"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 17 de julio de 2022

PONIENDO EL FUTURO EN EL CENTRO DEL TABLERO

"El proyecto es el borrador del futuro. 

A veces, el futuro necesita cientos de borradores"


Jules Renard (1864-1910) 

Escritor y dramaturgo francés




Había decidido parar un par de días, y aprovechando conocer algo del futuro (muy poco, pero al menos sabía que tocaba ola de calor), sabía que sumando el finde le resultaban unas mini-vacaciones en un lugar más fresquito que su localidad del centro-sur peninsular.

Lo que no esperaba era encontrarse un rato con J. D. Giménez, un antiguo profesor de Economía, el cual le regaló un rato agradable mientras tomaban un refresco en la terraza de ese restaurante tan característico a pie de mar.

Hablaron de velocidad del cambio. De cazadores a recolectores, 100.000 años. De pastores a industriales, 12.000. De  fabricantes en masa a esclavizados por nuestros teléfonos inteligentes y pendientes de lo que dicen nuestros amigos o clientes sin conocernos, desde cualquier parte del mundo, digamos que un par de siglos.


Le planteó si merecía la pena jugar a futurólogos. Y la respuesta fue clara; sí. 

Y es que si no haces previsiones no solo no acertarás, sino que además llevarás tu nave, ya sea tu empresa, tu familia o tu vida, sin rumbo y a la deriva.

Fermín lo sabía, y como siempre comentaba, la vida era como un libro, y cada humano decide si ni lo lee, porque le da igual para donde le dirijan, lo lee porque otro lo ha escrito por él o lo mejor, decide escribirlo él mismo y aunque los acontecimientos le vayan cambiando el guion, él y solo él decidirá que camino tomar cuando los retos vayan bloqueando la senda favorita soñada y prevista.

Se trataba de vivir con proactividad, aunque basándose, eso sí, en unas normas básicas de convivencia que no están permitidas saltarse.

Surgieron de la charla algunas cuestiones que quedaron en el aire.

¿Cómo tenemos que crecer en nuestras organizaciones? Pues no creo que sea yendo en contra de una cohesión social que inunde nuestras empresas de unas guerras de clases entre los que supuestamente deberían colaborar para conseguir hacer más con menos. Por otro lado, tampoco creo que sea sin tener en el horizonte, de manera principal en el núcleo de la cuestión, el futuro del planeta.

La escasez de algunas materias primas que se están convirtiendo en básicas, el crecimiento poblacional, el componente geopolítico mundial, la digitalización, el mundo virtual y el cambio climático tienen que ser faros en los que nos debemos de fijar, al menos para no encallar, aunque todavía (ya va siendo tarde) no entendamos cómo y por qué son tan necesarios sus cuidados para el sostenimiento de nuestras vidas y negocios.

La revolución llegará, cada vez más rápido y cada vez más enérgica y monstruosamente demoledora. Muchos caerán tal y como hoy se conocen a sí mismos, y aunque aguantarán vivos (algunos), no será sino vagando por el mundo como auténticas empresas o profesionales zombies dignos de la mejor plataforma de streaming.

La opinión del maestro Giménez, no podía ser otra:

Ir siempre un paso por delante, aunque a veces atravesar la tormenta nos cueste mucho por eso de ser los primeros. No quedarse en leer la novela del futuro, sino cada uno en su tamaño, intentar escribirla, moldearla y si puede ser, crearla.

Le dio algunos consejos, como que leyera mucho, y no solo del tema de management, sino que evolucionara al tema de ficción como fuente de inspiración. 

También le cuestionó y animó para que conociera el universo de startup de su sector. Quién estaba jugando en la liga del futuro y qué oportunidades había para subirse a alguno de esos trenes. 

Le retó a intentar trabajar y no dejar de divertirse mientras lo hacía. Emails, sí. Redes, sí. Pero bloquea un tiempo de tu día, tu semana, tu mes a hacer algo creativo, algo que te exija hacer volar tu imaginación. De la pasividad a la actividad y la creación de nuevas ideas que te hagan sentir algo más que un barco a la deriva.

Y por último, le indicó que jugara a preparar múltiples escenarios para su negocio, para su vida, y que le asignara probabilidades. Eso sí, teniendo en cuenta que esos cisnes negros, de los que antes no se les conocía nada más que en cuentos y ahora sobrevuelan nuestras vidas de una manera recurrente, precipitada y sin previo aviso (como su definición indica), pueden volver a actuar y darle la vuelta a todo. 

Se despidió deseándole a Fermín que disfrutara a tope, que si el futuro no le parecía divertido, parte era seguro porque todavía no había empezado a jugar con el mismo, siendo éste el centro del tablero.

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