"Para crear debes ser consciente de las tradiciones,
pero para mantener las tradiciones debes de crear algo nuevo"
Carlos Fuentes (1929-2012)
Periodista y escritor mexicano
Judith me impactó porque cuando te dicen que vas a conocer a una Directora/propietaria de una empresa tan importante piensas en todo menos en la humildad y confianza que brota de cada palabra que cruzas en cualquier momento de la conversación con ella.
Cuenta que su padre, fundador junto a su tío y un vecino, por amistad y una gran dosis de resiliencia basada en una energía llamada ilusión crearon la empresa, en este caso no en una cochera o un patio trasero, sino en una cocina familiar.
La semilla, el germen del que se nace y se nutre la empresa en sus inicios impregnan los valores de la misma, si se es capaz de aguantar los envites duros de un negocio cuando se inicia, crece y si es posible, se escala y reproduce.
Judith habla de compañerismo, ayudar a las personas a alcanzar sus objetivos de vida, y todo resuena a un enfoque de liderazgo humanista, el cual se refleja en el producto, las operaciones y en definitiva una imagen de marca y de empresa que tiene visos de perdurar, si nada se tuerce.
Pasó de fabricar y distribuir solo sus productos a distribuir para lo que desde nuestras cortas luces nosotros definiríamos como "competidores". Además, esos competidores en algunos casos son más fuertes, más grandes, e incluso multinacionales que pudieran parecer los principales tiburones con papeletas para comerse su empresa.
Pero es una visionaria, como lo era su padre, y su éxito fue romper barreras mentales que hoy otras empresas locales no fueron capaces de abordar; y por desgracia, la mayoría de éstas no existen y solo quedan en recuerdos, fábricas cerradas y algún que otro trabajador que cuenta a hijos y a nietos lo buenos que eran en aquél entonces, con el "yo me lo guiso, yo me lo como" o "más vale solo que mal acompañado" o el no por ser el último ejemplo menos cruel "virgencita que me quede como estoy".
Me habló de su filial en Francia, los 27 países a los que exportan, y de nuevo, cifras de facturación y personas que han alcanzado y que para mí solo me hacen sentir un escalofrío de esos que te dejan pensando "cómo serán capaces de dirigir, seguir, mejorar y cuidar tanto, en tantos sitios, y tan bueno".
Su objetivo: seguir haciendo crecer el negocio, seguir construyendo sobre lo anterior, y pasar de un modelo nacional con exportación a una visión global internacional.
Su juventud era una responsabilidad extra para cuando decide el Consejo que dirigiera la empresa. Pero su equipo apoyó y ayudó en todo momento. Y sus propuestas no estaban condicionadas por la famosa mochila llena de prejuicios que genera la experiencia y el pasado. Para Judith, la base es la escucha activa. Y por mucho que estudiemos las presentaciones de Power, en la web, etc... lo que importa es lo que se aprende de los equipos, en el terreno, en la fábrica, en el centro de distribución, en la reunión de mejora continua o en la de resolución de conflictos o reclamaciones...
Me quedo cuando dijo que todo el personal es parte de la generación de un proyecto de éxito y hace bien su trabajo, por lo que hay de aquél que no entienda la importancia de escuchar, y sobre todo, aprender del que hace, y no del que dice.
Hablamos un rato largo de tecnología, volviendo a caer en la importancia de las personas. Digitalizar para competir. Procesamiento de datos. Inversiones en nuevos procesos. Pero siempre, y para mí es un asunto para insistir, el peso de la responsabilidad recae en cómo y quién organiza el equipo humano. Sin personas, las empresas son cuerpos sin alma. Y pueden de manera mecánica funcionar por un tiempo, pero sin energía vital en algún momento se apagarán y morirán.
Volviendo a la decisión de poner sus medios de distribución a disposición de marcas competidoras. Solo me salía: VALIENTE. Me contó que esta parte les regaló estar al día en todas las últimas tendencias en su mercado. Era tener dentro de casa una universidad continua enseñando a sus equipos lo último de lo último. Sin darse cuenta, sus competidores se convirtieron no solo en maestros, sino también en socios.
Ellos por su parte, a la hora de coopetir, con su estructura familiar pudieron ofrecer mayor agilidad, y siempre aspiraron a dejar un legado positivo; o sea, adoptar un enfoque a más largo plazo forjando relaciones profundas basadas en la confianza entre las personas que forman el equipo, proveedores, clientes y esos socios comerciales o aliados que tanto han hecho, cada uno en su área, para llevar a la empresa donde está hoy posicionada.
Como nos decía, siempre en las reuniones de consejo, Judith pregunta cómo pueden actuar para garantizar el futuro de la empresa dentro de 20, 30 ó más años. Se trata de cómo juntos se puede seguir creando valor sin dejar de ser fieles a sus principios y valores.
Cómo crecer, cuál debe ser la senda, responsabilidad social, sostenibilidad medioambiental; todo está bien, pero no puede nunca olvidarse el aspecto económico, y los resultados exigidos a corto.
Terminó despidiéndose recordando cómo lo que hoy son acuerdos comerciales entre empresas que se hacen más fuertes y más resistentes gracias a unir esfuerzos su padre los llamaba pactos (a veces bastaba un apretón de manos tras una buena comida). Y de eso iba su forma de actuar ahora, de respetar los pactos. Y de no romperlos cuando previamente se había asegurado de que eran buenos y equilibrados para las partes. Su apuesta no era diferente, y el impulso de las relaciones de confianza entre empresas, la innovación y la mejora continua seguirían siendo pilares de su empresa, actual y futura.
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