"Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería.
Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal.
Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía,
y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil.
¿Es eso, de tonto y mentecato?"
Semana cargada de temas muy diversos, pero que no dejan de estar encadenados en mi plan de desarrollo de carrera. Estoy seguro que todos los puntos se conectarán a futuro, y esta certeza es lo que me hace desarrollar las actividades que resultan de oportunidades encontradas en el camino, que sin ser dispuestas por nada y nadie en el mismo, sí que parecen diseñadas para ir ampliando cada uno de los recursos personales, que tras echar la mirada atrás me han sido necesarios en cada uno de los quehaceres que la senda me ha ido requiriendo.
Todo va forjando una realidad que, como producto, debe dar la luz en el inicio del ejercicio entrante, permitiendo realizar un test de mercado que transformará las suposiciones en realidades, y que dictará sentencia justa conduciendo nuestras andanzas hacia nuevas y apasionantes metas.
Y como os cuento, tras la semana variopinta, ha llegado un fin de semana que me ha permitido descansar con la familia, y que nos ha llevado a disfrutar durante la tarde del sábado del musical "El hombre de la Mancha", que paraba por nuestra localidad.
Siempre, este tipo de actos permite la evasión total de nuestra cansina y repetitiva "conciencia", la cual se encarga como martillo pilón, de golpear con nuestros problemas una y otra vez a nuestra alma. Como dice un gran amigo, es difícil disfrutar del AHORA, cuando siempre estamos atrapados en nuestro pasado y a la vez, dirigidos por nuestro futuro. Además, en este caso, la tranquilidad que genera este tipo de obras viene acompañada de grandes aprendizajes para todo aquél que no se conforma con mantenerse en la zona cómoda, sino que necesita emprender nuevos caminos para intentar que su mundo, mejor dicho, el mundo en general sea cada vez un "poquito mejor".
Y es que mucho he visto en el musical de lo que veo ahora, por suerte, en una serie de personas abandonadas al emprendimiento con pasión. Ni que decir tiene, que a su lado, siempre llevan a una serie de personajes que pueden enmarcarse cómo Sanchos, Dulcineas y Sansones...
Pero centrándome en la figura del Quijote y su gran "Ideal", puedo prometer y prometo que su gran canto a su AMOR, así como la forma de resumir el por qué de sus andanzas y como no, sus sueños, me han tenido con la piel de gallina durante la sesión, haciéndome llorar al llegar la hora de su muerte, no por su descanso, sino porque con su locura había contagiado a todos los que estaban en su entorno y los había transformado en activistas de su PASIÓN (a todos y cada uno de aquellos que lo habían pre-juzgado y condenado de inicio).
Por todo lo vivido, tengo cada día más claro que para cambiar este mundo necesitamos personas como Don Quijote, emprendedoras, que sueñen un sueño imposible, que peleen aunque el enemigo sea invencible, que soporten el dolor, aunque sea insoportable y que se arriesguen, sí, arriesguen dirigiéndose donde los valientes no quieren ir... Sólo de esta forma el mundo avanzará, liderada por todos estos personajes que tachados de locos, al inicio, acaban escribiendo los principales avances en nuestra vida, y que, aunque nunca aparecen en la lista Forbes, sí que ayudan a su vecino, su amigo, su rival, consiguiendo transformar en grandes obras para el que las recibe lo que aparentemente son pequeñas ayudas para el que las aporta.
Y todo debe hacerse desde la perspectiva de lo que realmente es hacer el bien, lo cual no es quedarse al margen de la acción; la inacción también bloquea a la sociedad, permitiendo que la maldad congele nuestros corazones. Hay que hacer el bien actuando, incluso ayudando con amor al que nos daña e intentarlo incluso cuando las fuerzas no nos respondan. Don Quijote lo señala en la obra, mandando a su Señora a curar a los malandrines, con bastante mal desenlace para la misma, por cierto. Pero no se arrepiente, pues forma parte de sus leyes.
Y todo al final se resume en alcanzar nuestras metas, nuestros ideales, teniendo en nuestra vida un fin. Ese debe ser nuestro sino, el movimiento que nos impulse desde el corazón y nos conduzca a un éxito, que es el nuestro, el que nos proponemos, y que nadie puede imponernos. No importa lo lejos que lo veamos, ni lo desesperados que estemos, merece la pena y recordad que siempre somos nosotros mismos los que nos imponemos las ataduras y las cadenas.
Para terminar, no está exento el camino de peleas, batallas, palizas y cicatrices que demuestran la dureza de alcanzar nuestra "estrella" y por lo que debemos prepararnos a una lucha sin pausa, sin dudas, dispuestos a navegar por el infierno para algún día llegar a la causa celestial, o en caso contrario, haber intentado lo que nuestra alma nos pedía, con todas sus fuerzas, manteniendo nuestro corazón y conciencia "tranquila" y en "Paz".
Y al final, cuando nos retiremos, para siempre, a descansar, al menos nuestras heridas habrán servido para que el mundo dejado sea mejor.
Para muestra, un botón y me permito sugeriros que dediquéis 4 minutos a ver el siguiente vídeo que evidencia todo lo escrito y si no cae en saco roto podréis usarlo como ejemplo varias veces al día desde el momento que lo veáis.
Nota: Sólo queda pedir a los que crean en sus sueños que. ante cualquier vacilación, se apoyen en el Caballero de la Triste Figura, personaje que gracias a su sueño imposible se hizo inmortal, y la prueba es que nos inspira e inspirará por los siglos de los siglos...
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