"Intento comprender la verdad, aunque esto comprometa mi ideología"
Graham Greene (1904-1991)
Novelista británico.
Parecía que todo había cambiado en Carla, pero ella me decía que seguía siendo la misma; eso sí, se sentía ahora como una persona en la organización que tenía influencia. Y es que tenía una voz que ahora era escuchada, respetada, valorada, o al menos ese era su sentimiento.
Se nos llena la boca de decir que el capital humano es lo más de nuestras compañías, qué una empresa tiene el nivel y el potencial del nivel y potencial de su gente, etc, etc...
Pues bien, esto pasa por cumplir para con el capital humano con unas de las necesidades de estos, los humanos, bueno, yo diría una de las necesidades de las más importantes, la necesidad de sentirse comprendido.
Carla se sentía influyente, y muchos podemos pensar que se trata de mejorar el proceso de comunicación, exponer las propias opiniones con mayor claridad y hablar con una mayor, diríamos persuasión. Pero pensemos en la comunicación y como siempre, la dualidad de la misma. ¿Qué de la otra parte, al otro lado del hilo de la conversación? ¿Existe actitud activa de escucha? ¿Estamos interesados en lo que nos dicen desde abajo, a nuestro lado, desde arriba?
Cuidado con la falta de humildad para en lugar de absorber la importante y valiosa información de los que nos quieren ayudar, desde todos los flancos, que nos lleva a ocuparnos solo de la preparación de nuestra respuesta, desperdiciando no pocas veces la posibilidad de aprender, mejorar, comprender y generar soluciones gracias a nuestro valioso equipo.
Carla siempre ha querido ayudar, ser valiosa, generar en positivo para su empresa, pero no había conseguido nunca sentirse importante; ahora sí, ahora se sentía comprendida.
Y daba las gracias a su jefe, al que le debía todo lo que era y lo definía como la persona de la organización que más había influido e inspirado en ella desde que había llegado a su puesto actual.
De hecho, la influencia comienza cuando se siente cómo la otra parte se abre a la influencia de uno mismo. Parece un juego de palabras, pero es complicado influir en alguien que no se siente escuchado atentamente, de una manera sincera. Y lo difícil es ser lo sumamente fuerte desde el plano emocional para escuchar de forma activa, dejar para luego los asuntos personales (tus asuntos), dejando correr el valioso tiempo volcándonos en comprender a la otra parte antes de liarnos a comunicar nuestras propias ideas, soltarnos a lo loco a hablar de nuestro libro.
Es tiempo de generar lo mejor de nosotros y de nuestras organizaciones; familias, amigos y sociedad no están exentos de lo que nuestro fin de ciclo necesita. El momento nos exige comprender e influir, en ese orden. El jefe de Carla lo entendió. Carla lo entendió. Influir pasa por comprendernos unos a otros y esto se inicia con el firme compromiso de al menos una persona dar el paso de escuchar en primer lugar para posteriormente ganarse el poder de ser escuchado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario