"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

domingo, 2 de octubre de 2022

GRANO A GRANO, SE FUE DEL GRANERO

"Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden. 

Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control"


Denis Diderot (1713-1784) 

Escritor francés



Le preguntó a su antiguo compañero el por qué había cambiado de trabajo y Sebastián lo tenía claro; no era solo un tema, pero tenía claro que cuando la empresa comete errores para ilusionar a su valioso personal, precisamente los buenos salen los primeros, entre otras cosas porque son los que más opciones tienen fuera de las paredes de la firma que defienden.


También es resaltable que nadie se va de una empresa de la noche a la mañana. Las circunstancias y lo que ocurre en la organización va limando y generando una pista de despegue que algún día, como aquella gota que colmó el vaso, sirve para salir hacia otra empresa o negocio que permita iniciar una nueva vida laboral volviendo a ser ese profesional que se fue quemando sin darse cuenta.

Se trata de estar convencidos que nuestro trabajo tiene un sentido, continuó Sebastián, por lo que se hace necesario recibir un feedback de qué estás haciendo para ser parte de la empresa, cómo lo haces y qué debes cambiar para seguir empujando hacia el objetivo de la misma.

Volviendo a lo que cada día le resultaba más tedioso y por qué había acabado decidiendo un cambio de aires, le fue relatando una serie de prácticas que desgastaron su motivación desde un tiempo a esta última etapa:

De un tiempo a esta parte veía cómo la confianza dada al inicio de su relación contractual se iba minimizando y tendía a una infinidad de normas que hacían imposible trabajar en un margen de confianza, crecimiento y creación de valor. Parecía un Gran Hermano continuo fiscalizando cada tarea, y cada decisión, haciéndolo sentir cada vez menos importante, valioso y sobre todo, minorando sus capacidades por las que según creía, había sido contratado.

Un trato igualitario también provocaba un gran malestar en su antiguo compañero, ya que independientemente que era uno de esos profesionales denominado tractores, tanto en posición como conocimientos y actitud, a la hora de generar una respuesta a los diferentes comportamientos en la empresa, el trato dispensado era idéntico. Esta parte había provocado una desmotivación total en una parte de la plantilla muy involucrada y comprometida a un nivel muy por encima de la media.

También había detectado que por diferentes motivos los responsables permitían un bajo rendimiento, dependiendo de quién fueras, o en el departamento que trabajaras. Se dice que en una banda de música el nivel lo marca el peor músico; pues esto ocurre también en una empresa: si dejas que un departamento baje el listón o un directivo en cuestión, la empresa tendrá como mucho el nivel que marca el rendimiento generado por esa pieza de la maquinaria. Y lo que es peor, los que tienen un buen rendimiento, al detectar complacencia, en lugar de tirar hacia arriba se dejarán arrastrar hacia abajo, algo o muy hartos de lo que comúnmente se suele indicar como "tirar del carro".

Además, desde hace tiempo, se había perdido cualquier fórmula de reconocimiento por la labor bien realizada. No había asomo de palmaditas en la espalda. Una felicitación a tiempo, sobre todo en el personal que ha trabajado duro y lo ha dado todo es fundamental, y más en tiempo de escasez de recursos que aderezan cualquier cesta de la compra. Felicitar muestra que se está atento a quién se deja la piel, que se valora el que hace bien su trabajo y es muy difícil que un mal trabajador se inicie en el arte de trabajar bien, pero no descartes que un buen profesional pueda pasarse al lado oscuro si las circunstancias y el tiempo lo atrae hacia ese grupo; casi siempre mediante un desgaste poco visible, eso sí.

También la presión que tenía su jefe, y él recibía de su jefe había sido parte de esa decisión de salir. Pasar casi 10 horas al día con alguien que no se preocupa de nada más que la tarea es muy duro. Sebastián piensa que en una relación tan cercana, el trabajo importa y mucho, pero las cuestiones personales influyen y se hace necesario cuidar cualquier problema. Sentirse humano es fundamental y para ello se necesita que te traten como tal. En definitiva, necesitaba que su entorno se preocupara de él, y esto incluía a sus compañeros y sobre todo, a su jefe.

Tampoco se explicaba por qué cada vez sabía menos de la gran foto que su empresa dibujaba y perseguía. Añoraba aquellos tiempos en el que su jefe le explicaba por qué hacían esto y por qué hacían lo otro. Conocía la misión al dedillo y sabía el por qué de su empresa. 

Pero eso era antes, porque ahora nadie le explicaba hacia donde caminaban. No conocía el propósito de todo lo que allí se cocía, y lo que era peor, madrugaba cada mañana habiendo perdido su propio propósito. Sí, iba, trabajaba, volvía, y una vez al mes, cobraba...

En definitiva, había dejado de pasárselo bien en el trabajo. Y una cosa tenía clara; si no disfrutas con lo que haces, entonces no darás nunca tu mejor. Divertirse es el mejor escudo para no quemarte, o no perder el sentido de tu trabajo, y por ello terminar el día sin poder agarrarte a unos buenos ratos de disfrute es como ir a la cárcel todos los días de tu vida, sin disponer de plan "b".


No te olvides, terminó Sebastián antes de dar por terminado el tema y levantarse a pedir otro refresco, no nos vamos de la empresa, sino de cómo nos tratan los managers y responsables, a veces actuando sobre nosotros, pero normalmente haciéndonos sentir como cualquiera o peor, como si no existiéramos.

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