"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 15 de julio de 2018

EL OLFATO (Y OTRAS COSAS) DE LA PRIMERA GENERACIÓN

"Juventud, ¿sabes que la tuya no es la primera generación 
que anhela una vida plena de belleza y libertad?"

Albert Einstein (1879-1955) 
Científico alemán nacionalizado estadounidense


Ha sido un gran fin de semana, pero algo de la cena del sábado no fue bien del todo, porque no fue precisamente una noche tranquila. 

Varias veces me desperté, y una de ellas me pilló soñando una pequeña historia, creo recordar que en un escenario tipo desierto, por allá del lejano oeste "americano", en la que aparecían dos personas, descansando, que por lo visto se conocían, y que fueron el origen de un gran imperio empresarial que existe hoy, en la actualidad.

Uno de ellos, el "vendedor", había quedado descansando al lado de su perseguido "cliente" durante mucho tiempo atrás. Ahora, el destino le había llevado a parar justo al lado, tal vez de manera casual, pero sí es verdad que el caballo ya no podía más; o paraba o reventaba.

Sus pichones eran, al menos, tan apetitosos y de tanta calidad que los que su "cliente" consumía; pero al mismo precio, tenía claro que como le había dicho en tantas ocasiones, nunca cambiaría de proveedor. No entendía el por qué sólo tenía al final la estrategia de bajar el precio. Pero no se le ocurría otra forma de conseguir que probara su material. Al menos hasta la noche que comenzaba.

El "cliente" abrió su equipaje y comenzó a comerse un pichón; tocaba cenar. Era un sueño, sí, pensé entre turbias y confusas visiones, pero no entendía que se lo comiera crudo, sin despiezar, e incluso sin desplumar. 

El "vendedor" descansaba tumbado hacia el lado contrario, sin hacer mucho caso, hasta que oyó cómo su compañero de zona de descanso casi se muere atragantado por las plumas, todas mezcladas con carne cruda y sobresaliendo de su boca, con los ojos fuera de sus órbitas (así se lo encontró nuestro protagonista). Saltó desde su manta desplegada a modo de lecho, y con maestría lo cogió por la espalda, abrazando su cuerpo y empujando con fuerza hasta que todo lo que tenía en la boca salió; y el "cliente", por suerte, volvió a respirar. 

Todo cambió desde ese minuto en el que había vuelto a vivir. Hablaron y se conocieron durante toda la noche. El "vendedor" preguntaba con el ánimo de saber cómo podía ayudar a su "cliente". Entre otras muchas cosas, conjuntamente, decidieron que a partir de ese día los pichones llegarían desplumados y separados por cada una de las partes que, por uso, se usan en diferentes tipos de comida, etc, etc...

Y así empezó todo. Hoy, los descendientes de ese inspirado "vendedor", fundador de la compañía, distribuyen productos de alimentación preparada en tres continentes diferentes. No sólo diseñan estos productos, sino que fabrican, distribuyen e incluso presentan sus productos a los clientes finales en una especie de restaurante "show room", siempre basados en grandes capitales gastronómicas de Europa, Asia y América.

Pero todo empezó con ese olfato del fundador y sus características especiales que tienen este tipo de personas únicas. 

Solo me queda dejar una serie de ideas que se desprenden de este sueño, condimentos para el triunfo:

- Es necesario que se tenga ese olfato para saber lo que puede llegar a funcionar. Esa visión.

- La consistencia y la perseverancia debe ser lo que haga que, aunque siempre nos rechacen, tenemos que seguir ahí, al pie del cañón.

- Cuando, por algo, ese cliente difícil nos necesite, allí debemos estar, preparados para solucionar su problema o cubrir su necesidad.

- Escucha al cliente. Esto es vital. No luches sólo por precio, minusvalorando tu producto.

- Nuevamente, escucha al cliente. Genera características en tu producto que le generen valor añadido. 

- Define esas ventajas sostenibles y sepárate del alcance de tus competidores.

- Fideliza y entiende, mediante la escucha activa, a tu cliente, para que tu producto se pueda adaptar incluso a lo que él no sabe que necesita. Define lo que no existe, cambia lo que parece obvio, disfruta con tu visión, con tu sueño.

- Y sobre todo, descansa cuando tu caballo no pueda más, a ser posible, al lado de tu "CLIENTE".

Historias pasadas de "lasemanadeedusanchez": Os dejo, en el siguiente enlace, lo que pasaba por este blog hace 3 años para los que se han incorporado tarde y también para los amigos nostálgicos que les gusta recordar.



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