"Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja"
San Agustín (354-430) Obispo y filósofo.
Una semana más de Agosto, y con esta y otra acabaremos con el verano. Se trata de llegar al nuevo curso con las pilas cargadas y con la esperanza de que todo empiece a ir mejor a partir de Septiembre, por la cuenta que nos tiene.
Ahora tendremos unas dos/tres semanas más deprimidas en cuestión de pedidos para entregar pero las previsiones y las ventas ya cerradas nos auguran un buen trimestre final para completar el año. No es para tirar cohetes, pero visto como está el patio no nos podemos quejar.
Por otro lado durante estos días de verano he coincidido con dos viejos conocidos del mundillo laboral y en ambos casos, al final hemos terminado hablando de la importancia del entorno provocado por un líder a la hora de conseguir los distintos objetivos tanto en el trabajo como en la vida.
Y sí, todo ello me ha hecho pensar y aunque en el momento estaba totalmente de acuerdo con ellos, tras analizar más en profundidad la hipótesis lanzada por su parte y casi elevada a rango de ley tengo que reconocer que es necesario matizar parte de esa "gran verdad" declarada por mis respetables colegas.
Y es que aunque el buen ambiente creado por el responsable de una empresa, un departamento o un grupo es fundamental, no todo termina ahí, no. Es necesario que ese liderazgo de "buen rollo" se combine con una buena gestión de la meta evitando que la barra libre acabe en bacanal.
Me explico: de nada sirve que el ambiente sea mejor que en nochevieja, en la puerta del sol y mientras suenan las campanadas si al final ni cambia el año, ni nos comemos las uvas y no podemos tener cerca de nosotros a nuestros seres más queridos para desearles un feliz año nuevo y lo mejor para el periodo que comienza.
Pues bien, esto mismo puede ocurrir en un ambiente empresarial en el que se provoca un bienestar constante, un "laissez faire " mediante el cual el personal disfruta de las jornadas laborales, incluso a veces prefiere quedarse una horas más ya que sus momentos mejores del día están sin duda en el horario de trabajo.
Tengo claro que en este extremo es muy probable que aunque en el corto plazo se esté cómodo, se funcione bastante bien e incluso el planteamiento se entienda como el lógico, al final del camino nos llevaremos la desagradable sorpresa que hemos llegado a la meta pero el objetivo no está cumplido. Y lo que es peor, los competidores con otro tipo de trabajo, esfuerzo y modelo de organización han llegado con nosotros pero mucho más preparados por lo que nos abatirán sin problemas a las primera de cambio.
Por todo esto, sí, estoy con vosotros, colegas, debemos liderar a nuestra gente con dulzura, sin autocracia y con la suficiente mano izquierda para que el ambiente no se enrarezca (disfrutando del camino) pero con la suficiente rectitud, enfoque, perseverancia y esfuerzo común para hacer posible que en el camino no se nos pierda ni un ápice de todo lo que necesitamos para conseguir nuestro objetivo de permanencia en este momento de la historia que nos ha tocado vivir.
Para muestra, un botón y me permito sugeriros que dediquéis 4 minutos a ver el siguiente vídeo que evidencia todo lo escrito y si no cae en saco roto podréis usarlo como ejemplo varias veces al día desde el momento que lo veáis.
El vídeo de la semana: NO DESCUIDES EL OBJETIVO
Nota: Queda claro que no se trata de llegar, sino que las alforjas estén llenas cuando alcanzamos la meta, ya que si no estaremos haciendo mucho ruido, y en definitiva disfrutando del camino en el presente pero nos estaremos alejando de nuestro objetivo y de nuestro "futuro bienestar".
Ser jefe es como ser padre, nadie te enseña, todos te dan consejos y al final siempre e equivocas, si no es con unos, es con otros, lo importante es aprender de los errores y poder mejorar
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