"La integridad del hombre se mide por su conducta, no por sus profesiones"
Juvenal (67-127)
Poeta satírico romano.
Me preguntaron el por qué siempre había trabajado con Rafa, independientemente que ya llevaba tres proyectos, dos en la actual empresa y otro en donde nos habíamos iniciado tras terminar la universidad.
Para mí estaba muy claro. Era el mejor jefe del mundo. Y no por lo que sabía del sector, que lo conocía en modo "experto", sino en la manera que llevaba al equipo y trabaja a todos los que formaban parte de su empresa, tanto si estaban en su departamento como si no.
No quise dejar pasar la oportunidad de describir las características que lo hacían único en el trato y que lo elevaban de jefe a líder.
En primer lugar, siempre estaba esforzándose en comprender a la otra parte. Sabiendo lo que los otros querían en cada momento, conociéndolos de verdad, sabía cual era la mejor manera de trabajar juntos, haciendo que lo que es o parece una minucia, si es importante para su colaborador o cliente, se convierta en una verdadera misión prioritaria.
Esta obsesión por comprender a la otra parte, le llevaba directamente a una segunda característica: prestar atención a las pequeñas cosas, por mínimas que nos parezcan al resto de los humanos. Nunca tenía una pequeña falta de respeto, no dejaba asperezas en el camino, tenía claro que las cosas grandes se construían en el día a día con las cosas pequeñas. Le da una importancia máxima a pequeñas atenciones y felicitaciones por temas que para nosotros son del día a día, nuestra obligación, pero para él son temas bien hechos, y dignos de felicitar haciéndolos grandes, casi gestas.
Resaltar que es un profesional en el que se puede confiar al cien por cien. Nunca, y mira que hemos recorrido retos, proyectos, y muchos cambios de planes, nunca le he visto romper una promesa. Mantener sus compromisos es algo que le caracteriza y puedo prometer que lo cumple a rajatabla. Si se promete, se cumple. Nadie merece entender que algo sucederá y posteriormente, cuando esto no pasa, correr un tupido velo como si no pasara nada. Una promesa no cumplida es una pérdida de confianza para las siguientes actividades en común. Y sin confianza no se podrán construir esperanzas, las cuales se construyen en torno a promesas de personas confiables. A veces las circunstancias hacen no poder llevar a cabo una promesa, pero en esos casos, Rafa ha explicado concienzudamente los motivos por los que el barco debe de cambiar el rumbo y sobre todo, ha demostrado que para llegar a esta situación a hecho todo lo que estaba en sus manos para cumplir su promesa.
Avanzando en las características que me hacen estar convencido de lo buen líder que es mi superior, pongo en valor la capacidad que tiene para aclarar lo que espera de cada una de las personas que formamos su equipo. Es un maestro en describir las expectativas, tanto hablando de lo que espera de un profesional, como de lo que espera de cualquier proyecto que se inicia en torno a la empresa o al equipo de trabajo. Siempre me ha dicho que cree firmemente en que casi todas las dificultades que van apareciendo en cualquier relación se debe a no tener claras las expectativas. O son antagónicas para las partes o son ambiguas en torno a los objetivos. Qué se pretende, quién lo debe hacer, para cuándo, etc... No solo explicaba lo que había que hacer, sino el resto de lo que esperaba de cada parte, cuando lo quería, y sobre todo, el por qué...
Cualquier nueva situación o nueva tarea, es explicada en cuanto a las expectativas explícitas desde su punto de vista. Sabe que al principio, el tiempo invertido es mayor, pero reconoce que ahorra muchos recursos (monetarios y temporales) en el trayecto completo de cualquier reto. Ni que decir tiene que es un profesional con mucho coraje, ya que afronta las diferencias siempre de cara, en lugar de meter la cabeza en un hoyo y pensar que todo marchará bien, sin problemas. Trabaja sacando a la luz las diferencias, pero a la larga, consigue que todos alcancemos las metas entendiendo mejor los proyectos que nos encarga.
Definirlo como una persona íntegra es la característica que más valoro en Rafa. Esta parte hace que genere confianza en su entorno, siempre. Promete, aclara, cumple. Vive como habla. Lidera con el ejemplo y es leal con todo el mundo; con los que estamos en un momento dado y con los que no están presentes. Fue la primera persona que vi, y es un hábito que mantiene, defendiendo a quién está ausente. Y si no tiene datos, zanja la conversación para obtenerlos o esperar una oportunidad para que el profesional que no está pueda defenderse. Tengo claro que es una persona totalmente íntegra, y que en mi ausencia me trata con la misma educación y señorío con el que trata a todo el mundo. De esta manera tiene mi confianza, la de sus colegas y clientes, además de la de sus jefes directos.
Para terminar, llegados a este punto me gustaría reconocer que es humano. Mi jefe se equivoca, sí. Pero su fuerte carácter, que lo tiene, le hace disculparse normalmente muy rápido. Y lo hace de corazón, de verdad. Creo que su seguridad y el autodominio le genera esa capacidad de la disculpa sincera. Sabe que es bueno, que es fuerte y que es un gran dominador de su trabajo, pero precisamente por eso no le duele en prenda pedir perdón. Y eso hace que nos tenga ganados. Y eso hace que nos perdone los errores, nos invite a errar para explorar nuevos territorios, avanzar en proyectos de investigación, pero a la vez no permita en nadie de su equipo la mala intención, la desgana y la justificación por orgullo que pretende encubrir el error. Disculpa sincera, como última característica de un gran líder.
Seguro que como persona y profesional, hay muchas más características que observas en tu día a día en jefes, colegas y subordinados. Pues este es tu momento, aquí y ahora, para comentar y complementar este listado. Seguro que entre todos generamos un glosario de características que nos sirvan de guía para intentar aumentar y mejorar nuestro liderazgo, que tanta falta hace en estos tiempos convulsos, de cambio y de total incertidumbre.
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