La primera impresión es la que cuenta:
No la desaproveches, ya que, como dijo Groucho Marx:
“Nunca tendrá una segunda oportunidad para caer bien”.
Una de las cosas que más me gusta es poder disfrutar de nueva gente que te desprende algo, digamos "distinto" y que sólo con una simple pero profunda conversación te hace disfrutar y sobre todo, aprender.
Y esto es lo que me ocurrió esta semana cuando comenzó la reunión que teníamos y llegaron las tres personas de este futuro partner que tanto tiempo habíamos estado persiguiendo y que al fin nos había citado en sus instalaciones.
Todo fue bien y creo que esta mini-asociación nos permitirá avanzar a otra velocidad ya que seguro que servirá como palanca y el ritmo de generación del modelo de negocio podrá ser superior, seguro.
Pero hoy no toca profundizar en el plan de negocio, sino me gustaría comentar la sensación que me marcó en mi interior durante la cita y lo que fui capaz de describir ante la pregunta de mi socio, una vez de vuelta a casa, tras sellar el acuerdo.
Hemos estado con un gran líder, le dije mientras salíamos del parking en el que habíamos dejado el coche. Un gran líder, repetí...
Como os digo, me asombró la capacidad de liderazgo del responsable del trío, así como la forma de transmitirlo a través de un estilo de comunicación que sin duda, me causó una gran primera impresión. Y es que proyectar una imagen de confianza es vital para la motivación de la gente a tu cargo. En caso contrario, el personal que gestione proyectos con y para los lideres no tendrán fe en sus capacidades si el líder no se muestra confiado en sí mismo mientras comunica.
Además, para comunicar eficientemente es necesario e importante tener un cierto nivel de energía personal y como no, acompañado de un cierto grado de influencia sobre los otros. Y este era su caso, no se dudaba de la fuente en la que bebían los dos compañeros que estaban sentados a su lado; sus miradas, sus gestos y sus intervenciones denotaban una relación desigual, pero sin desprender pleitesía, sino una especie de "encantamiento". Aunque no llevábamos la batuta (las circunstancias no lo aconsejaban, dicho sea de paso), he de confesar que me sentía cómodo siguiendo y escuchando, por lo que no me molestó en absoluto que la reunión se alargara 45 minutos; total, era el último "round" de la jornada.
También, y esta parte la confirmó mi socio, era muy chocante, que aunque era el presidente de una empresa bien posicionada, no mostraba reparo en comunicar expresando una gran auténtica sinceridad, mostrando pasión por su trabajo, pero también en las tareas y los proyectos que tanto nosotros como su equipo le explicaban. ¡Era impresionante cómo nos hacía sentir importantes, y qué forma más sincera de mostrarlo!
Otra cosa interesante a destacar es que no sólo transmitía esa confianza en sí mismo, como dije al principio, sino que cuando tocaba ceder el paso a alguno de sus colegas, sobre todo en la parte más técnica del proyecto, lo hacía depositando una fuerte confianza que se traducía en seguridad para los suyos cada vez que pasaba el testigo. Lo hacía dando paso a su experto sin ninguna intención de interrumpir mientras éste exponía sus tareas y pensamientos. O sea, sabía cuando echarse a un lado y dejar que su equipo actuara conociendo que podían aportar más que él en esos temas específicos. Ni que decir tiene que esa demostración de confianza hacía que no existiera ningún nervio apreciable en los profesionales que debían dar lo mejor.
Pero, para terminar, y hablando de nervios, no creáis que detrás de estas características que observé había algún síntoma de dejación, relajación o estaba sobrado, nada de eso. Lo que se denotaba era una tensión en sus acciones que lo mantenía en estado de alerta, no dejando detalle al azar en cada uno de sus movimientos, gestos o comentarios. Esto demostraba que siempre se debe estar preparado para que cuando los temas necesiten algún pequeño retoque, por muy bien que vayan y además, esa tensión es la que permite la mejora que todo proceso merece y que es necesaria para superar los obstáculos y problemas que siempre, por muy preparado que tengamos todo, nos encontraremos en nuestro día a día.
Para terminar, y a modo de resumen, os dejo una pequeña lista que me hice cuando llegué a casa en una cuartilla, mientras cenaba esa misma noche y que seguro que me ayudarán a acercarme a esa forma de comunicar que me había dejado un poco asombrado, pero que creo que define el comportamiento de un gran líder.
Para causar una buena impresión:
- Muéstrate al comunicar confiado en ti mismo.
- Desprende energía e influencia en los tuyos.
- Muestra pasión en tu trabajo, se sincero, muestra interés en las tareas de los otros y colabora como el que más.
- Desarrolla confianza en tu equipo.
- Mantén la tensión para provocar una mejora continua en todo lo que hagas.
Para muestra, un botón y me permito sugeriros que dediquéis 3 minutos a ver el siguiente vídeo que evidencia todo lo escrito y si no cae en saco roto podréis usarlo como ejemplo varias veces al día desde el momento que lo veáis.
Nota: La experiencia nos enseña que debemos generar una gran orquesta liderada por un gran lider que permita producir un gran concierto.
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