"Aceptar nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla
es la mejor manera de adaptarse a la realidad"
David Viscott (1938-1996)
Psiquiatra y escritor estadounidense
Nada es igual en casa, en las salidas con amigos, los cumples con la familia y por supuesto, en el trabajo.
El virus del 2020 nos ha arrebatado una forma de vida y hoy nos urge repensar comportamientos, interacciones y en definitiva nos apremia para reinventar todo lo que significa las relaciones interpersonales.
Toca diseñar las nuevas maneras y no quedarnos atrás en conseguir transmitir la confianza que necesitamos para emprender nuevas rutas, generar nuevos compañeros de viaje y extender nuestras redes para continuar generando riqueza en el mundo de los negocios, importantísimo para continuar moviendo esa rueda de la economía que ayude a no descarrilar industrias, sectores o incluso países.Seguridad y distancia entre iguales son claves para afrontar el golpe certero de un pequeño organismo que ha hecho temblar los cimientos de nuestro siglo. Este hecho nos ha mandado a casa, evitando que nos reuniéramos en nuestros lugares habituales de trabajo, llevándonos a un obligado y poco ensayado teletrabajo. También ha cambiado reuniones face-to-face, con visitas y abrazos programados, por video-llamadas y reuniones digitales frías, concisas y a veces poco emocionales, diría yo, que no permiten un "pasos a seguir" más allá del "ya si eso lo miramos y os decimos algo"...
Lo que es cierto es que lo digital y el distanciamiento cambiará nuestra manera de interactuar en nuestra especie, y este cambio modificará la cultura corporativa según fue moldeada en el pasado, en un entorno totalmente diferente.
Una vez sabido que no estamos en un mal sueño corto y pasajero, sino viviendo en un nuevo mundo real también comienzan a aparecer dudas. Incertidumbre sobre lo que hacemos hoy, decidiendo casi por nuestra cuenta, desconociendo si abusamos de las llamadas, si deberíamos empezar a visitar, con los nuevos protocolos de seguridad, pero iniciarnos de nuevo en el arte de tocar, acercarnos, mirar a los ojos sin pantallas de por medio. Dudas que debemos de ir dirimiendo tanto a nivel individual como en equipo; jefes, mandos, compañeros, amigos; todos debemos de ir abriendo la caja de las ideas para que la distancia no mate nuestra esencia social que acabaría eliminando nuestro yo interno.
Por todo, y navegando entre estas ideas y un mar de dudas, me planteo qué hacer para asegurar que nuestras raíces, nuestra cultura organizacional, nuestra esencia pueda perdurar e incluso mejorarse en este nuevo caldo de cultivo, y evitar que la situación (que no es pasajera) nos afecte en demasía.
Me lanzo con algunas ideas, intentando que sean parte de muchas más:
Caminar según hablamos (liderar con el ejemplo). En esta situación, más que nunca, no podemos predicar una cosa y ejecutar de otra manera. Se trata de ser fiel con nuestras decisiones y comportamientos a lo que decimos que somos o queremos ser.
Generar una nueva o nuevas tradiciones. Se trata de formar una serie de tradiciones que describan nuestra cultura de empresa y que sean guía para nuestros empleados presentes y los futuros que vayan incorporándose al proyecto, que aun siendo nuevo debe de seguir planificándose, permitiendo que la cultura se mantenga más viva que nunca.
Encontrar nuevas formas de comunicar. Nuevos medios y una comunicación multicanal es necesaria para asegurar que empleados, clientes, proveedores y resto de stakeholders tengan la información que necesitan, cuando la necesitan.
Crear comunidades. Construir maneras de que nuestros compañeros y nuestros grupos de interés tengan manera de mantenerse conectados. Comunidades en torno a intereses laborales e intereses de ocio que impliquen ahondar en conocimiento, aprender juntos, generar nuevas ideas y por qué no, disfrutar de tiempo libre unidos por causas comunes que les motiven para edificar cosas juntos.
Para terminar, un tema irrefutable es la incertidumbre que ha ocasionado el Covid-19 en nuestras organizaciones. Por ello, intentar volver a lo anterior, cambiar según lo ocurrido para dejarlo como nuevo estándar, o generar un mix de decisiones que englobe lo tradicional y lo nuevo siempre puede ser válido, pero entiendo que lo que hoy se hace urgente y obligatorio es crear una cultura de empresa flexible y capaz de adaptarse a todo lo nuevo que nos va a llegar; cada vez más rápido y sin duda, de una forma más enérgica y contundente.