habíamos disfrutado durante la cena, además de sentir cómo no quedaba mesa, salvo la nuestra, sin los manteles blancos y bien planchados esperando el desayuno de los clientes del día siguiente por la mañana. Nos levantamos para retirarnos a nuestras habitaciones, satisfechos tras haber repasado temas de importancia y habiendo recibido una clase magistral sobre liderazgo, propósito, cultura y gestión del cambio, y yo sabía que tendría que escribir sobre todo lo escuchado activamente antes de que el tiempo borrara tanto bueno...
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