"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

sábado, 8 de marzo de 2025

MUJER, LÍDER Y FARO: LA HISTORIA DE LA ABUELA ASCENSIÓN

"Sin la mujer, la vida es pura prosa"


Rubén Darío (1867-1916) 

Poeta y periodista nicaragüense



Ascen siempre visitaba a su abuelo en la residencia que vivía desde que su abuela Ascensión había partido hacia el cielo. Hoy, 8 de Marzo hacía un año de su partida, y su madre siempre le había dicho que no fue una casualidad que las hubiera dejado en este día tan señalado para su abuela.

Siempre que el tiempo les dejaba, cogía de la mano a su abuelo y salían a dar un paseo en el hermoso jardín que rodeaba el edificio. Se sentaban y hablaban todo el tiempo, él en un banco y ella en un columpio que estaba justo enfrente.

A Ascen le gustaba que le hablara de su abuela. De cómo habían creado la tienda primero, y la fábrica de embutidos después. Y a José le gustaba contarle a Ascen cómo el corazón de la familia que bombeaba y movía tanto la casa como el negocio siempre había sido su abuela.

Mujer y líder. En ese orden era cómo la definía. Ascensión se podía resumir como una mujer muy competente a la que los demás querían imitar, querían ser como ella. Y si algo movía a su abuela, según su abuelo, era que basaba su liderazgo en el servicio, orientando sus actos en hacer cosas por los demás.

"Por ser buena en lo que hacía y nunca olvidar a sus vecinos"; rezaba en la placa situada en la fachada de su primera vivienda en el pueblo, fruto del regalo de la primera alcaldesa de su pueblo natal cuando Ascensión cumplió 75 años.

Ascen le enseñó a José el último libro que estaba leyendo, y le contó que había una persona que era el jefecillo de una banda de barrio, pero que no le gustaba. El abuelo aprovechó y le habló del liderazgo negativo. Influye en los demás, por lo que ese señor es un líder, pero no todo lo de cualquier líder nos puede o nos debe atraer. Hay que tener cuidado con el liderazgo negativo, que puede atraernos pero llevarnos por el camino equivocado.

Ascen lo entendió. Suspiró. Tras unos minutos de silencio con los ojos cerrados, los abrió como platos y comentó que de mayor quería ser una gran mujer, y líder como su abuela.

El abuelo se emocionó, y sonrió. "Mira, Ascen, tú ya eres líder, pero no lo sabes. Te lo tienes que creer, estudiar mucho, pensar por ti misma, potenciar tus capacidades y sin darte cuenta todo este trabajo favorecerá el liderazgo que ya está contigo; tiene que crecer, florecer, pero la semilla ya la llevas dentro. Y como viste en tu abuela y notas en todo lo que hace tu madre, tienes que vivir de acuerdo a quién eres, y no a como te dicten desde fuera u otros quieren que seas.

José le explicó a Ascen que escuchará mucho sobre si el líder nace, o se hace, bla, bla, bla... Cómo decía tu abuela: "El líder se entrena; y ojalá no lo olvides nunca. Porque todo el mundo es líder, pero no todo el mundo desarrolla, vive el potencial, o vive el liderazgo actuando desde lo que es.

Tu abuela Ascensión no fue para nosotros el faro, la guía, nuestra líder familiar y empresarial por lo que mandaba sino por lo que atraía. No sabía mucho inglés, pero una vez me dijo tras volver de una charla de esas inspiracionales de las que le invitaban en Madrid , que esto del liderazgo se trataba de "pull" y no de "push"."

Y es que Ascensión atraía por su visión. Veía donde el resto no. Y era muy competente. Sabía lo que hablaba y lo que decía tenía lógica. No opinaba, sino que diseñaba el camino. Y nunca tiraba la piedra y escondía la mano. Por eso, la gente le escuchaba. Y aprendió otra palabra en inglés (José ésta pensaba que era inventada) que comentaba cuando algún charlatán le hacía perder el tiempo. "Este es un singer-morning".- decía levantando la mano como invitándolo a salir lejos, muy lejos, para que no volviera.

Y sobre todo, decía lo que hacía. Tenía grabado a fuego que debía de ser coherente. Y siempre estaba la primera, en lo bueno y en lo malo. Más en lo malo. Con carácter y firmeza. Y esto no significaba que no acariciaba la característica de la empatía. Firme cuando tocaba, pero la puerta abierta para recibir a los suyos, generando confianza, mostrando cercanía. Su despacho siempre estaba abierto, y nunca sacaba las plumas de pavo real a relucir, lo contrario, nunca se mostraba a nadie como alguien por encima del bien y del mal, como la que más sabía de algo, o como una persona superior ni en conocimientos ni en ninguna de sus virtudes.


Ascen le preguntó a su abuelo cómo Ascensión había derrochado tanta energía, de dónde la sacaba. José le explicó que nunca necesitó motivación exterior para ser como ella era. Toda la fuerza la encontraba en su pasión por el servicio. Arrastraba en la misión a todo el mundo, con una pasión desmedida, incluso cuando estaba cansada, le dolía la cabeza por sus malditas jaquecas, o en su última etapa con la enfermedad que se la llevó. Era consciente del bien que le podía hacer a los demás. Y lo hacía en cualquier circunstancia aun cuando se sentía fatal. No vivía de acuerdo a lo que sentía sino a lo que había elegido. Actuaba porque tenía un motivo, por un propósito, por una orientación máxima al servicio hacia los demás. Su familia, su empresa, sus vecinos, sus proveedores, sus clientes, sus trabajadores. Eran su gasolina.

Y no entendía el error como un fracaso. Decía que si aprendía algo con los errores no se podían definir como un fracaso. Y se hablaba a sí misma para no bloquearse, sino al contrario, para aprender y crecer en los obstáculos, en los golpes que la vida le suministraba. Cada uno decide si al caerse, según se hable en su conversación interna, está en un hoyo o está en una tumba. Ella prefería salir, y salir más fuerte y más sabia.

Decidía desde el corazón, interaccionando con el estómago y el cerebro. Era como un sistema interconectado. Decía que todo en su cuerpo, en su mente, en su familia y en su empresa se generaba por un sistema global que le llevaba hacía la interdependencia. Lo que movía en un sitio, afectaba en otro. Lo que cambiaba en alguna persona, afectaba al resto. Y los problemas los afrontaba como ese sistema que no funcionaba si no se diseñaba, construía y se vivía desde lo particular hacia lo global. 

"Y esto la hacía distinta. Y por eso la seguíamos todos.".- le dijo su abuelo, ya con los ojos cargados de líquido cristalino dispuesto a correr por las mejillas de un momento a otro.

Ascen se dio cuenta de cuanto echaba de menos su abuelo a Ascensión, y se sentó en el banco con él, cogiéndole la mano y dándole un beso.

"Veía el potencial en todas las personas de su entorno. Empoderó a tu madre, y a tus tíos. Sacó lo mejor de mi, que siempre me puse a su servicio y disfruté en la parte que ambos sabíamos que yo hacía bien. Recuerda que todo lo relativo a los pedidos y la logística de las entregas las hacía yo y el tío Julián. Primero con esa furgoneta de la foto de la recepción, y luego con los camiones de tu padrino Mario, el hijo del carretero..."


"Pero tu abuela lo que tenía era mucha fe. Eligió tener fe en el potencial de los recursos humanos que tenía en su plantilla y en su familia; vamos, en las personas. Desbloqueaba las mejores cualidades de su gente impulsando lo que mejor sabían hacer. Y como su entorno crecía, ella crecía. Amaba sin condiciones a todos los suyos. Y para ella el amor no era sentir, sino elegir."

Le señaló un árbol, y le dijo a su nieta que ese árbol les suministraba oxígeno sin necesidad de recibir nada a cambio de ellos. "Tu abuela era feliz por eso, porque sabía amar, sin trueque, sin contrato; igual que el árbol. Era feliz porque amaba sin concesiones, por lo que eran los suyos, sin pedir nunca nada a cambio."

Sonó la sirena y Ascen sabía que se había terminado la hora de la visita. Le había encantado este 8-M. Estaba deseando que llegara el próximo sábado. Pero antes le tocaba disfrutar el finde con su padre y la semana, desde el lunes, con su madre. Seguro que ambos disfrutarías mucho cuando les contara todo lo que el abuelo le había descubierto y enseñado de Ascensión; como líder, como abuela, pero sobre todo como Mujer.



Sirva esta entrada de homenaje a todas las mujeres que desde el inicio de los tiempos han liderado y lideran su empresa, su casa, su vida, su familia. Con mucho recorrido y mucho por recorrer, nos impulsan e impulsarán gracias a su visión inspiradora, su competencia, su carácter, su coherencia y sobre todo su Amor sin trueque, sin contrato, solo por su Vocación de Servicio.

domingo, 2 de marzo de 2025

MÁSCARAS Y PERCEPCIONES: EL PESO DE LA REPUTACIÓN EN EL JUEGO SOCIAL

"Una gran reputación es un gran ruido: 

cuando más aumenta, más se extiende; 

caen las leyes, las naciones, los monumentos; 

todo se desmorona. Pero el ruido subsiste"


Napoleón I (1769-1821) 

Emperador francés




Tiempo de carnaval. Disfraces puntuales. Pero pensé en el disfraz principal que nos trabajamos como individuos sociales y personas en un mundo cruel que mide al vecino sin pararse ni un minuto a mirarse a sí mismo ante el espejo. Me pareció bien llamar a ese disfraz reputación.

Todos tenemos un lado oculto, insondable, incluso para nuestros mejores amigos, nuestras parejas, nuestros más fieles colaboradores.


Y ese misterio que nos completa sería muy trabajoso de desvelar a la hora de juzgarnos o juzgar a los demás, por lo que preferimos obviarlo y medir al prójimo por lo que salta a la vista. Y de ahí la vital importancia de la reputación. 

Juzgar por las apariencias, la ropa, los gestos, las palabras y los hechos. Y de esta manera debemos de cuidar cualquier inflexión en nuestra ecuación de la vida. Sin saltos, ni quebrantos, ni cambios repentinos; sin sorpresas en la obra de nuestra línea vital.

Le pregunté por qué era así, y simplemente me contestó que para protegerse de su yo verdadero cualquier persona que quisiera vivir en sociedad debía de construir y mantener una reputación propia.

La reputación es un escudo protector muy potente, casi mágico. Oculta nuestro yo, y funciona como una herramienta poderosa y multiplicadora; tanto para crear atracción como repulsa. Y lo mismo realizado por dos personas con una reputación dispar y cultivada resulta preciosa o repugnante, y solo depende de quién realice ese acto; y por supuesto de su trabajo firme y tedioso alrededor de una siembra inicial, cuidada, que devolverá frutos para bien o para mal.


Recuerdo nítidamente a Rosa y cómo trabajó desde el inicio la característica de la astucia, siempre ayudando en deshacer entuertos, con maña, muy hábil para el engaño y difícil, en cambio, de dejarse engañar. Pícara y con gran disimulo en el arte de conseguir lo que se proponía. 

Consiguió que hablaran de ella, y de lo astuta que era. Consiguió ser diferente y que su habilidad corriera como la pólvora. Cocinó su reputación a fuego lento, sin prisa, y a la hora de negociar siempre se le requería en primera línea de la batalla, por lo que estaba en los momentos importantes del negocio tanto a nivel interno como en los principales acuerdos con stakeholders.

Consiguió que su reputación fuera sólida y exageró sus cualidades. Tras una etapa planeada y de mucho esfuerzo, pudo vivir de las rentas durante mucho tiempo con un mínimo de energía. Pero siempre con la precaución de no generar discontinuidad en la gráfica que representa su función. Seguir regando sigue siendo fundamental, me volvió a recordar cuando entendió que le había reprochado que la sombra de sus primeros años seguían provocando respeto e incluso miedo a la hora de enfrentarse a ella.

Rosa lo tenía claro, y su reputación la precedía, y gran parte del trabajo ya estaba hecho antes de salir a escena, antes de la primera palabra. Y esto significa que el éxito, muchas veces, se construye en cimientos de hechos pasados, los cuales enraízan en la memoria de personas que escucharon o vivieron historias sencillas, reales, que grabaron un mantra alrededor de precisamente eso, tu reputación.

Y todo lo comentado valía para al contrario, una mala reputación. Difícil de eliminar de nuestro yo cuando nos cuelgan un "sambenito". Podríamos asociarnos a alguien diferente a esa característica, antagónico, e intentar aprovechar la unión para alejarnos de esa culpa o de ese desprecio que nace de una acción y que no debe ser algo que proviene de nuestro ADN.




Terminó indicándome que para ella la reputación era un tesoro, que cuidó desde su nacimiento, y que nunca se debe subestimar el preservarla y cuidarla con meditado cuidado. Y anotó que cuando se tiene menos poder que un contrario, a veces atacar la reputación de la otra parte provoca en él más perdidas que lo que puede ocasionar daños en primera persona, sin la necesidad de enojarse o defenderse ante comentarios ofensivos. En definitiva, si no se destruye inteligentemente la reputación del contrario, se estará minando la de uno mismo.

Somos seres sociales, vivimos sí o sí en sociedad, por lo que nuestras acciones no pueden estar al margen de lo que piense nuestro entorno. No se gana desatendiendo nuestra reputación, porque si no nos importan lo que digan o piensen los demás, dejaremos que en muchos casos decidan sobre nosotros cuando no estemos presentes. Y si queremos y debemos ser dueños de nuestro destino tendremos que ayudarnos con nuestro disfraz, nuestra coraza, a que los vientos que nos acompañan en nuestra navegación en el mar de la vida sean los más favorables a nuestra embarcación y nuestras velas permitiéndonos alcanzar nuestro objetivo final.