"Poesía es la unión de dos palabras
que uno nunca supuso que pudieran juntarse,
y que forman algo así como un misterio"
Federico García Lorca (1898-1936)
Poeta y dramaturgo español
Las relaciones personales son clave en este mundo dominado por pantallas e inteligencias artificiales. Ni que decir tiene que aún hoy siguen gestionándose intercambios comerciales mediante generación de decisiones individuales basadas en la confianza, los hábitos y el feeling que se ha generado o se genera entre personas que caen bien y simplemente, conectan.
Un ejemplo era Miguel y precisamente este sábado, en la sobremesa, Julián y yo acabamos hablando sobre él.
Generaba un efecto especial como de pegamento entre las diferentes personalidades de un grupo; era la masilla que unía y hacía que muchas diferencias formaran un todo estable, en no solo un foro, sino en diferentes eventos o circunstancias.
Me preguntaba por qué, y Julián intentó sintetizar algunas claves, según su criterio. Me indicó que Miguel, en primer lugar, era una persona auténtica. Siempre se mostraba como realmente es, transparente tanto en sus fortalezas como en sus debilidades. Y de esta manera era sencillo confiar en alguien como él, genuino, transparente.
Resaltó también su gran generosidad. Había una quedada, allí estaba Miguel para encargarse de preparar, cocinar, comprar... Ni que decir tiene de cuando tocaba echar una mano a alguien. Además lo que le generaba esa atracción era la manera de actuar desinteresada. Le daba la vida, diría yo. Y no cabe duda que esta manera de vivir le causaba reciprocidad; cuanto tocaba ayudarle, nunca se quedaba solo, sino que al contrario, a veces tenía que indicarnos que no hacía falta, que ya lo tenía resuelto con la ayuda de éste o aquél.
Sabía cuándo tocaba y cuándo no, pero diría y en esto coincidimos los dos, de pararnos en la capacidad de Miguel para vivir la vida con un cierto toque de humor. Hacía práctico eso de no tomarse muy en serio a sí mismo. Y transmitía esa fórmula de reírse con los demás, y no de los demás, creando unos lazos instantáneos incluso en esas primeras ocasiones que el no conocer a la otra persona nos hace mantenernos distantes y serios. Él no, sabía romper el hielo y dotar al ambiente de distensión, poniendo como comentábamos humor en su justa medida.
Y ni que decir tiene que era un experto en buscar, encontrar y generar conexiones. Es una máquina de poner en contacto unas personas con otras. Sabe que no siempre se puede ayudar de manera directa, pero que hasta 3 niveles de conexión es loable y ayuda si eres capaz de pensar más allá del yo y del ahora. Presenta, provoca uniones si visiona sinergias, y ayuda a que muchos hagan negocio, incluso cuando a él, de manera directa, no se ve afectado; sabe cuando no toca, por lo que normalmente, conecta, presenta, y desaparece hasta que es nuevamente llamado o puede aportar valor.
Y para terminar, no nos cansamos de referir su innegable e infinita energía. Sabiendo que para vender hace falta energía, para comprar hace falta energía, para generar negocio hace falta energía, en definitiva, para vivir. Pues bien, inspirar no es algo que se genere sin esas pilas cargadas, y esto tampoco le faltaba. Derrocha pasión, entusiasmo, capacidad de conectar, y repitiéndose, Julián remató evaluando una gran potencia en inspirar metas, caminos, propósitos, los cuales debido a todo el magnetismo que genera hacen de Miguel un líder carismático y no solo a primera vista, sino en el medio y largo plazo, cumpliendo el reto de generar equipos sostenibles y duraderos.
Nos despedimos tras un buen rato, no sin antes llamar a Miguel por teléfono, y asegurar que antes de que llegue el periodo vacacional nos podamos ver los tres, como todos los años, para ponernos al día de lo acontecido en la primera mitad del año, y continuar una bonita amistad que ha generado muchas horas de mutuo aprendizaje, y que sirve también para no olvidarnos, ni Julián ni yo, de quién fue la persona que nos presentó; imaginen quién pude ser...