"Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes.
Pero no existe ninguna máquina
que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario"
Elbert Hubbard (1856-1915)
Ensayista estadounidense
Se le llenaba la boca de hablar de sus clientes, pero por lo que me comunicaba con sus palabras y hechos, había descuidado por completo al equipo de personas que componían su empresa, los que realmente generaban la propuesta de valor tratando con ellos, los clientes.
El cliente es el centro, el "boss", al que debemos cuidar...
¿Y qué ocurre con los empleados? ¿Qué dice sobre ellos el principio de medio plazo o del camino hacia el éxito? Sencillo pero no fácil: "Trata a tus empleados exactamente como quieres que ellos traten a tus mejores clientes".
Amén.
Yo lo tengo claro, y así se lo comentaba a Ismael, mientras tomábamos un largo café, suministrado por el amigo Enrico, espectacular, todo hay que decirlo.
Para ofrecer y dar algo diferente, que nos garantice la sostenibilidad de nuestro negocio, no solo tenemos que comprar el trabajo de las personas, su presentismo no basta para ser lo que nos hace distintos. La empresa que quiera y busque un factor diferencial para distinguirse requiere de sus empleados y equipos, además del factor trabajo, que éstos donen su corazón y además, pongan a disposición del proyecto su cerebro.
Bien nos lo repetía la profe Beatriz: "Cuidaros, si no queréis perecer, de intentar mantener en vuestro equipo mano de obra mientras otras organizaciones, vuestra competencia, cuida, hace crecer y enriquece su propio cerebro de obra".
Trabajo, corazón y cerebro como trío necesario para el éxito. Y es que con dinero se puede comprar el trabajo físico, la presencia, pero es imposible comprar el corazón de la gente. Y en su corazón está el entusiasmo y la lealtad, ingredientes necesarios para construir una oferta ganadora y sostenible en este mundo actual, más que nunca. Además, mucho se habla de empresas creativas e ingeniosas, lo cual es harto difícil sin que el personal done su cerebro a tal efecto. Usando el cerebro es posible que fluyan sus recursos intelectuales aparte de los físicos, surja la creatividad y el ingenio como servicio esencial a la causa.
"Y todo esto solo es posible si conseguimos que nuestro equipo ponga a disposición del negocio trabajo, corazón y cerebro".- Volví a incidir tras pedirnos un refresco mientras seguíamos conversando.
Creo que Ismael lo entendió, y su compromiso fue actuar de tal manera que trataría a su gente a partir de ahora como personas voluntarias. Al igual que entendemos que los clientes son voluntarios cuando compran en nuestras organizaciones, ya que no están obligados a comprarnos de por vida, eso mismo sería el mecanismo de trato hacia sus colaboradores y empleados. ¡Cuánta razón tenía!, realmente necesitamos personas que sean voluntarias, porque si no lo son, nunca nos aportarán algo que solo se puede hacer de manera voluntaria: el corazón y el cerebro.
El enfoque del control y la supervisión solo genera esclavos de la presencia y el avance del trabajo físico, repetitivo y monótono; vamos, lo que puede hacer una máquina, ya sea pesada, de precisión o una computadora. Pero al igual que no se puede amenazar y controlar a los clientes si queremos conseguir su fidelización, no se puede tratar de esta manera a nuestros empleados.
El enfoque de es que yo les doy trabajo hará que sus empleados no sean fieles, no trabajen duro y duren muy poco en su organización. Genere una oferta más allá del salario y el control, haga que el salario emocional, el trato, el proyecto y la misión invite a los colaboradores a poner a disposición de la causa corazón y cerebro.
EQUILIBRIO
Todo trata de equilibrio entre producir hoy y mantener la capacidad de producir mañana; corto plazo y medio/largo; trabajo y corazón/mente. Equilibrio en lograr en nuestra empresa, con nuestra gente, ese trío necesario para el éxito.